Eiyuu Ou (NL)

Volumen 4

Capítulo 4: Inglis, 15 Años — Dobles Aspirantes A Estrellas (4)

Parte 2

“¡Oh, él realmente está aquí!” añadió Rafinha.

“¡¿Eh?! ¿Su Majestad nos estaba mirando? dijo Leona.

“¡Oh mi!” dijo Liselotte.

Los cuatro quedaron atónitos.

“Bien bien. ¡Si no es Su Majestad! ¡Gracias por tu presencia! ¡Asegúrate de venir a ver el espectáculo! ¡Presentaremos una obra maestra!” Dijo el Conde Weismar.

El rey Carlias asintió. “Muy bien. Yo debo. Veo que hice bien en concederle el uso del Teatro Real.

“Incluso el rey de este país estará mirando… Esto es realmente intenso…” La cara de Ian se puso pálida, y de repente parecía muy nervioso.

En desacuerdo con todos los demás, Yua le preguntó a Inglis: “¿Quién es el viejo?”

Inglis se quedó mirándola.

◆  ◇  ◆

Había pasado un tiempo desde que Inglis y los demás comenzaron a practicar con la compañía de Weismar para su actuación; el llamado a escena llegaría pronto. La compañía había proporcionado comidas a Inglis y Rafinha todo el tiempo, por lo que la pareja estaba extremadamente agradecida. Y ahora, había llegado el momento.

“¡Hoy es el día, Chris!”

“Si. ¡Ha sido una espera tan grande, Rani!” Débiles lágrimas brotaron de los ojos de Inglis y Rafinha.

“¡Hemos trabajado tan duro!”

“Si. ¡Estoy tan orgullosa!”

Se abrazaron fuertemente, pensando con cariño en sus días de perseverancia. El edificio de la escuela de la academia de caballeros finalmente fue reconstruido. Muchas partes no estaban completamente terminadas, pero la puerta de la cafetería se alzaba frente a Inglis y Rafinha. Hoy, reabrió. Incapaces de quedarse quietos, habían estado acampados frente a él antes de la reapertura.

Pronto, muy pronto, el momento que habían estado esperando finalmente llegaría.

“¿Es realmente algo por lo que llorar?” preguntó Leone, desconcertada.

“¿La compañía no te dio todas las comidas que querías mientras la cafetería estaba cerrada?” preguntó Liselotte, sorprendida por lo emocionados que estaban.

“¡Sí, pero estábamos comiendo de un menú limitado!” Rafinha insistió.

“¡Y nos hemos estado conteniendo, así que también había comida para la compañía!” añadió Inglis.

“¿Eso te estabas conteniendo?” Leone y Liselotte jadearon al unísono.

Los cocineros de la compañía habían acunado sus cabezas en sus manos, viendo comer a Inglis y Rafinha, preguntándose si el espectáculo generaría ganancias, pero al Conde Weismar no parecía importarle mientras la actuación fuera buena.

La puerta de la cafetería se abrió con un crujido.

“¿Oh? ¿Estabas haciendo fila? ¡Lamento haberte hecho esperar! ¡Estamos abiertos de nuevo!” La sonrisa familiar del trabajador de la cafetería les dio la bienvenida al interior.

“¡Hurra! ¡Lo hicimos! ¡La pasta caliente suprema de gran tamaño me espera! exclamó Rafinha.

“¡Yo también! Me pregunto cuántas porciones puedo comer”. dijo Inglis.

“Er… ¿Ustedes dos no tienen ensayo después?” Leona les recordó.

“Si comes demasiado, ni siquiera podrás moverte”, la regañó Liselotte.

“¡No puedes pelear con el estómago vacío!” Inglis y Rafinha respondieron al unísono. Como de costumbre, no tenían nada más que comida en el cerebro.

“¡Sabía que estarías aquí, Inglis, Rafinha!” Dijo la directora Miriela, entrando.

“Ah, director—”, respondieron.

“¡Este no es el momento para estar en la cafetería!” ella dijo.

“¿Eh? ¿Qué quieres decir?” preguntó Inglis.

“Todavía tenemos mucho tiempo antes del ensayo”, señaló Rafinha.

“¡Eso no es lo que quiero decir! ¡Tienes unos invitados muy importantes!

“¿Errar?” preguntó Inglis. ¿Qué compromiso social podría ser más importante que su cita con un plato de pasta súper caliente de gran tamaño? Con suerte, no sería otra convocatoria al castillo, donde se les pediría que hicieran un trabajo molesto y luego se perdieran un festín. Eso definitivamente no estaba en sus planes para el día.

“¿Podemos irnos después de comer?” Rafinha parecía estar totalmente de acuerdo con Inglis.

“¡Absolutamente no! ¡Sería de mala educación hacerlos esperar!

“Bueno, si tenemos que…” Rafinha suspiró.

“Hagamos esto rápido, Rani”.

“Sí, vamos”.

Están esperando en mi oficina. Vamos”, instó la directora Miriela. Inglis y los demás dejaron atrás la cafetería y se dirigieron a la oficina de Miriela.

“Uf, los atrapé antes de que pudieran saquear la cafetería… El presupuesto es bastante malo con la reconstrucción, cualquier ahorro que pueda encontrar…” La directora Miriela murmuró en voz baja para sí misma.

Con eso en voz baja, todos llegaron a la oficina del director.

“¡Inglis!”

“¡Rafinha!”

Esperándolos había dos hermosas mujeres adultas.

“¡Mamá!”

“¡Madre!”

Eran la madre de Inglis, Serena, y su tía, Irina.

“¡Mamá! ¡No puedo creer que hayas venido de visita! ¡Estoy tan feliz de verte!” Tan pronto como Rafinha vio a su madre, corrió a abrazarla.

“Ja, ja, ja… Veo que sigues siendo mi niña, Rafinha”.

“¡Cris! ¿Estás haciendo bien? He estado preocupada por ti —dijo Serena.

“Sí Madre. Las cosas han estado bien. Me alegro de verte.” Inglis no se comportó tan infantil-mente como Rafinha, pero aun así no pudo resistirse a un abrazo. El calor nostálgico era reconfortante. No importaba la edad que tuviera Inglis, su madre seguía siendo su madre. En su vida anterior, era huérfano, por lo que el valor y la gratitud hacia una madre era algo que sentía más profundamente que nadie.

“¿Mmmhhh? Err…” La directora Miriela gimió.

“Ah, mi hija no te ha causado ningún problema, ¿verdad?” preguntó Serena.

“Eh, no, no, ¡en absoluto! Estos dos son excelentes estudiantes. Han sido de gran ayuda tenerlos cerca”.

“Veo. Eso es un alivio.” Serena sonrió.

“Entonces, madre, ¿qué te trae por aquí?”

“Cada año, el duque recauda impuestos para Su Majestad. A partir de este año, usando esos barcos voladores…”

“¿Los Flygears y los puertos Flygear?”

“Sí. Este año, los funcionarios de la capital vinieron a ayudar con el transporte”.

“Eso es bueno escuchar. Es mucho más rápido que el envío por tierra”.

Hasta ahora, los impuestos se habrían enviado por carretera. Llevó mucho tiempo viajar desde la región fronteriza de Ymir, y existía el peligro de ataques de bestias mágicas. Enviar Flygears desde la capital era más rápido y seguro. No serían atacados por bestias mágicas en el suelo, y probablemente podrían evadir incluso a las voladoras. Normalmente, el señor local organizaría el envío y asignaría porteadores, pero el Flygear era un avión de última generación, uno que aún no estaba disponible en un lugar rural como Ymir. Por lo tanto, habían sido enviados desde la capital. Fue un uso flexible de la última tecnología. Una elección inteligente.

“Sí. Como el duque iba a llevar uno de vuelta a la capital para saludar a Su Majestad, también vinimos. Queríamos verte. Es una pena que tu padre no pudiera asistir”, dijo Serena.

“Veo. Es una lástima, quería verlo”, dijo Inglis con una pausa.

“¡Guau! ¡Así que papá también está aquí! ¡Hurra!” exclamó Rafinha.

“Rafinha, no te emociones demasiado. Piensa en cómo se debe sentir Chris —reprendió Irina.

No me importa. Estoy feliz de poder ver al duque también”, respondió Inglis.

“Entiendo. Realmente has madurado, Chris. Me alegro de que estés aquí con Rafinha”, dijo Irina.

“No, todavía tengo mucho por crecer. Por favor, dile a Rani que no se interese en fraternizar con hombres y que se concentre en sus estudios como futura caballero”.

Tal vez debido a su propio pasado, Inglis no había logrado que Rafinha dejara de hablar de lo genial que era fulana de tal, o de que fulana de tal era su tipo, o de lo maravilloso que era el embajador Theodore. Quizás la madre de Rafinha podría poner fin a eso.

“¡Oh mi! ¿Rafinha tiene novio? ¡Eso es maravilloso! ¿Qué tipo de chico es? ¿Podríamos conocerlo? Los ojos de Irina brillaron. Su rostro se parecía al de Rafinha.

“¡Tía Irina!” dijo Inglis, su voz elevándose en un chillido por un momento. “¡Así no! ¡Quiero que le digas que se concentre en su futuro!”

“¿Oh? ¿No es el amor joven una importante experiencia de aprendizaje? Entonces, ¿cómo te va, Rafinha?

“Bueno… no tengo novio. No es que me importe uno.

“¿Hay alguien que te interese?”

“Bueno… Je, je, je…”

¡¿Que se supone que significa eso?!

“¡No! ¡Tienes que concentrarte en tu entrenamiento en la academia de caballeros!” Inglis insistió.

“Dale un descanso, Chris. Incluso mamá dijo que estaba bien”.

“¡Es mi deber! ¡Le prometí al duque que te protegería de cualquier mala influencia!

“No tienes que preocuparte tanto por eso, Inglis. Solo le preocupa que alguien le quite a su hija”, dijo Irina.

“¡Por favor, tía Irina, piensa!” Esto es contraproducente. Rafinha no me va a escuchar nada después de esto. “El duque está preocupado por Rani, y veo de dónde viene. ¡Todavía es demasiado joven para eso!

“Aja, ja, ja… Lo siento, hermana, Rafinha. Parece que Inglis tampoco quiere que nadie más le quite a su Rani. Al igual que el duque”, comentó Serena.

“¡N-No, madre! ¡Simplemente estoy cumpliendo con mi deber como escudero de Rani!”

Irina se rió. “Mi esposo estaba actuando de la misma manera hoy”.

“Uf…” Tal vez eso sea cierto. Duke Bilford probablemente piensa en ella como yo.

“Gracias, Chris, por preocuparte tanto por mi hija. Rafinha, recuerda escuchar a Chris”.

“¡¿Ah?! Pero acabas de decir…” comenzó Rafinha.

“Está bien. Chris es la persona más importante para ti, ¿verdad?

“Bueno, sí, pero…”

“Tía Irina…” Inglis había logrado convencer a Irina.

La mirada de Serena se volvió hacia Leone y Liselotte, quienes las habían acompañado. “¿Son estos tus amigos? Me disculpo por no presentarme antes. Soy la madre de Inglis, Serena. Esta es mi hermana, Irina”.

“Les agradezco por cuidar de nuestras hijas”, dijo Irina. Fue un saludo cortés con la gracia de una mujer madura.

“Es maravilloso conocerte. Mi nombre es Liselotte Arc—” Cuando Liselotte comenzó a presentarse, Rafinha la interrumpió.

“Mamá, tía Serena, ¡permítanme presentarles! Esta es Liselotte, y esa es Leone”. Rafinha no mencionó a ninguna de sus familias, solo sus nombres de pila.

La familia de Leone, los Olfas, fue vista negativamente por el público debido a la deserción de Leon.

Rafinha le envió a Liselotte una mirada que transmitía sus motivaciones: Nuestras madres saben lo que hizo León en Ymir, aunque lo escucharon de segunda mano, por lo que probablemente no tengan una impresión del todo mala de León y las Olfas, pero aun así. Leone tiene dificultades para presentarse. Por eso te interrumpí para presentarlos. Es posible que algún día lo descubran, pero no tiene por qué ser hoy.

Liselotte pareció entender. “¡Ah, sí! Siempre es un placer estar con ellos.”

La amabilidad y la preocupación de Rafinha por los demás enorgullecieron a Inglis.

“También han sido muy amables conmigo”. Leona asintió con una sonrisa.

“¡Oh, por cierto, mamá! ¡La compañía de Counter Weismar está en la capital! ¡Estaremos actuando y puedes venir a vernos! Y y-!”

“Espera, Rani. ¿Por qué no continuamos esta conversación en otro lugar? No tenemos mucho tiempo.

“Eso sería maravilloso. Se acerca el ensayo. Puede mostrarles la capital, tomar el té en un lindo y pequeño café en algún lugar y luego ir al ensayo”, sugirió la directora Miriela.

“¡No, vamos a la cafetería! ¡Tenemos que darnos prisa!” Inglis insistió.

“¡Si! Director, el té para nuestras mamás está incluido en todo lo que podemos comer, ¿verdad? preguntó Rafinha.

“Er, sí… ¡Adelante!” Solo una taza de té no importa mucho, la directora Miriela no pensó que una taza de té valdría mucho, y sería de mala educación rechazarla frente a sus padres. Además, no quedaba mucho tiempo antes del ensayo, y las dos chicas probablemente comerían más despacio si se pusieran al día con sus madres después de todo ese tiempo. Ella asumió que cualquier costo financiero que Inglis y Rafinha acumularían sería menor de lo habitual.

Aún…

¡Ruido sordo!  ¡Ruido sordo!

Dos platos montañosos de pasta aterrizaron en la mesa de la cafetería.

“¡Ha sido tan largo! ¡Pasta caliente suprema de gran tamaño!” exclamó Rafinha.

“¡Se ve delicioso!” Inglis estuvo de acuerdo.

¡Chomp! ¡Chomp! ¡Nom!

Inglis y Rafinha hundieron furiosamente sus tenedores en la comida que tenían delante.

“¡Luh! Vuvinih luh elifif? Weee u luhuh tarifa! (¡Mira! ¿No se ve delicioso? ¡Comemos muchos de estos!)”, comentó Rafinha alrededor oa través de un bocado.

“Uh hrifihuh wleh uh eeh awwe fan. Si hrea! (El director nos deja comer todo lo que podamos. ¡Es genial!)” estuvo de acuerdo Inglis.

Leone, mirando, suspiró en silencio. “Como de costumbre… Ni siquiera puedes mantener una conversación con ellos…”

“Uno pensaría que serían más educados con sus madres aquí… sin embargo, parece que sus apetitos están ganando…” Liselotte estuvo de acuerdo.

Inglis y Rafinha eran todo sonrisas, ignorando los comentarios de sus amigos.

“Rafinha…”

“Inglés…”

Sus madres hablaron en voz baja. Leone y Liselotte estaban seguras de que seguiría un regaño. En cambio, las voces de las dos mujeres se hicieron más fuertes.

“¡Dos platos más!” gritaron.

“¡Sí!” Inglis y Rafinha vitorearon.

¡Ruido sordo!  ¡Ruido sordo!

“Ho maihf! Viff ih uhlifuh! Ahnuhuhvih ahuh fenih nuhih unhuhhu! (¡Oh, Dios mío! ¡Esto es delicioso! ¡Todo lo que puedas comer debe ser maravilloso!)”, comentó Irina.

“¡Uhvuh vuhhuh uhhuhiuh hoo, vuh hihh finh! (Estaba preocupada por tu comida, ¡pero esto está bien!)” Serena estuvo de acuerdo.

“¡Fah vih! (¡Claro que lo es!)”, dijo Rafinha.

“¡Ihfhih heheo vih wohhuh hih! (¡Aún más sabroso con mamá aquí!)”, dijo Inglis.

¡Chomp! ¡Chomp! ¡Nom!

Los pasos de sus madres estaban a la par de los de Inglis y Rafinha, o tal vez incluso más rápido.

“Ah, ya veo, Inglis y Rafinha…” Leone comenzó a reflexionar en voz alta.

“¡Lo obtienen de sus madres!” Liselotte terminó.

“Monstruos… Más monstruos…” gimió la directora Miriela.

En poco tiempo, los cuatro platos estaban vacíos.

“Mmmm, ¡eso estuvo delicioso!” exclamó Rafinha.

“Todo fue mejor por la espera. Podría comer mucho más”, dijo Inglis.

“Errrr, ustedes dos… ¿No es casi la hora del ensayo?” —inquirió la directora Miriela, tratando de moverlos—.

“Todavía tenemos tiempo para dos platos más cada uno. ¡Comamos! ¡Una pasta caliente suprema de gran tamaño y un alfredo supremo de gran tamaño, por favor! ordenó Rafinha.

“Yo también. Hagamos que sea una comida ligera para que también tengamos espacio para la comida en el ensayo”, coincidió Inglis.

“Tendré dos más también”, dijeron Serena e Irina.

“Madre y tía Irina, sois adultos. No hay forma de que podamos satisfacer sus apetitos”, dijo Inglis.

“¡Okey! Señora, ¿podríamos tener seis pastas calientes supremas de gran tamaño más y alfredos supremos de gran tamaño, por favor? Rafinha gritó alegremente una orden al trabajador de la cafetería.

“Lamento apoyarme en usted para esto, directora Miriela”, dijo Irina.

“Sin embargo, cualquier preocupación que teníamos sobre nuestros hijos en este tipo de ambiente se ha ido. Muchas gracias”, dijo Serena.

“Ajá, ja… Ajá, ja, ja… Es un pequeño precio a pagar”. La sonrisa forzada de la directora Miriela se contrajo.

“¡Oye, mamá, después del almuerzo puedes venir a vernos en el ensayo! Es casi la hora del espectáculo. ¡Espero que puedas verlo antes de que regreses a Ymir!” dijo Rafinha.

“Sí, por supuesto. No he visto a la compañía de Weismar en mucho tiempo. Parece que llegamos en un buen momento. Sin embargo, es una pena que Rafael no esté aquí”, dijo Irina.

“Estoy deseando que llegue, Chris. Realmente es triste que tu padre no esté aquí”, dijo Serena.

“Sí Madre. Me aseguraré de luchar para su satisfacción.

“Bueno, solo quería verte lucir linda…”

La reapertura de la cafetería fue una gran ayuda para Inglis, ya que aseguró que ella y Rafinha pudieran comer hasta saciarse. Todo lo que quedaba era la obra con la compañía de Weismar. En ese escenario, Inglis podía pelear contra Yua al máximo, y lo iba a disfrutar aún más con su madre en la audiencia. Inglis tenía que asegurarse de estar en buena forma para la actuación.

“En ese caso, es necesario un poco más de nutrición. ¿Podría pedirme otra pasta caliente suprema de gran tamaño y otro alfredo supremo de gran tamaño, por favor? ella llamó.

“¡Yo también, yo también! ¿Puedo conseguir dos más de cada uno? dijo Rafinha.

“Ughhhh, esto me está dando una migraña. Voy a descansar en mi habitación. La directora Miriela salió tambaleándose de la cafetería.