Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 24

Capítulo 9: Recorrido Educacional de Cuatro Días Sobre la Aldea Superd

Parte 1

 

 

Regresé a la aldea Superd con los dos caballeros acompañándome. Viajar con ellos quería decir que no podía usar el círculo de teletransportación, así que hicimos un viaje en carruaje de regreso a Irelil, el cual tomó un día entero. Pasamos la noche en Irelil. Yo quería recoger a Chandle en el camino, pero él dijo que todavía no encontraba a nuestro informante, así que solo intercambiamos reportes de progreso. Decidí apresurarme, decepcionado de que Geese nos hubiese evitado por tanto tiempo. Logramos llegar a la Aldea de la Quebrada del Wyrm de Tierra después de otro día. Tal como la última vez, estaba llena de personas. Eso era esperable, dado que ni siquiera habían pasado diez días desde la última vez que estuve ahí. Quería tranquilizar a la Abuela diciéndole que todo estaba bien y que las Personas del Bosque estaban seguras, pero aún era un poco prematuro para eso. Habría tiempo después de que el grupo de cacería fuera desmantelado. Pasamos la noche en la aldea, para luego entrar al bosque a la mañana siguiente.

“Está a una distancia en la cual deberíamos llegar para la puesta de sol si salimos en la mañana. Les pido un poco más de su paciencia.”

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“Guía el camino. No quiero perder el tiempo.” “Me duele el pie.”

Mis dos soldados tendían a quejarse. Primero estaba Galixon: él tenía un magnífico bigote y se parecía mucho al oficial en la recepción. Puede que incluso sean hermanos. Aunque su tono y la forma en la que hablaban eran totalmente diferentes. A diferencia de Bigotes de la recepción, Galixon era mucho más directo y parecía ser un poco difícil. Además, era impaciente. Yo iba a pagar su parte en la posada, pero antes de que pudiera mencionarlo, él ya había pagado todo, incluyendo mi parte. Durante el camino, en el momento que decidió que era la hora de prender una fogata, él ya estaba reuniendo leña. También hubo una ocasión en la que fuimos atacados por monstruos. Él en realidad trató de tomar el mando de la batalla. Por supuesto, al final yo fui quien lidió con los monstruos. No podía permitir que él saliera lastimado.

En cuanto a Sandor, él era de la raza de rostros alargados—cara de caballo, si lo prefieren. A diferencia de Nokopara, sea donde sea que esté, él en realidad no era un caballo. Comparado a Galixon, él era más relajado. Siempre mostraba una sonrisa boba y ni siquiera desenfundaba su espada cuando aparecían monstruos. Tampoco era muy hablador—estaba en silencio a menos que fuese realmente necesario hablar. Pero, aunque parezca extraño, él sentía curiosidad por todo. Una vez que descubrió que yo podía usar magia sin encantamientos, me hizo una lluvia de preguntas. Él estaba vestido como un soldado, pero tal vez era un mago.

En ocasiones me encontraba con Sandor mirándome fijamente, como si estuviese evaluándome. Me hacía sentir que estaba bajo observación, pero no podía hacer nada al respecto. Yo era el sujeto que había aparecido de la nada solicitando de forma urgente cancelar el grupo de cacería. Él probablemente tenía órdenes de vigilarme en caso de que yo hiciera algo sospechoso. Era normal que estuviera en guardia. Observarme era literalmente su trabajo. Aun así, por alguna razón, eso me daba escalofríos. Por extraño que parezca, ellos apenas miraban hacia Dohga. A pesar de su apariencia, él era un niño inocente y yo no creía que tuviera las neuronas suficientes para engañar a alguien. Tal vez ellos habían llegado a la misma conclusión y por eso no estaban en guardia.

Durante el camino, yo realicé una positiva campaña de información en favor de los Superd, apuntada hacia Galixon y Sandor.


“La Tribu Superd son buenas personas. Son un poco directos, pero siempre y cuando sean racionales, ellos responderán de buena fe. Ellos además son buenos con sus niños, por cierto.”

“Nosotros no somos niños.”

“Sí, por supuesto, pero no se preocupen. Ellos les darán la bienvenida.”

Por desgracia, ellos estaban escépticos sobre los Superd. Si llegaban pensando así, no importaría si los Superd les daban la bienvenida—ellos incluso sospecharían de la comida frente a sus ojos. Sin mencionar que en la aldea había habido una plaga hasta hace poco. Ellos podrían dudar sobre comer la comida. Pero, felizmente, los Superd ahora tenían las provisiones del equipo médico. Todas esas cosas fueron producidas en el Reino de Asura, así que deberían ser deliciosas. En fin, yo quería que ellos vieran lo mejor de la aldea Superd. Lo pasaríamos bien juntos.

***

 

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Llegamos a la Quebrada del Wyrm de Tierra. Ante nosotros había dos puentes. “¿Por qué hay dos puentes?”

Uno había estado originalmente ahí. El otro era el que yo había construido.

“No quería que el viejo puente colapsara cuando estuviera a medio camino, así que usé magia de tierra para construir uno nuevo.”


“Hah. ¿Cuál cruzamos?”

“Este,” dije, apuntando hacia mi puente. Galixon inmediatamente subió sobre él y comenzó a cruzarlo. A pesar de la altura y la falta de un pasamanos, él caminó sin vacilar.

¿No tenía miedo? Supongo que no. Yo lo seguí con Sandor detrás de mí y Dohga en la retaguardia.

“Por favor, no colapses,” dije en voz baja. Si yo hubiera cruzado primero y el puente hubiese comenzado a colapsar, podría haberme salvado, pero Galixon insistió en ser el primero. Él era tal como Eris. Tal vez Galixon también era un espadachín del Estilo del Dios de la Espada.

“Um, hay Dragones de Tierra ahí abajo…” dijo Sandor. Me di la vuelta y lo vi aclarando su garganta, mirando debajo de nosotros.

“Provienes de este país, ¿cierto, Sandor? ¿Acaso no lo sabías?” “Lo sabía, pero esta es mi primera vez aquí.”

Entiendo. Las personas que habían conocido todos los lugares famosos de su país natal eran muy pocas, y esta no era una ubicación turística. Él era un soldado, así que no iba a entrar en un bosque al cual todos tenían la entrada prohibida.

Tomen como ejemplo al Rango Montañoso del Wyrm Rojo en el Reino de Asura. Casi nadie había escalado ese conjunto de montañas. Era lo mismo.

“Rudeus-sama, usted se presentó a sí mismo como un subordinado del Dios Dragón Orsted…” comenzó a decir Sandor. “Pero ¿alguna vez luchó contra un Dragón de Tierra?”

“Nunca.”

“Usted nos mostró magia espectacular durante el camino. Si lucha contra uno, ¿cree poder ganar?” Su voz temblaba. Tal vez tenía miedo de que un Dragón de Tierra pudiera subir la quebrada y atacarnos. Nosotros no podíamos ver el fondo de la quebrada. Eso hacía que tu imaginación se saliera de control, imaginando lo que podría estar rondando ahí abajo… y lo que podría salir repentinamente.

“No te preocupes,” le dije. “No puedo prometer nada si caemos en medio de una manada, pero puedo derrotar a uno o dos.”

“Uno o dos…” repitió Sandor. “Entiendo…” Él no sonaba tranquilo.

“¡Oigan! ¡Muévanse!” gritó Galixon. Mientras estábamos hablando, él ya había llegado al otro lado y estaba esperando por nosotros. Apresuré mi paso para alcanzarlo, junto a nuestro temeroso compañero.

“Una vez que crucemos el puente, prácticamente estaremos a las puertas de la aldea Superd.”

En ese momento comenzaría lo difícil.

***

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¡Bienvenidos al Recorrido Educacional sobre la Aldea Superd, guiado por Rudeus Greyrat y su asistente, Dohga! Aunque había solo dos turistas.

“La aldea Superd tiene una sola entrada, con dos guardias cuidando que no entren monstruos. Los Superd tienen un órgano sensorial único, y gracias a eso nunca se les pasa un intruso. Ellos ya están al tanto de nuestra presencia, pero no tienen nada de qué preocuparse. Son una raza muy amigable.”

“¿Por qué estás hablando así?” preguntó con sospecha Galixon.

“Es una explicación,” respondí. Había muchas cosas que no podías entender con solo mirar, así que tenía que explicar todo lo que ellos no pudieran ver. Es por eso que tienen a su guía. Para eso es la presentación.

“Ya podemos ver la entrada. ¿Los ven? Esos son Superd. ¿Ven que sus rostros están apuntando en esta dirección incluso aunque nosotros todavía seguimos dentro del bosque?”

Apunté hacia la aldea y los dos soldados se pusieron rígidos. Ellos eran Superd, en carne y huesos.

“Su cabello es verde.”

“Así es. Pero no hay nada que temer. Ustedes se llevan muy bien con los ogros, con su piel roja y cuernos. El cabello de los Superd es un poco diferente, eso es todo. Por dentro, ellos son tal como ustedes… a pesar de que, como cualquier tipo de persona, existirán algunas diferencias culturales. Si son amigables, ustedes les agradarán. Si son hostiles, los pondrán en guardia. Son tal como nosotros. Por favor, miren.”

Mientras hablaba, uno de los guardias se acercó a nosotros. Primero que nada, yo necesitaba hacerles entender que los Superd no eran diablos. Saludar con una sonrisa y recibir una sonrisa a cambio. Ese era el primer paso en una saludable relación humana. Levanté una mano y saludé al guardia.

“¡Jambo!”1

El guardia miró hacia mí confundido, con su mano levantada a medias. Él se dio la vuelta para mirar hacia su compañero. Ups. Me dejé llevar un poco.

“Disculpen. Estoy aquí junto a estos enviados del Reino de Biheiril. Quiero mostrarles la aldea. ¿Les importaría dejarnos entrar?”

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“Adelante. Ruijerd ya nos informó sobre esto.”

1 Es una forma de decir “Hola” en japonés.

“Muchísimas gracias. También me gustaría hablar con el jefe, si es que se puede.” “Muy bien. Yo iré a solicitar una reunión.”

Uno de los guardias jóvenes salió corriendo dentro de la aldea. Lo vimos irse, y luego dije, “Síganme.”

Galixon y Sandor entraron lentamente a la aldea detrás de mí, con sus rostros tensos.

Estaban nerviosos. Disminuí el paso para evitar ponerlos más nerviosos.

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“Había una plaga aquí hasta hace unos días, pero los humanos no pueden contraerla.”

Yo no sabía si eso era cierto. El Té Sokas parecía curarla, pero ni siquiera sabía si la causa fue Vita u otra cosa. Tal vez yo ya estaba infectado, y en un mes más el Reino de Biheiril estaría siendo azotado por una pandemia… Yo aun así escogería la supervivencia de los Superd sobre el riesgo de infectar humanos que no conocía.

“Por ahí están preparando comida. Considerando la hora, supongo que están preparando la cena. Ese lugar de ahí es donde cultivan vegetales. Al otro lado, ellos están cortando su botín de la cacería. ¿Ven los cadáveres? Ahora son visibles, pero son monstruos invisibles. No nos atacaron de camino aquí, pero están en el bosque. Los Lobos Invisibles se vuelven visibles después de que han estado muertos por un tiempo. Tal como implica el nombre, ellos son lobos, y también invisibles. Solo los Superd pueden cazarlos efectivamente.”

El jefe y los demás necesitarían prepararse, así que los llevé a dar una pequeña vuelta alrededor de la aldea, dando explicaciones en el camino. Ninguno de los Superd se nos acercó. Yo tampoco iba a acercarme a ellos descuidadamente. Con lo distantes que estaban siendo, no podía evitar preguntarme si eso no tendría un efecto negativo en la imagen mental de ellos que tenían los soldados.

Me estaba preocupando demasiado. Todo lo que ellos estaban viendo eran las escenas idílicas que encontrarías en cualquier otra aldea. Todo estaba bien. Todo bien.





“Hay un hombre de la Iglesia de Millis por ahí.” “Y un elfo.”

Miré en esa dirección y vi a Cliff y Elinalise hablando sobre algo. Ellos estaban caminando y apuntando hacia un montón de papeles. Probablemente todavía estaban investigando la causa de la enfermedad.

“Sí, él es el artífice clave de la recuperación de los Superd.” “¿Entonces la fe de Millis acepta a los Superd?”

“No la fe de Millis en su totalidad, pero algunas de sus facciones están aceptando a los demonios. Al menos puedo asegurarles que la Iglesia de Millis no va a desplegar un ejército hacia el Reino de Biheiril solo porque alojan a los Superd.”

Los dos soldados no respondieron. “¿Debería presentarlos?” sugerí.

“No, así está bien.” Yo levanté una mano para saludar a Cliff. Él asintió hacia mí y cruzó sus brazos. Verlo viviendo pacíficamente en la aldea Superd confirmaría que los Superd no eran un peligro.

Cliff se veía serio mientras miraba hacia Galixon y Sandor. Necesitaba una distracción. “¡Ah, miren por ahí! Vienen algunos niños Superd.”

Los niños pasaron corriendo a un lado de nosotros, sosteniendo pelotas y riendo entre sí.

“¿No son adorables sus colas? Todos los Superd las tienen. Ellas eventualmente se convertirán en las lanzas blancas que portan. Los niños son dulces e inocentes, sin importar en dónde estés,” dije, siguiendo a los niños con la mirada. “¿No creen lo mismo?”

Los soldados no se dieron la vuelta para mirarlos. ¿Acaso odiaban a los niños? No era eso. Ellos estaban mirando en la dirección de la que habían venido los niños. Ahí yacía de pie una desconcertante figura usando un abrigo blanco y un casco negro.

Galixon tragó saliva y su mano se movió hacia su espada. Yo rápidamente me coloqué frente a él.

“Eeeeh, ese no es un Superd. ¡Solo ignórenlo!” “¿Entonces quién es?”


“Ese es mi jefe, el Dios Dragón Orsted. Sé que se ve un poco intimidante, pero no se preocupen. Él se irá de su reino una vez que esto esté solucionado. Es inofensivo y no se quedará aquí por mucho. Por favor, tengan plena seguridad de eso.”

“Entiendo,” dijo Galixon, después de una pausa que se prolongó por demasiado tiempo.

Orsted miró hacia ellos por algunos segundos, para luego darse la vuelta y alejarse. Mientras se iba, la tensión de los soldados se disipó. La maldición de Orsted tenía el efecto de volver tensas estas situaciones complicadas. Por otro lado, después de ver a Orsted, debería estar todavía más claro que los Superd no eran más que aldeanos comunes y corrientes.

“Hay muchos guerreros dentro de los Superd, pero como pueden ver, más de la mitad de ellos son mujeres y niños inofensivos. Por favor, dejen de lado sus ideas preconcebidas y mírenlos sin prejuicios. ¿Les parecen diablos?”

Les pregunté eso justo después de que le habían dado un buen vistazo a Orsted. Yo estaba insinuando descaradamente que Orsted se veía mucho más siniestro. Me disculparía con él más tarde.

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“No,” dijo Sandor durante el silencio que siguió a mi comentario. “Dejando de lado al, eh, ¿Dios Dragón-sama? La propia aldea se ve como cualquier otra.”

“Sí. Se ve como mi ciudad natal,” estuvo de acuerdo Galixon. Dejando de lado si Orsted había sido efectivo o no, las impresiones de Galixon y Sandor hasta ahora no eran malas.

Me di cuenta de que el guardia joven de antes venía hacia nosotros. “El jefe los recibirá,” dijo él.

“Gracias. Por favor, si son tan amables, síganme. Los presentaré con el jefe de la aldea.”

El jefe estaba listo para vernos. Sintiendo que esta era una buena señal, yo guie a los dos soldados hacia donde nos esperaba el jefe.

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