Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Saliendo de la tienda, Hanakawa y Yogiri se enfrentaron. Tomochika y Enju se quedaron a una pequeña distancia para observar. Habían decidido luchar, pero como ya se había comentado, habían acordado de antemano que el combate acabaría en empate, así que no tenía mucho sentido. En el mejor de los casos, prolongaría un poco la vida de Hanakawa. En el peor, Malnarilna no aceptaría un empate como resultado legítimo.

Ese era el plan de Hanakawa. No estaba garantizado que funcionara y le exigiría hacer una serie de apuestas arriesgadas, pero era mejor que no hacer nada.

“Entonces, ¿cómo quieres luchar exactamente?” preguntó Yogiri, un poco confuso, lo cual era de esperar. Si Hanakawa intentaba hacer algo que pudiera matar a Yogiri, él moriría primero. Era casi imposible tener una pelea real.

“En realidad, verás. Como apóstol, me dieron un poder especial”.

“Poderes, ¿eh? He visto muchos de los otros”.

“Me dijeron que pensara en un poder que fuera capaz de derrotarte, así que lo que decidí fue una habilidad de invocación”.

“Ya veo. Así no importa si la cosa que invocas muere”.

“¡Precisamente!”

En pocas palabras, sólo tenía que invocar a alguien que pudiera vencer a Yogiri. Su habilidad era la de invocar cualquier cosa que quisiera. Sin embargo, por mucho que fuera capaz de invocar cualquier cosa, había una única condición: tenían que consentir la invocación. Así que, aunque técnicamente tenía la capacidad de invocar a cualquiera, en realidad no podía utilizarla con tanta libertad. La primera apuesta que tenía que hacer era si la persona que invocaba respondería.

“Muy bien… ¡Adelante! ¡Malnarilna! Daimon Hanakawa te convoca”, dijo en voz alta.

Después de esperar un rato, no ocurrió nada.

“Parece que no vienen”, comentó Yogiri, lanzándole una mirada de lástima.

“¡Gah! ¿Fallando desde el principio? Uhh, ¡Malnrailna! Este es el poder que me diste, ¿recuerdas? Si no te presentas, será una mancha en tu honor!”

“¿Qué? Eso no es justo!”

“Pero dijimos que podía convocar a cualquiera”, resonó una voz desde ninguna parte en particular.

El suelo comenzó a brillar con una luz brillante. Las plantas y los árboles de una amplia zona a su alrededor se desvanecieron mientras aparecía un enorme círculo mágico. Una ventisca de pétalos de flores llenó el aire y unas luces centelleantes se iluminaron a su alrededor. La luz se reunió en el centro del círculo mágico y con un impresionante repique reveló a dos jóvenes.

Hanakawa había tenido éxito con su primera apuesta. Había convocado con éxito a Malnarilna.

“¿Qué fue todo eso?”, se quejó. “Eso es totalmente diferente a cuando me invocaron. Acabo de aparecer del círculo mágico sin ninguno de esos efectos”.

“Eso es porque tu rareza es, como, común”.

“Somos, como, ultra dioses raros o algo así.”

“No hay manera de que tengamos los mismos efectos”.

Las dos chicas se pusieron al lado de Hanakawa. “Así que, respondimos a tu invocación y todo.”

“Pero ya dijimos que no íbamos a luchar contra Yogiri Takatou, ¿recuerdas?”

“¡Espera! Quizás tu orgullo no te permita actuar contra él directamente, pero ahora que has sido convocado por mi poder, ¡no debería haber ningún problema si lo derrotas!”

“Ahh, lo entiendo”.

“Estás tratando de darnos una buena excusa para luchar contra él por nuestra cuenta”.

“¡Exactamente! ¿No me hace parecer excesivamente ingenioso? Si tengo el poder de convocar cualquier cosa, ¿qué creías que iba a convocar? ¡Por supuesto que sería un dios! En este caso, incluso si derrotas a Yogiri Takatou, ¡las cosas terminarán bien!”

“Supongo que sí”.

“Ha sido bastante divertido hasta ahora”.

“Pero estamos empezando a hartarnos”.

“¿Deberíamos poner fin a este juego, entonces?”

Su segunda apuesta, conseguir que Malnarilna estuviera de acuerdo en terminar ellos mismos, también había tenido éxito.

“Bien, supongo que esta es la primera vez que nos encontramos cara a cara”.

“Sí.”

“¡Soy Malna!”

“¡Yo soy Rilna!”

” ¡Las dos juntas somos Malnarilna! Yay!” Los dos aplaudieron juntos, posando para Yogiri.

“Hanakawa, ¿es este el dios del que hablabas?”

“Así es. ¡Ahora, todo lo que debes hacer es matarlas donde están! Una vez derrotadas, ¡ya no tendrás que soportar el constante flujo de apóstoles que te molestan!”

La tercera apuesta no era un gran riesgo. No importaba quién ganara la pelea, él saldría a salvo. Si ganaba Malnarilna, sólo tenía que hacer lo que ellos dijeran, y si ganaba Yogiri, sólo tenía que hacer lo que él dijera. Por lo tanto, si iba a apostar por la victoria de Yogiri, tenía que causarle una mejor impresión. La razón por la que había convocado a Malnarilna en primer lugar era porque confiaba en que Yogiri ganaría. Eso era todo.

“Muy bien, ¿qué debemos hacer?”

“Buena pregunta. ¿Qué tal si mostramos nuestras habilidades de muerte instantánea?”

“¡Un concurso de muerte instantánea!”

“¡Bien, primero una demostración!”

“¡Matemos a Hanakawa!”

“¡¿Por qué eliges matarme a mí?!” Hanakawa gritó.

“Quiero decir, estás del lado de Yogiri Takatou, ¿verdad?”

“Has sido muy descarado al respecto”.

Tal vez tratar de congraciarse con Yogiri había sido un error.

“¡Eso es simplemente… uhh… correcto! ¡Simplemente estoy tratando de animar a Sir Takatou para incitarlo a la acción y que el partido se resuelva rápidamente! Además, tal vez sea extraño que diga esto, pero el señor Takatou probablemente no sentirá nada en absoluto si me matas, ¡así que en realidad es una pérdida de tiempo!”

Hanakawa ofreció una ráfaga de excusas que apenas sirvieron.

“Supongo que tienes razón”.

“A nadie le importaría realmente que Hanakawa muriera”.

“¡Eso es en sí mismo algo a lo que siento la necesidad de objetar!” Hanakawa protestó.

“Entonces, ¿qué hay de esa chica de allí?”

“Su nombre es Tomochika, ¿verdad?”

“¿Eh?” Tomochika se sorprendió por la repentina mención de su nombre.

“Bien, entonces muérete”.

“No, muérete tú”. Las palabras de Yogiri se solaparon con las del dios. El resultado no fue sorprendente. Una chica se desplomó en el suelo. ¿Era Malna o Rilna? Hanakawa, sinceramente, no tenía ni idea de cuál era.

◇ ◇ ◇

“¿Eh?”

Malna miró a la derrumbada Rilna. No entendía lo que estaba pasando. Matar a Tomochika Dannoura debería haber sido fácil. No eran necesarios ataques superpoderosos para matar algo como los humanos. Como dioses, podían manipular la vida y la muerte como si se tratara de un interruptor. Era como girar un dial de “vivo” a “muerto”. Un dios era capaz de cosas así. La diferencia de poder entre un humano y un dios era insondable, así que por mucho que el humano luchara, no tenía forma de resistirse.

No existía una lucha real entre un dios y un humano, así que cualquier contienda entre ellos no sería interesante. En el momento en que pensaran en derrotar a su oponente, ganarían. Sería totalmente aburrido.

Así que no entendía por qué, mientras Tomochika estaba de pie con una mirada de ligera confusión, Rilna había caído al suelo. No había duda de que Rilna había intentado matar a Tomochika. Aunque Malna y Rilna eran seres técnicamente diferentes, cada una entendía lo que la otra pensaba como si compartieran una mente.

Pero ahora, Malna no tenía ni idea de lo que pensaba Rilna. Tardó un momento en darse cuenta de que eso significaba que Rilna no estaba pensando en nada en absoluto. El hecho de que estuviera tumbada en el suelo no significaba nada. De todos modos, sólo poseían recipientes temporales, así que no importaba lo que le ocurriera al propio recipiente, no afectaría en lo más mínimo a su existencia como dioses. Más importante era el hecho de que de repente había dejado de pensar. Malna no lo entendía, así que se paró a pensar ella misma. Se dio cuenta de que la razón por la que Rilna no estaba pensando era porque su capacidad de hacerlo se había detenido.

Normalmente, uno supondría en ese momento que Yogiri tenía algo que ver, pero ese pensamiento ni siquiera se le ocurrió. El concepto de que un ser humano pudiera afectar a un dios de alguna manera estaba más allá del alcance de su imaginación. No sabía por qué había sucedido, pero si Rilna había sido “detenida”, sólo necesitaba ser reiniciada. Sin embargo, no pudo reiniciar a Rilna en absoluto.

“¿Tan sorprendida estás de que haya muerto cuando intentaba matar a otra persona?” preguntó Yogiri.

¿Cuánto tiempo llevaba allí congelada? Lentamente, levantó la cabeza para mirarle. Al escuchar sus palabras, recordó que Yogiri poseía una habilidad de muerte instantánea, pero seguía sin poder creer que él tuviera algo que ver con esto. Sin previo aviso, Rilna se había desplomado. Aunque no parecía haber pasado nada, se había detenido por completo. Yogiri no había hecho nada. Objetivamente, lo único que había hecho era decir “No, tú mueres”. No había emitido ningún poder de su cuerpo, y no había señales de que le hubiera pasado nada a Rilna. Aun así, había dejado de moverse.

Malna no podía relacionar el efecto con ninguna causa relacionada con Yogiri. Incluso como dios, sus ojos no habían visto nada. Yogiri le había dicho que muriera y, de repente, Rilna estaba inmóvil. Eso era todo. No parecía haber nada que conectara esos dos hechos, así que ni siquiera podía reconocer que Yogiri poseía un poder de muerte instantánea.

Era imposible. No lo entendía. Pero Rilna había dejado de moverse. Los pensamientos de Malna seguían dando vueltas, desgastándola. Ese proceso repetitivo comenzó a producir en ella una emoción indescriptible.

Malna y Rilna eran totalmente iguales. Todo lo que Malna podía hacer, lo podía hacer Rilna. Todo lo que le gustaba a Malna, le gustaba a Rilna, y lo mismo ocurría con todo lo que ella odiaba. Aunque había algunas pequeñas diferencias en su forma de pensar, no eran suficientes para distinguirlas. Más bien era como si fueran una sola persona con dos personalidades que cambiaban constantemente de lugar.

Juntas eran Malnarilna. Pero Rilna no se movía. Así que ya no eran Malnarilna. Una vez que sus pensamientos llegaron a ese lugar, sintió como si su corazón se hubiera llenado de cenizas. La intensa sensación de pérdida hizo que sus pensamientos empezaran a parpadear. La desesperación la cegó.

“Ah…”

Y finalmente, Malna se dio cuenta de que ella misma también podría estar detenida. Su cuerpo temporal estaba respondiendo a sus sentimientos. Sentía náuseas. Se sintió mareada. Le zumbaban los oídos y sus brazos y piernas empezaron a temblar. A pesar de que su cuerpo sólo estaba construido para reproducir la apariencia de una persona, su respiración se volvió rápida y su ritmo cardíaco comenzó a acelerarse. Ni siquiera se dio cuenta de que lo que sentía era miedo. Como dios, desde su nacimiento, la emoción del miedo le era totalmente ajena. Había creído entender lo que era el miedo al verlo en otras personas, pero nunca lo había sentido ella misma.

Malna gritó mientras salía corriendo, habiendo perdido todo el sentido de sí misma.

◇ ◇ ◇

“¡Bwa ha ha ha! Una rotunda victoria para Daimon Hanakawa!”

“¿Por qué parece que Hanakawa es el ganador en todo esto?” Tomochika suspiró, viendo a su compañero de clase bailar positivamente.

“¡En serio! Al ver que el dios baja después de todo lo que me hicieron pasar, no puedo dejar de celebrarlo!”

“Aunque uno de ellos se escapó”, dijo Yogiri. No sabía cuál era Malna y cuál era Rilna, pero la superviviente había huido. Su llegada había sido increíblemente llamativa, pero aparentemente todo habían sido efectos visuales sin sentido, ya que se había teletransportado sin previo aviso.

“¡Ah! ¡Eso es potencialmente muy peligroso! ¿No crees que podría volver más tarde en busca de venganza?”

“Si lo hace, la mataré entonces”. Yogiri no era un pacifista. Si era necesario, estaba más que dispuesto a matar preventivamente a la gente. En este caso, sólo había matado a uno de los dos, así que era posible que el superviviente siguiera enviando apóstoles tras él. Eso sería lo suficientemente molesto como para justificar su muerte. Pero aun así, no sentía ningún deseo de matar a alguien que se había congelado de miedo.

“Está claro que estaba bastante asustada, así que quizá nos deje en paz durante un tiempo”, dijo Tomochika.

“Si nos ataca algún otro apóstol, lo consideraré un ataque de ella”. Yogiri había visto a Malnarilna. Ahora era consciente de su existencia y podía matarlo cuando le apeteciera. Pero si el dios superviviente ya no le molestaba, le parecería bien dejarla en paz.

“Bien, supongo que deberíamos continuar hacia la aldea de los elfos”, anunció. “Debe estar cerca, ¿no?”

“Supongo que a un kilómetro más o menos”. contestó Mokomoko.

“No sé, ¿es realmente una aldea de los elfos?” preguntó Tomochika. “No esperaría que ese tipo de criaturas vivieran en estructuras de piedra”.

“¿Te importaría que les acompañara?”

“Supongo que no. No podemos dejarte atrás… Espera, ¿tal vez podamos?”

“¡No, no podéis! ¡Si lo hacéis, moriré definitivamente!”

Abandonar a Hanakawa en un bosque cuando no sabían cómo salir sería malo para su conciencia. Yogiri decidió llevarlo consigo por el momento.