Backstabbed in a Backwater Dungeon (NL)

Volumen 1

Capítulo 9: Retirada y Encuentro

Ese mismo día, antes de que Miya se presentara en la suite de forma tan inesperada, su grupo había terminado de montar el campamento para pasar la noche en el primer piso de la mazmorra cuando un grupo de aventureros humanos les llamó desde lejos. Uno de los miembros de este grupo, que parecía estar formado por veteranos adultos, agitaba los brazos de forma desarmante mientras se acercaba lo suficiente al grupo de Elio como para poder hablar con ellos sin tener que gritar. Al principio, los adolescentes se pusieron tensos, preguntándose por qué se les acercaba otro aventurero, pero cuando el hombre se dirigió al grupo de Elio, su tono era amistoso y completamente no agresivo.

“Lo siento, no hemos venido a quejarnos ni a buscar pelea”, dijo. “Sólo nos imaginamos que, por el aspecto de su instalación aquí, ustedes no habían oído las noticias todavía, y como compañeros aventureros, queríamos asegurarnos de que recibieran la información”.

Según este hombre, un gran número de aventureros que se aventuraban al segundo piso y más allá habían sido masacrados. No era raro que la gente muriera en las misiones, pero en este caso las víctimas no morían a manos de monstruos, sino que eran directamente asesinadas. El gremio había contratado en secreto a un grupo de enanos y hombres bestia para investigar las escenas del crimen -las que se habían descubierto hasta el momento- y habían llegado a la conclusión de que todas las víctimas habían sido asesinadas por otro aventurero, que seguía en libertad.

“Estábamos al alcance del oído cuando los miembros del grupo de investigación llegaron a su conclusión”, dijo el hombre. “Los hombres bestia ya deben de haber regresado a la superficie para informar de sus hallazgos al gremio. Es probable que el gremio ofrezca una recompensa por capturar o matar a este asesino, así que la gente saldrá a darles caza, pero también es probable que pase algún tiempo antes de que atrapen a este monstruo, así que mi grupo ha decidido no acampar en la mazmorra durante la noche. Nos dirigíamos a la salida cuando los vimos por aquí. Por su propio bien, deberían abandonar la mazmorra esta noche también”.

“Gracias por avisarnos”, dijo Elio.

“¡Oh!” exclamó Gimra de repente. “¡Así que por eso ese hombre bestia corría antes a toda velocidad hacia la salida!”. Gimra relató cómo había visto a un aventurero hombre bestia pasar al galope mientras él estaba montando su tienda. El hombre bestia había mirado en dirección a Gimra, pero había seguido corriendo hacia la salida como si no pudiera molestarse en distraerse, así que Gimra y el resto de su grupo no habían pensado mucho en ello. Al escuchar el relato de Gimra, el hombre chasqueó la lengua con disgusto.

“Otro ejemplo de intolerancia antihumana. ¿Pasó corriendo a tu lado sin avisarte? ¡Vaya imbécil! ¿Tan difícil es mostrar al menos un poco de decencia con los demás aventureros? Te lo digo, la discriminación contra los de nuestra raza es increíble hoy en día”.

“¿P-Pero cómo saben que esos aventureros fueron asesinados?” preguntó Elio tímidamente. “Podrían haberlos matado los monstruos, ¿no?”.

El hombre soltó una risita suave y cómplice, como si reconociera la astucia de la pregunta. “Bueno, en realidad es sencillo. Vimos los cuerpos de algunos de los aventureros que murieron, y había señales de que algunos de los pobres bastardos habían sido quemados y otros congelados por múltiples tipos de ataques mágicos. ¿Crees que en el segundo o tercer piso hay monstruos capaces de ataques mágicos múltiples? Y eso no fue lo único. No vimos huellas en ningún sitio, aparte de las que dejaron las víctimas. Y todos estos hechos han sido confirmados por el grupo que fue enviado a investigar las muertes. En otras palabras, estamos ante uno o varios magos que no sólo son capaces de realizar magia táctica, sino que también pueden volar por los aires y abatir aventureros utilizando magia de ataque múltiple. ¿Ahora ves por qué estamos dando media vuelta y huyendo?”

“Hermano…” Susurró Miya mientras su rostro palidecía. Como solía asistir a una escuela de magia, comprendió perfectamente la amenaza a la que se enfrentaban tras escuchar el relato del hombre. Parecía que había al menos un mago malvado suelto que podía usar magia de vuelo, que era un hechizo de clase táctica de alto nivel. No había forma de que su grupo venciera a un enemigo así. El mago podría simplemente desatar un aluvión de ataques mágicos desde el aire, y ellos serían blancos fáciles.

“Parece que tu chica maga ha captado perfectamente la situación”, dijo el hombre. “Ahora te lo digo por su propio bien: abandonen esta mazmorra mientras puedan. Ni se les ocurra acampar aquí esta noche. Y sean buenos vecinos y avisen a cualquiera con el que se crucen mientras se largan de aquí, independientemente de la raza que sea, ¿me oyen?”.

“¡Claro, entendido!” respondió Elio, que al parecer había desarrollado un tartamudeo mientras hablaba con aquel aventurero que aproximadamente le doblaba la edad. Aquel hombre mostró a los adolescentes otra sonrisa agreste antes de marcharse a toda velocidad para reunirse con su grupo. El grupo de Elio observó al grupo de hombres dirigirse hacia la salida de la mazmorra antes de discutir el asunto entre ellos.

“Entonces, ¿cuál es la decisión, jefe?”. gorjeó Gimra. “Creía que habíamos venido hasta aquí para hacer una expedición al segundo piso. ¿Vamos a escuchar a esos tipos y regresar?”

Aquel día, el grupo de Elio había recorrido prácticamente todo el primer piso en busca de la escalera que conducía al segundo, teniendo cuidado de no enfrentarse a ningún monstruo por el camino. Se habían acercado bastante a su destino antes de decidir acampar para pasar la noche, con el plan de reanudar el viaje por la mañana para llegar al segundo piso hacia el mediodía. Volver a la salida del primer piso después de tanto esfuerzo y cuando estaban tan cerca de su destino sería un contratiempo descorazonador. Todos los ojos estaban puestos en Elio.

“Creo que deberíamos hacer caso de su advertencia y regresar a la salida”, dijo finalmente Elio tras una pausa prolongada. “Sé que es una mierda desperdiciar todo ese esfuerzo, pero no vale la pena arriesgar nuestras vidas por ello”.

“Estoy de acuerdo con mi hermano”, dijo Miya.

“Decidas lo que decidas, siempre estaré a bordo, jefe”, dijo Gimra. “¿Qué dices, Wordy?” El chico alto asintió en silencio, haciendo que el voto fuera unánime. Elio suspiró aliviado al saber que todos estaban de su lado.

“En ese caso, preparémonos para partir. Gimra, tú y Wordy desmonten la tienda. Miya y yo recogeremos nuestras cosas. Será mejor que nos demos prisa porque no falta mucho para que el sol se ponga del todo”. Todos en el grupo se movieron rápidamente una vez que Elio dio sus órdenes. Gracias al hecho de que habían sido amigos en su ciudad natal antes de convertirse en aventureros, todos eran capaces de trabajar eficientemente como una unidad, lo que significaba que el desmontaje llevaba aproximadamente un cincuenta por ciento menos de tiempo de lo que normalmente llevaría, lo que permitía al grupo empezar a dirigirse a la salida de una manera razonablemente oportuna.

“En cualquier caso, será mejor que nos alejemos lo más posible de las escaleras del segundo piso”, dijo Elio. “Si todos esos asesinatos están teniendo lugar en el segundo piso, no deberíamos toparnos con los responsables de los mismos si nos mantenemos alejados de esa escalera”.

Los demás miembros del grupo estuvieron de acuerdo con esta lógica y siguieron caminando hacia la salida del primer piso. Por suerte, el grupo no se topó con ningún monstruo, pero el cansancio de todo un día de caminata les impidió llegar ni la mitad de lejos de lo que esperaban en un principio cuando ya había oscurecido por completo, lo que les dejó ante un dilema. Si el grupo de Elio seguía avanzando a pesar de su agotamiento, serían vulnerables a los ataques de los monstruos, ya que probablemente estarían demasiado cansados para moverse con la rapidez suficiente para defenderse.

“¿Y ahora qué, jefe?”, preguntó Gimra. “¿Seguimos adelante o buscamos un lugar seguro para acampar?”.

Elio se estrujaba el cerebro en silencio mientras trataba de sopesar qué opción les ofrecía más seguridad, pero su hilo de pensamiento se vio interrumpido de repente por una voz aguda y engreída procedente de algún lugar detrás del grupo.

“¿Qué están haciendo aquí?”.

Los cuatro adolescentes tragaron saliva sorprendidos. Habían estado en constante búsqueda de monstruos y, sin embargo, cuatro figuras encapuchadas habían aparecido detrás de ellos, aparentemente de la nada. A juzgar por las apariencias, todas las figuras parecían ser masculinas. El miembro más alto del grupo de encapuchados -que estaba en medio del cuarteto- fue el siguiente en hablar, y su voz tenía una cadencia afectada y congraciadora.

“¿Por qué están aquí en medio de la nada?”, preguntó. ” ¿Se ha metido en algún problema, por casualidad? ”

“N-No, ningún problema,” dijo Elio. “Estábamos cansados y decidimos tomarnos un respiro”.

Miya golpeó a Elio en la espalda. “Hermano, díselo”, murmuró.

“¿Eh? ¡Ah, claro!” dijo Elio, recordando que el hombre que habían conocido antes les había dicho que advirtieran a otros aventureros sobre el asesino en serie que andaba suelto, independientemente de su raza. Inmediatamente comenzó a transmitir esta noticia a los encapuchados. “Um, ¿han oído hablar del asesino en serie que anda por la mazmorra, matando a otros aventureros?”.

“¿Un asesino en serie?”, preguntó el hombre alto encapuchado, con cara de perplejidad. Esta reacción hizo que Elio les explicara la situación lo más detalladamente posible, incluso que podía haber varios delincuentes, que había pruebas de que se había utilizado magia táctica para matar a las víctimas y que se había ofrecido una recompensa por la captura del asesino o asesinos. Elio añadió que pasar la noche en el calabozo probablemente no era seguro hasta que los responsables de estos asesinatos hubieran sido capturados o asesinados. El hombre más bajo, que había sido el primero en llamar al grupo de Elio, asintió con la cabeza mientras el adolescente relataba todo lo que le habían contado.

“Ah, ahora lo entiendo”, dijo. ” Estaban a punto de regresar al mundo de la superficie para ponerse a salvo”.

“Sí, lo estábamos”, confirmó Elio. “¿Y tu grupo?”

“En realidad estábamos cazando una presa”, respondió el hombre más bajo. “Nos dimos cuenta de que estaban por aquí y pensamos que algo iba mal, así que decidimos venir a ver cómo estaban para asegurarnos de que todo iba bien”.

“Vale, bueno, siento haber hecho que se preocuparan”, dijo Elio. Se relajó, pensando que se trataba de otra banda normal de aventureros, pero esa sensación de que todo iba bien fue rápida y definitivamente perforada por las siguientes palabras que salieron de la boca de los encapuchados.

“Nunca imaginé que ese gremio se organizaría tan rápido”, dijo el más bajo de los dos.

“Es realmente sorprendente”, coincidió el hombre más alto. “Si hubiéramos sabido que el gremio era tan honrado y diligente en sus deberes, habríamos hecho más por ocultar las pruebas”.

“¿Eh?” A estas alturas, Elio prácticamente podía sentir las inconfundibles vibraciones homicidas que emanaban de aquellos dos hombres. El más bajo de los dos se echó la capucha hacia atrás y desenvainó lentamente la gigantesca espada que llevaba atada a la espalda.

“Bueno, como sea, para entretenernos esta noche, aplastaremos a estos miserables insectos”, dijo Kyto con una inquietante mueca. El elfo agarró la empuñadura de la Grandius con ambas manos y la mantuvo en alto, saboreando la cacería que estaba a punto de comenzar.