Kami-sama no Inai Nichiyoubi (NL)

Volumen 4

Capitulo 3: El Interludio de Cierto Hermano y Hermana

Parte 3

El Sepulturero fue enterrado crudamente.

De alguna manera fueron enterrados por un Muerto.

Ai se sentó con las rodillas juntas. Juntando las rodillas y la pala, vio cómo se formaban las tumbas de los Sepultureros.

Los muertos cavaron un hoyo en silencio, lo llenaron con los cadáveres y los aplastaron.

El Sepulturero fue enterrado crudamente.

“… ¿Alguna vez has oído hablar de una Sepulturera llamada Scar, una con una cicatriz en la frente derecha? ¿De la familia Heartstone?”

Preguntó Yuri, y el Muerto detuvo su trabajo para mirar al vacío por un momento.

“… No, no sé nada de eso… probablemente tomó alguna otra ruta hasta allí”.

“Ya veo”

Yuri suspiró aparentemente aliviado. Celica continuó agitando sus puños hacia arriba, como si dijera, ‘¡Ella todavía está allá arriba!’ Ai miró hacia allí.

Alice yacía a sus pies, muy extendido, y parecía que él estaba desconcertado por haber perdido contra Raki. Dee continuó burlándose de él felizmente. No parecía preocupada en absoluto por ganar o perder.

Un Sepultureros fue enterrado crudamente, enterrado, enterrado…

Finalmente, el trabajo estaba hecho. El Muerto arrojó la pala en la tumba de su dueño.

Sirvió como lápida.

Tres palas estaban clavadas en el suelo frente a Ai. Más allá de ellos, había veinte más.

Realmente era un cementerio de Sepultureros.

Raki Shielo ofreció una oración en silencio. Los que miraban, Yuri, Alice y Dee, también fueron influenciados por la atmósfera, ya que ofrecieron sus oraciones para llorar sus muertes.

Entonces, la atmósfera de ‘ya está hecho’ de alguna manera perduró y se extendió entre ellos.

“…¿Por qué?”

Pero Ai no tenía intención de dejar el asunto en paz. “¿Por qué estás matando a los Sepultureros?”

Miró los ojos hundidos del Muerto.

“Porque no quiero que termine todavía. ”

Raki respondió honestamente. Era la honestidad que solo los fuertes tendrían.

” ¿Así que los mataste?”

“Sí… ¿Qué más puedo hacer? ¿Hay alguna otra forma de detener a un Sepulturero sin lastimarlo?”

“Sí, lo hay. Los Sepultureros se detendrán si hablas Al menos, Scar-san lo hará”.

Yuri estaba nervioso. Ai no hizo caso.

Heh, el Muerto simplemente respondió y así lo creyó, o al menos eso pareció.

“… Pero no creo que debas hacer eso. Esos pobres Sepultureros ”

¿Pobres sepultureros?

“Sé un poco sobre ellos porque me gano la vida cazando a los Sepultureros. Se enorgullecen de enterrar a los Muertos, dejando de lado la cuestión de si es algo bueno o malo, no creo que sea bueno para mí tomar sus trabajar lejos de ellos”.

” …”

Ai pensó en Scar, El Sepulturero que sostenía a un bebé en lugar de la pala.

“Y lo que estás haciendo es una pérdida de tiempo. Nacerán más rápido que tú dando vueltas, diciéndoles ‘No entierren a los Muertos’“.

“…Entonces”

Ai miró hacia arriba y las hordas de palas, con los ojos muy abiertos como si se hubiera quitado la tapa de una olla hirviendo.

“… Entonces, ¿no puedes evitarlo?”

¿No pudo hacer nada cuando el Sepulturero enterró a la hermana y el hermano?

“¿Es realmente… algo que no se puede evitar…?” “Creo que sí.”

Dijo el muerto.

“Pero si no lo crees, haz lo mejor que puedas”.

“… ”

“Ve a buscar algunas respuestas”. “…Sí.”

“Continúa entonces”.

El Muerto señaló las escaleras en la distancia. Allí, en la habitual tiza blanca, había un cartel que decía: ‘¡Séptimo piso por aquí!’.

“… ”

Ai echó un último vistazo a las tumbas que estaban alineadas.

Esas palas eran como las de ella, pero cada una era un poco diferente.

¿Qué había decidido ahora? ¿Acaba de permitir que mataran a los Sepultureros?

¿Pensó ella que tal crueldad ‘no podía evitarse’?

El campo de respuesta permaneció en blanco y el tiempo se estaba acabando. Aun así, Ai no pudo responder la pregunta.

No importa qué respuesta escribiera ahora, e incluso si escribiera la respuesta correcta, sintió que estaría mal.

Ella miró hacia atrás. “Adiós.”

“Si, adiós.”

Parecía que los Muertos realmente no tenían interés en ellos. Volvió a observar el desierto.

“………Por favor, dime una última cosa…” “¿Uhm?”

“Cuando te pregunté por qué estabas matando Sepultureros, dijiste ‘No quiero que termine todavía’,

¿verdad…?” “Así es”

Raki confesó.

“No quieres que termine todavía. Es por eso que vas a matar a los Sepultureros… ¿Qué quieres decir con todavía… “todavía no”?… ¿Por qué?”

“Eso es porque no son ese Sepulturero”

Los Muertos respondieron. Dijo con binoculares en la mano mientras miraba hacia el desierto.

“Les disparé porque no son él. No puedo dejar que me entierren hasta que lo conozca”.

“¿? ¿… Raki-san…?”

Ai miró sospechosamente a la cara del Muerto. Su rostro estaba tenso debido al cuero, y sus ojos hundidos simplemente miraban hacia el horizonte. Ai sintió como si hubiera escuchado la voz de este Muerto por primera vez. La voz de este Muerto, hecha de cuero y pistolas, parecía la de un niño.

“………Alguien viene.”

Dijo Alice, y Ai rápidamente miró hacia arriba.

Una silueta apareció desde las escaleras. El brillo de la habitación hizo que esta persona entrecerrara los ojos, mirara a su alrededor, los notara y se inclinara profundamente.

En su espalda brillaba una pala.

El Muerto sacó un arma y apuntó con su alcance mientras estaba de pie. El rostro de Ai se torció en previsión del rugido que seguiría un momento después.

“… Ahh, eres…”

Pero los Muertos no dispararon. Por el contrario, bajó su arma al suelo.

“¡R-Raki-san!” “Está bien.”

Aunque le dijeron que estaba bien, Ai no entendió. Ella no entendía sus sentimientos y no entendía lo que quería que él hiciera.

Y luego,

El sepulturero se acercó.

“Ha pasado un tiempo, Raki Shielo, y es un placer conocerte, Queridos Vivientes”

“Ha pasado un tiempo, Sepulturero” dijo el muerto. “¿Me recuerdas?”

“Si, por supuesto” “… ¿Recuerdas?”

Por supuesto, respondió El Sepulturero. Al escuchar esto, Raki dejó escapar un suspiro de alivio y dijo:

“Entonces, ¿viniste a enterrarme?” “Sí.”

“—Espera un poco.” “¿Cuánto tiempo será?”

“Si es posible, para siempre, pero eso es imposible, ¿verdad?”

“Sí.”

“Bueno, el tiempo que sea necesario entonces”. “Tres minutos será”.

“¿Tres minutos?”

— ¿Eso es una regla? El Muerto dio una sonrisa irónica.

Ai miró a los Muertos, estupefacta. “Así es como es.”

Los Muertos sonrieron, sonriendo solo a la atmósfera.

“Adiós entonces. Todos”. “¿V-Vas a morir?”

Ya estoy muerto. Los Muertos se rieron. “¿P-Por qué? ¿Por qué de repente—?” “Por este tipo”

“¿Qué?”

Los Muertos sonaba como si fuera cien años más joven de lo que realmente era.

“Me arrepentí justo después”.

Dijo el Muerto con calma, como si dejara un testamento.

“… No me arrepiento de quedarme con el cuchillo. Lamento por qué no pude haber sido enterrado allí también. La única pequeña razón por la que sobreviví fue porque estaba vivo. Eso es todo lo que lamento”.

El Muerto narró el pasado como si estuviera hablando con Ai, y también hablando con El Sepulturero, y también hablando con nadie en absoluto.

“Y sin embargo viví, sobreviví… y luego morí, y seguí muerto”.

Los Muertos miraron al Sepulturero, la sonrisa del Sepulturero a través de su piel de cuero.

“Eres tú. Te quiero aquí, no quiero a nadie más. Simplemente no quiero que me entierre ningún otro Sepulturero que no seas tú”.

Con eso, el Muerto se sentó y abrió un agujero en el pecho de su traje con los dedos, sacó una placa de acero y la arrojó al desierto. A través de la brecha en el traje, había un cadáver seco sostenido por cables. El cuerpo seco se derrumbó y cayó al viento con tanta estimulación.

“…¿Estás bien con eso?” “Sí.”

El Muerto levantó orgullosamente su pecho impávido.

“Estoy bien con esto”. “Es eso así…”

Ai miró fijamente la piel de cuero sin pestañear, exhaló y levantó la cabeza para mirar al cielo.

“En realidad, tengo muchos arrepentimientos”.

El cielo era falso, ni el de su ciudad natal, ni el del desierto.

“Uno de ellos es un grupo de personas que matan por diversión, liderado por un hombre llamado Hiko- san…”

Ai recordó a los asesinos que habían atacado a su padre, Kizuna Astin.

“Salvé la vida de mi padre golpeándolos. Y fueron enterrados por Scar-san… otra Sepulturera”

Todavía lo recordaba demasiado bien. Recordó que su padre, que debería haber revivido de inmediato, permaneció pálido hasta el final, más pálido que cualquier albino. Todavía recordaba lo conmovida que estaba al ver la piel blanca de tales Muertos.

En ese entonces, estaba tan atrapada en su desesperación que ignoró por completo el hecho de que Scar enterró a esos matones. No, incluso si no estuviera desesperada, lo habría ignorado como algo natural.

“Pero seguramente, no debería haberlos dejado atrás…”

Todos escucharon las palabras de Ai en silencio, cada uno con su propia expresión.

“Si realmente voy a salvar a todos, no debería haber abandonado a nadie”.

Ai abrazó sus rodillas con fuerza y sintió los duros huesos de sus pies contra sus mejillas.

“No debería tomar la decisión. Solo puedo sugerir. Solo puedo ayudarlos a pensar y comunicarme con ellos”.

Ai miró un cadáver viejo que había rechazado su ayuda.

“Así que no puedo evitar que mueras… No puedo ayudar a alguien que no quiere ser salvado”.

“Ya veo”, respondió el Muerto. “Pero entonces, por favor”.

Ai se agachó y tomó la mano del Muerto, que se desplomó hacia atrás.

“Por favor, no desaparezcas”. ” ”

“No quiero que desaparezcas”.

No lloró, porque eso sería una cobardía.

Ai simplemente sostuvo la mano del Muerto y sintió que su cuerpo calentaba al otro, deseando poder transmitir sus sentimientos de esa manera, aunque solo fuera un poco.

“… Estoy seguro de que iré al infierno si no muero ahora”.

“Te acompañaré”.

Ya Veo. El Muerto guardó silencio. En la superficie, nada había cambiado, pero debajo del cuero blindado, el Muerto realmente estaba temblando.

Y todavía, “Lo lamento.”

Nunca renunció a su sueño. “…¿Es eso así?”

Ai se puso de pie y golpeó sus rodillas para quitar el polvo.

“Es hora”.

El Sepulturero comenzó a moverse. La hoja se hundió toscamente en la tierra y la pala plateada levantó un puñado de tierra seca.

“Adiós.”

Eso fue lo último que dijo.

La pala se balanceó, y un puñado de tierra voló lentamente por el aire, sobre el pecho del Muerto.

El hermano cayó al suelo, incapaz de soportar el peso de diez años.

La tierra voló de nuevo.

El Sepulturero trabajaba en silencio, el suelo del desierto se derramaba literalmente como un aguacero, enterrando el cuerpo del Muerto profundamente en la tierra.

Ni Ai ni nadie más pudo moverse. Y después de un tiempo—

El Muerto fue enterrado. El Sepulturero simplemente amontonó un montículo de tierra sobre los Muertos, formando una tumba.

“¿A quién vas a enterrar a continuación?” Preguntó Alice.

El Sepulturero miró fijamente al cielo ante la pregunta, como si escuchara algo de allí.

Pasaron unos tres segundos más o menos. “Maestro Barjot Wands, supongo”.

Dijo El Sepulturero, y casi de inmediato, señaló casi directamente hacia abajo.

“En esta dirección.”

“Wow, ¿en el otro lado del planeta?” Preguntó Dee.

Sí, afirmó El Sepulturero sin dudarlo. “¿Estás seguro de ir a un lugar tan lejano?”

Sí, El Sepulturero respondió sin dudarlo y simplemente sonrió.

“Porque los Muertos me están esperando”.

“Tal vez sea así.” Alice afirmó.

“Tal vez tengas razón”.

Con eso, El Sepulturero se inclinó cortésmente, tomó la pala y descendió de la torre.

Ai recogió el rifle de francotirador que había perdido a su dueño y lo clavó en la tumba.

Ante ella había muchas palas y solo un arma alineada.

Los terrones de tierra que cubrían las tumbas pronto se secarían y se convertirían en cosa del pasado.

Ai abrazó sus brazos con fuerza, como para soportar el frío. Sintió que su corazón se enfriaba.

“¿Es este…el final de esa historia?”

Miró las escaleras que conducían hacia arriba, vio las palabras ‘¡Séptimo piso por aquí!’, y permaneció en silencio.