Kami-sama no Inai Nichiyoubi (NL)

Volumen 2

Capítulo 2:『Bad Dragon』

Parte 6

Gatos, caballos, Demonios, monos, águilas, dragones, comadrejas, vacas, tigres, elefantes, búhos, hombres, caras muertas y caras vivas.

La calle estaba llena de máscaras. Cada pared de cada edificio estaba cubierta y llena de gente, y no sólo los dueños de las tiendas, sino también los compradores que caminaban de un lado a otro parecían haber crecido con una segunda cara sobre la suya. No era una fiesta de fantasía, cada persona llevaba sólo la ropa más normal, pero sus máscaras eran tan fantásticas que el contraste le daba a la escena el matiz surrealista de un ensueño.

Ortus tenía una gran demanda de máscaras.

La mayoría de los muertos modificaron sus rostros de alguna manera u otra. Para los conservadores, había maquillaje; Para la reforma radical, facial. Había muchas maneras de ser encontradas para que los muertos jugaran con sus apariencias, y de ellos el más simple, y consecuentemente más popular, era el uso de máscaras.

Para satisfacer esta necesidad de la población, en las tiendas de la Calles de las Máscaras se había abierto la venta de máscaras de todas las formas y clases, desde los puestos callejeros para los productos de bajo costo, hasta las tiendas de lujo para la confección a medida.

La calle era ancha y se levantaba sobre una suave pendiente. Entre los clientes sólo las máscaras eran para turistas, vagando en busca de diversión, y numerosos cafés habían surgido expresamente para su patrocinio.

Allí, en la esquina de la calle.

Un callejón se abría de la carretera principal, y allí un pequeño zorro se agazapó detrás de la estantería de una caseta abandonada.

Como si hubiera salido de su guarida por primera vez, el zorro echó un vistazo a la izquierda y la derecha de detrás del letrero del establo. Había un brillo verde que brillaba por debajo de las dos hendiduras de la máscara, una que tomó la emoción y se combinó con una mezcla sinérgica salvaje dentro de su dueña. Miró la verdad ante ella, que este remolino casi violento y el flujo de gente que nunca había visto antes, estaba compuesto enteramente de muertos.

“Oye, enana”

Como si no pudiera ver esto por más tiempo, un joven león de un puesto vecino se dirigió al zorro.

“Estás bloqueando la vista de las máscaras. Si no estás aquí para comprar, vete”

El zorro se dio la vuelta. Estaba sentada frente a un puesto cargado de baratijas de máscaras que se veían por todas partes en la calle, empujando por el espacio en un bastidor ya ensanchado con la adición de una escalera metálica. Parecía ser ese tipo de puesto abierto por un artesano que quería hacerlo grande, con la calidad de la máscara variando salvajemente entre baja y alta, la cantidad vendida dependía más de lo bien que el vendedor podría exhortar a la gente a comprar. Basándose en esta norma, la conducta del león probablemente ni siquiera justificaría un pase. En el momento estaba sentado en una alfombra desgastada delante del puesto, tan preocupado por ponerle acabados a una máscara sin pintar que estaba en sus manos que ignoraba a todos los clientes que pasaban. Sus palabras al zorro eran, claramente, absolutamente accidentales.

El zorro se quedó como estaba, mirando al león; De repente salió del lugar, no lejos, como esperaba el león, sino hacia él, deteniéndose y sentándose a su lado.

“… Oye”

“Ah….Eh….Entonces…..Me iré enseguida, es sólo… estoy un poco cansada…”

Al oír esto el león levantó la vista de sus manos y miró la máscara del zorro.

Sus ojos se ensancharon bajo las rendijas de madera.

“Oye, zorro, ¿De dónde sacaste esa mascara?” “¿Esta? No es mía. Kera-san me la prestó”

“… Ah, ¿Fue eso? Ya veo”

El misterio estaba resuelto, el león asintió con la cabeza unos cuantos momentos de autosatisfacción y continuó con su trabajo, ignorando al zorro sentado a su lado.

El zorro soltó un suspiro de alivio al haberse permitido quedarse aquí, y se secó las gotas de sudor que se habían formado bajo su máscara.

Ella estaba agotada.

Ai había visto tantas cosas nuevas e interesantes hoy, y ahora se contentaba con aliviar sus ojos cansados y sentarse con sus rodillas abrazadas a su pecho, experimentando el parloteo iluminado del mundo que la rodeaba con sólo sus oídos. Había un sonido constante entre el bullicio, el áspero raspado del cuchillo en la madera cuando el león comenzó a tallar otra máscara. En su oscuridad, Ai solo sintió que este sonido la relajaba de alguna manera, y su cuerpo empezó a aflojarse como una languidez maravillosa, casi como si el sueño la arrastrara.

Lentamente, sólo ligeramente, abrió los ojos y vio ante ella un espectáculo como si fuera de un sueño, en el que la realidad era tan insignificante como una burbuja de jabón y muy alejada del suelo.

“Oye”

Su codo chocó de repente con algo y ella levantó la cabeza: el león tenía su mano hacia ella, y le estaba ofreciendo una pequeña bolsa de algún tipo.

“… ¿Qué es esto?”

“Paletas de sabor. Ayudan con el cansancio”

Las paletas en la bolsa estaban hechas de hierbas hervidas hasta que eran suaves. Ai tomó una y, poniéndola debajo de la máscara, la colocó experimentalmente en su boca.

“Woah! ¡La meta es tan fuerte!” “Por eso dije que te ayudarían”

El león tiró de debajo de su máscara. Ai se había sorprendido cuando el sabor la golpeó, un bloque de sólida frescura, pero ahora después de masticar un poco de no era tan malo después de todo. Al poco tiempo, su cansancio desapareció sin dejar rastro.

“Me gustaría beber algo. Algo sencillo, como agua, eso combinaría muy bien”

“No tenemos nada de eso aquí… y, además, ¿Qué pasaría si tuvieras que ir al baño después de beberlo? Tenemos tan pocos baños en Ortus que puedes contarlos en los dedos de tu mano”

“¿Qué? ¿En serio?”

“¿No es obvio? Los muertos no tienen que comer, así que no tienen que cagar. No somos como los vivos”

En este punto un cliente algo inusual entró. Si el dueño de este puesto era extraño, este cliente no estaba lejos tampoco: los dos condujeron su negocio enteramente con movimientos de sus manos, ni decir una sola palabra.

Ai esperó pacientemente hasta que el cliente con cara de gato se marchó.

“¿Cómo sabes que estoy viva?”

Gracias a su sombrero de paja, su máscara y su chaqueta nueva, no había ni un solo centímetro de su carne que mostrara. Por lo que ningún transeúnte casual debería haber sido capaz de decir que ella estaba viva. A diferencia de lo que sucedía ayer en el coche, cuando miraba a todos los que veía, hoy nadie en las calles se fijaba en ella.

“Tu máscara…”

El león sacó una paleta de sabor y mastico de detrás de su máscara y lo tiró a un contenedor cercano.

“Lo hice para Kera-obasan cuando acababa de salir de la escuela”

“¿Oh? ¿Así es como supiste?”

“… Incluso sin la máscara, el hecho de que quieras una bebida y estuvieras cansada habría sido sospechoso para cualquiera. Estás haciendo un trabajo muy malo para ocultar tu identidad”

“No estaba tratando de hacerlo”

“Eso es exactamente lo que tienes que hacer, idiota, o acabarás despertando en el infierno”

“¿Huh? ¿Por qué?”

“Te daré un ejemplo”