Kami-sama no Inai Nichiyoubi (NL)

Volumen 2

Capítulo 4:『En Medio De Esta Soledad, Hay Una Persona』

Parte 3

(¿Hay algo más que quieras hacer?) (… Sí.)

(… Entonces encontraré una manera de dejarte ir).

El león dejó escapar a Ai, pero Ai estaba tan cansada y agotada que solo salir del auto y caminar aquí la dejó completamente agotada.

Ai se quedó en un parque en una calle comercial en las afueras de Ortus; una vez que salió del auto y corrió en dirección donde no había nadie, llegó a este lugar sin darse cuenta. El parque en sí estaba bien mantenido, con una densa vegetación, y los colores le parecían particularmente brillantes a Ai, quien estaba acostumbrada a la arena amarilla del desierto y las piedras blancas de su ciudad natal.

Luego encontró un pequeño pabellón.

El pabellón en sí era muy pequeño, con solo un sillón de mimbre en el interior.

Ai se sentó con la intención de descansar, pero su cuerpo era como arcilla empapada por la lluvia, y fue vertida suavemente en el molde de la tumbona.

No pasó mucho tiempo para que sus párpados se cerraran.

Las agujas de los cedros se balancearon y las sombras que cayeron sobre su rostro pasaron a la velocidad de la luz. El resplandor verde penetró en sus párpados para consolar sus ojos, que habían estado mirando hacia la oscuridad.

Cuando ya nadie se movió, los pájaros volaron hacia atrás y piaron. En las montañas brumosas en la distancia, pudo ver un pequeño pájaro verde que nunca había visto antes, y aparentemente estaba al alcance de la mano, inclinando la cabeza con incredulidad.

Ai cerró suavemente los ojos y dejó pasar el tiempo.

El mundo no hizo nada por esta joven que había perdido tanto, excepto arrojar una cálida luz del sol.

Ai estaba un poco triste y lloró con los ojos cerrados. “Onee-chan, ¿qué te pasa?”

¿Onee-chan?

Ai se sorprendió al escuchar que alguien la llamaba así por primera vez y poco a poco abrió los ojos.

Junto al sillón reclinable estaba una niña, una rubia de unos nueve años, vestida con un traje de trabajo de una pieza como una jardinera, con guantes de cuero en las manos.

Y ella, por supuesto, estaba muerta.

“Lo siento, este es en realidad el asiento del abuelo… ¡Ah! No, está bien que te sientes. Porque Onee-chan se ve tan triste … ”

Ella volvió a llamar a Ai, Onee-chan.

Ai había asumido que era la más joven del mundo.

La niña que eternamente tendría nueve años miró a Ai con timidez y se retorció, usando su cuerpo para expresar “Quiero saber más sobre ti”. Entonces no pudo contener la emoción y soltó.

“Disculpa, ¿Tu eres…una persona viva?”

Ai asintió. Los ojos de la joven se agrandaron y se agarró al reposabrazos del sillón reclinable y gritó.

“¡Wow es genial! Es la primera vez que veo a una persona Viva”

Ahhh

“¡Onee-chan es tan hermosa! Pero su piel es demasiado suave, parece extraño … ah, lo siento, es hermoso. Es bonito, pero … ”

Argh, dame un respiro.

La joven continuó señalando con sus dedos lo extraño que era un Vivo, y se sorprendió por cada diferencia.

Ese era el sentido común de Ortus.

En el lugar donde los Muertos eran un lugar común, era anormal ver a los Vivos.

Ulla no fue la única que se dejó engañar por la mentira, no, la mentira había dejado de ser mentira y se había convertido en sentido común.

Solía ser una creencia común en toda la humanidad que enterrar a los muertos era algo natural … pero en este punto, ese sentido común se ha convertido en una de muchas opiniones.

Ai cerró los ojos con fuerza y vio a Kiriko sonriendo levemente. “Los vivos morirán, y es cuestión de tiempo hasta que todo el mundo se quede solo con los muertos”. La joven frente a ella parecía encarnar este mundo futuro, sonriendo inocentemente a este Vivir.

Mi mundo está siendo destruido. Mis sueños fueron destruidos.

Pensé que el mundo debería sentirse más preocupado. Pensé que el mundo estaría más preocupado por el hecho de que los niños ya no nacían, que la Humanidad ya no estaba muriendo y que había sepultureros.

Pero ese no es el caso.

El mundo ya se ha salvado y no necesita ayuda de sí mismo.

“Wow, wow, lo siento, Onee-chan. Lo siento, no llores”

No importa lo mucho que Ai cerró los ojos, las lágrimas aún corrían por sus mejillas.

El mundo fue muy considerado y se esforzó mucho por enjugar sus lágrimas.

***

Se despertó y se dio cuenta de que se había quedado dormida.

Los árboles crujían con un viento diferente al de la mañana, el sol había salido por el otro lado y el aire se había vuelto muy frío.

La niña había desaparecido.

Sus herramientas de jardinería aún estaban en su lugar, y Ai asumió que volvería, pero Ai había decidido irse. Si el abuelo del que ella habló había venido, quedarse probablemente solo aumentaría el problema.

Ai rebuscó en sus bolsillos para encontrar algo para darle y encontró dos caramelos. Los arbustos parecen adelantarse a la noche y son oscuros y estrechos por dentro.

Ai de repente recordó que aún tenía que preguntar su nombre.

Mirando hacia atrás, el pabellón todavía estaba rodeado por la luz del día, dejando una atmósfera tranquila y cálida. Luego se escapó sin mirar atrás.