Shin no nakama janai to Yuusha (NL)

Volumen 9

Capítulo 2: El Hada Enamorada Y El Cardenal Codicioso En El Punto De Mira

Parte 1

El puerto de Zoltan estaba situado un poco más allá de la desembocadura del río, lo suficiente para que el barco del señor de los demonios no pudiera alcanzarlo.

Van el Héroe desembarcó en el puerto de Zoltan en un yate bajado de la Vendidad.

“¿Está bien mantener a la tripulación en el barco?” preguntó Van mientras saltaba al muelle.

“Los marineros son cobardes que huirán en cuanto toquen tierra firme. Un punto clave cuando se navega por los mares es no dejarles bajar del barco si es posible”. Ljubo hablaba con sagacidad, pero su rostro estaba pálido por el mareo.

“No es prudente dejarlos desembarcar a todos a la vez, pero es común dejarlos desembarcar en turnos rotativos”. La guerrera enmascarada Esta parecía cansada al pisar el muelle.

“Yo me ocuparé del equipaje”.

El escudero de Esta, Albert, utilizó con destreza su prótesis de mano derecha para descargar las pertenencias del grupo de la barca.

Una pequeña figura observaba perezosamente desde su posición en el hombro de Van.

“…Hmph.”

“¿Hmm? ¿Qué pasa?”

“Los humanos son criaturas poco fiables… ¡Excepto tú, claro, Van!”. Lavender le besó la mejilla.

El grupo de Van el Héroe había regresado.

“Los mares del sur fueron un buen viaje. No va mucha gente, así que había muchos monstruos con altos niveles de bendición”. Van sonrió con satisfacción.

No tenía cicatrices, ya que se había restaurado completamente con Manos Curativas, pero su armadura mostraba signos de daños. Tendría que ser reparada.

“Definitivamente soy más fuerte ahora. ¡Quiero ver si mi fuerza es suficiente para derrotar al enemigo del Héroe de inmediato!”

“¡Seguro que ganarás la próxima vez! ¡Ya que lucharé contigo!”

Van y Lavender se excitaban. Sin embargo, Esta, Albert y Ljubo mostraban expresiones graves.

“Cardenal Ljubo.” La voz de Esta era fría. “¿Hay alguna razón para poner en peligro al Héroe aquí?”

“…Un guerrero aquí en medio de la nada seguramente no es nada para él.”

“¿De verdad crees eso? Tú mismo lo viste, ¿no? Estaba al borde de la muerte. ¿Crees que tú o yo podríamos lograrlo?”

“Hmph. Efectivamente. Es preocupante. Pero sigue siendo imposible aceptar que un guerrero tan poderoso viva en este remanso.”

“No se puede negar que Van fue totalmente derrotado”. “Esta, esta es una orden como su empleador.”

“Señor.

“Investiga la identidad de la chica que derrotó a Van. Retendré al chico hasta que sepas más”.

“Recopilar información no es mi fuerte, y poco puedo hacer sin saber cómo es… pero supongo que soy el mejor para el trabajo en este partido. Entendido. Albert y yo lo investigaremos”.

“Tan pronto como puedas”.

Esto es afortunado, al menos. Ahora es menos probable que Van ataque repentinamente a Ruti. Sólo tengo que encontrar un hueco para reunirme con los demás, pensó Esta. Sabía que ya nada de lo que dijera podría detener a Van. Es patético, pero tengo que confiar en ellos.

Bajó los ojos y se burló de sí misma tras la máscara. Pero el autoengaño duró sólo un instante. Al segundo siguiente, ya miraba al frente y seguía adelante.

Hmmm…

Estaba disfrazado de comerciante de carretera en las afueras del puerto, observando a Van y a los demás.

La bendición de Van había aumentado trece niveles desde que luchó contra mí.

Era un ritmo de crecimiento imposible para tan poco tiempo. Sin duda, había luchado contra monstruos día y noche durante todo el tiempo que estuvo fuera, llevándose a sí mismo al límite.

Supongo que eso significa que puedo achacar el ambiente sombrío procedente de la Vendidad a las bajas de la tripulación.

Van no era el primero que trataba mal a sus marineros, pero me preguntaba cómo aguantaría la moral cuando le llegara el momento de navegar con aquel navío alrededor del mundo para luchar contra el ejército del señor de los demonios.

Pero no era mi responsabilidad preocuparme por eso. Tenía que concentrarme en esa hada excitable en el hombro de Van.

Tisse observaba desde un lugar situado al otro lado del puerto, y Lavender se concentró en esa dirección. El hada había detectado a un asesino de talla mundial, una hazaña que ni siquiera los demonios de mayor nivel podían lograr.

Nada había sugerido antes que Lavender desconfiara especialmente de Tisse. Si lo hubiera sido, habría reaccionado de algún modo cuando Tisse se unió al grupo de Van para expulsar a los gigantes de las colinas.

Tal vez era capaz de ver a través del sigilo de Tisse porque la había conocido antes. Lavender podría haber memorizado alguna cualidad desconocida para los humanos y ser capaz de percibirla dentro de un cierto rango.

Qué habilidad tan problemática.

El verdadero problema era la distancia. Tisse estaba a unos trescientos metros del grupo de Van. Supuse que había sido optimista suponer que esa distancia era suficiente. Lo mejor era suponer que Lavender poseía alguna habilidad sensorial de increíble largo alcance, muy parecida a la archienemiga Undine, que había sido capaz de detectarme moviéndome por el río.

Lavender también podría sentir curiosidad por el paradero de Esta y Albert, así que era mejor no dejar que Tisse se reuniera con ellos.

Entonces… ¿qué clase de hada es?

No era una especialista en hadas, pero conocía al menos un poco de la mayoría de sus variedades gracias al estudio de los libros. Había muchas cosas sobre las hadas que seguían siendo un misterio para los humanos, así que no podía afirmar que conociera todos los subconjuntos. Sin embargo, Lavender tenía algo extraño que la diferenciaba de todas las demás hadas que había conocido.

Parecía un duendecillo normal, pero era una fachada. Mi instinto me decía que esa no era su verdadera forma.

“¿Rit estará bien?”

Me preocupaba un poco que Lavender se enterara de la existencia de Rit.

Al atardecer del día siguiente, Rit y Danan caminaban por un camino de las afueras de Zoltan, cada uno con una capa con una profunda capucha.

No intentaron ocultar sus movimientos, pero nadie reparó en ellos.

Caminaban sin ruido y sin presencia. Si una persona normal los hubiera visto, no habría notado nada. La única persona cercana que logró verlos fue Galatine, un alto cargo del Gremio de Aventureros que estaba disfrutando de un filete en un café de la carretera.

Al ver a Rit, dejó de comer por un momento. Pero tras pensárselo un momento, decidió volver a su comida. Decidió que no había forma de que Rit hiciera esto sin una buena razón, y que probablemente se refería al problema de Van que estaba causando revuelo en la ciudad. Era mejor dejarla sola que actuar sin saberlo y desbaratar el plan.

Galatine confiaba en Rit y sus camaradas lo suficiente como para confiarles el futuro de Zoltan.

“Tomaré un poco de vino, por favor.”

“Claro que sí”.

Una alegre camarera trajo una botella de tinto.

Galatine prefirió olvidarse de las dos figuras que había espiado hasta que se le necesitara, contentándose con escuchar el vino que se vertía en la copa.

Rit y Danan entraron en un callejón.

“Colándote a nuestro alrededor, enmascarando tus presencias. ¿Estás tratando de fastidiarme?”

Allí les esperaba una pequeña hada con los brazos cruzados. Danan silbó. “Salió como dijiste que saldría”.

“Así pasa con la gente que confía en su fuerza”.

Rit sonrió desde el interior de su profunda capucha.

Separar a Lavender de Van había resultado un obstáculo difícil de superar. Sin embargo, Rit había aprovechado el desprecio de Lavender por la mayoría de los humanos.

¿Cómo reaccionaría alguien al darse cuenta de que le están espiando a escondidas?

Rit se mantendría en guardia e investigaría a los que la investigaran. Sin embargo, Lavender pensaba poco en los humanos. Las figuras ocultas no eran diferentes de las molestas moscas que zumbaban a su alrededor. Ella las espantaba y, si resultaban especialmente molestas, las azotaba. En cualquier caso, su respuesta siempre implicaba una confrontación.

“Debo advertirte que estoy de mal humor. Pisar unas cuantas hormigas podría hacerme sentir mejor”. El tono de Lavender no era un farol. Sus palabras eran totalmente sinceras. No era descartable que atacara en cualquier momento.

Sin embargo, Rit no vaciló. “Cierto, y sin Van alrededor, puedes incluso ponerte serio”.

“¿Qué has dicho?”

“Soy un Explorador de Espíritus. Tengo la habilidad de controlar espíritus… Puedo ver que tu pequeño cuerpo no es más que una sombra de tu verdadera naturaleza.”

“Ohh…” La expresión de Lavender cambió.

“Tu verdadera naturaleza es un poder salvaje y gigantesco… el tipo de presencia que aterrorizaría a la gente”.

“Di una palabra más y te mato”. El aire alrededor de Lavender se deformó.

“Hey, hey. Esa aura me recuerda a un señor dragón”. Danan dio un paso adelante para cubrir a Rit, pero ella extendió una mano para detenerlo.

“Lo que nos lleva a la siguiente pregunta”, continuó Rit. “¿Qué?”

Rit esperaba una conversación en condiciones, no un discurso unilateral.

Ella y Danan estaban tratando con una no humana que no dudaría en masacrar a alguien o infringir las leyes si así lo deseaba.

Casi como el Héroe…, pensó Rit irónicamente.

“¿Por qué un ser tan poderoso, que ve tan pequeños a los humanos, enmascara su verdadera naturaleza y se hace pasar por una pequeña hada?”.

“…”

“Si no sintieras algún valor en la gente, ¿qué importa que te tengan terror?

¿Por qué haces todo lo posible por ocultar tu fuerza?”.

Lavender gruñó asesina, pero aún no había arremetido. Miró fijamente a Rit, esperando a que continuara.

“Es porque quieres a Van”. Rit respondió a su propia pregunta con voz clara. “Sabiendo que tu verdadera forma asusta a los humanos, adoptaste una más cercana a la percepción humana común de un hada para que Van te quisiera”.

Se oyó un crujido. “¡Aquí viene!”

En cuanto Danan pronunció las palabras, un rayo argénteo impactó en el callejón, dejando marcas abrasadoras en el pavimento y las paredes.

“¿Rayo de Luz? Eso es magia muy fuerte”.

“Es un hada con afinidad por la electricidad, supongo”.

Danan y Rit habían corrido por las paredes para evitar el rayo. “Ustedes son los que atacaron a Van el otro día.”

“Oy, no lo digas como si él fuera la víctima”, espetó Danan mientras él y Rit saltaban al suelo. “Se convirtió en una pelea porque intentó lavarles el cerebro a todos en Zoltan”.

“Todo lo que hace Van está bien”. “¿Eh?”

Lavender no parecía estar bromeando.

Su expresión indicaba que lo creía de verdad.

Rit se preparó.

“Te llamas Lavender, ¿verdad?”

“No hagas preguntas sin sentido cuando ya has ido a husmear”. El poder mágico se acumuló en el cuerpo de la pequeña hada. Danan se preparó para el siguiente ataque.

“¡Lavender! ¡Quiero hablar contigo!” Rit gritó.

“No tengo ningún interés en hablar contigo. Ya puedes morirte”.

Sintiendo una furiosa presión desde arriba, Danan se preparó para agarrar a Rit y correr hacia Lavender.

Sin embargo…

“Yo también estoy enamorada. Quiero hablar de amor contigo”. “¿Eh?”

Lavender dejó de moverse.

Hemos pasado el primer obstáculo…

Por primera vez, el hada expresó cierto interés por Rit como individuo en lugar de verla como otra humana sin rostro.

Ahora Rit por fin podía empezar una discusión en condiciones.

Al sentir que los espíritus del viento que se habían reunido en el cielo se dispersaban, Rit exhaló aliviada.

Ahora estamos en territorio desconocido. Tendré que pensar sobre la marcha.

Rit y Danan estaban en el primer piso de la taberna donde se alojaba el grupo de Van.

“¿Es ese hombre al que amas?”

Lavender señaló a Danan, pero Rit sonrió y negó con la cabeza. “No, tengo una botica aquí en la ciudad con el hombre que amo”.

“Sólo soy protección. Beberé en la mesa de al lado, así podrán hablar de lo que quieran”.

“Me lo imaginaba. Pareces alguien que no entendería el amor”.