Eiyuu Ou (NL)

Volumen 4

Capítulo 5: Inglis, 15 Años — Dobles Aspirantes A Estrellas (5)

Parte 2

Irina debió darse cuenta de que Rafinha no pretendía ser grosero. Sería comprensible que se enojara con esa pregunta, pero la respuesta de Alina demostró que era más madura que eso. Inglis se preguntó si la chica no estaba demasiado acostumbrada a que la lastimaran.

“Mamá y papá me vendieron… Así que no pude ser bautizado…”

No era de extrañar que no hubiera sido bautizada. La habían comprado para usarla como mano de obra, pero si se reconocía su potencial como caballero, ya no trabajaría para la persona que la había comprado. No había ninguna razón para que su amo corriera ese riesgo. Inglis se preguntó si la pequeña marca que tenía en la parte superior del brazo era la marca de algún traficante. Tenía curiosidad, pero no había manera de que pudiera abordar el tema respetuosamente. Incluso decirle a Alina que podría tener potencial como caballero solo podría ser cruel.

“¡¿Servidumbre?! ¡¿Eso no está prohibido?! ¡Eso es terrible!” Rafinha lloraba.

“Bueno, en Ymir lo es. El duque ha hecho todo lo posible para erradicarlo”, explicó Inglis.

No importa cuán casual pueda parecer uno frente a la familia, especialmente la hija de uno, Duke Bilford era un hombre honorable. Si él hubiera sido el vasallo del Rey Héroe Inglis, ella probablemente le habría confiado una cierta cantidad de territorio. Duke Bilford era un hombre digno de ello.

“¡Pero incluso las leyes del reino lo prohíben!” Rafinha persistió obstinadamente.

“La política del rey se extiende sólo hasta sus propias tierras. No decide nada por los nobles.

“¡Esta es la capital! ¡Está bajo su control directo!”

“Pero no sabemos si la vendieron en otro lugar y luego la trajeron aquí”.

“¡Bueno, eso tampoco está bien! ¡Tenemos que investigar y tomar medidas enérgicas contra esto!”.

“No creo que vayan a hacerlo”.

“¿Por qué?”

Los Highlanders son libres de llevarse a quien quieran, ¿no? Si tuviéramos que tomar medidas enérgicas, también tendríamos que imponerles esa política. Lo tomarían como un ataque directo. Si el estado quiere evitar ese desastre, tiene que evitar la aplicación universal. De lo contrario, los Highlanders actuarían como si la prohibición estuviera dirigida específicamente a ellos. Incluso podrían rebelarse en respuesta”.

Incluso si los actos ocurrieron claramente en la propiedad real, los funcionarios podrían ignorarlos como algo que sucedió en las tierras de otro noble en lugar de admitir que fue un problema local. La misma proscripción de la servidumbre forzada bajo el código real no es más que una contradicción en sí misma.

Inglis pensó que si uno se desviara de conceptos como la conciencia o la moralidad, entonces sería mejor que no existiera tal ley, que aquellos impulsados ​​como Rafinha por una justa indignación carecerían de causa.

Llamadas de “¡El rey no sigue su propia ley!” de lo contrario, solo podría cumplirse con una admisión de reconocimiento. Cuando la gente estaba convencida de su justificación, por lo general actuaba de manera extrema.

Y habían visto a una de esas personas: Leon.

Las condiciones en Carelia habían llevado incluso a un caballero sagrado como León a desertar. Sin embargo, no había manera de reducir o eliminar la prohibición de la servidumbre para adaptarse a las condiciones materiales. Un rey que eliminó una ley tan humana solo sería un tonto al pronunciar su propia crueldad e inhumanidad. Perdería su poder para unificar el país.

Inglis sabía que el rey Carlias no era tan tonto. Reconoció las contradicciones de tener la ley pero no hacerla cumplir universalmente; no le quedó más remedio que hacer trampa y mentir.

“¡Theodore nunca haría eso!” Rafinha insistió.

“Recuerda lo que dijo Theodore. Pocos montañeses están de acuerdo con él.

Sin embargo, Inglis se había enterado de que la ley databa de décadas atrás. Hubo un tiempo en que el rey que lo decretó lo consideró seguro en ese momento. Inglis tuvo que asumir que los montañeses no eran tan ilegales en ese momento. Las relaciones habían sido casi pacíficas.

Entonces, ¿por qué cambió repentinamente la posición de los Highlanders? ¿Qué sucedió?  Si le pregunto al embajador Theodore sobre la situación en Highland, podría averiguar…

“¡Entonces le damos una lección a cualquiera que no escuche a Theodore!”

¿Quieres decir unirte al  [Frente SteelBlood]  ? preguntó Inglis.

¡Tortazo!  ¡Tortazo! ¡Tortazo!

Rafinha le golpeó la espalda e Inglis hizo una mueca. “¡Ay!”

“Entonces, ¿qué se supone que debo hacer?” gritó Rafinha.

Puede que la haya molestado hace un momento.  “Eso depende de ti, Rani. Solo quiero saber si crees que hay una mejor oportunidad de mejorar vidas en ese camino… pero pase lo que pase, estaré contigo hasta el final.

Rafinha hizo una pausa, pensando. “¿Y si digo que quiero unirme a ellos?”

“Entonces tendré que disculparme con el hombre de la máscara y con Sistia. Me pregunto si me perdonarían.

“Cielos, Chris, me empujas todo”.

“A cambio, me convertiré en la persona más fuerte del mundo. Úsame como quieras.

“Seguro seguro. Lo siento, Alina. Fui insensible. ¡En serio en serio lo siento!” Rafinha se inclinó profundamente.

Definitivamente es raro que una niña de su edad se disculpe tan sinceramente con un niño.  Pensó Inglis.

“Um… Gracias por preocuparte por mí… Pero está bien. El pueblo donde vivía fue atacado por bestias mágicas y ya no está. Mamá, papá, todos… Así que pienso en ellos como si me salvaran, dejándome escapar”.

“Alina…” Rafinha se apagó antes de abrazar a la joven.

“Eres increíble. Eres tan fuerte. Inglis palmeó la cabeza de Alina.

“Estás haciendo un gran problema… Donde estoy ahora no es tan malo…” Alina sonrió, pero Inglis se dio cuenta de que era forzada. “¡Gracias! ¡Esto fue muy divertido! Pero tengo que irme a casa ahora…”

Inglis se dio cuenta de repente de lo tarde que se había hecho. No era momento para que un niño anduviera solo.

“¡Vaya! ¡Vamos a llevarte a casa, entonces! Chris, si quieres.

“Tienes razón. Sigamos nuestro camino.

El Star Princess salió de Lake Bolt a un ritmo más lento de lo que había llegado.

◆  ◇  ◆

Alina vivía en una vieja mansión en un callejón a pocas puertas de Knoak Boulevard. Knoak Boulevard era el barrio con más tiendas de la capital, y también tenía el Teatro Real. El bulevar era hermoso, pero donde había luz, también había sombra. Alina vivía con el dueño de una tienda en el bulevar, haciendo sus tareas domésticas.

El aparente dueño de la tienda le gritó enojado cuando regresó. “Estabas ahí fuera simplemente deambulando en lugar de hacer tu trabajo, ¿no es así?” Levantó la mano para abofetearla sin dudarlo.

¡Papá!

En lugar del sonido de la bofetada, fue Inglis agarrándolo por la muñeca antes de que pudiera golpear a Alina. “Por favor, no la golpees”.

“¡¿Gah…?!”

“Yo soy el que llevó a Alina a dar una vuelta. Tienes mis disculpas. Si vas a golpear a alguien, por favor levanta la mano contra mí”.

“Tch… Ese traje tuyo. ¿Eres de la academia de caballeros? No quiero enemistarme con un futuro caballero. El hombre cedió con un chasquido de su lengua.

Tal vez este tipo de cosas fue la razón por la que Alina dudó por un momento cuando la invitamos, pensó Inglis. Probablemente vino de todos modos porque estaba deseando que llegara y no sabía si alguna vez tendría otra oportunidad de viajar en un Flygear. Pobre chica.

“Tu ya lo tienes.” Rafinha le dirigió una mirada penetrante.

Inglis consideró esto mantener la calma para Rafinha. Ella podría haberlo reprendido en voz alta por poner a una joven en servidumbre. No sería una buena idea hacer una escena frente a él, por el bien de Alina.

“Si no le importa, me gustaría hacerle algunas preguntas”, dijo Inglis.

“¿Cómo qué? Hazlo rápido.”

“Antes de eso, ¿Alina puede irse a la cama?”

“Si seguro. ¡Vamos, entra! ¡Tienes un día temprano mañana!” ladró el dueño de la tienda.

“¡S-Sí! Gracias por hoy. ¡Buenas noches!” Dicho esto, Alina se retiró al interior del edificio.

Más adentro, Inglis vio a varios niños de la edad de Alina, mirándola desde la distancia. Se preguntó si estarían en la misma situación que Alina. Algunos de ellos se parecían a los niños que estaban llamando coja a la Princesa de las Estrellas. Inglis y Rafinha debieron encontrarse con ellos cuando estaban haciendo mandados para el dueño.

“¡Ay! ¡Espera, Alina! Rafinha gritó, de repente recordando algo.

“¿Qué es?” preguntó ella, asomando la cabeza afuera.

“¡Aquí!” anunció Rafinha, ofreciendo una entrada para la obra de mañana en el Teatro Real. El conde Weismar les había dado varias entradas a Inglis y Rafinha. Incluso después de reservar tres para Duke Bilford y sus madres, les quedaban algunos. Mañana hay una obra en el Teatro Real. La academia de caballeros está involucrada, e incluso actuaremos. ¿Quieres venir a ver?

“¡¿Huuuh?! ¿Estarás en el escenario? ¡Eso es increíble!”

Los ojos de Alina brillaban intensamente, pero cuando Rafinha le pasó el boleto, el hombre lo agarró y se lo devolvió a Rafinha. “Ella no necesita tu boleto”.

“¡¿Por qué?! ¡¿No puedes dejar que se tome un descanso por un momento?!”

El hombre suspiró exasperado. “No tienes que decirme eso”. Metiendo la mano en su propio bolsillo, el hombre sacó boletos para la misma obra. Era un paquete completo, suficiente no solo para ella, sino para todos los niños allí.

“¡Ah! Esos son-!” comenzó Rafinha.

“Te dije. Si alguien más quiere uno, dáselo”.

“Lo siento…” Rafinha retrocedió.

“¡Ahora escucha! Métete en la cama, ¿de acuerdo?!” Al grito del hombre, los niños se dispersaron.

“¡Haz tu mejor esfuerzo! ¡Estoy deseando que llegue!” Alina gritó mientras se iba.

El hombre se volvió hacia Inglis. “De todos modos, ¿qué me ibas a preguntar?”

“Oh, no es nada. Perdóname.” Iba a preguntar cuánto costaría comprarle a Alina. En otras palabras, cuánto costaría comprar su libertad. Sin embargo, eso es probablemente un poco demasiado atrevido.

“Entonces déjame preguntarte una”, comenzó.

“¿Qué?”

“Bueno, compré a los niños en otros lugares y los puse a trabajar, pero sus padres los tenían a la venta. Si no los hubiera comprado, bien podrían haberlos matado para que hubiera menos bocas que alimentar. Eso no es peor que morir por una bestia magicita o de hambre. Ahora sé que muchos de los estudiantes en la academia de caballeros son jóvenes nobles, por lo que es posible que ni siquiera puedas imaginar esto, pero… ¿Te haces una idea?

Está tratando de interpretarlo como un mal necesario. Y cómo alguien se lo tomará… Bueno, eso depende del oyente. Algunos asentirían y lo aceptarían como bueno. Algunos rechazarían su elección como mala.

“Gracias por su opinión.”

En cuanto a mí… no escucho. Estoy aquí para luchar y estar al lado de Rafinha. Ideología, defensa, bien, mal… No los necesito. Todo lo que necesito son enemigos fuertes, comida deliciosa, ropa bonita y Rafinha cerca.

“Gracias.” Rafinha obviamente estaba insatisfecha, pero se tragó cualquier otro comentario que hubiera querido decir.

“Vamos, Rani”.

“Sí. Ya voy.”

Una vez que abordaron el Star Princess y estuvieron solos, Rafinha dejó escapar un largo suspiro, pensando en lo que acababan de escuchar. “No puedo creer esto…”

“Estar frustrado por lo que puedes y no puedes hacer es parte del crecimiento”. Puede haber sido deprimente para Rafinha, pero Inglis agradeció los eventos del día. Podía decir que Rafinha iba a seguir madurando como persona.

“Ese no es el crecimiento que conozco”.

“La vida es dura, lo sé”, dijo Inglis con sinceridad. “De todos modos, volvamos a la pista y hagamos nuestro mejor esfuerzo mañana. Tengo que asegurarme de que Alina disfrute del espectáculo, ¿verdad? Mi mamá, la tía Irina y Duke Bilford también estarán allí”.

“Si, tienes razón.”

Mientras la Princesa de las Estrellas flotaba suavemente sobre los tejados, escucharon voces desde abajo.

“¡¿Así que estás diciendo que lo sacrifiquemos incluso a él, Diego?!”

“No es así. Tenemos nuestro deber que cumplir. Nada más y nada menos.”

“Pero…!”

“Entonces déjame preguntarte: ¿vas a dejar escapar esta oportunidad? ¿Para qué estamos aquí, entonces? No tenemos tiempo.

Inglis reconoció una de las voces. Era la voz de un chico amable y suave que había escuchado mucho últimamente.

“¿Es… es Ian?” Rafinha también lo reconoció.

“Definitivamente lo es”.

“Me pregunto si está alquilando una habitación aquí. Ah, ¿o tal vez está repartiendo boletos?

“Quizás.”

El Teatro Real estaba cerca, por lo que a Inglis no le sorprendería eso, pero eso no parecía ser lo que estaba sucediendo. Estaba hablando con un hombre corpulento y corpulento con el pelo corto de color castaño rojizo. No era invierno, pero el hombre vestía ropa gruesa que lo cubría casi por completo debajo del cuello.

“¡Deberíamos contarles sobre esto y tratar de que lo entiendan!” Ian insistió.

Eso es demasiado peligroso. No puedo cumplir.

“Puaj…!”

“No hay vuelta atrás ahora. Estar preparado.”

“¡Ya lo he estado! ¡Siempre desde ese día!”

“Entonces no hay nada más que decir”. Entonces el hombre dio media vuelta y se fue.

“Me pregunto de qué estaban hablando”, dijo Rafinha. “Realmente no podía escuchar, pero creo que estaban discutiendo. Me pregunto si se trataba de la compañía.

“No es educado escuchar a escondidas”.

“Pero parecía un gran problema, ¿no? Me pregunto si todo está bien.

“De todos modos, vámonos a casa”. Inglis apuntó la proa del Star Princess hacia los dormitorios de la academia.

Mañana era la hora del espectáculo.