Monogatari (NL)

Volumen 16

Capitulo 4: Correo Shinobu

Parte 3

Bam.

Bam, bam.

Bam, bam, bam—escuché unos golpes en la puerta.

Llamaron a la puerta del aula que utilizábamos como punto de encuentro, una puerta doble corredera estándar que crujía como cabría esperar de una puerta de un edificio abandonado al abrirla o cerrarla.

Parecía que Kanbaru había cerrado concienzudamente la puerta tras ella al entrar, lo que daba una idea de su buena educación, pero luego, tras cerrar tan adecuadamente la puerta del aula, había procedido a darme un rodillazo en la cara que me rompió los dientes. Pero podría interrogarla, o más bien reprenderla, más tarde.

Bam.

Bam, bam.

Bam, bam, bam.

El sonido de los golpes en la puerta, pero no uno violento. Educado, en todo caso, un golpe tranquilo y regular. Pero al oír tanta corrección, no pude evitar sentir que algo iba mal.

Por supuesto que sí. Un caballero puede ser todo lo correcto y digno que quiera, pero sólo lo hace parecer más espeluznante si te encuentras con él en lo más profundo de un bosque oscuro, como el educado golpe que ahora escuché en un edificio abandonado en medio de la noche.

Era más que suficiente para ponerme nervioso. “¿Eh? ¿Qué es esto, una visita? Pase.” Dijo Kanbaru.

… No estaba nerviosa en absoluto.

Un corazón de hierro, a pesar de ser sólo una estudiante de segundo año de secundaria. Se notaba que solía competir a nivel nacional.

“¿Hm? Araragi-senpai, ¿quién toca no es este conocido tuyo?

¿Invitaste a alguien más que a mí aquí?” “No, tú eres al única…”

¿Una visita?

¿Qué, se impacientó porque Kanbaru y yo estábamos pasando más tiempo del esperado disfrutando de nuestras bromas sin sentido?

¿Había enviado a alguien por nosotros? ¿Era eso?

La idea se me pasó por la cabeza, pero parecía imposible.

Al fin y al cabo, no había pasado tanto tiempo hablando con Kanbaru—sí, habíamos divagado, pero sobre todo en cuanto al tema, no en cuanto a la duración, y aunque hubiéramos divagado durante mucho tiempo, no podía imaginar que se impacientara.

Su percepción del mundo implicaba lapsos de tiempo diferentes a los míos—entonces, ¿quién era? ¿Quién visitaba ahora esta aula?

Mi insensato yo se emocionó ante la remota posibilidad de que fuera Shinobu. Mi vínculo con ella se había cortado, pero tal vez había utilizado algún otro método para localizarme.

Por supuesto, no fue así, pero más tarde me enteré de que, aunque mi idea no era acertada, no lo era ni de lejos, en más de un sentido.

En cualquier caso.

Con el permiso de Kanbaru, la chirriante puerta se abrió y en el aula entró—hacia nosotros—una armadura.

“¡…!”

¿Armadura?

Ciertamente, una armadura—sin duda alguna. Armadura es la palabra correcta.

Pero, ¿es correcto que haya aparecido esta armadura?

¿Cuál fue el contexto exacto, qué ocurrió exactamente para que apareciera un guerrero con armadura? Hace unos momentos, Kanbaru y yo estábamos disfrutando de una agradable conversación, así que

¿por qué?

Mi mente, de acuerdo con sus rutinas estándar y adecuadas, comenzó a procesar a este guerrero con armadura que había aparecido de repente. ¿Se trata de una especie de cosplay anacrónico? Mis pensamientos empezaron a avanzar con pasos optimistas, casi como los de una tortuga, pero mientras tanto los de la famosa y ágil Kanbaru Suruga eran tan rápidos como los de una liebre.

No.

Para ser más exactos, dudo que lo pensara del todo—Kanbaru Suruga comenzó a moverse en el momento en que la puerta se abrió y el guerrero acorazado entró con estrépito.

Ella sostenía en alto su brazo izquierdo vendado. Y saltó hacia la armadura.

“¡K-Kanbaru!”

“¡Agáchate!” Gritó, aun teniendo en cuenta mi seguridad, y golpeó con su puño izquierdo el torso de la armadura, en el centro de su tronco.

Aunque técnicamente hablando, el puño izquierdo no era suyo. Era el de una excentricidad.

Así, mientras que un puño desnudo normal podría romperse si se utilizara para golpear una armadura, en este caso fue la armadura la que se rompió—bastó un golpe directo de Kanbaru para reducirla a pedazos.

Todo en un abrir y cerrar de ojos.

Sí que me pareció un poco exagerado pegarle un puñetazo, sin hacer preguntas, antes de saber qué demonios era, pero la gran velocidad de reacción de Kanbaru ante una figura sospechosa fue digna de elogio.

A falta de valor para abofetear a un guerrero acorazado en cualquier situación, sólo pude seguir su petición (¿orden?) y tumbarme por reflejo (con las manos detrás de la cabeza sin pensarlo dos veces, comoun civil que se rinde ante un ejército). Fue entonces cuando fui testigo de algo aún más impactante que su capacidad de decisión.

La armadura dispersa.

Suponía que la persona que la llevara estaría expuesta, su identidad clara, sin importar quién fuera.

Pero eso no sucedió.

Dentro de la armadura no había nada. “…”

Esto fue suficiente para que incluso Kanbaru se quedara sin palabras: retrocedió en silencio hasta llegar a mí. Se podría decir que corrió hacia atrás. Súper rápido. Sinceramente, en lo que respecta a sus habilidades físicas, lo que merece una mención especial no es tanto el poder destructivo de su puño izquierdo perteneciente a una excentricidad, sino todo lo que hay en ella de cintura para abajo, que ha templado y entrenado a través de su propia voluntad obstinada y firme.

“Espera un segundo.” Objetó ella. “¿Podrías por favor no centrarte en todo lo que me rodea de cintura para abajo en un momento como este? Al menos considera la atmosfera del momento.”

“Bueno, entonces deja de leer mi mente. Dije específicamente todo lo que entrenaste, es decir, tus piernas. ¿De qué otra cosa iba a hablar?”

Me levanté de mi estado defensivo mientras discutía con ella; mis ojos nunca dejaron la armadura dispersa, por supuesto.

Una armadura completa.

El golpe de Kanbaru la había hecho volar en pedazos, pero cuando me fijé bien, ninguna de las piezas estaba dañada o rota. Era como un juego de bloques de juguete que se había caído. La armadura había salido volando con demasiada facilidad, por muy potente que fuera el golpe de Kanbaru, pero tenía mucho sentido si la armadura estaba vacía.

“Diría que fue más bien una cáscara.” Comentó Kanbaru. “Fue extraño el poco impacto que sentí. Casi pensé que había fallado…

¿Qué es esa cosa? ¿Tu amigo?”

“No tengo ningún amigo que sea una armadura.” “Me pregunto, ¿qué clase de amigos tienes?” “…”

No pude contestarle a tiempo.

No tenía muchos amigos que no conociera ya.

En cualquier caso, no conocía ninguna armadura andantes que también estuviera vacía, como amiga o no.

No sabía de la existencia de ninguna. Y eso incluía a cualquier excentricidad.

“Así que, como mínimo, este guerrero con armadura no es la persona que querías presentarme.”

“Espera… ¿le diste un puñetazo cuando no estabas segura?”

¿Qué pensaba hacer si realmente era un cosplay o una idea de sorpresa de alguien?

“¿Qué estaba planeando? Bueno, me disculparía. Simplemente hice lo que tenía que hacer en ese momento para proporcionarte la protección que mereces.”

“…”

Qué kouhai más temible. Nunca se puso nerviosa.

Aun así, sus poderes de juicio y combate eran igualmente fiables; no sabía qué quería de Kanbaru, pero con mi vínculo con Shinobu cortado, ciertamente no era el adolescente más útil de los dos.

En cualquier caso, sea cual sea la excentricidad o la espantosa aparición, Kanbaru había resuelto las cosas antes de que pudieran empezar… bueno, las había dispersado más que resuelto.

Ella realmente apestaba para mantener una habitación ordenada.

¿Estaba  esto  relacionado  con  su  petición?  ¿Tenía  que comunicárselo?

“¿Hm?” Kanbaru inclinó la cabeza. “Veamos… qué tenemos aquí.” “¿Qué pasa?”

“Bueno, pensé que era una armadura completa, pero al inspeccionarla más de cerca, le falta algo.”

“¿En serio?”

“Sí. Tenemos unas cuantas armaduras completas en mi casa; en comparación con ellas, a este tipo le falta una pieza vital.”

“…”

¿Unas cuantas armaduras? ¿Qué clase de hogar era ese?

Bueno, era una gran finca de estilo japonés… Unas cuantas podría ser una exageración, pero no sería sorprendente que estuviera familiarizada con al menos un conjunto.

“Yo tampoco he notado nada, Kanbaru—mm, bien. Si sabes tanto de armaduras, ¿podrías recomponerla?”

“¿Qué? ¿Yo?” Señaló su propia cara de confusión.

A pesar de todo el asunto de jurar su lealtad a mí, Kanbaru no estaba acostumbrada a que la pusieran a trabajar. No era una adolescente útil en ese sentido, era una diva.

Dije: “No es que sepa cómo encaja una armadura.” “Entonces te daré instrucciones. ¿Por qué no lo intentas?”

“Ni siquiera te lo piensas dos veces a la hora de poner a trabajar a tu querido senpai, ¿verdad? Pero bien. Te demostraré que soy un hombre, capaz de algo más que estar tumbado y ponerse a cubierto cuando se le diga. Soy igual de capaz de estar boca arriba.”

“Si hay algo que no quiero ver, es a un senpai al que respeto demostrando esa habilidad en público… Pero, de todas formas, ¿por qué volver a montar esta cosa?”

“Bueno, si lo hiciéramos, podría empezar a moverse de nuevo…”

Teníamos que ir a nuestro siguiente punto de encuentro una vez que nos hubiéramos reunido sin incidentes. Sin embargo, tal y como estaban las cosas, nuestro encuentro no fue “sin incidentes”. Para ser sincero, no quería más problemas y consideré la posibilidad de fingir que nada de este asunto con la armadura había sucedido y marcharme, pero acababa de tener una experiencia de primera mano de lo que sucede cuando te alejas de las semillas de los problemas y las dejas brotar.

Carecía de cualquier tipo de conocimiento o sabiduría sobre nuestra situación, pero aun así debía hacer todo lo posible. No podía llevar tanto tiempo reconstruir esta armadura si Kanbaru sabía cómo encajaba.

“No, creo que va a llevar un tiempo… ¿No sabes lo que pesa una armadura? Esto no es como armar un modelo de juguete o algo así.”

“Ah… No es que haya montado nunca un modelo de juguete.”

“Hm, ¿en serio? Me sorprende oír eso de ti, dados tus muchos intereses.”

“No alabes mis muchos intereses sólo para seguir charlando. No es que no haya tocado ninguno, es que no he completado ninguno.”

“Oh, te entiendo. Siempre compro maquetas, pero nunca las saco de la caja.”

“Bien, en ese caso, no me metas en el saco de los tuyos.” Y así sucesivamente.

Si algo era una pérdida de tiempo, era este tipo de conversaciones, pero como resultado, me ahorré la onerosa tarea de volver a montar la armadura dispersa (de acuerdo con las instrucciones de mi kouhai). No porque lo hiciera ella misma—nuestra diva nunca se afana.

Se movió.

Sin que pusiéramos un dedo encima, de hecho, sin que nos acercáramos. Sin embargo, cada una de las piezas dispersas comenzó a moverse por sí misma.

Como si un vídeo se reprodujera al revés. Moviéndose por sí misma—se recompuso.

Como si la armadura vacía hubiera sido una forma de vida, crujió y volvió a ser consciente.

Volviendo a formarse como una forma de vida.

El casco, la coraza, la túnica, los guanteletes, las grebas, la máscara, las hombreras, los calcetines, las sandalias de paja y los zapatos de montar se unieron, completando el guerrero acorazado que habíamos visto.

En aquel edificio abandonado y sin electricidad, iluminado sólo por la luna y las estrellas, no había podido ver bien al guerrero acorazado antes, pero ahora tenía otra oportunidad.

Ahora que lo he vuelto a ver, me he dado cuenta de lo ruidoso y llamativo que era.

Armadura roja brillante.

¿Cómo se llamaba este tipo de armadura—akazonae?

No, el color casi parecía ir más allá del rojo, como si se tratara de sangre… Sólo pude observar estupefacto algo tan increíble, pero me di cuenta de una cosa nueva.

Un nuevo descubrimiento, o más bien, entendí el comentario de Kanbaru: que le faltaba algo. Ahora que podía ver su figura completa, la pieza que faltaba estaba clara.

Lo que le faltaba a la armadura.

Dejando de lado que no había nada en su interior, por supuesto, lo que le faltaba al equipo, por lo demás completo, era…

“… ■■■■”

¿Eh?

¿Habló?

La armadura vacía, la cáscara desprovista de contenido.

De ninguna manera, imposible. Alguna brisa debe haber pasado por el traje hueco. Sonaba demasiado apagado para ser cualquier tipo de voz… en…

“¡Atrás!”

… absoluto—una vez más Kanbaru se movió más rápido de lo que mis sinapsis podían reaccionar. Con agilidad. Volvió a blandir su brazo izquierdo, entró en el espacio de la armadura sin dudar un instante y la golpeó de lleno.

Una armadura vacía que no sólo se movía sino que se recomponía automáticamente era, cuando menos, chocante, pero Kanbaru reaccionó a la anomalía a una velocidad que me produjo un escalofrío. Hice lo que me pedía y retrocedí.

Era un gran misterio por qué seguía tan entregada a un senpai como yo (en mi defensa, no retrocedí porque tuviera miedo de la armadura, mi cuerpo simplemente obedeció a Kanbaru sin ninguna aportación mental—¿quizás eso sea aún más patético?)—sea cual sea la razón, tenía el tipo de personalidad sin vacilaciones que pisaba el acelerador ante el peligro.

Pero.

Esta vez, la armadura no se desmoronó.

En lugar de dispersarse, se tambaleó hacia atrás, incapaz de absorber todo el impacto, pero se quedó en el sitio.

No.

No se limitó a quedarse en su sitio, sino que retrocedió y utilizó su brazo izquierdo, su brazo izquierdo vacío, para intentar agarrar a Kanbaru.

Sus movimientos eran lentos.

Intentó agarrar la cabeza de Kanbaru desde arriba—ella no es en absoluto una chica baja, pero el guerrero con armadura era fácilmente medio metro más alto que ella. Al no haberse resistido a la diferencia de altura, no se acobardó cuando el brazo izquierdo se extendió como reacción.

Lo esquivó por un pelo y se deslizó para asestarle otro golpe, como si fuera una contrapartida, apuntando esta vez no al torso sino a la barbilla. No fue un uppercut, sino un puñetazo directo como un láser desde abajo.

Naturalmente, no estaba claro si apuntar a lo que normalmente sería un punto débil significaba algo contra una armadura vacía, pero los movimientos de Kanbaru Suruga, mucho más familiarizada con la lucha que los míos, fueron suficientes para hacerme jurar: Mierda, tengo que asegurarme de nunca hacerla enojar. Tiene mi obediencia incondicional como su senpai.

¿Por qué una atleta como ella se sentía tan cómoda en una pelea? Tal vez no se podía llegar a la cima en la tierra de los deportistas sin ser al menos un poco duro…

Había luchado contra ella en esta misma aula después de haber sido envenenada por una excentricidad, y ahora que lo pienso, sus movimientos entonces también eran bastante hábiles.

Dudaba que estuvieran al nivel de la fuerza muscular designada por las Fire Sisters, pero el simple hecho de tener un control total sobre su cuerpo impresionaba a mí todavía aturdido ser.

Sin embargo, no era el momento de impresionarse. Creo que no hace falta decirlo.

Los movimientos de la armadura eran torpes, mientras que los de Kanbaru eran rápidos, y ni siquiera relativamente. Aunque un solo golpe no habría sido suficiente para volver a destrozar la armadura, me preguntaba si se rompería después de dos o tres.

La falta de equipamiento de la armadura también alentaba este pensamiento, pero eso no es lo que ocurrió.

Aunque Kanbaru esquivó el agarre que le dirigía, incluso un golpe en la mandíbula no hizo más que sacudir el casco del guerrero. Intentó darle un tercer golpe, pero de repente cayó de rodillas.

Se desplomó. Y se derrumbó.

“¡¿?! ¡¿Kanbaru?!” “¡A-Atrás!”

Por su voz me di cuenta de que se sentía igual de perpleja, pero eso fue lo que dijo. Inmovilizándome con esas palabras, se levantó de su posición en el suelo, sobre una rodilla, antes de cargar contra las piernas del guerrero acorazado como si fuera un corredor desde un comienzo agazapado.

Esto no fue una agarre de cuerpo completo, fue una tacleada.

La armadura no caía ante los puñetazos, así que ahora intentó derribarla por la fuerza bruta—de hecho, aunque no pudiera hacerla volar en pedazos, su propio peso podría dispersarla si la golpeaba contra el suelo. Ese debía ser su objetivo, pero incluso una tacleada impulsada por las musculosas piernas de Kanbaru terminó en fracaso.

“¡…!”

Esta vez no vaciló ni un centímetro. No se balanceó, ni siquiera tembló.

No necesitó ajustar su pie—el guerrero acorazado resistió el placaje y se limitó a mantenerse firme como si le hubieran salido raíces de los pies.

¿Qué? Casi parecía…

Qué la armadura era cada vez más firme.

Al principio un golpe la destrozó, luego sólo se tambaleó, después sólo fue sacudido y ahora no se movió ni un centímetro… La progresión era demasiado rápida como para explicar que el guerrero acorazado se estaba aclimatando a los ataques de Kanbaru. Eso parecía, en todo caso, insostenible, dados sus movimientos torpes.

Sin embargo, apenas diez minutos después de su aparición, el guerrero acorazado se había hecho claramente más fuerte.

Había captado una parte de lo que estaba pasando, pero sólo una.

En ese momento, debería haber prestado atención a la otra. “A—” Dijo Kanbaru.

Todavía se aferraba y empujaba la armadura después de su tacleada. “Araragi-senpai—” Dijo ella, aferrándose con fuerza.

No.

Incluso el agarre de sus brazos cayó, su esfuerzo en vano—fue Kanbaru, no la armadura, quien se desplomó a pesar de que no le había hecho nada.

“—Corre.”

Era la única orden que no podía obedecer.