Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 24

Capítulo 1: Una Reunión Estratégica

Parte 1

 

 

Mushoku Tensei Volumen 24 Capítulo 1 Parte 1 Novela Ligera

 

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Estaba sentado en la sala de conferencias de las oficinas de la Sociedad del Dios Dragón, justo en frente del propio Orsted. Sentados a cada lado mío estaban Eris, Roxy, Sylphie, y Zanoba. Roxy estaba a cargo de llevar un registro de la conversación.

“Y eso resume la situación,” dije. En mi reporte, yo había resumido nuestra cadena de descubrimientos. Primero, estarían Geese y el Dios del Norte Kalman III. Orsted se puso de buen humor cuando escuchó que los habíamos encontrado en el Reino de Biheiril. Él en realidad no dijo nada, pero yo sentí lo que quería decirme, “¡Así se hace!” Saber eso animó el resto de mi reporte.

Pero en el momento que dije, “Encontramos a Ruijerd,” su rostro se nubló.

“Um, si fue algo que dije…” agregué. No sabía si él estaba enojado o no. Me estaba mirando fijamente. Las vibras eran tan malas que me estremecí. Me controlé rápidamente, pero no pude sacudirme totalmente la ansiedad, ya que no tenía idea de por qué Orsted se estaba comportando de forma tan tétrica.

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Después de una larga pausa, él dijo, “El Dios Ogro también está en el Reino de Biheiril.” El Dios Ogro vivía en la Isla Ogro, al este del reino.

“Usted dijo que el Dios Ogro fácilmente podría convertirse en nuestro enemigo,

¿cierto?”

Yo no lo había olvidado. Solo lo estaba comprobando.

“En uno de los bucles pasados, esta generación de Dios Ogro se convirtió en un apóstol.”

Hmm. Tal vez eso quería decir que la ubicación de Geese era una trampa… También era posible que Geese estuviera tratando de reclutar al Dios Ogro. No conseguiría respuestas a esta clase de preguntas en una sala de conferencias. Tendría que ir ahí y descubrirlo. Ya que ya estábamos en una reunión, decidí usar el tiempo para tratar de poner a todos en la misma página.

“Con todo eso en mente,” dije, “me gustaría discutir nuestra estrategia de ahora en adelante.”

“Muy bien.”

“Ahora mismo tenemos todas las piezas que necesitamos. No creo que podamos evitar o prolongar por más tiempo ir hacia el Reino de Biheiril,” dije, sumergiéndome en mi presentación estratégica. “No puedo asegurar que esta no sea una trampa de Geese—y por extensión del Dios Humano. Pero con Geese moviéndose constantemente, ¿quién sabe cuándo tendremos otra oportunidad de atraparlo? Podría no haber una mejor oportunidad. Si bien es desafortunado que no pudiéramos ubicar al anterior Dios de la Espada Gal Farion o al segundo Dios del Norte, aun así, me gustaría ir hacia el Reino de Biheiril. ¿Qué opinan?”

“Yo no tengo objeciones,” respondió Orsted.

Atofe ya estaría actuando basándose en la información del paradero de Geese sin importar lo que yo hiciera. No le había preguntado cómo planeaba llegar al Reino de Biheiril, pero a ella le tomaría un tiempo llegar ahí. Un mes o dos, tal vez más. Yo necesitaba llegar al Reino de Biheiril no solo para reunirme con ella, sino también para asegurarme de que los locales tuvieran el tiempo necesario para prepararse para su llegada.

“Tengo cuatro objetivos,” continué. “Encontrar a Geese y derrotarlo. Encontrar al Dios del Norte Kalman III y reclutarlo. Encontrar a Ruijerd y reclutarlo. Encontrar al Dios Ogro y ya sea reclutarlo o derrotarlo. Me encargaré de ellos, er, en ese orden. ¿Eso le parece bien, Orsted-sama?”

“… Supongo.”

Si dependiera de mí, iría a ver a Ruijerd de inmediato, pero supuse que el Dios del Norte era prioridad. En cuanto al Dios Ogro, podría ser más fácil simplemente ponerlo en el camino de Atofe mientras ella cruzaba el océano. Probablemente igual chocarían si los dejaba solos. Ahora que lo pienso, yo ni siquiera sabía cómo contactarme con Atofe. Había colocado una tableta de contacto en el Fuerte Necross como medio de comunicación, pero eso era todo. Tal vez estaba bien dejar de lado preocuparme por eso hasta que Atofe apareciera. De todas formas, podría no tener una mejor opción. Aunque sería una verdadera molestia no ser capaz de contenerla en caso de una emergencia…

“Si parece que las fuerzas de Geese nos superan en número, pediré refuerzos.”

Mi enemigo me esperaba en el Reino de Biheiril. Podría ser una trampa. Si aparecíamos y las fuerzas de Geese estaban todas ahí, pero no el hombre en cuestión, yo sería el niño que gritó lobo. Era una de esas cosas que estaban destinadas a pasar ocasionalmente, pero podría dañar la confianza que todos esos países depositaron sobre nosotros.

“No creo que sea demasiado tarde llamar refuerzos si espero hasta después de encontrarlo,” dije.

Primero comprobaría: ¿Enemigo? Presente. ¿Batalla? Segura. Entonces llamaría a mis aliados. Eso era lo más seguro.

Si terminábamos repitiendo el mismo proceso una y otra vez—encontrábamos a Geese, mis aliados se reunían, Geese escapaba, todos iban a casa—mis aliados eventualmente dejarían de aparecer. Todo esto habría sido para nada.


“Me gustaría configurar círculos de teletransportación para cuando necesite llamar a mis aliados.”

El Reino de Biheiril solo era una nación menor, pero aun así tenía tres grandes ciudades.

La capital de Biheiril, la Segunda Ciudad de Irelil. Y la Tercera Ciudad de Heirulil.

“Colocaré uno en las cercanías de cada una de las ciudades.” Miré hacia Roxy. “No hay muchas personas que puedan dibujar círculos mágicos de forma tan precisa, pero mi magnífica maestra, con su increíble visión de futuro, ha dibujado un buen número de pergaminos de teletransportación para este propósito. Una ronda de aplausos, por favor.” Estalló una ovación ensordecedora. Una lluvia de confeti cayó sobre el escenario donde Roxy estaba de píe, con micrófono en mano. Cuando ella saludó hacia sus fanáticos, reunidos en la sala desde todos los rincones del mundo, muchos de ellos se desmayaron en el acto. Al menos, así es como se había desarrollado en mi mente.

“Enviaré personas hacia los países vecinos del Reino de Biheiril para vigilar los caminos principales. Usaremos al Grupo de Mercenarios Rupan en Sharia.”

Linia y Pursena se encargarían de eso, también con la ayuda de Aisha.

“Después de cerrar las rutas de escape potenciales, yo cazaré a Geese. Entonces, tan pronto como lo encuentre, llamaré refuerzos. Lo derrotaremos todos juntos.”

Lo principal era confirmar que él estaba ahí. Luego de eso, solo sería cuestión de impedir su escape hasta la llegada de nuestras fuerzas. Afortunadamente, el Reino de Biheiril estaba rodeado de bosques, montañas, y océanos. No compartía fronteras con muchos otros países. Cuando Kishirika usó su ojo demoniaco para encontrar a Geese, ella también había sentido al Dios Humano. Eso quería decir que el Dios Humano probablemente también la había sentido a ella, así que era posible que Geese ya hubiese huido. Tal como había dicho en su carta, él incluso podía abrirse paso a través de los bosques siempre y cuando tuviera un compañero. Bloquear las rutas principales en su mayor parte era para mi propia tranquilidad.

“Entiendo,” dijo Orsted. “¿Entonces quién operará los círculos mágicos?” “Deberíamos dividir la tarea. Una persona para cada círculo.”

“¿Eso no es demasiado arriesgado?” objetó Sylphie. “Bueno, ellos irán tras de ti, ¿cierto, Rudy?”

“Sí,” respondí mientras asentía.

Asumiendo por un momento que la carta de Geese era confiable, él había dicho que estaba tras de . No era difícil imaginarme cayendo directamente en las mandíbulas de una trampa si iba solo. O él podía jugar a divide y conquistarás.

“Gracias al brazalete de Orsted-sama, puedo evitar la vigilancia del Dios Humano. Geese y el Dios Humano no pueden detectarme a mí, a Orsted-sama, o a cualquiera cerca de nosotros. Geese probablemente cambiará a métodos análogos para tratar de localizarme— reunir información a la antigua. Es por eso que voy a disfrazarme y colocar el círculo mágico rápidamente en su lugar antes de que me atrape.”

Ya sea una trampa o no, lo mejor era no ir delatando mi presencia—y por eso el disfraz. Solo sería una cuestión de tiempo el quedar expuesto si Geese me estaba buscando, pero al menos podía evitar ser rodeado y asesinado en el momento que llegara al país. Si la suerte está de mi lado y las cosas salían bien, yo sería el que estaría buscando a Geese.

Si no había una trampa, eso quería decir que ni Geese ni el Dios Humano habían predicho ser vistos por el ojo demoniaco de Kishirika. Si eso no era parte de su plan, Geese probablemente huiría, a menos que sus asuntos en el Reino de Biheiril no pudiesen esperar. Él podría quedarse hasta el último momento posible para tratar de terminar lo que esté haciendo antes de mi llegada. Si se disfrazaba para retrasar el momento en que lo encuentre, Geese conseguiría algo de tiempo antes de tener que huir. No habría desventajas para él.

“Rudy, si quieres permanecer oculto, podría valer la pena preparar una distracción,” sugirió Roxy.

Una distracción. En otras palabras, les haría pensar que yo sospechaba que era una trampa y decidí no ir al Reino de Biheiril. Los sacaría de lugar si lanzaban el anzuelo y solo atrapaban una presa pequeña en vez del gran pez que esperaban.

“¿Una distracción? ¿Tienes algún plan concreto en mente?”

Roxy asintió. “Sí. ¿Por qué no hacemos que uno de nosotros vaya al Santuario de la Espada? La Reina Ariel dijo que ella desplegaría refuerzos cada vez que los necesites. Eso incluiría a Ghislaine e Isolde, ¿cierto? Esas dos conocen bien a las personas en el Santuario y deberían ser capaces de dar una buena pelea. Si lo que nos dijiste es correcto, el actual Dios de la Espada no sirve al Dios Humano. Creo que encontrar a alguien ahí que pueda ayudarnos y traerlo con nosotros podría funcionar. Por ejemplo, a la Reina de la Espada Nina.”

Nina. Eris había tratado personalmente de traerla a nuestro lado. Ella no era un substituto del Dios de la Espada, pero dado que podía competir codo a codo con Eris, Nina sería un buen activo. Aunque ella parecía estar realmente ocupada con algo cuando la visitamos. Era difícil saber si vendría o no.

“¡Oh! Entiendo, entonces yo iré.” Una mano fue levantada—la de Sylphie. Yo confiaba en que Sylphie podría manejar esas negociaciones. Ella era conocida, en cierto modo, de Nina, Isolde, y Ghislaine. Además, si Sylphie iba, eso en sí mismo serviría como distracción. Ella ya había tenido al bebé, así que no había mucho valor en matarla, pero todavía podría ser un objetivo. El Dios Humano sabía muy bien a quiénes yo más quería mantener a salvo. Si mis esposas se separaban, eso podría hacer más difícil descubrir mi ubicación. Solo una cosa me preocupaba.

“¿Estás preocupada sobre el peligro?” pregunté.

“Es un riesgo,” reconoció Roxy. “Pero dado que sabemos dónde está Geese, creo que debería ser mínimo.”

Ella tenía razón. Y de seguro que, después de pasar por el problema de reclutar a sus aliados, Geese no iba a permitir que yo los derrotase uno a uno. Podíamos asumir que estaban en donde quiera que Geese estaba.

A menos que… eso fuera lo que ellos me quieren hacer pensar.

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“El Dios Humano sabe lo que tú aprecias más, Rudy. Si vamos, de seguro servirá como una distracción,” dijo Roxy, como si hubiese leído mi mente.

Esperen un segundo. ¿Eso no convertía mi plan en una especie de locura? Yo iba a configurar círculos de teletransportación en el Reino de Biheiril, para luego llamar a mis fuerzas. Llegar a cada una de esas ubicaciones tomaría medio día, incluso uno completo.

¿Acaso no facilitaría derrotarme? Esto se sentía como el comienzo de una guerra sin cuartel.

¿Acaso esta era la parte de la historia donde los aliados divididos comienzan a ser atacados? Desde mi llegada a este mundo, yo había descubierto que las cosas no resultaban igual que en las novelas ligeras. No me agradaba.

“De hecho, estoy empezando a pensarlo mejor…” me retracté. “Tal vez esta estrategia fue un error…”

“Por favor, Rudy,” suspiró Roxy. Ella pudo ver que yo había perdido la calma. “Escucha. Cuando los aventureros entran en un laberinto, ellos lo planean de una manera en que no haya bajas. Todos se esfuerzan al máximo, y eso incrementa las posibilidades de regresar a casa con vida. Hasta ahora, todo lo que hemos hecho para contribuir es quedarnos en casa y cuidar a los niños. Sylphie y yo ciertamente no podemos compararnos a ti y a Eris en una batalla. Ahora bien, creo que usarnos en el tablero incrementará la probabilidad de que todos regresen a casa con vida.”

¿Probabilidad…? Ella tenía razón, todo se trataba de probabilidades. Nunca nada es cien por ciento seguro. Incluso cuando tratas de permanecer sano y salvo, ocurren cosas que no estabas esperando. Los planes pueden fallar debido a circunstancias que nunca imaginaste.

“Sé que quieres mantenernos encerradas en casa, Rudy,” continuó Roxy, “pero si pierdes, no importará lo bien que nos encierres. Todo terminará para todos nosotros. Sí, cada elección conlleva su riesgo, pero es hora de ser valientes. De esa forma podremos reír todos juntos una vez que todo haya terminado.”

¿Cómo podría volver a ser feliz si perdía a alguna de ellas? Si regresaba a casa desde el Reino de Biheiril y descubría que Roxy, Sylphie, o Eris había muerto, ¿sería capaz de reír después de eso? Para nada.

“Rudy, ahora todos somos padres. Tenemos que pensar en el futuro.”

Vi el rostro de Paul en mi mente. Si Paul todavía estuviese con vida, ¿qué habría hecho en este momento? Él me llevó consigo cuando entró en el Laberinto de la Teletransportación. Cuando ocurrió el Incidente de Desplazamiento… Bueno, él perdió el rumbo. Es mejor sacar eso de mi mente.

Antes de eso, cuando estábamos viviendo en la Aldea Buena, él nunca me encerró en la casa. Creo que sí trató de protegerme, pero al mismo tiempo me permitió vagar alrededor de una aldea donde no tenías que ir tan lejos para encontrarte con el peligro. Zenith, cuando no estuvo embarazada, trabajó en el centro médico local. Incluso después de que se embarazó, yo tenía la sensación de que ella estuvo saliendo con bastante frecuencia una vez que estaba estable. Paul no era un padre perfecto. Él además no tenía enemigos que lo quisieran muerto. Sin embargo, yo seguía con vida al día de hoy, así que tal vez decir no a todo era una señal de que estaba siendo sobreprotector. Por otro lado, esta era una situación totalmente diferente…

“Sí, Roxy tiene razón,” estuvo de acuerdo Sylphie. “Tomaremos el riesgo. Siempre y cuando alguien sobreviva para cuidar a los niños después de que nuestros enemigos sean derrotados, entonces habrá sido una victoria.”

“¡Sí!” dijo Eris después de una pausa. No sabía si ella de verdad había estado siguiendo la conversación hasta ahora, pero estuvo de acuerdo con Sylphie.


Zanoba y Orsted permanecieron en silencio mientras discutíamos asuntos familiares, pero yo estaba seguro de que ellos intervendrían si alguna parte de la conversación les parecía preocupante.

“Bien, entonces ese es el plan,” dije. “¿Alguna objeción?” No hubo ninguna. Ya teníamos nuestro plan.

Yo ocultaría mi verdadera identidad, y luego nos dividiríamos para buscar a Geese. Una vez que lo encontráramos, bloquearíamos sus rutas de escape para impedir que huya, esperaríamos por nuestros refuerzos, y lo eliminaríamos.

“Muy bien. Lo siguiente en agenda es…” Afinamos los detalles del plan.

***

 

 


Después de la reunión, decidimos dividirnos en los siguientes equipos:

Equipo para Detener a Geese de Huir a un País Vecino: Aisha, Linia, Pursena, y el Resto del Grupo de Mercenarios.

Grupo para Crear una Distracción al Ir a Reclutar a Nina del Santuario de la Espada: Sylphie (junto a Ghislaine e Isolde).

Equipo de la Ciudad Capital: Zanoba, Julie, y Ginger. Equipo de la Segunda Ciudad; Rudeus.

Equipo de la Tercera Ciudad: Eris y Roxy.

Cada uno de los equipos configuraría un círculo de teletransportación, para luego moverse en busca de Geese y el Dios del Norte. Sylphie seguiría el plan que habíamos discutido. Zanoba se concentraría en reunir información. Eris y Roxy se encargarían del Dios Ogro. Yo estaba seguro de que Aisha me enorgullecería dirigiendo al grupo encargado de cortar las rutas de escape de Geese.

Mi propia tarea involucraría a Ruijerd.

Había escuchado que él y el Dios Ogro compartían una larga historia. Después estaba el Dios del Norte Kalman III, quien había emprendido rumbo hacia el Reino de Biheiril con una sincronización perfecta.

El lazo entre Ruijerd y yo era profundo.

Yo no tenía más opción que dividir mis fuerzas, ya que no tenía idea lo que estaba tramando Geese. Lo mejor sería mantener la comunicación entre todos nosotros y permitir que el plan pueda tener cambios. Aquellos de nosotros dirigiéndonos al Reino de Biheiril saldrían de inmediato. Mientras más esperáramos, más probable era que Geese pudiera cubrir sus rastros. Yo ya había cazado a Kishirika para pedirle que ubique a Geese; no iba a pasar por eso de nuevo.

Sylphie partiría un poco después. Ariel había dicho que me enviaría refuerzos de inmediato, pero ella tenía sus propios asuntos de los cuales encargarse. No era como si Ghislaine e Isolde fueran a llegar en el instante después de haberlas llamado.

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Julie, Ginger, Linia y Pursena, y los mercenarios tenían sus propios trabajos. Yo los estaba apartando de sus vidas, pero esta confrontación lo decidiría todo. Tenía que ser hecho, sin importar el precio.

¿Acaso esto era una oportunidad, o una trampa? Tal vez estaba siendo demasiado optimista, pero yo iba a actuar como si fuese la primera.

Les informé el plan a Ariel y Cliff a través de las tabletas de contacto. La repuesta de Ariel fue inmediata, diciendo, Voy a enviar refuerzos lo más pronto posible, pero aún no había nada de Cliff. A diferencia de Ariel, quien mantenía su tableta de contacto en su recámara, todas las comunicaciones con Cliff eran a través de la sucursal de Millis del Grupo de Mercenarios. Las demoras eran esperables.

“¿Alguna pregunta?” pregunté, mirando a mi alrededor. Nadie levantó su mano.

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Estaba un poco preocupado por Zanoba. Basándome en la información que teníamos, yo estaba priorizando la Tercera Ciudad por su proximidad con la Isla Ogro y la Segunda Ciudad debido a que estaba cerca del lugar donde había sido visto Ruijerd. La capital tenía la mayor cantidad de personas; fácilmente podría ser la más peligrosa. Ginger era un agente de inteligencia experto y Zanoba era un guerrero formidable, pero él era débil a la magia de fuego.

“Ten cuidado, Zanoba,” dije.

“Estaré en guardia. Pero en cuanto a mí, estoy más preocupado por la Tienda.” “Ah, ahora que lo mencionas…”

En teoría, la tienda y la fábrica podían funcionar sin un jefe. Pero sin Zanoba ni Julie,

¿quién sabe qué podría pasar si algo importante sale mal? “Sí quería dejar atrás a Julie…” dije.

“Jajaja. Le prometí que nunca volveríamos a separarnos de ella.”

Julie de verdad amaba a Zanoba. Me pregunto cómo se sentía Zanoba—tal vez era mutuo. Pero no podía preguntar algo tan personal, así como si nada. Zanoba tenía un gusto particular cuando se trataba de mujeres, como mantenerlas al alcance de su mano.

Si ellos alguna vez tenían un hijo, yo nunca se lo dejaría de recordar. ¡Sucio lolicon!

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Aunque no tenía derecho de comentar antes de que algo ocurriera. “Eris, ¿todo bien contigo?”

“… Sí.” Eris no se veía feliz. Creo que ella quería ir conmigo. Por desgracia, si ella hacía eso, no habría nadie que protegiera a Roxy. Además, Eris y yo juntos destacábamos mucho. Eris no era apta para operaciones en cubierto.

Es por eso que la había colocado junto a Roxy, la segunda más llamativa. Ellas serían como el Equipo Distracción.

“No me gusta la idea de que vayas solo,” dijo Eris.

Era entendible. Yo también estaba preocupado por mí. No estaba seguro de si podría pasar completamente desapercibido para Geese y recolectar información. Geese era un maestro en cuanto a reunir información. A menos que jugara mis cartas cuidadosamente, él me atraparía en el momento que escuche que había alguien buscando a Ruijerd y al Dios del Norte Kalman III. Si eso ocurría, Geese huiría antes de poder llegar a él.

Además, nada bueno salía cuando yo trabajaba solo. “Tengo algo planeado,” le dije. “Ya lo verás.”

Tal vez debí haber buscado un par más de sujetos que pudieran ayudar con la inteligencia durante el curso de los últimos seis meses. No importa. Ya no tenía caso pensar en ello.

“¿Qué hay de usted, Orsted-sama? De ser posible, apreciaría que pudiera quedarse aquí para administrar las tabletas de contacto y proteger a mi familia. Esa clase de cosas.”

Después de una pausa, Orsted dijo, “Muy bien.” “Se lo agradezco mucho.”

Entonces Orsted protegería el fuerte. Él destacaba demasiado como para ser un buen espía. Yo podría necesitarlo en algún punto, pero aun así era infinitamente más preferible tenerlo aquí hasta el comienzo de la batalla. Entonces él podía unirse a la batalla. Todavía estaba presente el problema con su poder mágico, así que no podía esperar que liderara la batalla ni nada parecido. Él era más bien una carta del triunfo. Bueno, para esto estaba su subordinado (yo): permitirle conservar su poder mágico. Si Orsted se unía a la batalla en este punto, eso significaba que ya habíamos perdido.

Orsted permaneció en silencio. Tenía la sensación de que él quería decir algo, pero no podía leer su expresión a través de su casco. Tal vez estaba preocupado. Diablos, estábamos a punto de poner en acción una gran estrategia—él probablemente estaba nervioso por el resto de nosotros.

Finalmente, él me dijo, “Rudeus, sigue usando ese anillo. Solo por si acaso.” “¿Qué anillo?”

“El anillo del Dios de la Muerte.”

Miré hacia mi mano. Ahí, en mi dedo, estaba el anillo con forma de cráneo. Mi regalo de parte del Dios de la Muerte era algo muy llamativo. Por alguna razón, incluso después de encontrarme con Kishirika, yo no me lo había quitado.

“¿Puedo saber la razón?”

“Solo por si acaso. Solo tienes que usarlo para que sea efectivo.”

“… Entiendo, lo haré.” A decir verdad, no lo entendía, pero así es la vida. Todo lo que tenía que hacer para que funcionase era usarlo. Todo tendría sentido una vez llegado el momento. Con algo de suerte.

“Además, hay algo por lo que me gustaría discul—“” comenzó a decir Orsted, pero entonces alguien dijo, “Disculpe,” y él volvió a cerrar su boca.

¿Quién fue? ¿Cuál empleado idiota se atreve a interrumpir al jefe cuando está hablando?

Miré a mi alrededor, pero nadie había hablado. Nadie ni siquiera tenía su mano alzada. Había sido la voz de una mujer. ¿Quién fue?

“Presidente…”

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Ella me había llamado Presidente, lo cual quería decir… ¿Eh? Ella ni siquiera estaba en la habitación.

“¡Tenemos visitas!” dijo la voz, de manera un poco más urgente.

¡Ajá, vino del otro lado de la puerta! Misterio resuelto. Es la Señorita Elfo, la secretaria… ¿Cuál era su nombre?

“Lo siento, iré a ver de qué se trata,” dije. Yo le había dicho que no nos interrumpiera mientras nuestra reunión estuviera en curso. Podría ser una emergencia.

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