SSS Class Suicide Hunter

Volumen 1

Capítulo 19: El Lujo De Una Taza De Café (Parte 1)

*Murmullo murmullo*

“Entonces… de verdad, ¿quién ha superado el piso 10?”

“He estado mirando las noticias, pero no hay nada. Solo rumores…”

“¿Creéis que el Dragón Negro está ocultándolo a propósito? A lo mejor luego hacen un anuncio a lo grande…”

“Ah… ¡Ya he dicho que seguro que fue el Santo de la Espada!”

En la ciudad del primer piso de la Torre la gente estaba en frenesí.

Aunque estaban contentos de que el complicado piso 10 hubiera sido superado finalmente, todos se reunían en cafeterías para discutir quién podía haber sido el aspirante secreto.

¿Cómo reaccionarían…

“Mmm”.

… si supieran que esa persona estaba sentada a su lado?

“Es dulce”.

Di un sorbo a mi caramel macchiato. Esa cafetería enfrente de la sede de Sangryun era el único Starbucks de Babilonia.

Admiré el hecho de que a pesar de que no podías abandonar la Torre una vez entrabas, se las habían apañado para poner allí franquicias. También estaba la que tenía un viejo hombre gordo con nariz roja como mascota.

¡Ah, el deseo humano!

“¿Qué opinas, Emperador de la Espada? ¿No es dulce la victoria? A decir verdad, creo que incluso un espresso sabría dulce ahora mismo. ¿Eh?”.

-…

“Hmm… ¿se me han roto los auriculares? Qué raro. No puedo escuchar la respuesta”.

Le di unos golpecitos a los auriculares que llevaba puestos. Por supuesto, no estaban emitiendo ningún sonido.

Solo era un efecto visual.

Parecería un loco si estuviera hablando conmigo mismo, así que fingí que estaba llamando a alguien. Funcionó bastante bien. Nadie en la cafetería me miró como si estuviera haciendo algo raro.

“¿Señor Emperador de la Espada? ¿Emperador de la Espada? Disculpe, Don Psicópata. Perdone, ¿Don Tipo Loco?”.

-… ¿qué?

“Ah, ahora te oigo. Creía que te habías quedado sordo. Tsk, tsk, hiciste que tu superior, Don Gong-Ja, se preocupara. Los seres humanos no deberían hacer esas cosas”.

-…

“Ah, es verdad, eres un fantasma, no un humano. Soy un poco tonto y se me olvidó. ¡Ah, es verdad! Emperador de la Espada, puedo hablarte informalmente ahora, ¿verdad? Sería raro ser demasiado educado mientras tú me llamas Don Gong-Ja, ¿no es cierto?”.

-… Mierda… -flotando justo frente a mí, los hombros de Bae Hu-Ryeong temblaban violentamente- No había experimentado una humillación semejante en toda mi vida… emperador… ¿cómo es posible que alguien a quien llamaban emperador se haya convertido en algo como esto…?

“Nah, solo era una broma. Aunque me llames Don Gong-Ja, no podría hablarle informalmente a semejante experto. Aunque podría… Puedo. Te llamaré Don Emperador de la Espada a partir de ahora. ¿Qué te parece? ¿Satisfecho?”.

-¡Mátame y termina con esto! -gritó Bae Hu-Ryeong- ¡Consigue alguna habilidad nueva y sustituye el espacio de Constelación de la Espada! ¡Puedes hacer eso, hijo de puta! ¡Solo mátame!

“Oh, no. Esta persona está diciendo cosas que no debería decir. ¿No somos compañeros, compañero? Amigos para siempre. ¡Los mejores amigos! ¿Quién haría algo tan horrible como matar a su mejor amigo? De ahora en adelante, estaremos juntos para siempre”.

-Sniff… sniff… Lo que sea… no voy a decir nada. Viejo Marcus… quiero volver con el viejo Marcus…

Ah, era tan dulce.

Miré hacia arriba mientras sorbía mi café.

[22:32:50]

El reloj en el cielo mostró que había pasado una hora.

Justo cuando creí que iba siendo hora de mostrarse…

-Miau.

“¿Mmm?”

Un gato marrón se me subió al regazo. Estaba demasiado limpio como para ser callejero. Si tenía algo especial, era que había dos monedas de oro en su cuello en vez de un cascabel.

“…”.

*Glup*

Me pregunté cómo debía ocuparme de esa situación.

‘El Gato de la Moneda de Oro’.

-¿Hm?

‘El Gato de la Moneda de Oro. Es muy famoso… ah, claro. La gente de ahora no sabe nada al respecto.

Ese gato no era una mascota ordinaria.

Se convertiría en una mascota muy conocida en la Torre unos 5 años más tarde.

‘… no me imaginaba que un pez tan gordo acudiría a mí’.

Supuse que debía fingir que no sabía nada.

Miré con calma al gato controlando mi expresión facial.

“¿Te has perdido?”.

-Miau.

El gato marrón restregó su cabeza contra mis piernas. La verdad es que estaba atónito. Si no supiera su identidad real, pensaría que era un simple gato amistoso.

“¿Quieres quedarte conmigo hasta que aparezca tu dueño?”.

-Miaaaaau.

Dejé que el gato se quedara en mi regazo. El animal lamió tranquilamente sus almohadillas como si eso fuera lo que había querido desde el principio. Incluso bostezó con un maullido.

‘No puedo creer que sea una persona loca por los gatos. La actuación es impecable’.

Acaricié la cabeza del gato.

-Miaaaau.

Mientras escuchaba al gato ronronear, un grupo de cazadores vino hacia mí. Uno de ellos me habló.

“Discúlpeme. ¿Es usted Kim Gong-Ja?”.

“Mm”.

De un solo vistazo podía ver que su equipo era caro. No eran un puñado de desharrapados. Si no eran maestros de gremio, al menos eran ejecutivos. Un grupo de ese tipo de gente estaba reunida en torno al café.

Les mostré mi tarjeta de identidad.

“Me preguntaba cuánto tiempo tardarían. Ya veo, exactamente una hora y 30 minutos”.

“¡…!”.

Los ojos de los cazadores temblaron cuando vieron mi ID. Sacaron frenéticamente sus teléfonos y empezaron a contactar a otras personas.

“Sí. ¡Lo encontré!”

“En el café enfrente del banco…”

“No. Hay otros gremios aquí… sí. ¡Sí, señor! Entendido, jefe”.

“No se preocupe. ¡No dejaré que se lo lleven otros gremios!”.

Era el preludio de la tempestad.

Miré con regocijo lo que estaba pasando frente a mí.

‘Me siento como un VIP’.

-Bueno, la mayoría de gremios van a intentar reclutarte. Despejaste el piso 10 tú solo. Eso implica ser un auténtico VIP.

“Mmm… supongo que sí. Si incluso una persona que despejó 99 pisos me llama Don Gong-Ja, sería raro no ser un VIP”.

-¡Joder! ¡Joder! ¡Jodeeeer!

Los cazadores terminaron sus llamadas, uno tras otro.

Y todos me miraron con rostros nerviosos, como si todos esperaran a que otro fuera el primer gremio en empezar a hablar.

Finalmente, un cazador alto y rubio dio un paso adelante.

“Soy el jefe de Recursos Humanos del gremio Milicia Civil. Cazador Don Kim Gong-Ja, como seguramente ya sabe, la Milicia Civil es el gremio más honorable de Babilonia. Si entra en nuestro gremio…”

“Un momento”, dije levantando la mano. El jefe de Recursos Humanos de Milicia Civil se detuvo. “Perdona por cortarte, pero hablemos después de que deje dos cosas claramente establecidas”.

“…”

“En primer lugar, no quiero que nada se filtre a la prensa”.

Miré lentamente a los cazadores. Podía garantizar que ninguno de ellos tenía un rango menor que el mío. Antes de mi regresión, ni siquiera habría osado mirarles a la cara. Pero ahora, no era inferior a ninguno de ellos.

Mi actuación.

Tenía el logro de ser el primero en superar el piso 10.

Era un hito que ningún cazador podría eliminar, fuera cual fuera su nivel.

Los cazadores competentes daban importancia a la actuación. Si hacían bien su trabajo, no podían tratarme como si yo no valiera nada.

“No firmaré un contrato con ningún gremio que filtre mi nombre al público. Ni siquiera me asociaré con ellos. Por favor, tenedlo en cuenta”.

“Uh… ¿ha-hasta cuándo?”, preguntó otro cazador levantando su mano. “Los reporteros del Periódico Dorado tienen sus narices metidas en todos los gremios… Don Kim Gong-Ja. No sé cuánto tiempo seremos capaces de ocultar esto”.

“Bueno, no estoy diciendo que se silencie para siempre”.

Señalé al cielo

Los cazadores miraron al cielo a su vez.

[22:25:31]

“Solo por hoy. Hasta que el reloj llegue a cero, mantened el embargo informativo, por favor”.

“¡Ah! Está bien. De alguna forma, hasta que… entendido”.

Los cazadores suspiraron, aliviados.

Sonreí.

‘No puedo permitir que me retengan los reporteros. No cuando tengo que correr tan rápido como pueda al piso 11 cuando este se abra’.

Abrí mi boca de nuevo.

“Esa es mi primera condición. Y la segunda…”

“…”

Todos los cazadores me miraron de nuevo con expresiones rígidas. Probablemente estaban nerviosos acerca de qué complicada condición iba a pedir.

Sonreí y miré a mi alrededor.

“… Esta es una zona pública, así que respetemos al resto de clientes”.

“¿Perdón?”.

“¿No has visto a los clientes mirando hacia aquí? Están sorprendidos porque todos os habéis reunido aquí de golpe”.

Yo tenía razón.

Todos los demás clientes estaban mirando hacia allí, y la mayoría intercambiaban susurros con ojos llenos de sospecha. Uno de ellos incluso parecía estar grabándolo todo.

“Sois una molestia. Sé que teníais prisa para encontrarme, pero tomémonoslo con calma. No voy a escaparme a ninguna parte”.

“P-Perdón…”

Los cazadores fueron por fin conscientes de su entorno y se dispersaron.

“Lo siento. No puedo decirle la razón, pero si pudiera irse…”
“Señor, ¿cuánto costaría alquilar el café entero durante una hora?”
“Todo el mundo, gracias por su comprensión. Si se acercan en algún momento a Chen Mu-mun, nosotros…”

La escala a la que trabajaban los ejecutivos de los grandes gremios era definitivamente distinta.

Les tomó 5 minutos hacer que todo el mundo se marchara y alquilarle la cafetería al dueño. En apenas ese tiempo, estaba vacía.

“Muy bien”, dije mientras nos sentábamos en una esquina y empezábamos a hablar. “Empecemos las negociaciones. Fijad vuestras condiciones”.

Me pareció gracioso que todos tuvieran una taza de café en sus manos. Era porque había dicho que estaban siendo una molestia. Qué monos.

“… nuestra Milicia Civil ofrece un bonus de contrato de 10.000 de oro”.

Ese fue el punto inicial.

“¿10.000 de oro? Guau. Has venido a un sitio como este a mostrarle a todo el mundo lo pobres que sois. ¡Cazador Don Kim Gong-Ja! Por favor, firme con la Liga de Aventuras. Le prometemos 20.000 de oro y un puesto de ejecutivo”.

“Venga a Chen Mu-mun, señor cazador. Nuestro gremio desarrolla específicamente a cazadores centrados en el combate, y le contrataríamos como instructor por 25.000 de oro”.

“La posición es instructor es muy molesta. Por favor, piénselo bien, cazador Don Kim Gong-Ja. Si viene con nosotros, el Templo de los Diez Mil, le garantizamos una posición honoraria. Para ser sinceros, esperamos que ayude con la promoción del gremio. Empezaría con 30.000 de oro y una paga aparte para otros trabajos…”

“¡La Asociación! ¡Por favor, trabaje como embajador para la Asociación!”

Era un caos.

Todos los jefes de Recursos Humanos me suplicaban a la vez. Entendía cómo se sentían. Probablemente todos los gremios grandes estaban muy presionados por el Santo de la Espada.

¡El único cazador que no se registró en ninguno de los gremios y que ostentaba el rango 1!

Debido a eso, la gente probablemente dudaba. ¿Realmente había necesidad de apuntarse a un gremio? Quizá ir solo era la mejor opción…

‘Aunque eso es porque el Santo de la Espada es especial’.

Aún así, dañaba la reputación de los gremios.

‘¿Y si naciera un nuevo héroe tan famoso como el Santo de la Espada?’.

Sonreí.

‘Harían cualquier cosa por reclutarle’.

¡Como mínimo, tendrían que impedir que lo ficharan otros gremios!

Esas eran probablemente las órdenes que aquellos ejecutivos habían recibido. Resultaba obvio.

“L-La Milicia Civil puede ofrecer hasta 36.000 de oro como bonus por contrato…”

“Bah, los gremios pobres deberían dar un paso atrás. ¿Hm?”

“¿Estás intentando superarnos con solo unos pocos miles? ¿No comprendes la situación?”

“¡En el Castillo de la Alquimia podemos…!”

Y entonces…

“Sangryun”.

… una voz vino de algún lugar.

“50.000 de oro”.

“…”

Todos los cazadores presentes giraron la cabeza y sus miradas aterrizaron en mi regazo. Para ser exacto, en el gato que estaba en mi regazo.

El gato maulló y saltó al suelo. Sus pies eran suaves almohadillas cuando saltó de mis piernas, pero para cuando llegaron al suelo ya no era así. Aterrizó suavemente sobre unos zapatos.

“50.000 de oro. Puedo dártelos ya mismo si lo prefieres”, dijo aquella persona mirando hacia mí. *Clang*. Las dos piezas de oro de su collar sonaron claramente al vibrar. “Y el puesto de vicelíder en Sangryun”.

La cazadora de rango 3.

La líder del gremio Asociación Mercantil. La Condesa.

“50.000 de oro y el puesto de vicelíder. ¿Qué opinas?”

La mujer con la habilidad de [Metamorfosis] sonrió brillantemente mientras hablaba. Aunque probablemente tenía más de 40 años, parecía estar a mitad de sus veinte. Seguramente tomaba elixires a diario.

Era la persona más adinerada de la Torre.

“Mmm…”

Un pez gordo al que no habría conocido en el pasado.

Me forcé a permanecer calmado y sonreír.

“Ahora estamos hablando”.

El primer paso de la negociación por mi cuerpo había terminado.