Kami-sama no Inai Nichiyoubi (NL)

Volumen 4

Capitulo 1: ¡Déjame ayudar!

Parte 2

Tanya asintió levemente con la cabeza, sacó un cepillo y palmeó el espacio a su lado. Al ver esto, Ai saltó con toda la energía de un cachorro invitado a pasear.

“Estira la espalda”.

“Sí.”

“Date la vuelta”.

“Sí.”

Tanya lentamente comenzó a peinar el cabello de Ai.

El cepillo acarició suavemente su cabeza. Cada mechón de cabello fue tirado.

Era el sentimiento favorito de Ai.

“…Puedes volver en cualquier momento, ya sabes.”

Tanya trenzó el cabello de Ai en un moño más fino. Convirtió el cabello de Ai en un lienzo, creando un peinado que esta última no pudo hacer en su viaje. Ai se bajó el cabello, recordando la sensación del cepillo tirando de su cabello hacia atrás y la calidez de las manos nadando a través de él, sí, y asintió.

El viaje estaba a punto de comenzar de nuevo.

***

La gasolina llenó el auto azul, el pan y la sopa llenaron los vientres humanos y la leche llenó al bebé, antes de que el grupo abordara el auto.

Era tarde en la mañana y el rocío ya se había evaporado. El motor mantenido dejaba escapar los ruidos de un tubo de escape. Yuri estaba en el asiento del conductor, en el medio estaban Celica y Alice, y Dee estaba acampada en el techo, mirando a los demás que se habían quedado atrás.

Ai asomó la cabeza desde el asiento del pasajero y saludó al trío de la familia Swedgewood.

“Adiós a todos.” “Sí…”

Tanya se secó los ojos con el delantal, tirando de sus padres a un lado.

“Ai-chan, nuestra hija ha dicho que estamos dispuestos a dejar que te quedes para siempre…”

Los padres de Tanya levantaron a su hija, como si quisieran compensar todo el tiempo que estuvieron separados, mostrando preocupación por el grupo que estaba a punto de partir. Zerady Swedgewood, de aspecto maduro, tenía un fino bigote, mientras que Polka Swedgewood tenía un poco de sobrepeso. Los padres de Tanya eran tan amables y gentiles, y fue gracias a esos padres que Tanya misma fue amable y gentil.

Ai sonrió mientras rechazaba gentilmente la buena voluntad de Zerady.

“Gracias, pero tengo que irme. Quiero hacerlo”. “…¿Es eso así?”

Zerady no forzó más el asunto y se giró hacia Yuri, que estaba en el asiento del conductor.

“Yuri-san” “Sí.”

“Te los dejaremos a ti” “…Sí.”

Esa respuesta hizo que Zerady preguntara con preocupación:

“Cuídate tú también, ¿sabes?” “…Sí”

Yuri se encogió. Si bien Ai sintió que Yuri se veía como un adulto, parecía que Zerady lo consideraba como un niño.

“Ahora bien…”

Yuri levantó el freno lateral, como para escapar de esta situación, y pisó el pedal.

El coche se alejó. “¡Ai!”

El gato se alejó, al igual que la vista de su amiga. Tanya estaba llorando a diez metros de distancia, y fue realmente una vista desgarradora. La amiga que estaba a su lado hace unos momentos estaba a veinte metros de distancia. Al momento siguiente, estaban a treinta metros de distancia. Un paisaje cálido se alejó sin lugar a dudas, dando lugar a una sensación de frustración que la hizo preguntarse si había cometido algo irreversible.

Su preciosa amiga estaba llorando en la distancia. Y sin embargo, por alguna razón, ella no estaba allí. Sabía que debería estar allí para consolar a Tanya como su amiga, sabía que debería haber limpiado sus lágrimas y decirle a Tanya que no llorara, sabía que ella no debería ser la razón de las lágrimas de Tanya.

Y todavía,

Ai agarró el marco de la ventana del asiento del pasajero.

Y, sin embargo, Ai se iba. Hizo llorar a su amiga, rechazó la oferta de una persona amable y se dirigió de regreso al desierto.

El olor que había estado perdiendo durante los últimos días hizo que sus fosas nasales estuvieran resecas, una de sol seco y arena. El viento frío acaricia la nuca de su cuello, abrumando el calor de la ciudad y la casa en un instante, provocando Ai a no recordar más el olor de Tanya. El frío hizo que se pusiera la capa que se había quitado por el calor, y su anhelo agudizó su corazón que se había relajado por la dulzura brindada.

El sentimiento que había despertado en ella una vez más, el sentimiento que tuvo cuando hizo un juramento en la cima de esa colina.

Iba a salvar el mundo.

“…¡Alguuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu uuuuuuuuuuuun día!”

Ai gritó, con las tripas quemadas por su ‘impotencia’. A pesar de que fue trágico, a pesar de que causó tristeza en su amiga, su alma simplemente no podía detenerse, y sacó las palabras de despedida de su alma.

“¡Algún día! ¡Lo prometo!”

¡Te veré de nuevo! Ella no podía pronunciar esas palabras.

Ai no tenía suficiente confianza en sí misma para hacer tal promesa.

Y, sin embargo, a Tanya no le importaba nada de eso.

“¡Sí! ¡Te veré de nuevo!” Gritó Tanya.

Así que Ai no tuvo más remedio que gritar con una gran sonrisa en su rostro, pero con lágrimas corriendo por su rostro.

“¡Sí!”

Aunque nunca se vuelvan a encontrar, aunque sea una mentira.

“¡Absolutamente! ¡Lo prometo! ¡Nos encontraremos de nuevo!”

Algún día, se reunirán.

Ai    agitó    mi    mano   con    fuerza,    completamente emocional.

Podía ver a Tanya responder de manera similar en la distancia.

Ai siguió observando, hasta que Tanya se mezcló con el paisaje.

“Vamos…”

Se sentó correctamente en el asiento del pasajero y miró hacia adelante.

“Vamos a encontrar a Scar-san primero”. Y seguir adelante.

El lunes, Dios creó el mundo.

El martes, Dios distinguió el orden y el caos.

El     miércoles,     Dios     perfeccionó     los     valores numéricos.

El jueves, Dios permitió que el Tiempo fluyera.

El viernes, Dios miró todos los rincones del mundo. El sábado, Dios descansó.

Y así, el domingo, Dios abandonó el mundo.

Hace 15 años, Dios apareció repentinamente ante la humanidad y les dijo.

“Ese mundo está lleno de gente. Este mundo llegará a su fin. Ahh, he fallado.”

Dejando solo estas palabras atrás, Dios se desvaneció, y en ese entonces, mientras los humanos prodigaban himnos en este mundo de Primavera, se quedaron temblando. Su especie existió por menos de cien millones de años antes de que finalmente se encontraran con Dios. Sin embargo, esas primeras palabras de Él, fueron palabras de despedida.

A partir de ese día, el Hombre ya no pudo morir.

Sus corazones dejaron de latir, su carne se pudrió. Los Muertos podrían seguir actuando.

A partir de ese día, el Hombre ya no pudo nacer.

Las llamas de las fábricas se habían extinguido y ya no se construían nuevos humanos.

Después de que Dios ya no habitara este mundo, los humanos gritaron en agonía. Millones gritaron hasta el punto de vomitar sangre. Los vivos se redujeron rápidamente en número, y luego el mundo entero se llenó de muertos.

Y así, aparecieron los sepultureros.

Estos sepultureros eran los milagros finales que Dios había concedido por el bien del Hombre.

Los Sepultureros nunca envejecerían, y nunca conocerían la fatiga. Dios les dio el cuerpo más ideal en el que los humanos pudieran pensar, les hizo construir tumbas y enterrar a los Muertos errantes, siendo su trabajo asegurar la paz de los Vivos. En este punto, el hombre finalmente pudo descansar.

Los niños ya no nacían, los Muertos deambulaban y los Sepultureros corrían.

Así fueron los Últimos Tiempos.

***

Pasó una semana desde que partieron de la casa de Tanya y emprendieron su viaje.

“¿……. Debería ser pronto, supongo?”

Yuri, que conducía, miró hacia la fila del medio y susurró.

“Supongo.”

Ai respondió desde la fila del medio. “Celica-san está casi en su límite”.

“Comprendo.”

Yuri disminuyó la velocidad una vez que Ai lo dijo.

En este momento, Ai estaba sentada en la fila del medio, observando a Celica.

Como se dijo, Celica estaba literalmente en su límite. Sus mejillas estaban sonrojadas e hinchadas, y sus manos se agitaban con irritación mientras acariciaba los objetos cerca de ella. Era un bebé, pero mostraba un brillo infantil en sus ojos.

Finalmente, sus labios se abrieron y “¡Waaaahhh!” ella gritó,

“¡Yuri-san, deténgase!”

El auto azul se detuvo en el desierto.

Y al mismo tiempo, el llanto de Celica se detuvo de inmediato.

“0.3…”

Alice, que estaba en el asiento del pasajero, miró al cielo con binoculares. Dee era del tamaño de un pájaro, flotando hacia donde él miraba, arqueándose hacia adelante como si estuviera midiendo su altura.

“¿Cómo es que…?” “Cálculos”

Alice se quitó los binoculares de los párpados y comenzó a calcular los números que leía en su libreta.

En este momento, estaban intentando determinar la ubicación actual de Scar.

Todo empezó hace tres semanas.

Inmediatamente después de escapar de la Academia Gora, el día que Scar desapareció, Ai había planeado ir a buscar a Scar lo antes posible, pero eso era imposible.

En primer lugar, no tenían idea de adónde había ido Scar y, además, eran nueve. Era difícil moverse con tanta gente, por lo que el grupo primero decidió visitar la ciudad donde vivían los padres de Tanya.

El Sr. y la Sra. Sedgewood vivían en una gran ciudad en la intersección de las carreteras continentales, y parecía que habían estado buscando a su hija desde que se mudaron allí.

Un día, su deseo se cumplió repentinamente de una manera completamente inesperada, ya que su hija regresó con otros ocho compañeros.

Ai y los demás aparecieron de repente, pero los Swedgewood los recibieron con gusto e incluso los hicieron quedarse en el almacén. El grupo pasaba los días apretados allí, apartándose los pies a patadas. Tanya tenía su propia habitación, pero pasaba la mayor parte de su tiempo en el almacén “Está tan apretado” se quejaba.

Tales días duraron alrededor de una semana y terminaron.

Primero, Rune, la sirena, y Gigi, la rana invernal, encontraron trabajo en la ciudad y se mudaron. Tuvieron que hacer preparativos especiales para llegar a la ‘Ciudad Submarina’ y las ‘Montañas de Elha’: Gigi tuvo que almacenar grasa para entrar en la gélida Elha, y Rune tuvo que reunir dinero y contactos para entrar en la ciudad cerrada.

La pareja de Hardy y Volrath también se fue poco después. Se decía que la ciudad natal de Volrath, ‘El Rey Cadáver y su gente’, era un grupo con una ruta de migración especial, y tenían que irse pronto para alcanzarlos.

Después de que todos sus compañeros decidieran a dónde ir, Ai era la única que quedaba. Con el paradero desconocido de Scar, el tiempo parecía pasar en vano.

Sin embargo, se encontró información de una fuente inesperada.

Dee fue la primera en darse cuenta. “¿Eh? ¿A Celica le gusta el noroeste?” Esas palabras fueron la clave.

“¿Ya llegamos?” “Un poco más.”

Scribble scribble scribble, Alice hizo sus cálculos en el asiento del pasajero. Ai miró por encima de su espalda.

“¿Todavía no?”

“¿Aún no?” y siguió preguntando.

“Solo siéntate”. Alice replicó, y Ai finalmente se sentó al lado de Celica.

“¿A Celica le gusta el noroeste?”

Dee explicó el significado detrás de sus palabras, que el bebé estaría feliz cada vez que se mudaran al noroeste y malhumorado en cualquier otra dirección.

Ai palmeó la frente de Celica mientras esta última yacía en la cuna, llorando.

“Lo siento… es por el bien de encontrar a tu madre.”

No me importa, Entonces Celica aparentemente dio a entender cuándo comenzó a golpear a Ai

Este radar de Scar (Celica) indicaría la ubicación del objetivo (Scar) a través de su ‘estado de ánimo’. Comenzaría desde ‘encantado’ y terminaría en ‘infeliz’. Cuanto más se alejaban de Scar, peor era su estado de ánimo y, finalmente, lloraba. El grupo usó esto para triangular la dirección y la distancia de Scar dos veces al día.

“…¿Aún no?”

“Te dije que ya casi llegamos”.

Y luego, después de un rato más. “Hecho.”

Ai y Yuri acercaron sus rostros al papel en la mano de Alice.

Había fórmulas y tablas garabateadas con letra desordenada, junto con las respuestas.

“… Parece que no hay duda.”

Ai levantó la vista del papel e inclinó la cabeza. “… Scar-san no se ha movido en absoluto…”