Shin no nakama janai to Yuusha (NL)

Volumen 9

Capítulo 1: Contramedidas Del Héroe

Parte 4

Llevaba un paño cubriéndome la cara para evitar que el sudor se mezclara con los brebajes, lo que sólo hizo que me atuviera más.

“Realmente siento que estoy trabajando duro”.

Esa extraña sensación de satisfacción me hizo sentirme bien mientras retiraba la olla del fuego.

El siguiente paso podría esperar hasta que el contenido se enfriara de forma natural.

“Hora de un descanso… Uy, parece que llego un poco tarde al almuerzo”. Me levanté y me estiré, gimiendo mientras me relajaba.

“¡Buen trabajo!” La voz de Rit sonó. “¿Listos para comer? He hecho comida, ¡así que ven a comer!”

“¿Hiciste el almuerzo?” “¡Sí!”

Después de lavarme las manos, entré en el salón y vi los platos que Rit había preparado alineados sobre la mesa. Salchichas y huevos estrellados, tomates y champiñones salteados, habas a la crema de tomate, pan con mermelada y una ensalada de lechuga y queso.

De postre, había cerezas y manzanas. “Se ve muy bien.”

“A diferencia de ti, yo sólo sé cocinar sencillo, ¡pero los sentimientos que pongo en ello son igual de fuertes!”.

“Que hayas hecho tanto es mucho. Vamos a comer”. “¡Sí!”

La cocina de Rit era sencilla. Cuantas más manipulaciones se hacían, más influencia tenían las habilidades culinarias, por lo que los platos menos complejos solían ser más sabrosos.

Yo había hecho la mermelada y el aliño para la ensalada, y la salsa para las alubias con tomate era una que había utilizado para condimentar la sopa que había hecho esa mañana. El pan era de un panadero local. El postre eran sólo frutas cortadas, lo que significa que una habilidad culinaria no habría afectado al sabor. Los huevos, la salchicha y los tomates y champiñones salteados se habían cocido y salado para darles sabor.

Comí un bocado.

“Delicioso”.

Como era de esperar de Rit. Comprendió claramente los límites de la preparación de alimentos sin una habilidad relevante y eligió los mejores platos que pudo.

Me di cuenta, por la comida sencilla y maravillosa, de lo mucho que había pensado en hacer algo que me gustara. Como ella había dicho, esta comida estaba impregnada de sus sentimientos. Eso era lo que la hacía estupenda.

“Aquí está el plato.” “¡Gracias!”

Clink.

Rit y yo estábamos hombro con hombro lavando los platos.

Utilicé un cepillo hecho con fibras de palma para lavar mientras Rit limpiaba con un trapo de cocina y luego volví a colocar la vajilla en la estantería.

Todo se había colocado en un cubo de agua para facilitar su limpieza, y la pila se estaba reduciendo rápidamente.

“Aquí está el último.”

“¡Ya que es el último, haré un trabajo extra en el secado!” El plato crujió en las manos de Rit mientras lo limpiaba. “¡Okay, perfecto!”

Rit sonrió y, naturalmente, yo también. “Buen trabajo, Rit.”

“Buen trabajo, Red.”

Nos chocamos las manos una vez que terminamos, luego nos abrazamos y nos dimos un beso en la mejilla antes de volver a las responsabilidades de boticario.

Volví a la sala de trabajo. “Hmm-hmm.”

Empecé a tararear para mis adentros, un claro indicio de mi buen humor.

“¿Debería hacer polvo de caparazón de cangrejo titán y polvo de piedra abrasadora?”

Ambos eran ingredientes poco comunes, pero sólo se necesitaban unos gramos de cada uno para elaborar una sola dosis de medicamento.

Guardar los ingredientes y partir sólo una porción del tamaño de la uña para triturarla cuando fuera necesario era más que suficiente. Sin embargo, si sobraba tiempo, no había problema en triturar un poco ahora.

Guardé el polvo que había hecho en un frasco y lo coloqué en la estantería.

Luego mezclé la solución que había hervido mientras tanto con otra hierba y añadí un poco de miel para hacer una píldora.

Y por último, repartí los medicamentos. “Uf. Eso es todas las reservas cuidado “.

Me di una palmada en la espalda mientras examinaba las estanterías apretadas.

Al asomarme a la ventana, vi que ya era de noche.

“Acabo de llegar a la hora de cierre. Tal vez debería ir a ver a Rit”. Después de cambiarme la ropa sucia, me dirigí al escaparate. “¡Gracias por la compra!”

Llegué justo a tiempo para ver cómo Rit se despedía de un cliente.

Todavía había otros dos eligiendo lo que querían. “¡Red! ¿Terminaste de hacer todo?”

“Sí, ahora mismo”. “¡Genial! ¡Buen trabajo!”

Los hombros de Rit se tensan un poco.

Tenía muchas ganas de abrazarme, pero se contuvo por culpa de los clientes. Lo comprendí porque yo sentía el mismo deseo.

“Eh-heh-heh, faltan unos treinta minutos para el cierre. ¿Qué vas a hacer? Puedes tomarte un descanso si quieres”.

“No, te haré compañía”. “Heh-heh. Okay.”

Me puse al lado de Rit.

Las dos atendíamos juntas el mostrador. Contábamos el dinero, empaquetábamos los pedidos y los entregábamos a los clientes, y explicábamos los efectos de los distintos medicamentos.

Un descanso también habría estado bien, pero disfruté trabajando con Rit. Cualquier momento pasado con Rit era un momento de satisfacción. “¡Gracias por la compra!”

Hora de cierre.

Despedimos al último cliente, una aventurera que había venido a por medicinas para una misión de mañana. Nos dio las gracias con evidente alivio. “No sé qué habría hecho sin esto”.

“¡Vendimos muchas medicinas! ¡Y nos quedamos sin galletas otra vez! Sí, realmente parece un buen día de trabajo”.

“No hemos desarrollado ningún producto nuevo, pero nuestra clientela sigue aumentando”.

“La reputación de nuestro boticario ha subido. ¿No es genial?” “Sí, está bien que más gente conozca nuestra tienda”.

Los sencillos boticarios Red y Rit habían encontrado un hogar en Zoltan y podían disfrutar de una vida feliz.

“Muy bien, ¿cerramos?” “¡Sí!”

Dejé el mostrador a Rit y salí con una escoba. He colgado el cartel de CERRADO en la puerta. “Allá vamos.”

Cuando levanté la vista, vi el cartel que había sobre la entrada con la inscripción BOTICA DE RED & RIT.

“Hmm…”

Volví a la tienda.

“¿Pasa algo?” Rit ladeó la cabeza.

“No, sólo me apetecía limpiar un poco el cartel de la entrada”.

Tomé una toalla y un cubo del lavabo y cogí la escalera del armario antes de salir de nuevo al exterior.

Primero, he limpiado el cartel con una toalla seca para quitarle el polvo. “En algún momento, esta suciedad le dio a todo un poco de gravedad”.

El rótulo nuevo y fresco se había ensuciado mientras estaba colgado en la fachada, pero eso significaba todo por lo que había pasado la tienda. Sentí un poco de melancolía al quitarle el polvo.

Cuando terminé, mojé la toalla en el cubo de agua y empecé a lavarme.

Una vez que el cartel volvió a estar limpio, noté que tenía un tacto diferente al de cuando era nuevo.

Después de bajar de la escalera, de repente me encontré pensando que teníamos suerte de que nos hubieran hecho una señal tan buena.

Esa noche, cerré el escaparate y me di la vuelta. “Volveré pronto, Rit.”

“Okay, cuídate. Yo también volveré pronto”. “Sí, cuídate”.

Nos reímos un poco a la luz de la luna antes de separarnos.

Yo iba a reunir información para mi charla con el cardenal Ljubo, y Rit hacía lo mismo para su charla con Lavender.

¿Cómo iba a influir en Lavender si apenas sabíamos nada de ella? No podía ni empezar a adivinarlo. Por eso se lo había confiado a Rit, supongo.

Tenía que centrarme en las cosas que podía hacer. Mi destino era la iglesia del centro de Zoltan.

Una voz respondió: “Justo a tiempo” después de que usara la aldaba de la puerta.

Se acercaban pisadas tranquilas.

Cuando se abrió la puerta, vi al Obispo Shien vestido con ropa cómoda. Una sonrisa cruzó su arrugado rostro.

“La gente de Zoltan es despreocupada en cuanto al tiempo, así que sorprende recibir una visita tan puntual”.

“Hah-hah. ¿No eres de Zoltan?”

“Estudié en la iglesia de Central. Cualquiera que se atreviera a dormir hasta tarde recibía una terrible reprimenda del diácono a cargo”.

“Debió de ser duro cuando estabas en los peldaños más bajos”.

“Parece que tú también has tenido tu ración de trabajo difícil cuando estabas en los escalones más bajos”.

Whoops.

“Hah-hah. No te preocupes. No intento entrometerme”. El Obispo Shien sonrió. “Ahora bien, parece que el agua caliente ha llegado a hervir mientras charlábamos. La verdad es que llegaste tan a tiempo que no tenía el té preparado”.

“Suena muy bien. Hoy ha hecho calor, pero por la noche aún refresca un poco”.

Entré y el obispo Shien me condujo a sus aposentos. Tomé asiento frente a él.

“Ahora bien, parece que tienes algo que querías preguntarme”. “Se trata del Cardenal Ljubo.”

Su expresión se volvió seria y asintió. “Lo sospechaba”.

“He oído que hablaste con el cardenal Ljubo cuando fuiste a negociar para que la Iglesia no interviniera en el conflicto con Veronia”.

“En efecto. Su Eminencia estaba entre los que impulsaban la guerra y había apoyado una intervención militar. Fue necesario que lo convenciera de abstenerse”.

“¿Cómo era?”

“Hmmm… Sólo soy un simple obispo rural, y ha pasado mucho tiempo desde que dejé Central por Zoltan, así que no tengo mucha confianza en mí ojo para la gente. Pero si mis impresiones son suficientes para ti…”

“Me gustaría escuchar tus pensamientos”.

“Tengo la impresión de que el cardenal Ljubo era un hombre razonable”.

Ese mismo tipo de descripción otra vez…

“Cuando supe que estaba a favor de la intervención, desconfié, esperando una oposición feroz… Sin embargo, al encontrarme con él, el cardenal Ljubo tenía una sonrisa y me recibió bastante razonablemente”.

“¿Crees que es un buen clérigo?”

“Creo que está muy atento a sus intereses”.

Probablemente había reconocido lo desfavorable que era seguir presionando por la guerra y por eso se había echado atrás. ¿Significaba eso que debía intentar convencerle de que permanecer en Zoltan era un despilfarro?

“Sin embargo…”

Cuando vio que me sumía en la contemplación, la mirada del obispo Shien se agudizó. Sus ojos eran los de un aventurero más que los de un sacerdote.

“El diácono que me enseñó me advirtió que el cardenal Ljubo no es de fiar”. “¿No es de fiar…?”

“Sí. No es de los que dudan en traicionar. No hay registros públicos de ello, pero al parecer, acusó de herejía al sacerdote que había sido como un padre para él y lo mandó ejecutar.”

“Es difícil creer que no haya ningún relato superviviente de aquello”.

“Era para un cardenal, seguramente una pieza de alguna lucha interna por el poder”.

“¿Así que Ljubo eligió a alguien útil en lugar de alguien que cuidara de él?”

Este cardenal era un hombre peligroso. Tal vez eso correspondía a uno de los camaradas de Van el Héroe.

Alguien que sintiera poca obligación o empatía tampoco respetaría las promesas. Probablemente no le importaría mucho el daño que sufriera Zoltan mientras ayudara a Van. Tendría que limitarme a los costes y beneficios personales de Ljubo al tratar con él.

Honestamente, eso sonaba como un desafío, pero sería más fácil que tratar de convencer al propio Van.

Tres días después, Ruti y yo dejamos a Rit para cerrar la tienda por la tarde y nos dirigimos a un campo alejado de la carretera principal. Una vez que estuvimos seguros de que no nos verían, Ruti invocó una montura espiritual para que montáramos.

“Ha pasado tiempo”.

“Es la primera vez para mí”.