Monogatari (NL)

Volumen 16

Capitulo 4: Correo Shinobu

Parte 4

La armadura de guerrero se hacía cada vez más fuerte, pero no había notado cómo Kanbaru se debilitaba cada vez más en contraste.

Empezó dándole un golpe en el cuerpo.

Luego, otro golpe—estaba sobre una rodilla cuando le dio un puñetazo en la barbilla. Me pareció extraño que se hubiera doblado entonces, pero cuando la vi desplomarse justo después de agarrarse a él con su tacleada, lo supe.

Me di cuenta por fin, pero demasiado tarde. Debería haberlo hecho antes, o mejor dicho, es extraño que no lo hiciera. Había presenciado el fenómeno una y otra vez, y lo había experimentado con la misma frecuencia.

Un drenaje de energía.

La capacidad de absorber la fuerza, la vitalidad y la voluntad de un objetivo mediante la proximidad o el tacto, un fenómeno excéntrico que conocíamos muy bien.

En otras palabras, había dos caras.

La armadura de guerrero con se hizo cada vez más dura, Kanbaru cada vez más débil—sus elegantes movimientos y su juicio habían jugado en su contra.

Se había acercado demasiado y lo había tocado demasiado antes de que pudiera darse cuenta—si yo hubiera estado en su lugar, no podría haber drenado más que la energía de un ataque.

No, tal vez era inevitable—por mucho que lo intentáramos, ninguno de nosotros habría relacionado a un guerrero con armadura con el drenaje de energía. Ya fuera yo o Kanbaru, no lo habríamos descubierto con seguridad hasta que nos derrumbáramos.

¿Por qué?

¿Por qué una anticuada y anacrónica armadura de guerrero usaría—

un drenaje de energía como si fuera una especie de vampiro?

¿Qué estaba pasando aquí?

¿Qué era esta cosa?

Sin embargo, no había tiempo para pensar—darse cuenta de que la armadura de guerrero podía drenar energía no cambiaba lo que tenía que hacer. Tenía que recuperar a Kanbaru, desplomada a los pies de la entidad a la que había tacleado, eso era todo.

No sabía el tipo exacto de drenaje de energía que utilizaba la armadura, ni las condiciones específicas necesarias para activarla, pero no podía preocuparme por eso.

A diferencia de Kanbaru, que tenía una excentricidad en su mano izquierda, ahora mismo yo no era ni siquiera un remedo de vampiro ya que mi vínculo con Shinobu se había cortado. Podría perfectamente colapsar en un momento humillantemente instantáneo si me golpeara un poderoso drenaje de energía.

Bien podría ser succionado, pero aprovecharía ese momento por el bien de Kanbaru Suruga, que había reunido sus últimas fuerzas para exprimir una orden huida.

Todavía no sabía por qué la armadura de guerrero estaba aquí, por qué había aparecido, ni nada sobre su identidad, pero había venido aquí por una sola razón. Se lo había pedido.

Se había metido en esto por mí y por nadie más.

Si le ocurriera lo peor, nunca podría mirar a Senjougahara a los ojos durante el resto de mi vida, y por eso cargué contra la armadura de guerrero.

No diría que tenía ninguna, pero si tuviera que elegir una, la idea era pasar corriendo por sus piernas y recoger galantemente a la Kanbaru caída en el transcurso de los tres segundos siguientes. Sin embargo, en su mayor parte, mi vida no ha ido como me imagino.

Como todos ustedes saben muy bien.

Mi maniobra no fue en vano, porque la armadura de guerrero, con Kanbaru bajo sus ojos, reaccionó. No es que tuviera ningún ojo en su casco, pero me pareció que me miraba fijamente.

Entonces también se movió—al parecer, tras absorber la energía de Kanbaru, intentó una tacleada como la que ella había hecho, curiosamente.

Imagina a una armadura de guerrero que parece el doble de tu tamaño abordándote de frente. Por la forma en que se movía, parecía que iba a arrollarme de frente, pero, naturalmente, la diferencia de altura era considerable.

Lo que era esencialmente un golpe en el hombro se estrelló contra mi abdomen, y el impacto me hizo preguntarme si todos mis órganos internos se habían desgarrado. No habría sido sorprendente—¿quién podría encontrar un fallo en que el remate de esta historia fuera yo, privado de la regeneración vampírica, muriendo en el acto?

Pero tal vez mi falta de poder a medias fue una bendición, porque incluso un puño despiadado que rompe diez ladrillos es sorprendentemente ineficaz para atravesar un fino trozo de seda que flota en el aire. En otras palabras, volé hacia atrás, totalmente incapaz de mantenerme firme.

Rodé por el suelo, esparciendo los pupitres y las sillas de la sala, creándome nuevos rasguños por todo el cuerpo, por fortuna, teniendo en cuenta mi historial, no me partieron por la mitad.

Esta vez podría haber sido yo el que quedara desparramado por la habitación, pero maldita sea, ¿me había acostumbrado a mi inmortalidad vampírica en algún momento? El dolor sordo en cada centímetro de mi cuerpo, y la sangre que rezumaba de todos mis rasguños, me hicieron sentir finalmente humano.

Qué egoísta soy. Después de pasar todo ese tiempo durante las vacaciones de primavera deseando desesperadamente volver a ser humano, deseaba esos poderes vampíricos.

Para proteger a Kanbaru, me dije. Ni siquiera podía ponerme de pie. Llegaría hasta Kanbaru aunque tuviera que arrastrarme hasta ella, pero para ir al grano, no era necesario. Mi lucha inútil realmente no tenía sentido.

Digo esto porque la armadura de guerreo ignoró la forma desplomada de Kanbaru y comenzó a caminar hacia mí, paso a paso.

Aunque su paso no había cambiado, no parecía tan lento como antes—su andar casi parecía ágil, a pesar de lo pesada que era la armadura.

¿También había absorbido mi energía cuando chocamos? No, ahora que era humano, mi energía ni siquiera le abriría el apetito— básicamente le aportaría nada. A mi manera de aficionado, me había enfrentado a varias excentricidades en rápida sucesión, pero nunca me había enfrentado a una que se hiciera más fuerte cuanto más luchara.

¿Se hizo más fuerte cuanto más luchó?

Eso básicamente lo convirtió en mi depredador natural. “■■■■—”

La armadura pareció murmurar algo más, pero antes de que pudiera descifrar los sonidos, sólo un paso y medio nos separaba.

Pensé que podría seguir adelante y pisotearme.

Probablemente podría, como si yo fuera una hormiga, pero en lugar de eso, la armadura de guerrero se inclinó ligeramente y me agarró por la ropa alrededor de mi cuello, como para ayudarme mientras luchaba por levantarme, y me levantó como si fuera un mantel que se estaba preparando para guardar.

Me levantó y me miró directamente.

De nuevo, no es que la armadura de guerrero tuviera ojos… “Cual…”

Mis palabras eran vacilantes.

Los golpes que me di en el cuerpo mientras rodaba por el aula—y los daños más directos en el abdomen—quizá no fueran mortales, pero parecían importantes, porque ya no podía ni siquiera luchar. Ni siquiera podía poner las manos en los guanteletes que me sostenían.

“¿C-Cuál es tu problema? ¿Qué intentas hacer? ¿Cuál es tu rencor—por qué estás haciendo esto?”

Estaba siendo demasiado hablador, ya que hablar era lo único que podía hacer. Aunque sólo fuera aire reverberando en la armadura para hacer esos ruidos silbantes, no podía negar la sensación de que hablaba.

Si lo hizo.

Si pudiéramos comunicarnos, podríamos negociar.

No creí que pudiera conversar con una excentricidad de la forma en que lo hacía el antiguo residente de estas ruinas, Oshino Meme, pero podría haber dicho algo así como: Tan irritado y listo para pelear. ¿Te ha pasado algo bueno?

En realidad, habíamos atacado primero.

Claro que Kanbaru había actuado para defenderme, pero también se podía ver esta situación como si tratáramos de apalear a una armadura de guerrero que llamaba cortésmente a la puerta antes de entrar en la habitación.

El golpe en el hombro que me dio fue su único ataque explícito contra nosotros, e incluso ahora, podría decirse que me ayudó a levantarme…

“¡Gah!”

De acuerdo, no podrías decir eso.

Abrió sus manos, soltó mi ropa y me dejó caer como dictaba la gravedad, para volver a agarrarme, pero ahora que había caído, no me agarró de la ropa sino del cuello.

Con una mano. Estrangulándome.

Podía sentir que se contenía, pero seguía mostrando poca piedad— su mano alrededor de mi garganta como si fuera a romperme el cuello, claramente estaba dificultando mi respiración.

“¡Guh… gah… ghaah!” Pero su objetivo no era ese.

La razón por la que se estaba conteniendo.

La armadura de guerrero me estaba agarrando por la garganta para hacerme callar. Lo único que podía hacer… Al estrangularme, estaba cortando mis revueltas preguntas e impidiendo que le hablara. Un claro rechazo a la comunicación.

Sin embargo, también sentí una especie de consumo. Un drenaje de energía.

Drenándome, a través de mi cuello agarrado. Robándome energía.

Mi visión se volvió borrosa, mi conciencia se oscureció. “…”

Y luego.

Por encima de los hombros del guerrero acorazado, vi a Kanbaru levantarse de nuevo. Sus pies eran inestables, pero pude percibir la voluntad en sus ojos cuando se encontraron con los míos. Sí, Kanbaru Suruga era una experimentada jugadora de equipo, pero ¿por qué estaba haciendo contacto visual conmigo?

No vengas hacia acá…

Si puedes moverte, entonces vete, huye.

O eso quería decir, pero eso también era imposible mientras me estrangulaban. Aunque no sabía si podía hacerlo, como no era un atleta, no tuve más remedio que devolverle la mirada.

Corre.

No voy a huir, respondieron sus ojos con brío.

Me sorprendió un poco que Kanbaru y yo estuviéramos en un lugar en el que podíamos conversar con meras miradas, pero ¿de qué servía si ella iba a rechazar cualquier señal que le enviara? No es que tuviera mucho terreno que pisar, siendo el primero de nosotros que se negó a huir…

Tú serás el que huya. Voy a hacer que sus rodillas se doblen por detrás, así que usa eso como una oportunidad.

… Era estúpida incluso cuando nos comunicábamos sólo con el contacto visual.

¿Quería gastar una broma? Para empezar, no había rodillas en esa armadura, pero en ese mismo momento, tan decisivo como estúpido, incluso mientras tenía lo que podría ser mi último pensamiento.

El suelo del aula estalló en llamas.

Emitió un pilar de llamas como si hubiera explotado una mina antipersonal enterrada bajo el suelo, y este pilar quemó el guantelete del guerrero que me agarraba por el cuello.

La llama era increíblemente intensa, hasta el punto de que esperaba que quemara directamente la armadura—por poner un ejemplo familiar, parecía el quemador de la cocina de un restaurante chino encendido al máximo.

La mano del guerrero acorazado, que podría haberme aplastado la garganta y la nuez de Adán en un abrir y cerrar de ojos si se hubiera sentido inclinado a ello, se soltó por reflejo a causa de las llamas, permitiéndome, ahora libre, caer al suelo sobre mi trasero.

Sin embargo, no tuve tiempo de celebrar mi nueva sensación de liberación—aunque deseaba que la repentina columna de llamas que surgió del suelo hubiera apuntado convenientemente al brazo de la armadura de guerrero, no fue así. El primer pilar chamuscó su guantelete, eso es todo.

Uno tras otro.

Como si una presa hubiera estallado.

Como una reacción en cadena, las llamas surgieron desde abajo, por todo el suelo, brotando como fuentes. Estas columnas que atravesaban el suelo no se apagaron, sino que continuaron hasta el techo—dada su fuerza, debieron de atravesar también los techos del tercer y cuarto piso, hasta llegar al tejado.

Estas llamas parecían martillos físicamente destructivos que se abrían paso desde abajo, en un agresivo juego de Golpea el Topo, si se quiere decir así.

Ahora, sobre mi trasero, rodé más que me arrastré para evitar los sucesivos pilares en erupción y llegar hasta Kanbaru—no es que mi inutilidad en forma de pedazo de seda y yo nos acercáramos a ella para lograr algo. De hecho, podría incluso exponerla al peligro si la armadura de guerrero me perseguía.

Kanbaru, siendo Kanbaru, se abrió paso entre las llamas—su habilidad de evasión, la forma en que su cuerpo podía moverse por sí mismo a pesar de no entender lo que estaba sucediendo, demostró que era una atleta de primera categoría.

¿Qué estaba pasando?

Evidentemente, supuse que esas penetrantes lanzas de fuego eran otro fenómeno excéntrico provocado por la armadura de guerrero, pero teniendo en cuenta que tenía que agradecer a los pilares el haberme liberado de su dominio, quizá no.

Incluso ahora, la jaula de pilares en llamas, la valla ardiente que había atravesado sin que me sobrara un centímetro, me separaba de la armadura de guerrero. Casi como si las llamas fuesen un muro que nos protegiese—aun así, me costaba creer que las cosas fuesen tan convenientes. Nuestro lado de la jaula en llamas era lo suficientemente ardiente.

¿Y entonces?

¿Qué eran estos pilares? “… Hanekawa-senpai.”

Kanbaru murmuró un nombre, pero ¿por qué—Hanekawa? ¿Por qué sacarla a relucir de repente?

Nada sobre el fuego o las llamas me dijo Hanekawa—si acaso, serían las Fire Sisters, mis dos hermanitas Araragi Karen y Araragi Tsukihi.

Pero no estaba en condiciones de preguntar—las llamas seguían estallando en un lugar tras otro.

Se alzaron tantas columnas que apenas tenía un lugar donde pararse—cuando una lanza ardiente subió lo más alto que pudo, eso no fue el final. Naturalmente, el fuego se extendió entonces desde los agujeros abiertos.

Las ruinas están, en general, llenas de objetos inflamables, y el aula en la que nos encontrábamos ya estaba manchada de un tono rojo irrevocable.

No quedaba nada de la oscuridad anterior, pero incluso entre las llamas destacaba el tono rojo de la armadura.

Este no era el tipo de incendio en el que esperas que los bomberos lleguen a tiempo.

Al ser la situación tan grave tenía que ponerme a salvo lo antes posible—¿no había participado en simulacros anuales desde la escuela primaria precisamente para este momento?

Ni siquiera yo podía bromear y afirmar que “R-A-C-E” significaba “Retoños Altamente Cariñosos Escolares”—tal como había aprendido, era Rescate, Alerta, Contención y Extinción.

Pero.

No había esperanza de contener o extinguir esto.

Olvídate del rescate, pero mientras la armadura de guerrero y yo nos mirábamos a través de la valla en llamas que nos separaba, hubo una alerta.

“¡Es hora de dejarlo, por desgracia!” Esta vez.

Con claridad.

La armadura de guerrero habló de una manera que podía entender.

“Parece que se ha introducido una molestia en toda regla—¿quizás hemos pisado la cola del tigre? ¡No tengo ninguna esperanza de manejar esto como estoy ahora! Parece que he llegado en mal momento—mi ama también parece estar ausente… ¡Lo intentaré de nuevo! Vos también, no os entretengáis y volved a casa de inmediato.”

Sus palabras se volvieron repentinamente fluidas. Fluidas, vivas, incluso refrescantes.

Como si todos sus anteriores ruidos apagados, como de instrumentos, fueran una mentira.

Intenté acompañar mi sorpresa con una reacción.

¿Cómo estaba ahora?

¿Un mal momento? ¿Su ama?

¿De qué hablaba?

Quería bombardearlo con preguntas, pero no podía porque me dolía la garganta.

… No, no es eso.

No se trataba de un dolor de garganta o algo así.

Cuando la armadura de guerrero me agarró del cuello con fuerza, había absorbido mi voz.

Drenaje de energía.

Al igual que reprodujo la tacleada de Kanbaru. Ahora reproducía mi voz.

En ese caso la fluidez del discurso tenía cierto sentido, así como una forma de hablar envejecida que hacía juego con su atuendo arcaico, incluso anacrónico.

Aun así.

Aunque la armadura de guerrero era libre de hablar como quisiera, no podía hacer la vista gorda a lo que dijo a continuación.

Dada su tradicionalidad japonesa, pronunciar un nombre occidental ponía en entredicho todo el bagaje histórico del personaje.

“¡La próxima vez que os encontréis con Kiss-Shot, decidle esto!

¡Vendré a recuperar mi preciosa espada encantada Kokorowatari después de recuperarme un poco más! Sí, ¡ningún guerrero con armadura está completo sin una espada! De hecho, hace cuatrocientos años que se la presté, ¡así que decidle que se prepare para una tarifa tardía! ¡Jajajaja!”

Jajajaja, se rio la voz, aunque la mandíbula de la mascará mantuvo su expresión de furia.

“¡Ja!” “¡Ja!” “¡Jaja!” “¡Jajaja!” “¡Jajajaja!” “¡Jajajajaja!” “¡Jajajaja!” ¡Jajajajajaja!” “¡Jajajajajajajajajajajajajajajajajajaaa—!”