Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Volumen 7

Capitulo 1: Sólo Vas Demasiado Lejos Para Mostrar Tu Riqueza

Todo estaba hecho de joyas y metales preciosos. El suelo, el techo y los pilares que los unían eran de color dorado, adornados con piedras preciosas por todas partes. Seguramente todo era real. Hanakawa no tenía ojo para identificar su autenticidad. Su habilidad de discernimiento sólo le permitía mirar las estadísticas de los demás.

Sin embargo, es imposible que sean sólo bolas de cristal bañadas en oro, ¿verdad?

Era una sala del trono hecha para un emperador, que también era un Sabio. No había manera de que pudieran salirse con la suya con productos falsificados. Una enorme riqueza debe haber entrado en el lugar.

“¿Qué te parece mi sala del trono?”, preguntó el sabio y emperador de Ent, Yoshifumi, mientras se sentaba y se recostaba en su trono. Naturalmente, el sillón en sí era terriblemente extravagante, con un aire de lujo alucinante.

Las mujeres de Yoshifumi se apiñaron alrededor, apoyándose en él y en el trono. Al parecer, las mujeres que habían estado con él en el bar tenían la suficiente categoría como para entrar en el palacio.

“¡Una muestra de esplendor realmente impresionante! No puedo dejar de admirarlo”. Hanakawa se postró en el suelo a un paso del trono.

“Vamos, sé sincero”.

“¿Eh? ¡Pero esas palabras eran la verdad honesta y sin adulterar, directamente desde mi corazón!”

“¿De verdad?” Yoshifumi parecía querer amenazarle, pero no daba tanto miedo. Su aspecto y su forma de hablar eran los de un matón común, así que no había mucho que intimidara en él. Era más gracioso que nada. Parecía un subordinado que había llegado al trono por error. Hanakawa no podía tener miedo de alguien así.

Pero sus acompañantes eran otra cosa. Las mujeres que se aferraban al trono de Yoshifumi tenían claramente algún tipo de habilidad para leer los pensamientos de Hanakawa. No importaba qué tipo de lenguaje florido o adulación intentara, siempre existía la posibilidad de que sus verdaderos sentimientos quedaran expuestos. Eso le provocó una especie de miedo insólito.

Uf… ¿debería intentar cambiar de tema? ¿O tal vez debería decir mis verdaderos sentimientos, como se me ha ordenado? O, incluso si mi mente está siendo leída, ¿tal vez sería mejor seguir fingiendo que mis palabras anteriores eran la verdad?

“Bueno… siento que tanto oro sólo hace que parezca una tontería, como si te pasaras de la raya para mostrar tu riqueza. O como si un trono fuera poco apropiado para alguien que se parece tanto a un matón común…” Hanakawa admitió tímidamente. Si el séquito del emperador podía leer sus pensamientos de todas formas, no tenía sentido tratar de ocultarlos.

“¡¿Qué?!” Yoshifumi sonaba furioso.

“¡Mis disculpas!” Hanakawa apretó la cara contra el suelo. Todo había terminado. Debería haber dicho algo más inofensivo, después de todo.

Pero no pasó nada.

Empiezo a creer que este desarrollo se ha vuelto bastante común. Cuando levante la cabeza, la situación habrá cambiado por completo, ¡y no tendré ni idea de lo que está pasando!

Hanakawa levantó lentamente la cabeza. Yoshifumi seguía mirándole con rabia. Nada había cambiado.

“¡Todavía estás furioso!” dijo Hanakawa con un grito agudo, bajando de nuevo la cabeza tan rápido que su cara prácticamente rebotó en el suelo.

“¡Caramba, eres tan molesto! Sólo mira hacia arriba!”

“Como quieras”. Rápidamente volvió a levantar la cara.

“Realmente eres un desvergonzado, ¿no?”

“Entonces, ¿qué es lo que se supone que debo hacer?”

Yoshifumi se enfadó cuando fue sincero y se enfadó cuando se inclinó ante él. Hanakawa no tenía ni idea de qué curso de acción tomar. No parecía que hubiera nada más que probar que desafiar.

“Lo que sea. ¿Sabes lo que es un bufón de la corte?”

“¿Te refieres a un payaso que existe para entretener al rey?” Recordaba haber oído hablar de algo así en obras de teatro que había visto.

“Sí, algo así. No sé mucho sobre ellos, pero al parecer se les permitía ser tan groseros como quisieran. Los reyes están totalmente aislados. Nadie les da nada más que halagos. Así que necesitan a alguien así cerca”.

“Ya veo. Pero, ¿qué pasa con él?”

“Vas a ser mi bufón de la corte. Puedes decir lo que quieras, y yo garantizaré tu seguridad”.

“¡De ninguna manera!”

“¡¿Qué?!”

“¡Espera, acabas de decir que puedo decir cualquier cosa, ¿no?” Hanakawa protestó a través de un pequeño temblor en su voz.

“Oh… supongo que sí. ¿Pero eso cuenta? Bueno, da igual. No tienes derecho a negarte. Si abandonas la capital, te mataré. Tu libertad está limitada a la ciudad”.

“¿Puedo decir realmente lo que deseo?”

“Sí. Sobre mí o sobre cualquier otro. No serás castigado”.

“Ya veo… ¿pero por qué me eligió a mí?” Hanakawa no era tan ingenuo como para engreírse después de escuchar eso. Sus instintos le decían que todavía tenía que ir con cuidado.

“Soy un Sabio y un Emperador, por lo que todo el mundo siempre intenta adularme, pero tú pareces diferente. Eso es todo”.

“Ya veo. Ciertamente, ya he dicho mis pensamientos sin querer, así que seguir intentando ser educado parece imposible”.

“Además, ponte esto”. Mientras Yoshifumi decía eso, una de las mujeres que estaban a su lado le presentó a Hanakawa unas ropas pulcramente dobladas.

“Esto es… un traje de payaso, ¿correcto?”

“Lo hemos hecho sólo para ti. Porque eres tan gordo que nada de lo que teníamos te quedaría bien”.

Hanakawa desdobló la ropa y la miró. Le recordaban al bufón que se saca de una baraja. Aunque no tenía mucho sentido de la moda, era lo suficientemente llamativa como para hacerle dudar incluso a él.

“Cuida de ellos. Si no los llevas puesto, no eres el bufón. ¿Quién sabe lo que pasará si eres grosero conmigo entonces?”

Yoshifumi ya se había decidido. No parecía que hubiera nada que Hanakawa pudiera hacer para resistirse.