Kami-sama no Inai Nichiyoubi (NL)

Volumen 4

Capitulo 1: ¡Déjame ayudar!

Parte 4

Nadie respondió.

El chico no parecía particularmente ofendido. Recogió la pala que estaba a sus pies, hizo una reverencia y se alejó.

El chico nació con ropa, una pala y los Muertos que esperaban que lo enterraran. A Ai le pareció excepcionalmente completo.

El sepulturero se fue. Lento pero seguro.

Luego, con un chapuzón, la primera gota de lluvia cayó sobre el capó. Miraron hacia arriba, y antes de que se dieran cuenta, las nubes de lluvia estaban llegando.

Y después de eso, fue un aguacero.

El auto estacionado permaneció inmóvil, como si se hubiera hundido hasta el fondo del mar.

Se decía que cuando llueve siempre que nace un Sepulturero…Yuri murmuró mientras se escuchaba la lluvia. Lo más probable es que fuera Yuri, o si no, Alice. Profundizando en asuntos tan poco importantes, Ai miró la lluvia. Miró el aguacero que actuó como si estuviera tratando de ser coherente con el rayo que había caído.

La lluvia caía sobre todo, engullendo la figura del Sepulturero y el suelo arenoso donde nació, sin dejar nada atrás.

Entonces, de repente, la lluvia paró.

“Oye, estás bromeando…” Alguien murmuró.

El cielo era azul, azul pálido, azul y azul otra vez, y el aire era tan claro como el vacío.

Luego se volvió blanco puro.

Un rugido golpeó la tierra en forma de relámpago, y su audición complementó el fuerte ruido que debería haber estado presente, lanzando un bombardeo desgarrador de cráneos a sus cócleas.

Pero la realidad era un silencio delgado y escalofriante.

Los cielos blancos se convirtieron en diez mil rayos que se dispersaron por el desierto, convirtiéndose en mercurio. Allí el mercurio se mezclaba con la tierra bajo sus pies,

Ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru , ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru, ruru ruru.

Hubo estruendos.

Y se pusieron de pie.

Ninguna de las muñecas de cera estaba defectuosa, todas vestían la misma ropa, empuñaban la misma pala, tenían la misma cara y mostraban la misma expresión sonriente.

“Hola.”

Yuri pisó el acelerador sin decir una palabra. “¿Q-Qué demonios es esto?”

Gritó Alice. Nadie respondió a su pregunta, porque todos estaban paralizados por el pánico. Ai permaneció enraizada cuando vio a los Sepultureros pasar detrás de ella.

Cien rostros inclinaron la cabeza con curiosidad ante los Vivos que escapaban y dieron su primer paso.

Hacia ellos.

Dirigiéndose en la dirección donde se suponía que debía estar Scar.

***

“Ah”.

Ai dejó escapar un pequeño grito. “Otro.”

Había una silueta al lado derecho del camino, frente a ellos. Esta silueta era de estatura y tamaño medianos, un chico de cabello negro que llevaba una pala sobre su hombro izquierdo.

Era un Sepulturero.

El coche redujo un poco la velocidad y se acercó al Sepulturero. Por un momento, Ai se enfrentó al Sepulturero a una distancia de tres metros, y al momento siguiente se separaron.

El Sepulturero que estaba cada vez más distanciado la miró y agitó su mano derecha de manera amistosa.

Ai no estaba de humor para devolverle el saludo y simplemente lo miró por un momento. Luego cerró la ventana del asiento del pasajero y se recostó sin más preámbulos.

El sepulturero tenía ojos azules. Y tenía su sonrisa habitual.

Y—

“La misma cara…”

Ai abrazó una rodilla de una manera tosca y pensó.

Anteriormente, el grupo huyó lo más rápido que pudo, pero pensándolo bien, no había forma de que los Sepultureros dañaran a los Vivos. Fue un desperdicio de gasolina cuando Yuri reaccionó pisando el pedal, pero Ai no estaba de humor para culparlo por eso… después de todo, sería una reacción natural para un ser humano. La vista era tan repugnante como ver un enjambre de mariquitas hibernando, cómo cientos de cangrejos pululaban alrededor de peces de río muertos…

Tales objetos parecían muy normales en casos aislados, incluso bastante, pero en las multitudes, había un miedo fundamental.

“¿Qué hay más allá de esto…?”

Ai hizo una pregunta retórica. La respuesta era obvia. Solo había una cosa a la que se dirigirían los Sepultureros.

Los muertos.

Ai miró al frente. Lo que se avecinaba era un desierto ordinario que no mostraba cambios, y no había señales de nada.

Sin embargo, seguramente había algo misterioso por delante.

“La encontré”

Dijo Alice. Ai no sabía de qué estaba hablando y se dio la vuelta para verlo pasar las páginas de un libro grueso. El libro estaba tan cerca que prácticamente se podía oler la tinta y había innumerables fotografías policiales en las páginas.

“Probablemente sea este: ‘La Familia Bazel’, circulación, directiva, pocas posibilidades de enloquecer… no son una familia importante, ¿eh?”

“¿D-De qué estás hablando?”

Alice no explicó mientras le arrojaba el libro a Ai, quien lo volteó y miró la portada. Escrito en él estaba, ‘Compendio de los Sepultureros – 48ª Edición’.

Luego volvió a la página original y vio a un niño sonriente en la foto.

Era el mismo rostro de los cien Sepultureros que habían visto en el desierto.

Ella estaba aturdida.

Siguió leyendo y encontró una lista de verificación de altura, edad, piel, color de cabello y otras características. Sus movimientos eran ‘circulares’, y su directiva de entierro era ‘priorizar a los que estaban muy cerca’.

Ai siguió hojeando las páginas. “…¿Qué es esto?”

“Como    puedes    ver,     es    un    catálogo    de    los Sepultureros”

“¿Así que existe tal cosa?”

Ai se sorprendió y miró a Yuri por ocultar tal cosa. El hombre de mediana edad volvió la cabeza en la dirección opuesta, “Ah, ¿ya es la edición 48?” Haciéndose el tonto. Ai se juró a sí misma que la venganza sería suya de una manera aburrida y luego volvió a mirar el libro.

“Hay tantos Sepultureros aquí…”

“Pero la mayoría de ellos son básicamente la última generación de familias que solo han sido confirmadas una vez”.

“¿? ¿Qué quieres decir?”

“Me estás preguntando eso… ¿eh? ¿Eres una Sepulturera y no lo sabes?”

“… No realmente” “Uhm. Supongo que sí”.

Alice lo encontró incrédulo, pero alcanzó el libro en la mano de Ai, hábilmente saltó la primera mitad del libro que estaba llena de prefacio y explicaciones, las páginas envejecidas despedían un olor a tinta barata. Luego abrió el capítulo con los datos.

“Desde que aparecieron repentinamente los misteriosos seres conocidos como Sepultureros, la humanidad, naturalmente, quería investigarlos. Y luego, bueno, ha habido una serie de descubrimientos”.

Hizo énfasis en una fila de fotos de Sepultureros.

“Uno de ellos es la taxonomía de Sepultureros. Por alguna razón, se clasifican principalmente como ‘mismo rostro’ y ‘diferente rostro'”.

Ai pensó en los Sepultureros que había conocido hasta ahora. Ella, Scar y el chico que conocieron eran ‘caras diferentes’, mientras que los cientos de adolescentes eran ‘caras iguales’.

“Los investigadores los agruparon a todos y les dieron nombres. En otras palabras, ‘Apellidos'”.

La mano de Alice se alargó y hojeó el catálogo, antes de llegar a la página del niño que habían visto antes en el desierto. Escrito en la página estaba ‘Familia Bazel’.

“Por supuesto, los Sepultureros no se llamaban a sí mismos así. Los investigadores simplemente los llamaron así por conveniencia. Supongo que fueron descubiertos en Bazel, o hubo una persona llamada Bazel que los encontró, así es como ellos fueron nombrados”.

Ai apenas escuchaba. Mientras continuaba la conversación, notó dos cosas y comenzó a hojear furiosamente el catálogo.

Uno fue fácil de encontrar.

Cabello plateado, piel blanca y una hermosa ceja derecha sin cicatriz.

“La familia Heartstone”.

La foto policial la mostraba, pero no era ella. La cara familiar e inmaculada parecía extraña, y Ai no sintió ninguna familiaridad en absoluto.

Pasó la página y la página siguiente presentó a un Sepulturero diferente, por lo que volvió a la anterior. La sección que involucraba a esta chica ocupaba media página, y solo la mitad de eso.

En ese momento, Ai se sintió un poco rara.

“Circulación: Dirección aleatoria, posibilidades de enloquecer = población baja y confirmada = Decenas” Ai leyó la lista de verificación que realmente no entendía, y realmente no le prestó atención. No importaba cuántas veces la leyera, se le escapaba y simplemente no se quedaba en su memoria.

“¿La edición 48 tiene a Scar-san? Ahora bien, esto es problemático…”

“Oh, ¿Así que esta es Scar? Bueno, es la última edición, y ella es de una familia menor, así que no creo que muchas personas la conozcan”.

Mientras los dos hombres discutían, su conversación tampoco entró en la mente de Ai.

Miró fijamente la portada.

Entonces Ai de repente se dio cuenta de que no había ninguna sonrisa en la Sepulturera.

No había tal cosa como una Sepulturera que no sonreía.

En otras palabras.

Esta foto fue tomada después de que ella muriera, o quizás después de que la mataran.

Continuó hojeando las páginas y descubrió que la mayoría de ellas no tenían caras sonrientes.

Un escalofrío le recorrió la espalda.

Un escalofrío le recorrió los pies, los muslos y luego el corazón. No pensó que Yuri, Alice o cualquier otra persona sentiría este tipo de miedo. Era un miedo que solo ella conocía.

Nadie más se sentiría aterrorizado al ver un libro ilustrado de especímenes de insectos. Nadie más sentiría miedo, y mucho menos empatía.

Pero Ai lo sintió. No pudo evitar proyectarse en estos Sepultureros después de ver que fueron asesinados y anotados como insectos.

Por alguna razón, Ai fingió estar absorta en el catálogo, tratando de que nadie lo supiera. Tenía miedo de que Alice y Yuri se enteraran del miedo que sentía.

Continuó su búsqueda de algo más que notó.

Hojeó el catálogo de Sepultureros muertos, buscó los elementos de búsqueda y definió las características. Sus propias características. Color de cabello, color de piel y género: comenzó a revisarlos. Esto no, esto no, esto tampoco..

“Si es tu familia, no están aquí”. Dijo Alice.

“… Te dije que hay muchas familias que solo se ven una vez, ¿verdad? La mayoría de estos Sepultureros nacen y simplemente desaparecen sin que nadie lo sepa…”

Esto era lo que Alice entendía por familia. Ai lo escuchó alto y claro, pero no pudo resistir el impulso de comprobarlo por sí misma.

Pasó las páginas.

Finalmente, llegó a la última página y la búsqueda terminó. Como había dicho Alice, Ai y la familia de su madre no estaban allí.

De nada.

Ai se dejó caer en el asiento con un ruido sordo. Su cuerpo simplemente no podía moverse como su corazón deseaba. La extraña sensación de encontrar a la familia de Scar y no encontrar la suya propia sacudió lentamente su cuerpo.

¿Por qué?

Se preguntó a sí misma mientras miraba las páginas abiertas sobre su estómago. ¿Por qué se sentía así?

¿Por qué tenía que sentirse así? El silencio reinó en el coche.

Yuri, Alice, Dee y Celica      también   estaban en silencio, sin perturbar el silencio de Ai.