Eiyuu Ou (NL)

Volumen 5

Capítulo 1: Inglis, 15 Años: La Amenaza Hieral Maligna (1)

Parte 3

“Está bien, Rani… pero presta atención. No te quedes dormido, ¿de acuerdo?

“Por supuesto.” Rafinha volvió a bostezar.

Inglis la miró fijamente. Rafinha parecía a punto de desmayarse, pero todos los demás también tenían curiosidad, por lo que Inglis continuó. “Por ‘encender un fuego’, quiero decir que está empujando al ejército de Alcard a la frontera para atacar Karelia lo antes posible”.

“Entonces, dicho de otra manera, ¿eso significa que el ejército de Alcard no está dispuesto a atacar?” preguntó Liselotte, completamente despierta.

Igual de alerta, Leone siguió con otra pregunta. “Pensé que el ejército de Alcard atacaría solo después de que sus preparativos estuvieran completos. ¿Estás diciendo que pasarán a la ofensiva antes, Inglis?

Esas dos son chicas buenas y serias. Rafinha podría soportar aprender algo de ellas , pensó Inglis. “Yo soy, sí. Inicialmente, parecía que Alcard no estaría presionado para atacar apresuradamente, pero creo que Highland no está satisfecha con los movimientos que ha hecho Alcard”.

“¿Por qué atacar ahora?” preguntó Leona.

“Para evitar pérdidas de su parte. El ejército de Venefic avanza por el flanco este de Karelia. Creo que Alcard ha estado esperando una oportunidad en la que Carelia se estira demasiado para que puedan invadir fácilmente. Si eso sucediera, Alcard podría recibir una amenaza hieral de Highland mientras se atribuye la victoria con poco esfuerzo y pocas pérdidas”.

Si Inglis fuera el rey de Alcard, así interpretaría ella la situación. Karelia había tenido durante mucho tiempo relaciones hostiles con Venefic, cuyo ejército se acercaba actualmente a Karelia por el este, donde Rafael, Eris, Ripple y los Paladines habían sido enviados para tratar con ellos. Cuanto más favoreciera el curso de la guerra a Venefic, más se vería obligada Karelia a concentrar sus fuerzas en el frente oriental, lo que facilitaría que Alcard atacara desde el norte.

Era la manera de sufrir la menor cantidad de pérdidas y obtener la mayor ventaja para el país. Ese era el tipo de toma de decisiones que tenían que hacer los líderes. Desde ese punto de vista, sería el movimiento natural.

Inglis Eucus, un escudero en formación, personalmente quería ser el primero en lanzarse a la batalla más peligrosa. No le importaba el rango, le preocupaba ser la versión más fuerte de sí misma. Tal cosa no sería posible si estuviera junto a líderes como reyes y capitanes. Y así, su conclusión fue que seguiría siendo escudera a pesar de su experiencia previa de liderazgo.

Ella continuó su explicación. “Creo que el intento de asesinato del rey Carlias también tenía la intención de ganar tiempo. Observando lo que sucedió mientras el plan avanzaba. Argumentando que pelear después de su asesinato sería más efectivo, para retrasar el despliegue de tropas”.

Ian pareció desconcertado. “Sí, quizás. El plan de asesinato no vino del Archilord Evel, sino de los círculos alrededor de Su Majestad…”

“Al final, Highland se cansó del comportamiento de Alcard”, dijo Inglis. “Este cambio puede haber sido el resultado de la muerte de Evel, pero luego enviaron una amenaza hieral para apoderarse de la comida de la población. Esto sería insoportable para el ejército de Alcard, que se vería obligado a atacar Karelia de inmediato para apoderarse de tierras, saquear sus alimentos. Alcard no puede hacerle frente a Highland”.

Leone entendió adónde se dirigía Inglis. “Tal vez las cosas no van bien para Venefic, por lo que se están impacientando”.

“Ese puede ser el caso”, dijo Liselotte.

“Así es. Las comunicaciones de Highland probablemente sean mucho más rápidas que las nuestras”, dijo Leone.

Con el ceño fruncido, Rafinha intervino de repente. “De todos modos, no podemos permitir que la gente de Alcard se vea privada de alimentos o que la gente de Karelia se vea envuelta en una guerra. ¡Esto tiene que parar!”.

“Rani… realmente no me importa, pero ese no es el tipo de cosas que dices mientras estás acostado y abrazando una almohada”, dijo Inglis mientras miraba a Rafinha decir algo tan serio mientras estaba lista para quedarse dormida. Era un marcado contraste con Leone, Liselotte y Pullum, quienes estaban sentadas como señoritas adecuadas. Era una vista incómoda, pero tan adorable. Que sentimiento contradictorio.

Pero tengo sueño.

“De acuerdo. Entonces debería ir al grano. Por ahora, ¿qué debemos hacer? ¿Continuar hasta la capital de Alcard o ir directamente a la prisión de Leclair? preguntó Inglis.

Según las observaciones de Inglis, el rey de Alcard, el padre de Lahti, parecía estar tratando de minimizar las pérdidas de su país y parecía tener algún tipo de plan. Probablemente se podría negociar con él. Podría valer la pena discutir el asunto con él. Sin embargo, eso sería una pérdida de tiempo si tal negociación terminara mal. De hecho, podría intentar detenerlos, o incluso intentar matar a Inglis y su grupo como infiltrados de Karelia, por no hablar de lo que les sucedería a Lahti y Pullum.

Si intentaran liberar a Leclair, probablemente significaría una confrontación con la amenaza hieral y los Highlanders que había mencionado el posadero. Eso casi seguro conduciría a una batalla. Cuanto antes se liberara a los prisioneros, más vidas se salvarían. Aunque, si lo hicieran sin el acuerdo del rey de Alcard, las repercusiones políticas podrían ser desastrosas. Serían etiquetados como actores externos que estaban saboteando los planes de Alcard para reclutar su propia amenaza hieral para defenderlos de las bestias mágicas.

“Estoy un poco en conflicto. ¿Qué piensan todos ustedes? preguntó Inglis, tomando a los demás completamente sorprendidos.

“Bueno, eso es inusual. Pensé que querrías ir directamente a Leclair y luchar contra la amenaza hieral”, dijo Leone.

“Por cierto. ¿Te sientes mal? preguntó Liselotte.

“Tal vez sea al revés. Tiene tanta hambre que no puede pensar con claridad”, comentó Lahti.

“¡Lahti, eso es grosero con Inglis!” reprendió Pullum.

“S-Sí. Está tratando de pensar seriamente en lo que es mejor para Alcard”, coincidió Ian.

Inglis soltó una risita y les dedicó una sonrisa enigmática.

“Todos ustedes son tan confiados”. Rafinha miró a Inglis con reproche. “Chris, solo estás pensando: ‘¡Si vamos directamente a la capital, pero luego armo un infierno, puedo participar en muchas peleas! ♪ ’”

“N-No, no lo soy. Absolutamente no…”

“Mentiroso. ¡Puedo ver tus mejillas contraerse! ¡Hacen eso cuando mientes! ¡Sé que lo hacen! Rafinha tiró de la cara de Inglis.

“Si no sombrero de caminata! ¡Sombrero de caminata Iff nah!” Bueno, era cierto que dado que había ventajas y desventajas en cada plan, Inglis no vio nada malo en tener en cuenta sus propios intereses también.

La pelea número uno, según este plan, sería cuando fueran directamente a la capital e intentaran hablar con el rey de Alcard, pero este se negó a escucharlos e intentó ejecutarlos.

La pelea número dos sería volver sobre su camino de regreso a Leclair y derrotar a la amenaza hieral que estaba atormentando a la gente.

Alrededor de ese punto, pasarían demasiado tiempo en un desvío, y el ejército de Alcard en la frontera comenzaría a moverse. Se apresurarían a alcanzar al ejército y le pedirían que detuviera su avance, pero debido a una falta de comunicación, rechazaría su pedido, y la batalla para detenerlos sería la pelea número tres.

Esta sería la forma ideal de que las cosas se desarrollen en términos de que Inglis aumente su experiencia de combate. Si tuvieran que ir primero a Leclair, habría un alto grado de incertidumbre política en sus pasos posteriores, pero eso sería principalmente una tarea para Lahti, que era el príncipe de Alcard, y la lucha en sí probablemente terminaría en un solo encuentro.

Rafinha no se equivocó precisamente, pero Inglis quiso dejar bien claro que su primera prioridad era resolver esta situación. Ella no era tan bruta.

“Bueno, de cualquier manera, el camino hacia la capital o Leclair es el mismo por ahora. Podemos resolverlo sobre la marcha”, sugirió Lahti.

“Acordado. Podríamos obtener más información a medida que avancemos”, dijo Ian.

Pullum asintió. “Tenemos que darnos prisa”.

“Entonces, descansemos un poco aquí y luego sigamos nuestro camino”, sugirió Leone.

“Sí, Leona. Ese es un plan razonable”, dijo Liselotte.

Casi habían llegado a un acuerdo, pero entonces Rafinha, que ahora lucía bastante decidido, los enfrentó a todos.

“Todos, esperen. Sé que debemos darnos prisa, pero hay algo que debemos hacer por la gente de este pueblo”.

◆◇◆

“¡Jajaja!”

“¡Ajá, ja, ja!”

“¡Ji ji ji!”

Glee se extendió por toda la plaza del pueblo de Tsira.

“¡Guau, esto realmente ayuda!”

“Muchas gracias. No sé cómo puedo expresar completamente mi gratitud”.

“¡Es delicioso! ¡Hacía tanto tiempo que no comía así!”

El caldero de la cocina de campo de los estudiantes de la academia de caballeros burbujeaba con su variedad completa de ingredientes. Deliciosos olores flotaban y emanaban vapor del caldero en el centro de la plaza del pueblo, acercando a la gente con deleite. Inglis y los demás esencialmente habían creado un comedor de beneficencia para la ciudad.

“Al menos podemos hacer esto por ellos”, dijo Inglis.

Rafinha sonrió. “¡Sí! Todo el mundo parece tan feliz. Sé que tenemos que darnos prisa, pero no puedo simplemente ignorar a las personas que lo necesitan”.

“Esta fue una idea maravillosa. Todos parecen encantados”, dijo Leone.

“Por cierto. Pensé que habíamos traído demasiada comida, pero resultó ser lo mejor”, coincidió Liselotte.

La comida para el comedor de beneficencia improvisado procedía, por supuesto, de las enormes tiendas de alimentos que Inglis había traído. Después de su siesta, revelaron su montura Flygear oculto y trajeron la comida. La gente del pueblo se había sorprendido de verlos en un vehículo así, pero la comida caliente en sus estómagos despejó cualquier duda que hubieran tenido. La gente del pueblo estaba toda hambrienta.

Lahti inclinó la cabeza ante Rafinha. “Estoy agradecido por todo lo que has hecho por este pueblo. Gracias.”

“Está bien. Quería hacer esto”. La sonrisa de Rafinha brilló, brillante y pura.

¡Grrrggllll!

El estómago de Rafinha prácticamente gruñó. Como estaban compartiendo su propia comida, todavía no habían comido nada para ellos. Rafinha no había probado un solo bocado. Inglis no podía hablar por ella, pero definitivamente tenía la impresión de que Rafinha estaba luchando. La chica normalmente tenía un gran apetito.

Debido a que Rafinha comió muchas veces más de lo que comería una persona común, la tensión de abstenerse también debe haber sido muchas veces mayor. Eso hizo que sus acciones fueran especialmente nobles. Inglis sintió la misma adoración cariñosa que siempre sentía. Podía recordar a Rafinha siendo un recién nacido. Su corazón se hinchó de orgullo. Aunque, no podía negar que el ruido del estómago de la chica era un poco descortés.

Tan admirable como era Rafinha, Inglis estaba soportando lo mejor que podía. El dolor era severo, y crecía con cada segundo. Estaba tan hambrienta como podía estarlo, pero solo podía mirar con envidia. Esto fue mucho más doloroso, mucho más temible que cualquier ataque de un monstruo poderoso o poderoso.

“¿Qué pasa, Inglis?” preguntó Lahti. “Eres tan callado”.

“¿No querías hacer el comedor de beneficencia?” Rafinha la miró confundido.

“No, lo hice… Es solo que hablar me da aún más hambre”.

¡Grrrggllll!

Haciéndose eco de una escena de momentos antes, el estómago de Inglis. Una niña pequeña de entre la gente del pueblo se giró ante el ruido y se acercó a ella. Era un poco más joven incluso que Alina, a quien habían conocido recientemente e invitado a Ymir. Esta niña parecía tener seis o siete años.

“¿Tienes hambre? Aquí.” La niña sonrió mientras le tendía un cuenco lleno de estofado. Era absolutamente adorable, como un ángel.

“G-gracias…” murmuró Inglis. Nadie podría rechazar una petición de una niña tan dulce. Ni siquiera Rafinha hubiera podido discutir. La porción era bastante pequeña para los estándares de Inglis, pero ella lo agradeció de todos modos. Ella felizmente aceptó el cuenco.

Pero Rafinha fue más estricto de lo que esperaba. “¡No, Cris! ¡Para!”

“¡¿Huuuh?! Pero es solo un poco…”

“No. Si tenemos aunque sea un poco ahora, no podremos contenernos. Nos lo comeremos todo. ¡Por eso tenemos que ser pacientes!

“U-Uggghhh…”

Rafinha se volvió hacia la niña. “Gracias. Agradecemos la idea, pero estamos bien. Por favor, guárdalo para ti.

Grrrg! ¡Grrrggllll!

A pesar de lo dicho por Rafinha, sus estómagos no estaban de acuerdo, aprovechando para rugir fuerte.

La chica inclinó la cabeza. “Pero tienes hambre, ¿no?”

“Um… Bueno, uhh…” Rafinha fue arrojada a la deriva, buscando una excusa, pero Inglis no le enviaría un bote salvavidas esta vez. Después de todo, ella quería participar del cáliz ofrecido.

“¡Correcto!” Rafinha tuvo un destello de inspiración después de mirar a su alrededor con pánico. No soportamos las cosas calientes. Preferimos la comida fría. ¡Mira, esto es justo lo que hay!” Estaba mirando un montón de nieve al borde de la carretera, apilada casi como muros en la plaza donde no había carreteras. Rafinha metió la mano y agarró un puñado de nieve blanca.

Con un movimiento fluido, hundió la nieve en su boca.

“¡¿Qu-?!” ¿Qué está haciendo Rani de repente? ¿No tiene otras ideas?

“Mm, frío y sabroso! ¿Cierto, Chris? ¡Tú también deberías tener un poco!”

“¡¿Huuuh?!”

“¡Vamos!”

“O-Está bien…” Inglis asintió. Con cierta inquietud, se metió en la boca un poco que no estaba sucio. No sabía a nada, pero los cristales de hielo frío tenían un agradable crujido. Fue sorprendentemente agradable.

“¿Ver? Estamos bien”, dijo Rafinha.

“Está bien…” La niña pareció entender.

Rafinha susurró: “Hola, Chris. Eso fue en realidad medio decente”.

“Pero no sabe a nada”.

“¿Tal vez sería sabroso con algo de sabor? ¡Oye, Ian, tráenos un poco de azúcar!

Inglis imaginó que Rafinha quería espolvorear azúcar sobre el hielo; en verdad, un plato aprobado por Rafinha. Sin embargo, la nieve era solo agua congelada. Inglis no imaginó que sería muy satisfactorio, pero era mejor que nada.

Inglis levantó la mano. “¡Ian, tráeme algo para mí también!”

“Uh… ¿Vas a espolvorear azúcar en la nieve y comerla? Realmente te recomiendo que no lo hagas. Te dolerá el estómago. Como es típico en él, Ian les trajo el azúcar a pesar de su advertencia.

“¡Está bien! Nuestros estómagos no son normales… lo cual no siempre es conveniente, pero ¡bueno! dijo Rafinha.

“Estamos entre la espada y la pared”, dijo Inglis.

Ian suspiró.

Rafinha tomó el azúcar que le ofrecía, lo esparció generosamente sobre la nieve, luego tomó un puñado grande y se lo comió de un bocado. “¡Guau! Esto funciona. ¡Es como un postre!”.

“Hmm, ¿así que es bueno?”

“Y fácilmente disponible”.

“Raciones de emergencia, entonces”.

Los dos estaban tan hambrientos. Una vez que empezaron a comer, no pudieron parar. Engulleron su nieve azucarada.

“Ajá, ja, ja. Estoy comiendo y paleando nieve al mismo tiempo”, dijo Rafinha.

“Me pregunto si mamá estaría enojada”. Preguntó Inglis.

Los niños miraban a Inglis y Rafinha con curiosidad.

“¿Qué demonios son ellos…?” comenzó Leona.

“No puedo creerlos”, suspiró Liselotte con exasperación.

Mientras que la gente del pueblo estaba desconcertada por el extraño comportamiento de Inglis y Rafinha, estaban encantados. El comedor de beneficencia improvisado puede haber sido un pequeño gesto, pero fue muy apreciado.

Solo tomó un corto período de tiempo ensombrecer esos momentos de paz.