Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

La espada del chico, con su hoja única y su curva característica, parecía un arma claramente japonesa.

“Lo sabes todo sobre las espadas, ¿verdad, Mokomoko?” preguntó Tomochika. “¿Sabes el nombre de esa? ¿Como algo-maru o algo-masamune?”

“Aunque estoy bastante acostumbrada a utilizar espadas, no estoy tan versada en sus inscripciones. Hm. Pero no hay duda de que es de origen japonés”.

“¡Y yo que pensaba que tus conocimientos de la era Heian serían finalmente útiles! ¡¿Qué clase de antepasado eres?!”

“¡Nuestra escuela es de tiro con arco! ¡No tenemos ninguna fascinación por las katanas! Mientras pueda cortar, es útil, ¿no? ¡Sólo es un cuchillo para matar gente!”

“Hablando de eso, ¿qué pasa con los escudos de Vivian?”

“¿Son escudos redondos, supongo? Pero como dije, ¡somos una escuela de arquería!”

Como era pleno día, había pocos clientes en la taberna. No parecían estar prestando mucha atención al chico, pero si se desataba una pelea, inevitablemente llamarían la atención.

“Tengo una sugerencia”, ofreció Tomochika. “¿Por qué no os peleáis en algún sitio donde no haya más gente?”.

“¿Por qué debería importarme?”, espetó el chico, levantándose de su asiento. No parecía importarle ser observado por los demás, así que no había muchas esperanzas de que escuchara.

“Supongo que no hay opción. Tendremos que evacuar a los demás clientes. Dannoura, ¿podrías gritar?”

“¿Yo? Supongo. ¡Oh, no! ¡Ha aparecido un tipo peligroso blandiendo una espada! Todo el mundo, huya!” gritó Tomochika, obviamente actuando.

Todos los que estaban dentro se volvieron inmediatamente a mirar. La taberna atendía a ciudadanos normales, no a aventureros, así que era natural que al ver al chico con la espada desenvainada, comenzaran a huir del lugar.

“¿Oh? Y yo que pensaba que eras un villano responsable de una gran masacre”, dijo el chico.

“No deberías creer lo que la gente te dice tan fácilmente”.

Tomochika resopló. “¿De verdad vas a fingir que no has hecho nada, eh?”.

“¡¿Qué pasa contigo?!” protestó Vivian, poniéndose en pie con sus escudos gemelos en la mano. “¡¿Qué sentido tiene que apóstoles como nosotros se peleen entre ellos?!”

“¿Qué sentido tiene? Si matas a otro apóstol, obtienes sus poderes. Así que, ¿por qué no matarnos entre nosotros?”

“¡De ninguna manera! ¡Nunca he oído hablar de tal cosa! ¿Qué? ¿Se añadió a petición? ¿Y pensaste que me lo dirías al final?” Vivian puso el grito en el cielo.

Parecía que había recibido otro mensaje de su dios. En cualquier caso, era un problema que debían resolver ellas solas, así que Yogiri, Tomochika y Mokomoko se levantaron y les dejaron un poco de espacio.

“Pero, si están dando poderes a estos apóstoles para que puedan matarme, ¿por qué dejar que se roben los poderes unos a otros matándose? Ahora sólo van a luchar sin prestarme atención”.

“Basándonos en lo que hemos oído de Vivian, este dios parece bastante irresponsable…”

Vivian se enfrentó al chico. Parecía totalmente relajado. Al principio dudó, pero al recordar lo invencible que era, su actitud cambió rápidamente, y una sonrisa atrevida apareció en su rostro.

“¿Vemos lo que tienes, entonces?”, le desafió.

“¿Qué te parece este combate, Mokomoko?” preguntó Yogiri.

“Hm. Ambos son obvios aficionados. Ni siquiera tienen un sólido sentido del equilibrio. El chico no parece saber usar una espada, y el estilo de Vivian para usar los escudos es totalmente desordenado.”

“El chico con la espada probablemente golpeará primero, ¿verdad? Vivian dijo que sólo quiere centrarse en la defensa”.

“Pero ella mató a esos aventureros de forma bastante proactiva, ¿no es así?”

“Eso es sólo porque se enteraron de que ella era un miembro de la familia real de esa búsqueda”.

“En cualquier caso, si Vivian confía en su defensa, sólo tiene que esperar y observar. Sin embargo, que sea la opción correcta o no depende de las habilidades del espadachín. Si también es un apóstol, debe tener algún tipo de habilidad única”.

“¡Ustedes dos realmente cambian al modo de espectador fácilmente, ¿no es así?” intervino Tomochika.

Como Yogiri había predicho, el chico fue el primero en hacer un movimiento. Dio un paso adelante, sosteniendo casualmente su espada en posición baja.

“¡Escudo de pinchos!” Mientras Vivian gritaba, una enorme púa surgió del centro de su escudo hacia su oponente.

“¡Puede hacer básicamente cualquier cosa, no?”

El chico blandió su espada a su vez. Cortando el pincho, salió volando hacia el centro del pub. Evacuar a los otros clientes había sido la decisión correcta.

“Tener un pincho en el centro de tu escudo es bastante común, sin embargo”, comentó Mokomoko. “Y lo que es más importante, ¿cómo lo cortó tan fácilmente? ¿Se suponía que no podía reflejar ningún ataque?”

“Tal vez eso no se extienda a la parte del pico”, sugirió Yogiri.

“Estoy un poco sorprendido, pero ¿y qué?”, se burló el chico de Vivian. “Ni siquiera estoy seguro de que tenga sentido tomar un poder así”. El chico se detuvo, evaluando los poderes de Vivian.

“¡Ja! ¿A quién le importa la capacidad de hacer una espada que pueda cortar bien? Mi escudo invencible puede detener cualquier ataque”.

“¿Oh? Interesante. Mi espada puede cortar cualquier cosa. ¿Por qué no intentamos probarla?”, dijo el chico, apoyando su arma en el hombro.

“¡Adelante! Con gusto contrarrestaré tu ataque!”

El chico saltó hacia delante. En un instante, cerró la brecha entre ellos, lanzando un tajo en diagonal hacia ella. Como si hubiera previsto el ataque, Vivian levantó su escudo para bloquearlo.

Yogiri tragó saliva, observando seriamente el resultado. Un sonido metálico llenó la sala cuando las mitades del escudo de Vivian, ahora divididas, golpearon el suelo.

“¿Qué?”, soltó antes de que su cuerpo se desprendiera también. La hoja había atravesado su escudo y la había cortado por la mitad, desde el hombro izquierdo en diagonal hasta el costado. La parte superior de su cuerpo cayó al suelo, derramando sangre y vísceras por todas partes.

“Supongo que eso es lo que ocurre cuando se pone a prueba una paradoja”, dijo Yogiri.

“Si dos poderes se contradicen, el ganador se decidiría a discreción del dios que dio esos poderes, supongo”.

“¡¿Es realmente el momento de hablar de eso?! ¡Esto es un desastre!” Les gritó Tomochika.

El chico lanzó su espada empapada de sangre al aire, donde se desvaneció al instante. “Parece que he ganado. Así que… Oh, funciona”. Creó un escudo en su mano vacía. En efecto, había obtenido los poderes de Vivian. “Supongo que la pregunta es, ¿cuándo quiero matar realmente a Yogiri Takatou?”

Estaba totalmente satisfecho de sí mismo tras haber derrotado a Vivian y ahora se debatía en utilizar a Yogiri como cebo para atraer a otros apóstoles.

“Quiero decir, supongo que no está planeando hacerme daño directamente, pero no sé si me gusta la idea de que me utilice así…”

Sería una pena que esto siguiera ocurriendo. Incluso si el chico no planeaba hacer daño directamente a Yogiri, lo mejor habría sido acabar con él en ese mismo momento. Pero mientras Yogiri pensaba eso, quedó claro que la contienda con Vivian aún no había terminado.

“¡¿Creías que estaba muerta?!” A pesar de haber sido cortada por la mitad, Vivian se levantó. Ahora había vuelto a la normalidad, y aunque su ropa cortada le daba un aspecto algo desaliñado, su piel no tenía ni un solo rasguño. Incluso la sangre y las vísceras que se habían derramado por el suelo habían desaparecido.

“¿Qué? Ah, ya veo. Ahora que tengo tu habilidad, lo entiendo. Vuelves a la vida incluso cuando mueres”.

“¡Precisamente! Pensaba que no tenía sentido con mis defensas invencibles, pero en el caso de que me maten, ¡volveré a la vida! Este es el poder del Escudo de Resurrección Avanzado”.

A pesar de haber muerto ya una vez, Vivian no parecía desanimarse lo más mínimo. Materializando sus escudos una vez más, estaba lista para continuar la lucha.

“Sí, hay que meter la palabra ‘escudo’ donde se pueda…” Murmuró Tomochika.

“Hm. Esto se ha convertido en una situación bastante extraña. Así que realmente roban los poderes de los apóstoles que matan…” Mokomoko reflexionó.

“Eso parece”, respondió Yogiri. “Después de matarla, obtuvo su capacidad de crear escudos. Pero entonces Vivian volvió a la vida”.

“¿Es como un error en las reglas o algo así? Obviamente, el sistema carece de pruebas serias”.

Vivian decía que sus defensas eran invencibles, pero como acababan de presenciar, aún había formas de vencerla. Y si otro apóstol la mataba, también ganaría ese poder de resurrección. Entonces, ¿qué pasaría si esa persona inmortal continuaba participando en la batalla? El número de personas con inmortalidad seguiría creciendo. Incluso si Vivian matara ahora al chico, obtendría su capacidad de crear espadas, y entonces el chico volvería a la vida. Esto no tendría fin.

Yogiri empezaba a dudar de que el sistema estuviera realmente hecho para matarlo.

“¡Uf! ¡Qué dolor!”, gritó el chico de la espada.

“¿Y? ¿Te has dado cuenta de que no puedes derrotarme, pase lo que pase?”

“Sí, por muy molesto que sea. Ahora entiendo tus poderes. Aunque mi espada pueda atravesar tu escudo, siempre volverás a la vida”.

“¡Entonces no tienes otra opción que huir en desgracia!”

“No. Lo único que significa es que tengo que volver a mi objetivo inicial”.

El chico saltó hacia atrás, abriendo una brecha entre él y Vivian. Ella comenzó a entrar en pánico, dándose cuenta de lo que él pretendía.

“Sólo necesito matar a Yogiri Takatou. Si lo hago, seré el único inmortal y tendré el poder de la espada más fuerte”. Se giró para mirar a Yogiri.

“Me imaginaba que acabaríamos aquí”, suspiró Yogiri.

Si el chico se marchaba a recoger más poderes y acababa extendiendo aún más esta habilidad de inmortalidad, perdería rápidamente el control de la situación. Por lo tanto, era mejor matar a Yogiri de inmediato para que fuera el único que tuviera esos poderes. Si dejaba de lado su codicia, esa sería la conclusión obvia de todos modos.

“Supongo que puedo matarte sin preocuparme por ello, entonces”. Yogiri liberó su poder. Cuando el chico hizo un salto hacia adelante, cayó al suelo, inmóvil. Esperaron y observaron durante un rato, pero no se levantó como lo había hecho Vivian. Estaba realmente muerto.

“Así que parece que la gente que matas muere de verdad para siempre, ¿eh?” Dijo Tomochika.

“Es bastante obvio que los muertos no vuelven a la vida. Pensé que era de sentido común”.

La muerte era irreversible. Volver a la vida era imposible en primer lugar. Cualquiera que pareciera haber vuelto a la vida no debía estar realmente muerto en primer lugar. Eso es lo que significaba la muerte para Yogiri. Nada que contradijera este sentido común podía ocurrir dentro de su ámbito de percepción. Si alguien o algo era asesinado por otra persona, existía la posibilidad de que siguiera vivo, pero si era asesinado por Yogiri, estaba absoluta e innegablemente muerto. No había forma de que volvieran a la vida.

“¿Eh? ¿Qué está pasando?” Vivian se quedó boquiabierta. Debía de esperar una especie de concurso brutal. De hecho, si el chico no hubiera apuntado a Yogiri, su lucha con el muchacho podría haber durado una eternidad.

“¿No te lo dijo tu dios? Mi habilidad es matar a cualquiera con sólo pensarlo”.

“¡Es imposible que tengas una habilidad tan absurda!”

“Sí, se podría pensar…” Tomochika se encogió de hombros.

“¡Oh, otro mensaje de Dios! La persona con la capacidad de cortar cualquier cosa y de hacer aparecer espadas de la nada fue derrotada por Yogiri Takatou”, dijo Vivian, mirando de nuevo al cielo al escuchar un mensaje procedente de algún lugar. “Ya veo. Están compartiendo quién no logró matarte para que los demás puedan usar esa información para tomar precauciones en sus propias peleas.”

“Sin embargo, siento que también vencí el poder del escudo”.

“Hm. Pero sólo murió el chico de la espada. Tal vez eso es todo lo que estaban contando”.

“Ahora lo entiendes, ¿verdad?” preguntó Yogiri, volviéndose hacia Vivian. “Tu invencibilidad no puede hacer frente a mi poder”.

“¡Incluso así! Eso no cambia que tenga que protegerte!”

“¿Por qué?” preguntó Yogiri, exasperado.

“¡Porque si te matan, perderé mi propio poder! Y necesitamos ese poder para recuperar nuestro reino”.

Quizá en el fondo era una buena persona, pero sin haber visto a Yogiri hacer nada malo, a Vivian ni siquiera se le ocurrió intentar matarlo.

“Prefiero que nos dejes en paz. No tengo intención de morir”.

Los apóstoles podían saber dónde estaba Yogiri. Puede que luchar contra ellos fuera inevitable, pero desde luego no tenía intención de perder contra ellos.

“Pero a este paso, quedarse aquí podría ser peligroso para la propia ciudad”, continuó. “Nos pidieron que pasáramos la noche, pero tal vez deberíamos seguir adelante”.

“Sí, tengo la sensación de que vamos a ver a mucha gente así en un futuro próximo”, coincidió Tomochika.