Ore wa Subete wo “Parry” Suru (NL)

Volumen 1

Capítulo 25: El Chico Demonio

Cuando por fin conseguí apartar la atención de los trozos de carne de sapo esparcidos, vi que el chico de antes seguía detrás de mí, sentado en el suelo y cubierto de barro. Respiré aliviado: parecía ileso.

“¿Estás bien?” le pregunté.

“Mm-hmm…”

Lentamente, el chico se levantó. Me pareció que se encontraba un poco mal -quizá había inhalado algo del veneno del sapo-, pero al menos podía mantenerse en pie, así que supuse que no corría ningún peligro grave por el momento. Sólo tenía que pedirle a Lynne que lo curara. Realmente era una chica con muchos talentos.

“Estuvo cerca, ¿eh?” Dije. “Tuviste mala suerte de toparte con esa cosa. ¿Viniste hasta aquí solo?”

El chico se estremeció un poco y sus hombros temblaron. “N-No, yo… yo… lo traje conmigo…”

“¿Lo trajiste contigo?” repetí. Me costaba creer que un niño como él se hubiera traído un sapo tan feroz. “¿De verdad? ¿Por qué lo has hecho?”.

El chico volvió a estremecerse. “Yo… prometí llevarlo a esa ciudad de allí. Me dijo que tenía que hacerlo, así que…”.

“¿Te refieres a Toros?” pregunté. “Espera, ¿lo prometiste? No me digas que…”

A este chico le habían dicho que llevara el sapo a Toros, lo que sólo podía significar una cosa: a pesar de lo joven que parecía, estaba a medio camino de una entrega. Pero aún así, ¿por qué algo tan venenoso? Además, había sido tan grande que traerlo hasta aquí debía de ser bastante…

Y entonces caí en la cuenta. Si se cumplía mi regla de que la mayoría de los animales venenosos eran deliciosos, siempre y cuando se trataran de alguna manera las toxinas del sapo, probablemente sería un plato muy sabroso.

Cuanto más lo pensaba, más me convencía de que tenía razón. Yo no era muy culto, así que mis descubrimientos eran probablemente de dominio público para la mayoría de la gente. Obviamente, todo el mundo sabía que las criaturas venenosas eran deliciosas, así que no sería nada raro que las grandes ciudades tuvieran formas de procesar el veneno del sapo.

Espera, pero eso significaba… Oh no.

“¿Ese sapo era un ingrediente?” Murmuré para mis adentros. Considerando las cosas desde ese punto de vista, todo encajó en su lugar. Era lo suficientemente grande como para que incluso un solo sapo proporcionara abundante carne, y si uno quería el sabor más fresco posible, entonces entregar al animal vivo era claramente la mejor opción. El hecho de que lo hubieran escondido antes bajo una [Ocultación] probablemente había sido para mantenerlo a salvo de los despreciables ladrones de carne y similares.

Así que eso era lo que estaba pasando aquí. En cuyo caso, acababa de hacer que la valiosa mercancía de este chico -mercancía destinada a abastecer a Toros- explotara en pedazos invendibles. Me sorprendió mi falta de previsión.

“Lo siento”, dije, mirando el desorden que nos rodeaba. “He hecho algo horrible. Era una entrega importante para ti, ¿no? No es excusa, pero no tenía ni idea”. Era una disculpa desde el fondo de mi corazón… no es que una disculpa fuera suficiente para compensar lo que había hecho.

“¿Eh…?” El chico me miró con los ojos muy abiertos. ¿Había dicho algo malo?

“Ya sabes, reventar ese sapo”. Señalé nerviosamente los trozos de ex sapo que nos rodeaban. “¿O… estuvo bien? ¿No… lo arruiné después de todo?”.

Tras dudar un poco, el chico asintió, evidentemente dispuesto a perdonarme. Supuse que el sapo le había estado atacando -aunque no sabía por qué-, así que tal vez había dado por inevitable lo que yo había hecho.

“Aun así, ¿cómo trajiste a ese sapo feroz hasta aquí?”. pregunté. “No me digas que lo arrastraste contigo”.

Una vez más, el chico se estremeció. Le temblaban los hombros y, cuando hablaba, parecía que estaba forzando la voz. “Yo… puedo… controlar monstruos. Así es como lo traje aquí…”

“¡¿C-Controlar monstruos?!” Inconscientemente, lo miré con sorpresa. ¿Un niño pequeño con el poder de controlar un sapo tan grande? ¿Era eso posible?

“Es una habilidad increíble”, continué. “El mundo está lleno de sorpresas, ¿eh?”

Y además era tan joven. Me pregunté cómo había adquirido una habilidad tan impresionante para él.

“J-Juh…?” dijo el chico. “¿Habilidad…?”

“¿No lo es?”

Dio un sobresalto ante mi pregunta y luego se quedó inmóvil. Todo este tiempo, había parecido algo asustado… pero no estaba seguro de lo que era.

“No”, respondió el chico. “Nací… con este poder. Soy… un demonio”.

“¡¿Naciste con él?!” Esta vez hice un triple salto del susto; el mundo estaba lleno de sorpresas. Nunca había sabido que la gente pudiera nacer con poderes tan extraordinarios. Una vez más, me di cuenta de lo poco que conocía el mundo.

Me alegré de haberme aventurado a salir de la capital real; nunca habría esperado conocer a alguien tan fascinante.

“Es bastante asombroso que puedas hacer eso desde que naces”, dije. “Ese es un talento genuino dado por Dios si alguna vez he visto uno”.

“¡¿Eh…?!”, exclamó el chico. “U-Um, ¡soy un demonio! Todos tenemos este poder”.

Por su aspecto nervioso, pude adivinar lo que intentaba decirme. “Bien, así que esa habilidad es estándar entre tu gente, ¿eh? Entonces deben de ser increíbles. No podría decirte la cantidad de veces que he deseado un poder como ese”.

De vuelta en mi montaña, había disfrutado cuidando de mi ganado, pero también había sido un trabajo duro. En los días de buen clima, les permitía pastar libremente bajo el sol. Sin embargo, la noche traía consigo el riesgo de ataques de animales salvajes, por lo que siempre había tenido que llevarlos de vuelta a sus corrales protegidos antes de esa hora, y a toda prisa si parecía que iba a llover. Cuidarlos no había sido nada fácil.

Además, cuando recurría a su ayuda para cuidar de mis campos, mientras que los animales que había criado durante años eran obedientes y ya sabían lo que tenían que hacer, los más jóvenes, a los que aún no había terminado de adiestrar, a menudo hacían caso omiso de mis órdenes. En esos momentos, soñaba despierto con lo fácil que sería hablar con los animales.

Ahora, ante un ejemplo viviente de algo que nunca había creído posible, me sorprendí de lo vasto que era el mundo… aunque, en cierto modo, también era pequeño. Un pequeño viaje fuera de la capital real fue todo lo que necesité para conocer a alguien que nunca había imaginado que pudiera existir. Evidentemente, la emoción de la aventura podía encontrarse mucho más cerca de casa de lo que me había imaginado.

Mientras me entregaba a mi propio asombro, los ojos del chico se abrieron de par en par. “¿Eh…?”, dijo, mirándome atónito.

¿Había vuelto a decir algo extraño? No era mi intención…

“U-Um, ¿no tienes miedo de la gente demonio?” preguntó el chico. “¿No… me odias?”.

“No…” Respondí, confundido. “¿Por qué iba a tener miedo? Y, ¿qué quieres decir con ‘odiarte’…?”.

Empezaba a sentirme como si el chico y yo estuviéramos teniendo dos conversaciones completamente distintas. Por un lado, ¿qué era lo que le asustaba tanto de la situación? En realidad no entendía ni la mitad de lo que decía, sobre todo lo de que le odiaba; al fin y al cabo, acababa de conocerle. Lynne era una chica bastante inusual a su manera, así que también había tenido problemas para entenderla… pero este chico definitivamente le estaba al nivel de la situacion con lynne.

“Mi poder… asusta a mucha gente”, explicó el chico; tal vez había visto la confusión en mi cara. “Realmente lo odian…”

“Ah, así que te referías a eso”, respondí. “Sí… supongo que hay gente así en todas partes”.

Esa había sido la única respuesta que se me había ocurrido. Hablaba de gente a la que no le gustaban los animales, ¿no? Nunca había conocido a nadie así, pero había oído que existían.

“Aun así, no deberías dejar que eso te afecte”, continué. ” Es decir, digan lo que digan, es obvio que tu poder es útil”.

“¿Util…?”, respondió el chico.

“Sí. Para cuidar del ganado, buscar gatos perdidos, todo tipo de cosas. Se me ocurre que también puedes hacer que los animales te ayuden con el trabajo de campo, y… ¿quizá usar pájaros para entregar mensajes? Sí, suena muy práctico”.

Mientras enumeraba las ideas que se me iban ocurriendo, el niño empezó a llorar. “Puedo… ¿Puedo ser útil…? ¿Yo…?” Grandes lágrimas corrían por su cara mientras me miraba.

Me pregunté si había pasado por momentos difíciles recientemente. Quizá su gente no lo consideraba muy talentoso, o algo por el estilo. De todos modos, el mundo era muy grande; ese tipo de juicios personales limitados eran más poco fiables de lo que uno creía.

Aun así, que un niño tan pequeño se preguntara si podría ser útil… Se mirara como se mirara, se estaba infravalorando. Era una verdadera lástima, teniendo en cuenta lo increíblemente talentoso que era.

“Claro que puedes”, le dije. “Un poder tan increíble como el tuyo no es nada de lo que avergonzarse. Mírame a mí, que no tengo ningún talento y sigo aguantando. Y, oye, si no lo quieres… ¡siempre puedes dármelo!”.

“¿En serio…? ¿Puedo ser… necesitado por la gente…?”. El chico se quedó donde estaba, frente a mí, y se calló mientras seguía llorando.

Me pregunté por qué le costaba tanto creerlo. Pensaba que su capacidad era realmente increíble, tanto como para dar envidia a la gente. Era triste que aún no se hubiera dado cuenta de la bendición que había recibido.

Tal vez sus circunstancias actuales no se lo permitieran, pero estaba seguro de que llegaría un momento en que todo el mundo necesitaría su ayuda. Cualquiera podía verlo, incluso un tipo como yo. Después de todo, tenía un corazón lo bastante bondadoso como para perdonar el error de un transeúnte sin apenas vacilar.

Así que esperé mientras el chico lloraba. Solo cuando vi que se le estaban acabando las lágrimas, le puse la mano en la cabeza y le dije alto y claro: “Sí. Claro que puedes. Puedes ser todo lo útil que quieras y más de lo que yo podría ser jamás”.