1LDK Soshite 2JK (NL)

Volumen 2

Capítulo 8: La Confesión Y La JK

Parte 1

—Haaa…

Cuando Himari entra en la sala de espera después de terminar su trabajo a tiempo parcial, Ezoguchi acaba de dar un gran suspiro mientras se cambia de ropa.

Ahora que lo piensa, tiene la sensación de que ella hoy está menos enérgica que de costumbre, o, mejor dicho, en un estado extraño.

Los errores como derramar el té oolong al servirlo y llevar la comida a la mesa equivocada fueron notables.

—Himari-chan, probablemente renuncie al trabajo…

—¡¿Eh?! —Himari queda sorprendida ante la confesión demasiado abrupta.

Es muy lamentable, debido a que es una senpai que le enseñó cuidadosamente sobre el oficio a Himari desde que comenzó su trabajo a tiempo parcial.

Sobre todo, le da aún más duro porque siente empatía ante sus propias circunstancias de «ahorrar dinero para salir de la casa».

—Err… ¿Por qué razón…?

Mientras Ezoguchi mira fijamente el locker abierto, una sonrisa de autodesprecio aparece en la comisura de su boca.

—La verdad es que me rechazaron, ¿sabes? Por eso pensé en pasar página —dice en un tono desapasionado.

Himari no puede más que quedarse en shock.

—Err… ¿Eso…?

—Bueno, es más mi error, por enamorarme tan de pronto. Simplemente

había cosas en común con la otra parte; nada más, ¿sabes?

Himari no sabe cómo es el amor de Ezoguchi. A pesar de que no lo sabe, el corazón de Himari es atravesado por el dolor de la proclamación parcial del fin de un amor que no llegó a hacerse realidad.

—Bueno, supongo que la gerente estará en problemas si renuncio tan de repente, así que trabajaré duro hasta el final de este mes.

Después de cambiarse, Ezoguchi cierra el locker y ondea la mano mientras se va.

Cuando Himari sale por la puerta para empleados un poco después de Ezoguchi, una iluminación con sensor de movimiento colocada sobre la puerta brilla radiantemente.

Se instaló una cámara de seguridad junto a esta. Dicho esto, la cámara de seguridad es falsa.

La iluminación ya estaba antes, pero la cámara de seguridad falsa fue instalada por Nakaomi inmediatamente después del incidente con el cliente que emboscó a Himari el otro día.

Después de todo, parece que la instalación de una verdadera cámara de seguridad sigue siendo bastante costosa, y va a ser imposible por el momento. Pero incluso las falsas pueden llegar a ser un disuasivo psicológico.

De hecho, la propia Himari, que sabe que es una falsa, se siente algo nerviosa en los momentos que pasa por la entrada.

Gracias a eso, no ha venido ese cliente desde entonces.

Himari está agradecida con Nakaomi por volver a tener un ambiente tranquilo en su trabajo a tiempo parcial.

Nakaomi también dijo que en un futuro instalará cámaras de seguridad reales, lo que llega a ser tranquilizador.

Además, Takato la acompaña hasta la estación cuando el final de su turno coincide con el de Himari.

Takato, que escuchó la serie de incidentes de ese día, se ofreció a acompañarla de regreso a casa por un tiempo.

Para Himari, eso también fue bastante tranquilizador. Gracias a eso, puede regresar a casa sin tener miedo.

La iluminación con sensor de movimiento se apaga y los alrededores se vuelven a oscurecer.

De repente, levanta la vista al cielo y ve unas cuantas estrellas brillantes titilando.

Himari comienza a caminar hacia un restaurante de gyudon cercano.⁹

Por esta hora, allí delante de la máquina expendedora se ha vuelto un punto de encuentro para cuando vuelve a casa con Takato.

Originalmente, para evitar problemas en el café de maids, no se permitía a los empleados varones y a las maids regresar juntos.

Sin embargo, las órdenes de la gerente Nakaomi aún no han sido canceladas. Se mantendrá de esta forma hasta que se cancele esa excepción.

Himari llega frente a la máquina expendedora, y espera ahí por ahora. Poco después llega Takato, cambiado a su ropa de civil.

—Lo siento por hacerte esperar. ¿Nos vamos?

—Sí.

Tan pronto como se encuentran, comienzan a caminar uno al lado del otro.

—Hoy no hubo muchos clientes, ¿verdad?

—En efecto.

La estación está solo a unos pocos cientos de metros, así que las conversaciones entre ellos son, por lo general, sobre asuntos planos.

Sobre cosas como la camiseta con estampados interesantes o divertidos que llevaba el cliente, la estación más cercana de cada uno, o sobre el manga que les gusta.

Hasta ahora, ese es el tipo de conversaciones que tienen mientras se dirigen a la estación las veces que Himari ha regresado junto con Takato.

⁹ Gyudon: bol de ternera.

—…

—…

Sin embargo, hoy la conversación no sigue después de eso. Himari siente que la atmósfera de Takato es diferente a la usual.

Ahora que lo piensa, siente que hoy durante el trabajo no hubo mucho contacto visual.

«¿Qué es lo que pasa? ¿Se sentirá mal?…». De repente, recuerda lo que le dijo Ezoguchi.

«No, imposible…». Justo cuando Himari piensa eso, finalmente Takato abre la boca:

—Err… Komamura-san.

—S-sí, ¿qué pasa?

Se ha acostumbrado a que la llamen por el apellido «Komamura», pero solo esta vez se ha sentido extrañamente nerviosa.

—Komamura-san…, ¿tienes novio?

—¿Eh? No, no tengo…

—Ah, hmm. Cierto, ya veo… Si tuvieras, te habría recogido después de que sucedió ese incidente… Hmm.

De alguna manera, Takato parece estar convencido por su propia cuenta. Himari siente un ligero dolor en el pecho.

Si Komamura fuera su novio, de seguro hubiera venido a recogerla. Pero, desafortunadamente, no tienen ese tipo de relación.

Himari no le ha dicho previamente a Komamura que fue emboscada por un cliente.

No quiere preocuparlo, y, sobre todo, tiene el fuerte pensamiento de no querer causarle más problemas.

«Pero ¿por qué Takato-san pregunta tal cosa tan de repente?…».

En medio del silencio, ambos continúan caminando hacia la estación.

La ciudad sigue iluminada por la noche, pero han incrementado las personas ruidosas y borrachas, lo que no se ve a menudo durante el día.

Cuando estaba sola, se sentía algo desamparada, pero, solo con tener al lado a alguien que conoce, se siente aliviada.

—Err… Komamura-san —ya están llegando a la estación cuando Takato dice esto.

—¿Sí?

De repente, al llamarla por su nombre, Takato se detiene. Por lo tanto, Himari también se detiene.

—Um, siento ser tan inesperado, pero… eso… —dice Takato mientras se rasca la cabeza, avergonzado.

Su línea de visión es imprecisa. Está muy nervioso.

—¿…?

Ella se pregunta qué pasaba con esta atmósfera. Es muy incómoda. Por lo tanto, Himari también se pone nerviosa.

Takato respira profundamente y luego mira directo a los ojos de Himari.

—Me gustas. ¿Podrías, por favor, ser mi novia?

—¡¿…?! —Himari no puede más que quedarse tiesa con los ojos bien abiertos.

Es una confesión demasiado repentina para Himari.

«Gustar…». Un sentimiento que Himari también tiene en su corazón. Pero es un sentimiento que aún no ha confesado.

Y es un sentimiento que no está relacionado con el joven que tiene delante.

—¿Eh?… Err… ¿Por qué? —lo primero que sale de su boca es una pregunta relativa al motivo.

—Eres muy linda cuando te esfuerzas tanto.

—Uh… Ah…

Le responde de inmediato; el rostro de Himari se enrojece.

Es la primera vez que alguien del sexo opuesto le dice algo como esto cara a cara.

Se alegra de recibir un cumplido.

Pero, incluso en este momento, la imagen de Komamura es la que aparece en la mente de Himari.

No sabe ni qué ni cómo decírselo.

Sin embargo, en definitiva, tiene la sensación de que no puede corresponder a los sentimientos de Takato.

Pero no sabe qué tipo de palabras debería transmitir. Por el momento, Himari tiene la cabeza agachada.

¿Se siente tal incomodidad por la confesión de una persona de la que no sabía de su amor?

Por el rabillo del ojo vio que Takato estaba sosteniendo su propia mano con fuerza.

Se da cuenta de que él está muy nervioso, lo que lo hace incluso más difícil.

Pero no puede seguir prolongándolo. No quiere hacerlo. Piensa que eso sería una descortesía con Takato.

Himari se resuelve y levanta la cabeza.

Takato pretende estar tranquilo mientras el nerviosismo exuda desde su cara.

—Errr… —la voz le tiembla.

Siente que el corazón se le saldrá por la boca. Sin embargo, Himari no se detiene.

—Ya tengo una persona que me gusta, así que lo siento… —Himari inclina la cabeza, disculpándose cortésmente.

Porque su corazón no es falso, Himari se lo confiesa con honestidad. Se escuchan fuertemente los sonidos del tráfico.

Y, superponiéndose a estos, el sonido de su propio corazón resuena en su cerebro.

No sabe cuál es el momento indicado para levantar la cabeza. Así que Himari se levanta lentamente.

Pero no puede ver a la cara de Takato.

«Perdón.

»Pienso que es una persona amable y buena, y de ninguna manera lo odio.

»Pero lo siento.

»¿Por qué yo?

»Lo siento…».

En una fracción de segundo, retornan a su cabeza las veces que han regresado juntos hasta ahora, la forma en que interactúan en la cocina y las charlas tontas que ha intercambiado con él.

Está a punto de llorar, pero parece que el que realmente debería querer llorar es Takato.

Por eso soporta firmemente las sensaciones que se están acumulando desde el fondo de su estómago.

—Ah… ¿Es así?…

—Sí…

»Lo siento.

—No es necesario…

Las personas entran sucesivamente a la estación, viendo a los dos frente a frente con una atmósfera sombría.

En ese punto, Himari de inmediato empieza a preocuparse por las miradas de los alrededores.

—Bien… Entonces… —No sabe qué frase usar para despedirse.

Himari inclina la cabeza, repitiendo el movimiento rápidamente, antes de entrar en la estación de primeras.

Normalmente, van juntos hasta los torniquetes de acceso, pero Takato no la sigue esta vez.

Mientras camina, supone que con seguridad fue a Takato a quien Ezoguchi se le confesó, lo que hace que el corazón le duela aún más.