Ore wa Subete wo “Parry” Suru (NL)

Volumen 1

Capítulo 15: Mi Primera Cacería De Goblins

“¡Espero que encuentre una buena misión, Instructor Noor!”

“Si… Yo también…”

Después de almorzar en un puesto callejero cercano, Lynne y yo habíamos ido al Gremio de Aventureros, la segunda vez para los dos hoy. El hombre del gremio nos llamó al entrar.

“Eh, Noor… ¿por qué estás con Lady Lynneburg? ¿Y qué es eso de ‘instructor’?”

” Jefe del gremio”, dijo Lynne, “aunque soy una aventurera, por favor, refiérete a mí como ‘Lynne’. Tampoco es necesario que me llames ‘Lady'”.

“De acuerdo”, dijo el hombre del gremio. “Es culpa mía por olvidarlo. Error mío, Lynne”.

Tras disculparse con ella, se inclinó hacia mí y susurró en voz baja: “Noor, ¿qué ha pasado…? Ella también te buscaba esta mañana, ¿sabes? No habrás hecho otra cosa, ¿verdad? No después de todo el lío de ayer”.

“Bueno… es complicado”, respondí.

Ni siquiera me creía capaz de explicarlo; al fin y al cabo, ni yo mismo estaba muy seguro de lo que estaba pasando. Mientras reflexionaba sobre lo que debía decirle al hombre del gremio, miré en dirección a Lynne en busca de su ayuda. En cuanto nuestras miradas se cruzaron, me dedicó una alegre sonrisa.

¿Qué se suponía que debía hacer con eso…?

Dicho esto, pareció mantener una conversación silenciosa con el hombre del gremio. Cuando terminaron de intercambiar miradas, el hombre del gremio se rascó el pelo canoso, hizo una pausa y dijo: “Lo siento. Aquí no nos metemos en los asuntos de los demás. Regla del gremio. Olvida que pregunté”.

“No”, repliqué, “no es un secreto ni nada”.

En lo que a mí respecta, era libre de curiosear todo lo que quisiera. De hecho, en realidad quería su consejo con respecto a…

“Entonces, ¿a qué has venido?”, preguntó el hombre del gremio. “No pensé que volvería a verte hoy, ya que dijiste que te ibas al bosque”.

“Mis planes cambiaron”, respondí. “Esperaba que pudieras guiarme hacia un trabajo”.

“¿Un trabajo?”, repitió.

“Sí. Uno que puedan aceptar dos personas, si es posible”.

“¿Dos personas, eh…?”. El hombre del gremio miró a Lynne, que estaba de pie detrás de mí. Por alguna razón inescrutable, todo este tiempo había parecido que estaba de muy buen humor. No tenía ni idea de por qué tenía tantas ganas de seguirme.

Después de nuestro encuentro anterior, había intentado por todos los medios aclarar el malentendido que había entre nosotros. Evidentemente, sólo había conseguido empeorarlo. Ahora me decía que me seguiría a cualquier parte.

¿En qué me había equivocado?

La verdad es que no sabía qué hacer. Intenté continuar con mi entrenamiento como si nada hubiera pasado, pero pronto tuve que abandonar esa idea: había sido demasiado consciente de que ella me observaba todo el tiempo. Y cuando decidí ir al Gremio de Aventureros a buscar trabajo para pasar el rato… ella me siguió como si fuera algo natural.

Realmente no tenía elección; tendría que dejar que me acompañara en algunos trabajos durante un tiempo. De ese modo, se daría cuenta de su error. Así pues, había venido a buscar un encargo que me permitiera hacer precisamente eso.

“Veamos…”, dijo el hombre del gremio. “¿Qué misiones puedo ofrecerte? Bueno, Lynne es de rango Plata, si mi memoria no me ha fallado… así que si ustedes dos están formando un grupo, supongo que podrían ir a cazar goblins a las afueras de la ciudad.”

“¡¿Cazar goblins?!” balbuceé. Su respuesta me había sorprendido tanto que, por reflejo, repeti lo que dijo. Nunca había esperado que me dieran un encargo de cacería; lo había descartado por completo. Pero ahora me ofrecían uno. “¡¿De verdad puedo aceptarlo?!”

“Sí”, respondió. “Tener un rango Plata en tu grupo te permite aceptar misiones de rango Plata. Dicho esto, los aventureros que no tienen el rango apropiado son más o menos un peso muerto, así que a menos que tu grupo trabaje especialmente bien junto, es más común quedarse con encargos de uno o dos rangos inferiores.”

“Entonces… ¿cuál es el grado de peligrosidad de la cacería de goblins?”. Dudé, pero era una pregunta que necesitaba hacer.

Me tomé un momento para serenarme; me había dejado llevar por la emoción, pero mantener la calma era el camino a seguir. En primer lugar, necesitaba confirmar lo peligroso que iba a ser el trabajo. Había oído que los goblins eran el tipo de monstruo más débil, carne de cañón para que los aventureros novatos pusieran a prueba sus habilidades, pero también había oído hablar de los riesgos asociados a las misiones de cacería. ¿Qué lugar ocupaba la cacería de goblins en esa escala? Dependiendo de la respuesta, podría estar exponiendo a Lynne al peligro si venía conmigo.

“¿Qué, cacería de goblins?”, repitió el hombre del gremio. “Principiante. Tres rangos por debajo de Plata”.

“¡Yo… yo lo acepto!” Grité, incapaz de contener mi expectación.

Tres rangos por debajo. Podía hacerlo.

Pero de repente me di cuenta de que estaba usando el rango de aventurera de Lynne para mi propio beneficio. Y tan pronto después de estar harto de ella. Estaba un poco avergonzado por lo hipócrita que era. Además, antes de aceptar el encargo, tendría que formar un grupo con ella. ¿Estaría ella de acuerdo con eso? Si decía que no…

La miré.

“¿Ocurre algo?” preguntó Lynne vacilante, al ver la incertidumbre en mi expresión.

“¿Te… te parece bien?”. le pregunté. “Tendré que depender de tu rango para poder aceptarla”.

Mi voz se había vuelto un poco más tranquila mientras lidiaba con la culpa de haberme aprovechado de ella. Sin embargo, al oír mi pregunta, Lynne sonrió aliviada, como si hubiera estado esperando otra cosa.

“Por supuesto, instructor”, respondió. “Eres más que bienvenido a cualquier cosa que pueda proporcionarte que pueda serte útil. Le seguiré a donde quiera que vaya, así que oriénteme como desee”.

“¿ah, si…?” dije.

Ella había aceptado. Me sentía como si la estuviera estafando de alguna manera, y era patético por mi parte depender de una chica tan joven, pero aún así… éste había sido uno de mis sueños más esperados. Quería ir de cacería de goblins. Pero la pregunta seguía siendo: ¿sería capaz de hacerlo?

Miré al hombre del gremio.

“No tienes que parecer tan aprensivo”, me dijo tras un momento de silencio. “Lynne es de rango Plata; estarás bien. Aun así, no comas más de lo que puedes masticar, ¿entendido? Que sea de bajo riesgo no significa que sea seguro”.

“Entendido”, respondí. “Y no te preocupes; conozco mis fuerzas. Me limitaré a lo que puedo hacer”.

Las palabras del hombre del gremio habían aliviado un poco mis preocupaciones. Aun así, decidí mantenerme alerta. Por lo que a mí respecta, esto iba a ser una aventura hacia lo desconocido.

” ¿Lo aceptas, entonces?”, preguntó.

“Sí”, respondí. “Por favor”.

Al oír mi confirmación, sacó un mapa del escritorio y me lo mostró. “Esta es la zona de cacería. Infórmame del número que consigas. Tomamos sus orejas derechas como prueba, así que no olvides traerlas contigo, ¿de acuerdo?”.

“Entendido”, respondí.

“Dicho esto”, continuó con una sonrisa, “hemos recibido informes de que el número de goblins ha bajado últimamente. No sé muy bien por qué, pero puede que ni siquiera te cruces con uno. Si eso ocurre, puedes recoger algunas hierbas. También te pagaremos por ellas”.

El hombre del gremio terminó de escribir una especie de documento y lo selló con un golpe.

“Bien. Adelante”, dijo. “Pero ten cuidado de no hacerte daño, ¿me oyes? No vas de picnic”.

“Sí”, respondí, “lo sé”.

“Y vuelve antes de que anochezca”.

“Entendido. Lo haré. Vamos, Lynne.”

“Sí, Instructor.”

Y así, partimos hacia el lugar donde se decía que vivían los goblins: el Bosque de las Bestias, aledaño a la capital real.