Monogatari (NL)

Volumen 16

Capitulo 4: Correo Shinobu

Parte 26

Whap.

La mano de Shinobu se movió para agarrar la cara de Kanbaru.

Parecía que estaba usando una Garra de Hierro—Shinobu parecía lanzar otro ataque desde la posición de montura sobre la chica que estaba boca arriba, Kanbaru.

Dicho esto, parecía que la Garra de Hierro sólo pretendía amenazar, sin poner fuerza en sus dedos, tocando la cara de Kanbaru más que agarrando.

Sin embargo, ¿cómo podría alguien quedarse quieto con esta mano de farsa de vampiro en la cara? Shinobu tenía suficiente fuerza de agarre para aplastar una excentricidad serpiente. Por supuesto, la cabeza de una serpiente no era lo mismo que una cabeza humana, pero probablemente era como tener la cabeza acariciada por un oso.

Me pareció escuchar el trago de Kanbaru. Y sin embargo, no se retiró.

No se retiró.

“Estás tratando de evitar tener que ver a tu antigua pareja, que pasó cuatrocientos años volviendo a la vida, eso no es bueno. No es bueno en absoluto.”

Eso.

No está bien, dijo Kanbaru.

“…”

También me encontré tragando saliva, así que eso era lo que Kanbaru quería hablar con Shinobu mientras yo no estaba. No tenía forma de saber cómo había abordado el tema, pero dado que había acabado inmovilizada en el suelo, probablemente no lo había hecho de muy buena manera.

No.

En absoluto había abordado el tema de buena manera.

Habría sido directa, sus palabras fuertes, claras y sin consideración cuando podría haber habido mejores métodos para usar.

Te equivocas. No estás en lo correcto.

Debió decir ese tipo de cosas, e incluso si supiera el tipo de explosión de ira que esas honestas palabras provocarían, no lo habría dicho de otra manera.

Kanbaru Suruga.

Continuó, todavía negándose a elegir cuidadosamente sus palabras.

“¿Una adulta durante cinco siglos? ¿De verdad? Me parece que no eres más que una cobarde que sigue huyendo, negándose a enfrentar su pasado.” Dijo las palabras con claridad. Su rostro seguía presionado. “Me dijiste que me disculpara, pero, en todo caso ¿no tienes a alguien con quien disculparte?”

“No tengo ni idea de lo que podéis estar hablando. No puedo entenderlo, es incomprensible. Había visto desde la sombra de mi amo que el enajenamiento es vuestro estado mental estándar, pero parece que habéis superado incluso eso.”

Así que Shinobu estaba de acuerdo en que a Kanbaru le pasaba algo en la cabeza… Por sí solo eso ya era bastante, pero ahora también compartía la incapacidad de Shinobu para entender lo que Kanbaru intentaba decir.

Necesitaba ver al primer Asesino de Excentricidades.

¿Y disculparse con él?

¿Eso es lo que estaba diciendo? Recordé mi conversación en el lote vacío con el chico Asesino de Excentricidades. Dijo algo… sobre querer disculparse con Shinobu.

Quería reunirse con ella para disculparse.

No podía calibrar hasta qué punto lo decía en serio, e incluso si estaba diciendo la verdad, una parte de mí sentía que sería un poco egoísta querer algo así después de todo este tiempo—sin embargo, ahora Kanbaru le decía todo lo contrario a Shinobu.

Reunirse con él y pedirle disculpas—¿qué hizo que Kanbaru sintiera que tenía que decir eso?

“Sé mejor que nadie que estoy mal de la cabeza.” Así que era consciente de ello…

“Pero eso no tiene nada que ver con esto—sigo sabiendo que te equivocas, incluso con la cabeza desordenada.”

“Y os he estado preguntando todo este tiempo en qué me he equivocado, no entiendo nada. Si un humilde humano como vos desea darme un sermón, al menos hablad de manera algo lógica.”

“¡Al diablo con la lógica!” Kanbaru volvió a gritar.

Casi parecía que se estaba comiendo la palma de la mano de Shinobu cuando gritaba con la cara apretada, y Shinobu tampoco apartó la mano.

Dependiendo de cómo lo veas, pintaron un cuadro muy surrealista.

Ononoki-chan podría haber sonreído si supiera expresar sus sentimientos, pero esto era lo más serio posible para las dos implicadas.

“¡Deja de quejarte y reúnete con él! Estamos hablando de un tipo que pasó cuatrocientos años resucitando para conocerte, así que ¿por qué no lo haces por él?”

“Y de nuevo, ahí es donde radica vuestro malentendido—no es que haya vuelto por una razón tan insignificante y emocional como esa. Es mera vitalidad, un mero fenómeno natural. No es diferente de la llegada del verano y del invierno, de la lluvia que cae, de las olas que rompen, del día que se convierte en noche y vuelve a ser día. Un fenómeno natural, en el que las cenizas dispersas fueron recogidas de nuevo por el viento y excitadas de la misma manera que lo haría un imán.”

“¡Claro, pero es natural que alguien se enamore!” Gritó Kanbaru. “¡No te atrevas a negar los sentimientos de alguien que está enamorado de ti!”

“Otra vez… ¡Qué incomprensibles sois!” Hasta hora en voz baja, la voz de Shinobu también comenzó a elevarse. “¿Qué clase de disposición poseéis? ¡Dejad de intentar medir el mundo según vuestros propios criterios! Esa no es la naturaleza de un siervo vampiro—¡una relación de amo y sirviente! No es una cuestión de que haya o no amor,

¡cerebro podrido de romance!” Cerebro podrido de romance.

Las palabras fueron lo suficientemente fuertes como para poner fin a la discusión, pero Kanbaru aún no se echó atrás, sino que persistió en el mismo tono tenso.

“¿Tu relación de amo y sirviente no tiene que ver con que haya o no amor? ¿Eso es algo que serías capaz de decir a la cara de Araragi- senpai?”

“…”

Shinobu se quedó en silencio.

Pasó de estar enfurecida a estar tranquila.

Aunque no estábamos cara a cara, yo estaba directamente al lado de la suya. Pero Shinobu no podía quedarse callada porque lo sabía.

Si hubiéramos estado unidos, nunca podría escapar a su vista desde esta distancia, no importaría lo bien que me escondiese…

Qué ironía. Había entrado en contacto con los sentimientos de Shinobu así precisamente porque nuestro vínculo se había cortado.

“Hmph. ¿Y así creasteis una oportunidad para que las dos estuviéramos solas? Ah, pero ahora que lo menciono, algo en vos pareció extraño cuando le dije a mi amo que no tenía intención de encontrarme con ese siervo… ¿Y por eso le hicisteis comprar libros y sostenes y demás?”

“No, eso no tiene nada que ver.”

… Aparentemente no era el caso.

“En realidad sólo quería que me los comprara. Si te soy sincera, me arrepiento de no haber puesto más énfasis en el sujetador—ahora me preocupa que lo considere una broma y no me compre uno. Me duele mucho el pecho después de todo el movimiento que acabo de hacer. Mis pechos no pueden seguir el ritmo de mi velocidad. Pensé que podrían arrancarse de raíz.”

“Vuestros movimientos fueron realmente dinámicos…”

“Por cierto, cuando jugaba al baloncesto, había un equipo contra el que nos enfrentábamos llamado los Comandos, nunca pude concentrarme del todo durante esos partidos.”

“Bueno, parece que volvéis a estar mal preparada en cuanto a la ropa interior.”

“En efecto. Nunca estaría así en el suelo si hubiera llevado sujetador… Aunque es muy fácil tener que estar aquí tumbada de este modo. Es como si me hubiera liberado de la gravedad.”

“Hmph. Una preocupación que no comparto como estoy ahora.” Dijo Shinobu, aparentemente molesta.

Por lo que pude suponer, la parte de la conversación en la que se contraargumentaban mutuamente había quedado atrás—uno pensaría que la situación comenzaría con ellas tratando de calmarse la una a la otra, para luego proceder a gritarse y luego a golpearse, pero parecía que las peleas entre chicas seguían el camino opuesto.

En otras palabras, una paliza, luego los gritos y, por último, hablaron entre ellas.

Bien, sería una falta de respeto a las chicas de todo el país si tomara como representativo cualquier cosa que hicieran Oshino Shinobu y Kanbaru Suruga, pero aun así.

Tal y como pensé durante nuestros encuentros con la armadura de guerrero y el cangrejo-mono-serpiente, Kanbaru fue tan rápida en actuar—debió de ir directamente a esto como de costumbre, tan pronto como empecé a bajar la montaña para ir de compras. Una oportunidad para meterse de lleno en una pelea, que terminó con Shinobu montándola.

Ononoki-chan y yo las habíamos sorprendido mientras intentaban gritarse.

Ni Ononoki-chan ni yo estaríamos espiando con tanta facilidad sin esa batalla del principio… Tanto si Kanbaru no quería a nadie cerca como si sí, era muy propio de ella haber fracasado tan estrepitosamente al final.

Ese tipo de falta de atención a los detalles estaba en su carácter.

Al igual que el hecho de que no dudara en enfrentarse a un vampiro—si tenía algo que decir, lo decía, ya fuera a una linda niña de cabello rubio o a su querido senpai.

Cuando no se comprometía con algo, no lo hacía. Esa terquedad, ¿la habrá heredado de su madre? Quiero decir, sólo piensa en su mano izquierda…

De todos modos, un producto secundario de lo que nos llevó a esta situación fue el hecho de que Kanbaru se había movido tan rápido y tan fuerte como pudo mientras llevaba mi sudadera con capucha directamente contra su piel sin sujetador. Esto hizo que mi corazón se agitara en gran medida. Shinobu la hizo para mí, y me gustó bastante, pero ¿cómo debería sentirme llevándola en el futuro?

Espera, ¿por qué estaban hablando de pechos? “Esperad un momento, ¿por qué hablamos de pechos?” “Tú eres la que ha sacado el tema, Shinobu-chan.”

“Um…”

Shinobu trató de volver a ponerse en marcha, con una expresión todavía molesta—aunque Kanbaru la había sacado de sus casillas, eso parecía haber calmado su estado mental. Por supuesto, tal y como señaló Kanbaru, Shinobu se consideraba una adulta de quinientos años (en realidad quinientos noventa y ocho), pero no tenía más remedio que adoptar la forma de una niña.

En otras palabras, nada en ella parecía maduro.

Parecía que se habían tranquilizado mutuamente, pero seguramente volvería a montar en cólera si Kanbaru decía algo más que le molestara, y de hecho, sus uñas seguían colocadas contra la cara de Kanbaru.

“Bien, entiendo lo que queréis decir, pero esto no es un simple malentendido, también es una intromisión. Tal como antes le dije a mi amo, vuestro senpai es el único al que ahora podría llamar mi siervo. Como ahora estoy…”

“Dices que no entiendes lo que digo, pero en todo caso, no te entiendo a ti cuando dices eso—es exactamente lo que no soporto que digas.”

“¿Hmm?”

“Casi haces que suene como si sólo debieras tener un siervo—

¿nunca has considerado algo como que tú, Araragi-senpai, y este primer Asesino de Excentricidad se lleven bien, los tres juntos?”

“¿Los tres?”

Shinobu parecía confundida por la opinión de Kanbaru, al igual que

yo.

Porque tenía razón.

Nunca lo había considerado.

Y, probablemente, tampoco el primer Asesino de Excentricidades.

Dijo que no necesitaba dos siervos, pero cuando lo pensé, no tenía una razón para no tener dos, ¿verdad?

Entonces, ¿por qué no se nos había ocurrido esta idea a ninguno de nosotros? Casi parecía que el primer Asesino de Excentricidades y yo sabíamos que nos enfrentaríamos y lucharíamos por Shinobu desde el principio.

¿Pelear por ella?

¿Como una especie de triángulo amoroso?

Sí, casi como si mi cerebro se hubiera podrido por el romance. “Ese hombre murió por resentimiento hacia mí. Me colmó de

palabras rencorosas, ¿y debo perdonarlo? No—dijisteis que debía disculparme. ¿Disculparme? ¿Por convertirlo en un vampiro por mis propios sentimientos de soledad? ¿Y os atrevéis a decir que debo reconciliarme con él?”

“No importa si te reconcilias con él o no.”

Se podía oír en las palabras de Kanbaru que no se guardaba nada. Criticó sin piedad a Shinobu, que parecía un poco más débil después del punto anterior de Kanbaru, y me pareció que también me criticaba a mí mientras la escuchaba.

“No tienes que hacerlo. Eso implicaría a los dos, así que quizá no puedas… si vas a decir que quieres elegir a Araragi-senpai antes que al primer Asesino de Excentricidades, está bien. Pero tienes que ser tú quien se lo diga. No deberías dejarlo en manos de Izuko-san o de Araragi-senpai.”

“¿Y qué decís que sabéis?” Dijo Shinobu, disgustada. “Esto no os involucra a vos, así que no podéis decir nada al respecto—no lo sabéis. Ni una sola cosa, ni de mi relación con él. Nuestra historia. No sois más que una molestia con vuestros delirios arbitrarios. No, no sólo de lo que ocurrió hace cuatrocientos años—me atrevo a decir que no sabéis nada ni siquiera de mi relación actual con mi amo, ¿o me equivoco?”

“Es cierto, no lo sé. Pero puedo saberlo.” Insistió Kanbaru sin negar las palabras de Shinobu, su punto válido.

Hablaba con seriedad y sinceridad.

“Sobre lo que sientes por tu primero, y por tu segundo.” “…”

Shinobu tragó saliva, al igual que yo.

Ononoki-chan se quedó en silencio, probablemente porque no entendía lo que Kanbaru quería decir realmente.

Pero yo lo sabía.

Dado que las dos no tenían una relación demasiado profunda, era un poco extraño que Kanbaru se metiera con Shinobu hasta ese punto, dejando de lado su personalidad… Pero ahora tenía sentido.

Incluso había pensado que ella, como mí siempre cariñosa kouhai, estaba deduciendo lo que yo sentía y diciendo estas difíciles palabras a Shinobu en mi lugar, pero no era eso.

Kanbaru lo entendió mejor que yo. Y mejor que Shinobu, por supuesto.

Ella sabía cómo se sentía el primer Asesino de Excentricidades. Sentimientos de obsesión, como una especie de amor verdadero. “Basta de tu tonta empatía.”

Esto pareció llegarle incluso a Shinobu, alguien que no era en absoluto perspicaz cuando se trataba de las sutilezas de la experiencia humana. Se dirigió a Kanbaru con una expresión complicada en su rostro.

“Ese hombre, qué regreso luego de cuatrocientos años, puede pareceros lamentable—podéis sentir simpatía. Sin embargo…”

“No simpatizo con él. Tampoco me siento mal por él. Incluso comprendo que nadie podría haber evitado que esto ocurriera, pero sería tan desesperante así. Que vuelva a la vida luego de cuatrocientos años es como un milagro que nadie podría haber predicho, ¿verdad? Ni tú, ni Araragi-senpai, ni Izuko-san, probablemente ni siquiera Oshino-san, y el milagro merece una recompensa adecuada. Si ignoras este milagro, si lo tratas como una especie de fenómeno estadístico, si finges que nunca ha ocurrido… parecería que lo dejas con las manos vacías.”

“Eso es lo que os debe parecer tan lamentable… ¿Pero qué os satisfaría? ¿Por qué tenéis que armar tanto alboroto? ¿No habéis considerado que el hecho de que no me reúna con él es un acto hecho por su propio bien?”

Las respuestas de Shinobu se debilitaron. Algo en ellas me decía eso.

Parecía que estaba diciendo cosas para intentar convencer a Kanbaru de que se pusiera de su lado en lugar de exponer sus propios argumentos—¿estaba vacilando?

¿La excentricidad que había vivido durante más de quinientos años?

¿Estaba siendo derrotada en una discusión por una chica de diecisiete años?

“Si me encontrara con él después de todo este tiempo, no tendría palabras para él—nunca fue algo bueno para mí desde el principio, ni yo para él. Afrontad la realidad, mono. No hay nada que hacer con él más que eliminarlo—su existencia trae malestar a este pueblo, y es como la encarnación de esas historias de excentricidades que ahora infestan este lugar. Su papel no debería ser más que el de una presa para un especialista. Nunca podrá ser considerado inofensivo como lo hemos sido mi amo o yo—irónicamente, ese hombre que una vez mató él mismo a innumerables excentricidades será ahora derrotado por un futuro colega, y no hay forma de evitarlo.”

“Lo sé. Y por eso mismo.”

“¿Y por eso mismo? ¿Por qué es una razón más para que me encuentre con él? Como he dicho una y otra vez, ese hombre está resentido conmigo—podría matarme si nos encontráramos. También podría matar a mi amo. Parece que decís que debo devolver su espada encantada, pero puede que no sea la única en caer víctima de ella. Así que teniendo en cuenta todo esto…”

“He tenido en cuenta todo eso y sigo diciendo que deberías verlo, como dije, ¡olvídate de la lógica! ¿Por qué todo el mundo se niega a ver a la gente diciendo cosas como esa? Si la gente no se reúne, ¡se acabó el juego desde el principio!”

¡No habría nada que contar!

Kanbaru alzó la voz antes de levantar el torso, con la mano de Shinobu todavía alrededor de su cara. Shinobu empezó a perder el equilibrio—no podía esperar que Kanbaru se levantara estando montada usando sólo sus abdominales—. Shinobu debió sentir que tenía a su oponente dominada físicamente, si no mentalmente, pero Kanbaru intentó levantarse.

Y sin tomar prestada la fuerza de su excéntrica mano izquierda.

“Sólo ve y dilo.” Instó Kanbaru. “Tienes miedo. Di que tienes miedo de encontrarte con él.”

“…”

“Que no quieres verlo y hablar con él y poner en marcha tus emociones, rey de las excentricidades. ¿Vampiro legendario? Sí, claro. Eres exactamente lo que pareces—una niña que se asusta de los monstruos.”

“…”

“Puede que sientas que estás siendo fiel, o que estás demostrando lo virtuosa que eres al no reunirte con él porque crees que estarías traicionando a Araragi-senpai si lo hicieras, pero eso no es cierto. No lo estás traicionando, la única persona a la que estás traicionando, la única persona a la que estás mintiendo, la única persona a la que estás siendo falsa es a ti misma. Tu débil y falso yo.”

“…”

“¿Qué hay de malo en decirlo? Sólo dilo. Dilo. Que el tipo de amor que lo trajo de vuelta luego de cuatrocientos años es demasiado pesado para ti. Que, honestamente, te asusta. Que es un problema que vuelva a la vida y a la tuya después de todo este tiempo, justo cuando te llevas bien con Araragi-senpai. Que es un fastidio que decida revivir todas esas cosas que ahora son sólo recuerdos para ti. Que la forma en que está siendo tan insistente es asquerosa. Que sus sentimientos te resultan molestos, simplemente di que hubiera sido mejor que se quedara muerto. Si no puedes, entonces no vuelvas a hablar de mi amo esto, mi amo lo otro. No hay nada de nobleza en ti.”

Todo lo que eres es tímida.

Kanbaru se había levantado del todo.

“No me vengas con eso del amo y el siervo—no mereces tener siervos ni amos.”

”Ka…”

“No mereces formar ninguna relación.” “¡Kakaka!”

Shinobu se rio.

Una risa espantosa… y me di cuenta de que ahora había fuerza en su mano.

Esta sería mi única oportunidad de detenerla—sí, no quedaba ninguna lógica en este punto, ni era una discusión.

El bien o el mal no existían ahora que se había llegado tan lejos.

Esta ya no era una Shinobu que pudiera permanecer en silencio, ante tantos comentarios hostiles—Ononoki-chan también había comenzado a levantarse. Aunque probablemente no entendía lo que decían, podía percibir la inquietud en el aire como una guerrera.

Pero.

Al igual que Ononoki-chan me contuvo antes, esta vez la detuve.

La sujeté de la mano y evité que intentara meterse entre las dos. “¿Por qué tienes tus dedos alrededor de los míos?”

“Ups, perdón. Te confundí con Senjougahara.” “Eres asqueroso.”

Ajusté mi agarre.

“Espera un poco más, Ononoki-chan.” “¿Por qué? Ya es bastante malo.” “Incluso así.”

Comprendí que esto podría ir más allá del punto de no retorno. En su mayoría Shinobu no discriminaba entre los humanos, y que Kanbaru fuera mi kouhai no significaba nada para ella.

Ella no podía sufrir tanto insulto. Y no hacer nada al respecto.

Incluso entonces…

“Kakaka—kakaka. ¿Son esas las últimas palabras que queréis dejar? Soy yo quien debería preguntaros—¿estáis satisfecha después de haber dicho todo lo que queríais decir?”

“Estoy muy insatisfecha. Todavía tengo mucho que decir.”

“No tengo espacio en mi corazón para escucharos. Tengo ganas de aplastar vuestra cabeza aquí mismo, aunque eso lo arruine todo.”

“Entonces, adelante, hazlo.”

No me voy a disculpar, dijo Kanbaru, que seguía mirando a Shinobu entre los dedos que le cruzaban la cara.

“Hazlo, luego puedes sentirte incómoda cerca de Araragi-senpai. Apuesto a que empezarás a evitarlo, de la misma manera que ahora estás evitando al primer Asesino de Excentricidades. ¿Sabes la forma en que has estado hablando de él como si fuera algo de tu pasado? Bueno, también puedes hacer que todo lo relacionado con Araragi- senpai sea una historia de tu pasado.”

“Qué chica más afortunada—se me han ocurrido tantas formas de mataros que ahora mismo he estado a punto de mataros por reflejo.” Dijo Shinobu mientras reforzaba su agarre—y luego la sangre.

Ya estaba aplicando suficiente fuerza a la cabeza de Kanbaru como para que su piel se rasgara y su sangre corriera, pero yo seguía sin moverme.

No podía intervenir, me parecía mal.

Si yo me metiera a arreglar todo, sería una farsa de final. Estaría mal que yo terminara su conversación.

Aunque haya pasado el punto de no retorno. Aunque ya todo estuviese arruinado.

“Os daré una última oportunidad.”

“No la necesito. Algún día vas a tirar tu segundo, igual que tiraste el primero. ¿Cómo podrías enfrentar a quien es tu segundo cuando no puedes enfrentar a tu primero? Y tu tercero, y tu cuarto, y tu quinto… seguirás separándote de la gente para siempre.”

“¿Para siempre?”

“Eres inmortal, ¿verdad? ¿Sabes lo que Araragi-senpai dijo una vez? Dijo que si querías morir mañana, él estaba dispuesto a que su propia vida también terminara mañana. Pero apuesto a que nunca dirías algo así. Incluso si lo hicieras, también se lo dirías a tu tercero. Y a tu cuarto. Y a tu quinto—seguirías viviendo y seguirías diciéndolo.”

“…” Eso…

Las palabras fueron abrumadoras para Shinobu, alguien que incluso había intentado acabar con su propia vida después de aburrirse de la inmortalidad.

“No asumáis que todos son tan sociables como vos. Antes me habéis tildado de tímida, pero es natural que no os apetezca ver a alguien, ¿no?”

“No, no es natural. Aunque los seres humanos no coincidan en algo, aún están destinados a encontrarse.”

“No soy un ser humano.”

“Por lo que veo, eso parece.” Eran diametralmente opuestas.

Mi conversación con el chico Asesino de Excentricidades había sido bastante infructuosa, pero la de Shinobu y Kanbaru también fue bastante estéril.

No, incluso parecía que cuanto más hablaban, más amplia era la desconexión.

Significaba que sus raíces estaban entrelazadas. Que eran las mismas.

“No es que pueda decirle algo si nos encontramos, debéis daros cuenta. La nuestra fue una relación definida por el odio. Nos unió el odio mutuo antes de separarnos por primera vez, luego el odio nos volvió a unirnos antes de volver a separarnos, por la muerte—no tengo intención de reconciliarme con él, ni tengo intención de que los tres nos llevemos bien. No tengo intención de hablar del primero junto al segundo. Considero que la simple comparación entre ambos es una afrenta a mi amo.”

Algo que dijo aquí me sorprendió.

No, no es que Shinobu pueda considerar algo como una afrenta para mí—fue lo que dijo sobre el odio mutuo.

Había oído que el primer Asesino de Excentricidades se suicidó por odio, pero era la primera vez que oía que Shinobu lo odiaba.

Por supuesto que sí.

No es que me lo haya contado todo, y está el tema de su nivel de emoción cuando habla—pero.

Una cosa es cierta.

Kanbaru Suruga—ha conseguido arrancar a Shinobu emociones que yo nunca he podido.

¿Era esta?

¿Era esta la verdadera razón por la que Gaen-san le dio este trabajo a Kanbaru? Ella había dicho que necesitaba la mano izquierda de Kanbaru, y yo había asumido que los lazos de Kanbaru con la familia Gaen eran la clave. Eso es lo que me había dicho a mí mismo, pero aquí Kanbaru era una intrusa, alguien que se mantenía alejada de la situación—la había visto como una mera espectadora que había sido arrastrada, pero ¿podría Gaen-san haberla “arrastrado” para enfrentarla así a Shinobu?

Si Kanbaru había añadido un artículo extra a mi lista de la compra a propósito, o si simplemente era otro de esos milagros que ocurrían a su alrededor… Al volver a pensar en ello, cuando fui a comprar el desayuno—fue Gaen-san quien me animó a salir de la escena.

Podía saber que iría de compras si me entregaba un billete de cinco mil yenes, y dado que se trataba de Gaen-san, podía saber que habría una posibilidad, o incluso estaba segura de que si bajaba la montaña me encontraría con el primer Asesino de Excentricidades.

¿Estaba leyendo demasiado en esto?

¿Cómo pudo predecir algo como que el primer Asesino de Excentricidades regresaría con voluntad propia cuando intentó arrastrar a Kanbaru a este trabajo?

“…”

No, tal vez podría.

Lo sé todo.

La dama que lo sabe todo.

Quién sabe, tal vez incluso predijo que compraría algunos libros de fotos de Onee-sans bien dotadas…

“Eso es ir demasiado lejos.” Intervino Ononoki-chan, a pesar de no saber nada de esa situación.

¿De verdad? ¿Iba a fastidiarme por una situación que ni siquiera conocía?

“Por favor, no intentes hacerte el tonto para proporcionar alivio cómico, Oni-chan. Creo que nos acercamos al clímax emocional.”

“Clímax emocional… Esto para ti es todo un espectáculo, ¿no?”

“Eso no es cierto. Estás a punto de ver que las lágrimas empiezan a fluir de verdad. De mí.”

“Sí, claro. Y, de todos modos, eso sólo sería un llanto emocional, no un clímax.”

Sea como fuere, Gaen-san no tenía ningún deseo de conocer a su sobrina perdida, la hija de su hermana mayor.

Así que—aunque Gaen-san lo supiera todo, había algunas cosas que no entendía.

Querer ver a alguien.

El deseo de encontrarte con alguien—ella no lo entendía. Ah.

En ese momento—después de mis dieciocho años de vida y de muchas experiencias, comprendí por primera vez.

Amar a alguien y querer verlo, encontrártelo, son dos emociones diferentes.

“Tampoco hay nada que pueda hacer por el primero, si me encuentro con él—no podría ni siquiera devolver la espada encantada Kokorowatari, no ahora. Se ha integrado en mi cuerpo.” Dijo Shinobu. Con voz tenue. “Escuchad con atención, porque esto es lo que quiero decir. No es que me niegue a reunirme con él porque no obtenga ningún beneficio de hacerlo—reunirnos tampoco sería bueno para él.

¿Qué sentido tendría que me viera llevándome bien con mi amo? Que vea que ya no siento nada por él, ¿qué sentido tiene eso? ¿Me haréis hacer algo tan cruel como eso?”

“Exactamente. Te digo que hagas lo más cruel. Es tu trabajo herir a ese hombre de tu pasado.” Dijo Kanbaru. Con voz feroz. “¿Sólo quieres ser alguien buena y amada por todos? ¿Quieres ser amada y nada más?”

“Vuestras palabras… no son diferentes a decir que es mejor destruir lo que de otra manera crecería desgastado y desvanecido—”

“Sí, eso es lo que estoy diciendo.”

“Y si ahora desea matarme por odio, no tengo más remedio que matarlo a su vez—no me dejaría matar por él. Aunque admito que le debo disculpas, no espero que me perdone. ¿Y aun así decís que debo hacerlo?”

“Deberías. Si eso sucede, sólo responde a esos sentimientos de odio, sólo corta esos sentimientos. Pero si te disculpas y él te perdona…”

“El resultado no sería diferente. Sería eliminado por esos especialistas en el momento en que me perdone—¿aun así debo hacerlo?”

“Aun así deberías.”

Aun así deberías, repitió Kanbaru.

Shinobu parecía irritada—tal vez lo vio como si Kanbaru se burlara de ella, porque su agarre se hizo aún más fuerte… Apenas podía ser más fuerte.

Incluso me pareció oír el sonido del cráneo de Kanbaru crujiendo.

“Incluso si vuestra tonta predicción es correcta y ese hombre volvió por sus sentimientos hacia mí, nunca respondería a tales sentimientos. Si me encontrara con él, lo máximo que podría hacer sería rechazarlo sin piedad y sin miramientos. ¿Y aun así debería hacerlo?”

“Aun así deberías.”

“Digamos que me encuentro con él—”

En la cara de Shinobu volvió a aparecer una sonrisa espantosa. Más horripilante de lo que nunca había visto.

Era lo más grotesco que podía ser una sonrisa.

“¿Qué haríais si quisiera responder a esos sentimientos? Si en lugar de vuestro senpai eligiera al primer Asesino de Excentricidades,

¿entonces qué? ¿Aun así debería?” “Aun así deberías.”

Y si eso sucede, Kanbaru Suruga declaró, mientras su sangre manaba.

“Rompe con Araragi-senpai y vive a su lado para siempre.” Ahora colgaba.

La mano de Shinobu, la que sujetaba fuertemente la cabeza de Kanbaru, colgaba y caía, balanceándose de un lado a otro, sin fuerza. No sólo su mano. La cara y los hombros de Shinobu se desplomaron y cayeron.

No lo dijo en voz alta.

Shinobu seguía teniendo la posición más dominante. Aunque ahora estaba desequilibrada, se colocó a horcajadas sobre Kanbaru, que era la que sangraba.

Pero estaba muy claro. Sí.

Oshino Shinobu había admitido su derrota.

La legendaria vampiresa que había vivido durante más de medio milenio, Kiss-Shot Acerola-Orion Heart-Under-Blade, acababa de admitir que había perdido, ante una chica de diecisiete años.

Era mi primera vez.

Nunca había visto a Oshino Shinobu perder en un mano a mano. “Ononoki-chan.” Dije, en algún momento solté su mano. “Tengo

una petición.”

“¿Otra? Deja de usarme como una herramienta conveniente.

Conoce tu lugar, alborotador.”

“¿Alborotador? No te preocupes, esta es mi última petición.” Dije señalando mi cara.

“¿Podrías quitarme esta marca?”

“¿…?” Ononoki-chan ladeó la cabeza como si no entendiera. “No puedo garantizar tu seguridad si hago eso. Entiendo que mi huella es embarazosa, pero sólo tienes que aguantar esta noche y todo estará bien.”

¿Puso su huella en mi cara sabiendo que sería vergonzoso? Y sabes, dado el papel que desempeñaba, no parecía haber ninguna necesidad particular de que estuviera en mi cara, o incluso de que fuera una huella, siempre y cuando los demás pudieran verla…

Volví a hablar.

Hablé, mirando al frente, con los ojos fijos en una Kanbaru Suruga sangrante y una Oshino Shinobu derrotada.

“Tengo ganas de batirme en duelo con alguien.”