Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

“Esto es un sueño, ¡¿correcto?! Entonces no debería haber ningún problema si te abrazo y te lamo, ¿verdad?”

Hanakawa saltó hacia adelante como para agarrar a las dos que se hacían llamar Malna y Rilna. Tal vez porque era un sueño, voló hacia delante con facilidad, pero no llegó a alcanzarlas. Aunque había saltado una gran distancia, cayó y su cara golpeó algo parecido al suelo. Era un espacio blanco y vacío, pero todavía había una especie de suelo. Él y las dos chicas habían estado de pie en la misma superficie, pero cuando miró hacia arriba, la distancia entre ellas no había cambiado.

“¿Eh? ¿Cómo podría alguien de nivel noventa y nueve como yo no alcanzarlas?” Pero incluso a nivel noventa y nueve, los atributos físicos de Hanakawa no eran tan altos. Las estadísticas de un personaje de apoyo de la línea de fondo como él no eran tan adecuadas para el combate físico.

“Porque es un sueño”.

“Es un sueño, así que todo sale exactamente como queremos”.

“Entonces, ¿qué es lo que deseas de mí?” Incluso si esto era un sueño, si un dios se le estaba apareciendo, debía querer algo de él.

“Conoces a Yogiri Takatou, ¿verdad?”

“¿Yogiri Takatou? Sí, pero…” La situación actual de Hanakawa podría decirse que es el resultado de las acciones de Yogiri. Su miedo a Yogiri se había hundido en lo más profundo de sus huesos, por lo que quería evitar el contacto con él en la medida de lo posible.

“Así que enviamos algunos asesinos tras él”.

“Enviamos apóstoles tras él”.

“Imagino que no importa a quién enviasteis, todo fue en vano”, respondió Hanakawa. “Es demasiado absurdo”.

“Sí, los ha matado a todos”.

“A pesar de que les dimos poderes que creíamos que podían vencerle”.

“¿Oh? ¿Por ejemplo?”

“Como una espada que puede cortar cualquier cosa”.

“Incluso podría cortar a través de cosas como el espacio y los conceptos”.

“O el poder de destruir continentes”.

“Destruir el mundo es demasiado, pero sólo una isla o un continente no es tan malo.”

“Pero todo sería inútil”.

“Por supuesto que sí”. Hanakawa asintió. “El mero hecho de llevar a cabo poderosos ataques no significa nada para él”.

La capacidad de Yogiri de infligir una muerte instantánea a voluntad no era lo que lo hacía aterrador. Si sólo fuera eso, habría muchas formas de enfrentarse a él. El poder verdaderamente aterrador que poseía era la capacidad de detectar la intención de matar y adelantarse a ella. No importaba lo poderosos que fueran sus ataques, sería aplastado antes de poder utilizarlos.

“Si sois dioses, ¿no deberíais ser capaces de hacer algo con él?”

“Podemos”.

“¡¿De verdad?!”

“Sí. Quiero decir, somos Diosas. Por supuesto que podemos obligar a las formas de vida inferiores a obedecernos. Así que si le decimos que se muera, se morirá, ¿no?”

“Entonces, ¿por qué no hacerlo?”

Hanakawa habría estado muy feliz de que Yogiri muriera. ¿Quién sabía cuándo volvería a cruzarse con él o cuándo Yogiri decidiría matarlo? Así que si alguien pudiera deshacerse del tipo por él, Hanakawa estaría extasiado.

“Pero verás, sólo porque podamos no significa que debamos hacerlo”.

“Si hacemos eso, ¿no es como admitir que hemos perdido?”

“Si matáramos a un niño porque dijo algo que nos hizo enfadar, nos criticarían, ¿no?”

“Los otros dioses se burlarían de nosotras”.

“¿Es así?” Preguntó Hanakawa.

“Así que le dimos poderes a la gente y los hicimos apóstoles, y luego dijimos: “¡Ve a matar a Yogiri Takatou!”.

“Pero se está volviendo un poco aburrido pensar en nuevos poderes para dar a la gente”.

“Pensamos, ¿no sería mejor que cada uno pensara sus propios poderes?”

“Umm… a juzgar por el flujo de esta conversación, parece que también tenéis la intención de enviarme a matarlo…”

“Por supuesto.”

“¡Nooooooo!”

Hanakawa se giró inmediatamente y corrió a toda velocidad. Pero esto era un sueño bajo el control de un dios. No había ningún lugar al que pudiera ir en este espacio blanco y vacío. Cuando finalmente se agotó y se dio la vuelta, la distancia entre ellos no había cambiado.

“¡Es imposible! ¡Un plebeyo como yo no puede hacer nada contra él! ¿Y por qué yo en primer lugar? Hay muchos otros que podrías elegir!”

“Porque os conocéis”.

“¡No es alguien tan misericordioso como para perdonarme porque somos conocidos!”

Hanakawa había visto a Yogiri matar a sus compañeros de clase sin pensarlo dos veces. Tanto si se conocían como si no, Yogiri no se contendría.

“Ya has visto su poder antes”.

“Y sabes todo tipo de estupideces, ¿verdad?”

“Eres uno de esos otaku, ¿no? Así que sabes lo que es fuerte y lo que debería ser capaz de vencerlo, ¿no?”

“¡Por favor, tened piedad de mí! Si estás dispuesto a conceder cualquier poder que alguien pida, ¡debería haber cualquier número de personas dispuestas a ocupar mi lugar!”

La idea de que Dios concediera a una persona cualquier poder que deseara era realmente tentadora, pero perdía todo su encanto si era para luchar contra Yogiri.

“Si no quieres, está bien, pero te dejaremos así hasta que cambies de opinión”.

“Estarás durmiendo para siempre, ¿sabes?”

“¡Espera, eso también es un problema!” gritó Hanakawa. “¡Acabo de recibir un mapa que describe la ubicación de los jefes del imperio!”

“Por supuesto, serás liberado una vez que nos aburramos y dejemos de lado el sueño”.

“¿Quieres intentar un concurso de resistencia con un dios? Cien o mil años es fácil para nosotros”.

“Ugh… ¿Realmente deseas semejante tormento para mí?” Su trato con él era amable y no daba el menor miedo, así que era un poco mejor de tratar que con las otras personas irracionales que había encontrado. Pero eso no cambiaba el hecho de que su decisión era absoluta, y Hanakawa no tenía elección en el asunto. “Bien… lo intentaré”.

“¡Genial!”

“¡Hurra!”

“Bien, te llamaremos más tarde.”

“Entonces piensa en qué poder quieres”.

De repente, estaba mirando el techo de su habitación. Se había despertado.

“Hmm. Si lo pienso, esto puede no ser tan malo. Incluso si recibo un poder de ellos, puedo simplemente evitar encontrarme con Takatou, ¿correcto?”

Las reglas básicas comenzaron a filtrarse en su cabeza de alguna manera.

Si Yogiri muere, todos los apóstoles pierden sus poderes. Sin embargo, el que lo mate conservará su poder como recompensa.

Se les dará el poder de ver en qué dirección y a qué distancia está Yogiri.

Si matas a otro apóstol, ganas sus poderes.

Había muchos otros apóstoles, así que no debería haber pasado nada si lo dejaba en manos de alguien más motivado.

“Después de todo, no importa el poder que reciba, será inútil. Así que lo mejor sería pensar en algo que tuviera valor para mí incluso después de perderlo”.

Por ejemplo, un poder que implicara crear cosas. Si las cosas que creaba permanecían, sólo tenía que hacer un montón de cosas para usarlas después de que su poder desapareciera.

“Estoy seguro de que vendrá alguien más motivado que yo”.

Mucha gente se resistiría a perder los poderes que había obtenido. Esos apóstoles motivados harían todo lo posible por conservarlos. Al menos, eso es lo que pensaba Hanakawa, pero parecía haber una pequeña trampa.

“En ese caso, si todos decidieran dejar en paz a Yogiri Takatou, todos podrían seguir usando sus poderes para siempre, ¿no?”

“¡Oh! ¡Es cierto!”

Hanakawa dio un grito sorprendido al verse sacado de la cama por la repentina voz a su lado. Malna y Rilna estaban allí de pie.

“Todos estaban súper motivados porque recibieron una misión de Dios, así que no nos preocupamos antes”.

“Pero probablemente habrá gente que piense que no tiene que luchar en absoluto”.

“¡Como Hanakawa!”

“¡¿Por qué has aparecido aquí de repente?! Si pudiste hacer eso, ¡¿por qué apareciste antes en un sueño?!”

“¿Para el espectáculo?”

“Los dioses normalmente aparecen en los sueños de la gente, ¿verdad?” Después de todo, ambas parecían ser dioses, capaces de hacer lo que quisieran.

“Será un problema si tardas demasiado, así que supongo que deberíamos poner un límite de tiempo”.

“Entonces, ¿qué deberíamos hacer?”

“¿Tal vez una persona tiene que luchar contra él cada día?”

“¿Y si nadie lo hace, todos mueren?”

“Perdona”, interrumpió Hanakawa, “pero, por ejemplo, aunque saliera ahora a luchar contra Takatou, tardaría más de un día en llegar a él”.

Después de todo, no tenía ni idea de dónde estaba Yogiri. Saber la dirección general y la distancia aproximada no ayudaba mucho.

“Bien, entonces te daremos la habilidad de teletransportarte a él una vez”.

“Urgh… con todo respeto, siento que estoy cavando mi propia tumba…” Debería haber mantenido la boca cerrada. Pero como los dioses, pueden haber sido capaces de leer su mente de todos modos. Al final, esto era sólo su destino.

“Así que, mientras piensas en los poderes, queremos que también aconsejes a los demás”.

“¿Qué quieres decir?” Preguntó Hanakawa.

“Tal y como hemos hecho hace un segundo”.

“Queremos que aparezcas en los sueños de la gente y les ayudes a decidir qué tipo de poder quieren. Eso debería ser útil para decidir un poder para ti también”.

“Umm, sobre eso”, respondió Hanakawa. “Quizá sea extraño que lo señale, pero no creo que sea una ventaja para nadie que yo aparezca en sus sueños”.

Que Hanakawa apareciera cuando Dios estaba otorgando poderes a la gente sólo estropearía el momento.

“¡Está bien, déjalo en nuestras manos!”

“¡Te daremos un buen cuerpo!”

“¡Hiyah!”

Malna y Rilna levantaron sus manos hacia él, haciendo un ruido tonto. Una luz resplandeciente brilló desde ellas, bañando a Hanakawa.

“¿Ha cambiado algo? ¿Mi voz?” Su voz sonó de repente extrañamente aguda. Se apresuró a mirar en el espejo, donde una joven le devolvía la mirada. Ahora era una chica linda, de alguna manera similar a Malna y Rilna.

“Bien, entonces haremos que aparezcas en los sueños de la gente de esa manera”.

“¡¿Este es Daimon Hanakawa, versión chica guapa?! No es que queden rastros de mi apariencia original…”

“Es decir, si dejáramos algo, tendrías un aspecto asqueroso”.

“¡Es cierto!” Hanakawa estuvo de acuerdo. No se sentía del todo mal por ello.

◇ ◇ ◇

Si nadie desafía al Yogiri Takatou durante un día entero, todos los apóstoles morirán.

Cada uno podrá teletransportarse a una zona cercana a Yogiri Takatou una vez.

◇ ◇ ◇

“¡Boomerang del Escudo de la Motosierra!”

El escudo motosierra voló hacia delante y hacia atrás, atravesando a tres hombres mohicanos. Vivian atrapó en el aire el escudo que regresaba. Ya se había acostumbrado a él. Detrás de ella, Maanu utilizaba una estrella de la mañana para aplastar a otros rufianes similares. Otro hombre que llevaba una cota de malla negra despedazó a enemigos lejanos sin ni siquiera desenvainar la espada. Estos tres, junto con el hombre regordete que tiraba de su carro, constituían los restos de la familia real que se escondían en Kadan. Aunque toda la ciudad colaboraba para mantenerlos ocultos, estos cuatro eran los únicos con alguna relación con la familia real. Pero eso era sólo la parte de la familia que se escondía en Kadan. Vivian no era la única que había escapado. Los miembros de la realeza se habían dispersado por todo el oeste de Ent, esperando su oportunidad de regresar.

“Parece que hemos terminado aquí”.

Aunque había sido un combate fácil, la voz de Maanu parecía desanimada. Estaban viajando a través de un páramo en su camino hacia el Bosque de los Elfos. Habían sido atacados por una banda de rufianes y los habían reducido. Sus enemigos mohicanos habían sido una vez ciudadanos del reino.

Los habitantes del antiguo reino se dividían en dos grupos en Ent Occidental: los ciudadanos y los rufianes. Los habitantes de la ciudad vivían a duras penas y ayudaban a los aventureros. Los rufianes atacaban a los pueblerinos y eran asesinados por los aventureros. El imperio les había otorgado esos papeles. Aunque los rufianes eran lo suficientemente débiles de voluntad como para dedicarse al crimen organizado, eso no cambiaba el hecho de que hubieran sido ciudadanos del mismo reino. Era normal querer evitar matarlos.

“No hay nada que hacer al respecto”, dijo el hombre de la armadura negra. “Aunque hayan sido ciudadanos nuestros, no escucharán lo que tenemos que decir”. Era un caballero de la antigua guardia real, Gale. Temido como el Caballero Negro, había estudiado con un Maestro de Espadas y obtenido el rango de Espada Celestial.

Aparte del rango de Maestro de Espada, los espadachines se dividían en nueve rangos: Espada Absoluta, Espada Demoledora, Espada Tronante, Espada Resonante, Espada Celestial, Espada Dragón, Espada Real, Espada Beastial y Espada de Acero. La Espada Celestial ocupaba el quinto lugar. El rango de Espada Real era uno que podía alcanzarse con esfuerzo, y describía a una persona con la habilidad de un maestro ordinario. Los que tenían el rango de Espada Dragón o superior poseían el talento de un genio o habían recibido un raro Don, que los impulsaba más allá del dominio habitual de la habilidad humana. En resumen, los rufianes que habían caído en este páramo no tenían ninguna posibilidad de enfrentarse a él, ya que poseía un nivel trascendental de habilidad con la espada, algo que la gente corriente nunca podría igualar.

“Lady Vivian, ¿podría permanecer cerca del carro? La barrera no significa nada si la abandona”, le suplicó el hombre regordete que tiraba del carro, el mago de la barrera Nicolás. Se había colocado una barrera alrededor del carro específicamente para ocultar su presencia.

“¿Qué sentido tiene ahora?”, respondió ella. “Ya nos han descubierto. Sólo tenemos que darnos prisa y llegar al Bosque de los Elfos”.

“Lady Vivian, sería mejor que no tuviéramos que enfrentarnos a más enemigos”.

Gale tampoco aprobaba que Vivian se uniera a la lucha. El tipo de barrera móvil que estaban utilizando era bastante pequeño, así que si ella se movía demasiado, su posición sería descubierta. Y si los descubrían, se emitiría una búsqueda de emergencia y se enviarían aventureros.

“¡Vivian! Te dije que no hicieras nada”. gritó Maanu.

“¿Cómo es que eres la única que no me llama ‘Señora’? Ya no tienes que fingir que somos gente normal del pueblo”.

“¡No voy a empezar a llamarte ‘Lady Vivian’ ahora!”

“¡Oh, otra revelación!”

“¡No intentes cambiar de tema!”

“No, hablo en serio. ¿Qué? ¿Si nadie desafía a Yogiri, moriremos? ¡Eso es ridículo!” Se acababa de añadir una nueva regla.

“Démonos prisa”, les instó Gale a seguir adelante. “Si no llegamos a la hora prevista, se irán sin nosotros”.

Algo extraño había ocurrido en el Bosque de los Elfos. Aprovechando esa oportunidad, la familia real se había reunido desde todo el oeste de Ent para asaltar la región. Aunque mantuvieran en secreto la presencia de la realeza, el imperio empezaría a sospechar si veía que un grupo numeroso se dirigía al bosque. No podían dar marcha atrás ahora.

“¡Sí! ¡Hacia nuestro objetivo, la Espada Mundial Omega Blade!”

“¡¿Por qué dices eso ahora?! ¡Idiota! ¡Idiota!”

“Pero nadie está escuchando”. Vivian comenzó a llorar.