Suzumiya Haruhi no Yūutsu (NL)

Volumen 3

Capitulo 2: Rapsodia de las Hojas de Bambú

Parte 1

 

 

Durante el mes de Mayo el calor había aumentado, pero para Julio ya era de verdad insoportable. La humedad lo hacía todo mucho peor, elevando mi índice de infelicidad hasta niveles nunca antes vistos. En una preparatoria barata como la nuestra, no podíamos ni soñar con que instalaran tecnologías tan sofisticadas como el aire acondicionado. El salón 1-5, con su aire pegajoso, parecía la sala de espera del autobús hacia el infierno. Creo firmemente que el arquitecto que lo diseñó no tenía idea de lo que es un sitio apto para vivir.

Para empeorar las cosas, era la primera semana de los exámenes de final de período, y la calma y la felicidad de mi corazón seguramente estaban tomando unas vacaciones en Brasil, porque no parecían tener ganas de regresar.

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Las calificaciones a mitad del período ya habían sido bastante desastrosas, así que no podía imaginar que mis notas finales pudiesen ser satisfactorias. Aquello había sucedido quizá porque había pasado casi todo mi tiempo con la Brigada SOS, y no había podido concentrarme en mis estudios. Yo no había querido involucrarme, pero desde la primavera, cada vez que Haruhi sugería algo, yo me había encontrado siguiendo sus pasos por algún misterioso motivo. Se había vuelto parte de mi vida diaria, y comenzaba a odiarme a mí mismo por haberme acostumbrado a ello.

Ya habían terminado las clases, y el sol entraba en el salón desde el lado oeste. La chica sentada detrás de mí me pinchó la espalda con su lapicera mecánica.

“¿Sabes qué día es hoy?”

Suzumiya Haruhi me preguntó eso con la misma mirada ansiosa de un niño en vísperas de Navidad. Cada vez que ella tenía una expresión como esa, era una señal de que estaba planeando algo que nos metería en problemas. Fingí pensarlo por unos segundos, y al final dije:

“¿Tu cumpleaños?”


“¡No!”

“¿El cumpleaños de Asahina-san?”

“¿No~~oo!”

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“¿El cumpleaños de Koizumi o de Nagato?”

“¡¿Cómo voy a saber cuándo cumplen años todos ustedes?!”

“Pues ya que lo dices, mi cumpleaños es en……”

“¿A quién le importa? ¿De verdad no sabes lo importante que es el día de hoy?”

Si importar lo especial que tú lo consideres, para mí es un día común y muy caliente.

“¿Dime, qué fecha es hoy?”

“Siete de Julio…… No quiero pensar mucho en esto, ¿pero no estarás pensando en la celebración del Tanabata1, o sí?”

“¡Claro que sí! ¡Es el festival de Tanabata! Tienes que recordarlo si te atreves a considerarte un verdadero Japonés.”

En realidad, aquel festival se había originado en China. Y de acuerdo con el calendario Chino, Tanabata sólo se celebraría hasta el mes siguiente.

Haruhi sostuvo la lapicera con sus dedos y la sacudió frente a mis ojos.

“De todas formas, Asia es todo desde el Mar Rojo hasta aquí.”

¿Qué clase de definición geográfica es esa?

“¿Acaso no nos agrupan así para las eliminatorias de la Copa Mundial? De la misma manera, tanto Julio como Agosto son meses de verano.”

¿Ah, sí?

“Como sea. De todas maneras tenemos que realizar alguna actividad por el Tanabata. Insisto en que éste festival debe ser tomado muy en serio.”

Hay muchas otras cosas que merecen ser tratadas más en serio que ésa. ¿Por qué tienes que decirme eso? No quiero saber qué es lo que estás planeando.

“Será más divertido si lo celebramos todos juntos. Por lo tanto, declaro que organizaremos una gran celebración de Tanabata todos los años de aquí en adelante.”

“No decidas eso tú sola.”

A pesar de lo que dije, al ver la extraordinaria emoción de Haruhi, supe de inmediato que era estúpido tratar de llevarle la contraria.

Incluso añadió: “¡Espérame en el salón del club! ¡No te atrevas a irte a casa tu sólo!”

No necesitaba decirme eso, porque yo pensaba ir al salón del club de todas formas. Había una persona que tenía que ver al menos una vez al día, y sólo por ella valía la pena ir hasta allí.

Los demás miembros ya se encontraban reunidos en el salón del club, localizado en el segundo piso del edificio de artes. En lugar de decir que el salón de la Brigada SOS fue tomado en préstamo al Club de Literatura, sería más preciso decir que había sido invadido por la fuerza.

“Ah, hola.”

La persona que me sonrió y me dio la bienvenida es Asahina-san. Ella es la fuente de todo lo que alegra mi corazón, sin ella, la Brigada SOS sería tan vacía para mí como un plato de arroz y curry preparado sin una sola pizca de curry.

Desde Julio, Asahina-san había estado usando un uniforme de mucama para el verano. Había sido Haruhi la que lo había conseguido, y aunque yo no tengo idea de dónde sacaba todos aquellos disfraces, Asahina-san siempre le agradecía tímidamente, “Ah…… g… gracias, muchas gracias.” Aquel día, ella seguía en su papel de mucama exclusiva de la Brigada SOS, sirviendo ansiosamente té a todos los que estaban allí.

“¿Hey, cómo va todo?”

Koizumi levantó la cabeza y me saludó. Estaba sentado frente a un tablero de ajedrez, que descansaba sobre la mesa, y sostenía un manual de juego con una mano mientras movía las piezas con la otra.

“Las cosas no han estado bien para mí desde que entré a la preparatoria.”

Koizumi me explicó que se había cansado del Otelo, así que había decidido traer un tablero de ajedrez la semana anterior. Pero como ni yo ni nadie más allí sabíamos cómo jugar al ajedrez, tenía que jugar él sólo. De verdad se veía muy tranquilo, a pesar de que se aproximaban los exámenes.

“Bueno, en realidad no estoy tan relajado. Sólo estoy aprovechando el tiempo en que no estoy estudiando para ejercitar mi cerebro. Cada vez que uno resuelve un problema, la circulación en el cerebro aumenta. ¿Qué tal si jugamos?”

No gracias, justo ahora no quiero ejercitar mi pobre y cansado cerebro. Si me pongo a pensar en cualquier otra cosa, todas esas palabras en inglés que me ha costado tanto memorizar, serán expulsadas de mi cabeza.

“Qué lástima. ¿Quizá la próxima vez deba traer un tablero de Monopolio o Batalla Naval? Ah sí, ¿qué tal algo en lo que podamos jugar todos? ¿Qué se te ocurre?”

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Lo que sea, o mejor no. Éste no es el Club de Juegos de Mesa, es la Brigada SOS. Por cierto, todavía no tengo idea de en qué clase de actividades se involucrará la Brigada SOS. No estoy muy seguro de qué se supone que deberíamos estar haciendo, y creo que no quiero saberlo, ya que el ignorarlo aumenta mis oportunidades de sobrevivir. Por eso no estoy motivado a hacer nada, y esa lógica funciona para mí.

Koizumi se encogió de hombros y siguió estudiando su manual de ajedrez. Levantó el caballo negro y lo movió por el tablero.

Sentada detrás de Koizumi, demostrando menos emociones que un robot, estaba Nagato Yuki, muy ocupada leyendo un libro. La fría y silenciosa extraterrestre había dejado de interesarse en las novelas traducidas al japonés, y ahora las leía en su idioma original. La portada del libro que leía estaba adornada con unas letras en un idioma que no pude reconocer, parecía uno de esos gruesos y viejos libros de magia. Bien podría estar escrito en etrusco o en algún otro lenguaje antiguo, porque estoy seguro de que Nagato no tendría problema en leer incluso esas extrañas tabletas de Lineal A.

Saqué una de las sillas plegables de metal y me senté en ella. Asahina-san me sirvió una taza de té al instante. ¿Quién quiere tomar té caliente en un día como éste?…… No quise poner una queja que seguramente habría inspirado la ira de los cielos, así que bebí el té de avena con inmensa gratitud. Hmm, estaba hirviendo.

En una esquina del salón había un ventilador eléctrico que Haruhi había tomado de alguna parte, pero su efecto refrigerante no era más que el de una taza de agua hirviendo derramada sobre rocas calientes. ¿Si te lo ibas a robar de todas formas, por qué no sacaste uno de esos ventiladores verticales del salón de profesores?

Separé mi vista de las páginas del libro de inglés, cuyas páginas se sacudieron con en viento, y me estiré arqueando la espalda contra la silla metálica.

Ya que estaba plenamente consciente de que no estudiaría cuando llegara a casa, había querido probar si sería mejor estudiar en el salón del club después de clases, pero me di cuenta de que mientras no estuviese interesado en algo no lo haría, sin importar en dónde me encontrase. Obligarme a hacer algo que no quiero no sería bueno para mi salud mental ni física. En otras palabras, las cosas son mejores si no hay obligación de hacerlas. Ya está, no voy a estudiar. Guardé mi lapicera, cerré el libro, y decidí observar por un rato a mi estabilizador mental. La única persona que podía tranquilizar mi cínico corazón estaba sentada al otro lado de la mesa frente a mí, con un disfraz de mucama, y trabajando en sus tareas de matemáticas.

Miraba atentamente las preguntas y luego tomaba notas en su cuaderno; se detenía a pensar con la mirada perdida, y de pronto comenzaba a escribir como si acabase de recibir un golpe de inspiración – estoy hablando nada menos que de Asahina-san.

Me sentía mucho mejor nada más al mirarla. Sentí de pronto un inmenso deseo de protegerla, y si hubiese tenido que donar todo mi dinero y mis ahorros a una colecta de caridad para ayudarla, no me habría importado. Asahina-san no se dio cuenta de que la miraba fijamente, y estaba concentrada sólo en sus estudios. Cada uno de sus movimientos era suficiente para hacerme sonreír, se hecho, ya lo estaba haciendo, como cuando uno mira a una foca bebé.

Nuestros ojos se cruzaron.

“¿Ah, q… qué pasa? ¿A… tengo algo raro?”

Asahina-san comenzó a acomodarse el uniforme, muy nerviosa, lo cual hizo que mi corazón se ablandara mucho más. Pero justo cuando sentía que iba a cantar un himno angelical……

“¡Ho-la!”

La puerta se abrió con violencia, y una chica entró corriendo a grandes zancadas.

“Siento llegar tarde.”

No tienes que disculparte, nadie estaba esperándote.

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Haruhi apareció en el salón, cargando una caña de bambú sobre el hombro. Era una gran caña de bambú recién cortado, con ramas y hojas creciendo por los lados. ¿Para qué traes esa cosa aquí? ¿Vamos a hacer alcancías de bambú?

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Haruhi tomó aire y respondió:

“Bueno, para colgar nuestros deseos, es obvio.”

¿Qué? ¿Para qué?

“No es nada, es sólo que no he hecho esto en algunos años, así que pensé en hacerlo hoy, ¡al fin y al cabo, hoy es Tanabata!”

……Como siempre, la respuesta no tenía ningún sentido.

“¿De dónde sacaste esa cosa?”

“Hay un bosque de bambú detrás de la escuela.”

Si mal no lo recuerdo, ese lugar es propiedad privada, ladrona de bambú.

“¿Y qué importa? ¡Las raíces del bambú crecen muy profundas, no les hace daño ni siquiera cuando se corta la mitad superior del tallo! Lo que si habría estado mal sería haber cortado todo el tallo. Claro que me picaron algunos mosquitos mientras estuve allí, y me molesta mucho. ¿Mikuru-chan, podrías ponerme un poco de crema para la comezón en mi espalda?”

“¡Sí, ya voy!”

Asahina-san corrió de inmediato con un botiquín de primeros auxilios en la mano, parecía un aprendiz de enfermera. Tomó un poco de crema, y metió su mano por el cuello del uniforme para frotar la espalda de Haruhi. Ella se inclinó un poco hacia delante diciendo:

“Un poco más a la a derecha…… menos… sí, justo ahí.”

Haruhi parecía un gato al que le están frotando la barbilla, e incluso cerró los ojos de lo relajada que estaba. Dejó la caña de bambú al lado de la ventana, luego se puso de pié con mucha calma sobre el escritorio de la Comandante, no alcancé a ver de dónde sacó unos tanzaku, y dijo sonriendo muy animada:

“¡Muy bien, vamos a escribir nuestros deseos!”

Nagato levantó lentamente la cabeza, Koizumi dejó salir una escalofriante sonrisa, y Asahina-san abrió los ojos de par en par. ¿Ahora qué estaba planeando? Haruhi bajó del escritorio de un salto, y su falda se meció con el viento mientras decía:

“Pero hay ciertas condiciones.”

“¿Qué condiciones?”

“¿Kyon, sabes quiénes son los que cumplen los deseos de Tanabata?”

“¿No son Orihime y Hikoboshi?”

“Correcto, te has ganado diez puntos. ¿Y sabes cuáles son las estrellas que representan a Orihime y a Hikoboshi?”

“No.”

“¿No son Alfa Lyrae y Alfa Aquilae?”

Koizumi respondió al instante.

“¡Muy bien! ¡Esa valía 85 puntos! ¡Esas son las estrellas! En otras palabras, la caña de bambú con los deseos debe apuntarse hacia esas dos estrellas. ¿Entendido?”

¿De qué diablos estás hablando? ¿Y por qué esa pregunta valía tantos puntos más?

Je, je. Haruhi entornó los ojos, tratando de parecer astuta sin ningún motivo en particular.

“Déjame explicarte. No es posible viajar más rápido que la luz, de acuerdo con la Teoría Especial de la Relatividad.”

¿Por qué me dices eso así sin motivo? Haruhi sacó un trozo de papel del bolsillo de su falda, y dijo en voz alta mientras lo leía:

“Para que lo sepas. La distancia que separa la Tierra de Alfa Lyrae y Alfa Aquilae es de 25 y 16 años luz respectivamente. Eso quiere decir que un mensaje enviado desde la Tierra tardará 16 y 25 años en llegar a esas dos estrellas. Es un hecho científico – ¿entiendes?”

¿Y qué? Por cierto, ¿en serio te tomaste la molestia de anotar esa información?

“Entonces ese es el tiempo que le tomará a nuestros deseos para llegar hasta los Dioses, ¿no? Es el tiempo que tendremos que esperar para que nuestros deseos se cumplan. ¡Así que escriban lo que desean pensando en que se cumplirá dentro de 16 o 25 años! Escribir algo como ‘deseo conseguir un buen novio para la próxima Navidad’ no servirá, porque es un deseo que no podrá cumplirse a tiempo.”

Haruhi sacudió sus brazos con fuerza e iba a continuar hablando…

“Un momento, si hacen falta veintitantos años para que el deseo llegue hasta allá, ¿no tardaría más o menos lo mismo en devolverse para que se cumpla? ¿Acaso no quiere decir que tenemos que esperar 50 o 32 años para que nuestros deseos se cumplan?”

“Bueno, son Dioses. Algo se les ocurrirá para poder ayudarnos. ¡Supongo que al menos una vez cada año tendrán algún tipo de oferta!”

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Cuando le convenía, ella era capaz de tomar la Ley de la Relatividad y arrojarla por la ventana.

“¿Bien, entonces todos entendieron lo que dije? Aquí tenemos tos tipos de tanzaku, uno para Alfa Lyrae, y otro para Alfa Aquilae. Así que por favor escriban lo que desean en 25 y el 16 años.”

Es ridículo. Pedir dos deseos ala vez es casi un abuso. Además, no hay forma de saber qué vamos a estar haciendo en 16 o 25 años. ¿Cómo vamos a saber ahora lo que estaremos deseando para entonces? Supongo que lo mejor que podemos hacer es desear que nuestro fondo de retiro y nuestros ahorros no se pierdan, o tener un buen trabajo.

Si Orihime y Hikoboshi escuchasen esa clase de deseos, seguramente les daría un dolor de cabeza. Sólo pueden estar juntos una vez al año, y los obligaríamos a escuchar unos deseos tan estúpidos. ¿Por qué no les piden a sus políticos que los ayuden con eso? So yo fuera uno de ellos, seguramente respondería algo así.

Pero como siempre, a aquella chica se le ocurrían un montón de cosas absurdas. No podía evitar imaginarme si acaso existía un agujero negro en el interior de su cabeza, porque su sentido común parecía haber salido de una dimensión diferente a la nuestra.

“Bueno, eso no es del todo cierto.”

Koizumi parecía estar defendiendo a Haruhi, pero habló en un tono de voz tan bajo, que sólo yo pude escucharlo.

“Es cierto que lo que dice y hace Suzumiya-san es muy particular, pero a juzgar por la situación actual, es obvio que sí sabe lo que es el sentido común.”

Koizumi me enseñó su habitual sonrisa exagerada y prosiguió:

“Si sus patrones de pensamiento fuesen anormales, entonces éste mundo no sería estable. Si ése fuera el caso, éste mundo ya se habría convertido en un lugar extraño, regido por sus leyes particulares.”

“¿Cómo sabes eso?” pregunté.

“Suzumiya-san desea que el mundo cambie un poco, y tiene el poder de reconstruir éste mundo desde cero. Eso lo debes saber muy bien.”

Claro que lo sé, pero todavía tengo dudas.

“Sin embargo, hasta el momento nuestro mundo no se ha vuelto totalmente irracional, y eso es porque ella valora el sentido común más que sus propios deseos.”


“Puede sonar un poco infantil, pero…” Koizumi levantó la cabeza y dijo:

“… Digamos por ejemplo, que ella desea que Santa Claus exista. Por lo que sabemos, Santa Claus no existe. Si tomásemos solamente a Japón, no sería posible para alguien entrar en las casas en medio de la noche, dejar un regalo y lego salir sin ser detectado. ¿Cómo puede saber Santa Claus lo que cada niño quiere en cada Navidad? Además no hay forma de ir a dejar un regalo en la casa de cada niño del mundo en una sola noche. Sería físicamente imposible.”

Si alguien piensa seriamente en estas cosas, tiene que estar chiflado.

“Exacto, por eso es que Santa Claus no puede existir.”

La razón por la que le respondí, fue porque se puso del lado de Haruhi, y eso me molesta. Así que seguí con ésta pregunta:





“¿Si eso es cierto, no quiere decir que también es imposible que existan los extraterrestres, los viajeros en el tiempo y la gente con poderes mentales? ¿Cómo es que tú estás aquí?”

“Es precisamente por esa razón que pienso que Suzumiya-san no se siente muy a gusto con la racionalidad que existe en su interior. Su sentido común es un obstáculo para lo que ella más desea – un mundo en el que los fenómenos sobrenaturales son algo normal.”

¿Entonces eso quiere decir que sus deseos tiene una ligera ventaja sobre su sentido común?

“Quizá es incapaz de reprimir por completo esos pensamientos, y es por eso que yo, Asahina-san y Nagato-san fuimos llamados a su lado, y a mí se me concedieron poderes paranormales. Claro que no estoy muy seguro de qué pienses tú de eso.”

Es mejor que no te enteres. Al menos yo no soy como tú, yo estoy completamente seguro de que soy un ser humano normal.

Claro que no sé si eso es una ventaja o una maldición.

“¡Hey, ustedes dos! ¡Nada de comentarios en privado! ¡Estoy hablando de algo muy importante!”

Como no estaba muy a gusto con que estuviésemos murmurando entre nosotros, los ojos de Haruhi se convirtieron en un par de puntas afiladas mientras nos miraba fijamente y nos gritaba. Tuvimos que obedecer y recibir nuestros lápices y tanzaku antes de sentarnos nuevamente.





Haruhi tarareó una melodía mientras comenzaba a escribir; Nagato se sentó muy quieta y miró fijamente a los tanzaku; mientras que Asahina-san tenía una expresión confusa, como si hubiese encontrado algo mucho más difícil que sus problemas de matemáticas. Koizumi dijo en un tono muy calmado: “Hmm, esto es un problema” mientras inclinaba la cabeza, muy concentrado. ¿En verdad tienen que pensar tan en serio para algo tan estúpido? ¿No sería mejor tomárselo como el juego que es, y escribir lo que se les ocurra?

…… ¡Y no me vengan con que los deseos que anotemos van a hacerse realidad!

Jugué con el lápiz entre mis dedos y desvié la vista hacia un lado. La caña de bambú que Haruhi había “tomado” estaba asomada por la ventana, y sus hojas se veían muy desordenadas. Una que otra brisa ocasional producía un suave sonido al sacudir las ramas, haciéndome sentir tranquilo y relajado de inmediato.

“¿Ya terminaron?”

“¿Ya terminaron todos?

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