Shin no nakama janai to Yuusha (NL)

Volumen 8

Capítulo 3: Todo Por Bendiciones Divinas

Parte 2

“Ya veo.”

Tenía que ver con la disposición del terreno.

La brisa no fluía hacia el pueblo en esta parte del bosque. Ocultaba el hedor que acompañaba a los ogrekin.

“Estamos cerca.” “Sí.”

Rit y yo desenvainamos nuestras espadas y nos mantuvimos en guardia. “Usar un lugar como este para esconderse… son bastante listos”.

“Esto se siente cada vez menos como ogrekin. Tal vez sean monstruos diferentes que bajaron del Muro del Fin del Mundo”.

La expresión de Rit se transformó y volvió a ser Rit la heroína. Era otra faceta absolutamente impresionante de ella.

“Heh-heh. Me gusta cómo te ves mientras te tomas las vacaciones con calma, pero también disfruto de lo genial que te ves justo antes de una pelea.”

“Estaba pensando lo mismo de ti”.

Ambos intuimos algo y nos quedamos en silencio, cambiando a señales manuales para comunicarnos.

Mirando a través de los árboles, vi a un grupo de ogrekin escondiéndose de la lluvia bajo el dosel del bosque.

Parece que hay dos tipos diferentes.

Una parte del grupo estaba compuesta por ogrokin estándar, del tipo que se encuentra en las montañas alrededor de Zoltan.

Los demás no parecían diferentes, salvo porque tenían la cabeza y el brazo derecho más grandes.

¿Algún tipo de mutación, tal vez?

Hice lo que pude para discernir sus bendiciones, pero… “…no lo sé.”

Tal vez porque eran aberrantes, no pude determinar las bendiciones a partir de sus movimientos. Al principio, parecían Soldados, pero también noté aspectos de las bendiciones de Hechicero y Adepto.

Era la primera vez que veía algo así, y me dio una sensación espeluznante. Aun así, no quedaba más remedio que luchar sin perder la cautela.

Okay…

Le hice la señal a Rit e inmediatamente salté.

Usando la velocidad del rayo, le di un rápido tajo a uno de los mutantes ogrekin.

“¡¿Guou?!”

Su cuerpo gigante se desplomó.

“Supongo que siguen bajando sin demasiados problemas”.

Evidentemente, su velocidad de reacción y su resistencia no fueron suficientes para hacer frente a mi primer golpe.

“¡¡¡Guooooooo!!!” rugió un ogrekin, y hubo una clara división en sus reacciones.

Los ordinarios entraron en pánico ante el repentino ataque, agitando ambos brazos mientras cargaban contra mí.

“¡Estos son de libro!”

Rit saltó tras de mí, acuchillando las espaldas de los monstruos.

Esto provocó una mayor confusión entre las criaturas y algunas chocaron entre sí. Sin embargo…

“Parece que esos extraños van a ser un problema”.

Los mutantes ogrekin se habían distanciado de Rit y de mí y formaban una simple fila, observando con recelo.

Su   comportamiento   era   diferente   a   cualquier    ogrokin    que  había encontrado.

“¡Están empuñando armas!” Rit gritó.

De hecho, los mutantes sostenían formas metálicas en sus sobredesarrollados brazos derechos. Los objetos brillaban de forma peculiar.

“¡Son piezas de relojería de antiguas ruinas élficas!” “¡¿Entraron en una antigua ruina élfica?!”

Los mutantes blandían como garrotes piezas de relojería de los que custodiaban aquellas antiguas estructuras.

“¡Ten cuidado, Rit!”

“¡Sí! Tengo un mal presentimiento sobre esas cosas”.

Cautelosos o no, no se sabía qué podrían hacer los mutantes si seguíamos esperando.

Levanté mi espada de bronce y me lancé hacia delante. Uno de los ogrokin anormales bajó su enorme brazo derecho.

“¡Grahhhhh!” “¡¿Qué?!”

El ataque iba dirigido a mi espada en lugar de a mi cabeza. Sorprendido, bajé el arma y la esquivé, asestando un tajo en el interior del muslo del monstruo antes de alejarme.

“¡¡¡Giiii!!!”

El mutante aulló de rabia por el dolor, pero no me persiguió precipitadamente. En lugar de eso, buscó una oportunidad.

Por simple que fuera el ataque, el ogrokin había intentado separarme de mi arma. Esa era una táctica nacida del pensamiento, no de la violencia sin sentido.

“¡Red!” Rit llamó. El mutante justo delante de mí formó un sello con su mano izquierda.

“¡Magia!”

Antes de que pudiera detenerlo, dos ogrekin ordinarios me atacaron por la derecha y la izquierda. Solo tardé un momento en matarlos, pero eso bastó para que el mutante completara su hechizo.

“¡Duerme!”

Un monstruo que no debería ser capaz de entender el habla humana pronunció el nombre de la magia, y el hechizo me rodeó de luz.

El rostro del mutante se torció en una sonrisa. Sin embargo, no me desmayé, sino que partí en dos la gran cabeza de la criatura.

“Sus hechizos parecen ser de fuerza media, no lo suficiente como para ser una amenaza para ninguno de nosotros”.

Tanto el hechizo como la táctica de lucha fueron una sorpresa, pero ninguno de los dos era especialmente poderoso. Aun así, el poder de cada técnica parecía dispar en comparación con el poder general de los mutantes.

Nunca me había sentido así por un enemigo.

“…dejaré las observaciones para más tarde. ¡Son extraños, pero difícilmente invencibles! ¡Sigue mi ejemplo, Rit!”

“¡Lo tengo!”

Rit y yo trabajamos en combinación, derribando a nuestros oponentes uno tras otro.

“¡¡¡Gugyahhhhh!!!”

El brazo del ogrekin tembló mientras soltaba Arte Marcial: Multi-Cuchillada.

Esta técnica fundamental añadía un segundo ataque tras una ligera pausa después del primero. Era potente y versátil. Sin embargo, el arma del mutante ogrokin no encajaba bien con esta habilidad. Un trozo de engranaje no diseñado intencionadamente para ser un arma no podía aprovechar al máximo la velocidad de ataque del arte marcial.

Los golpes consecutivos del ogrokin fueron poco más que un vago movimiento ondulante. Desvié el par de golpes y atravesé con mi espada el cuello del monstruo.

“¡¡Ghhck!!”

Cuando tiré de mi espada, la sangre salió a borbotones.

El ogrokin soltó su arma y, agarrándose la garganta en vano, se desplomó. “Hahhh, esos son todos.”

“Buen trabajo”.

No fue un combate especialmente difícil, pero eran oponentes espeluznantes a los que enfrentarse.

La fuente de esa inquietud provenía de las bendiciones idénticas de los mutantes. Se parecía a cómo las Bendiciones Divinas eran uniformes en una sola especie de demonio.

Rit no guardó sus espadas, las mantuvo listas mientras escaneaba para asegurarse de que ninguno de los ogrekin se hacía el muerto. Mientras tanto, yo investigaba el cadáver del último mutante ogrokin que había matado.

“Esto realmente es de las antiguas ruinas élficas en las montañas”.

Recogí el arma improvisada del monstruo. Era un pesado garrote improvisado, algo que no podría manejar una persona normal.

“¿Han entrado en las ruinas de los antiguos elfos? Ruti rompió el ascensor, así que los monstruos normales no deberían haber podido entrar. ¿Quizás había otra entrada?” No había ido al sitio desde todo lo que pasó con Ares.

Quizá debería investigarlo cuando tenga tiempo.

“¿Hmm? ¿Qué es esto?”

El mutante muerto tenía en el cuello una marca parecida a un tatuaje. Sin embargo, no había sido hecha con tinta normal, sino con una sustancia desconocida.

“¿Esta antigua escritura élfica?” Había dos líneas de caracteres. No entendía nada, pero los símbolos me resultaban familiares.

“¡Red! ¡Todos los otros mutantes también tienen lo mismo en sus cuellos!” “¿Todos? Hmm. Sé que he visto esto antes, pero ¿dónde?”

“Me parece que también he leído la primera línea en alguna parte…” “¿Tú también?”

“En realidad nunca estudié la antigua lengua élfica, así que no creo que estuviera en un libro”.

“Hmmm…”

Rit y yo nos quedamos mirando el texto, ladeando la cabeza mientras intentamos recordar.

“No ha habido suerte. Por ahora, hagamos una copia en un papel y volvamos a la aldea. Dudo que haya habido un segundo grupo ogrekin que haya atacado Sant Durant, pero deberíamos permanecer alerta esta noche para estar seguros. Aunque, si queda alguno, probablemente huirá tras ver qué fue de sus camaradas”.

“Hmmm, ¿dónde he visto esto antes?”

Rit frunció el ceño, aun esperando recordar por qué conocía parte de la marca.

¿Por qué sucedió esto mientras Van el Héroe está en Zoltan?

Probablemente fuera sólo una coincidencia, pero no podía evitar sentir que se trataba de algo más siniestro.

“Demis”, murmuré.

Tras regresar a la aldea, nos quedamos vigilando hasta el amanecer, pero no hubo más problemas.

Probablemente era seguro decir que la amenaza ogrekin había pasado. “¡Muchas gracias a todos!”

Después de aceptar la gratitud de los aldeanos, decidieron darnos un banquete dentro de dos días para celebrarlo.

“¡No sólo salvaron la vida de Kate; incluso salvaron a todo Sant Durant del peligro! El pueblo tiene una gran deuda con ustedes”.

Después de que la anciana del pueblo dijera eso, muchos lugareños se acercaron para ofrecer su agradecimiento.

“No hay mucho que un pequeño asentamiento como el nuestro pueda ofrecer, pero si hay algo que pueda necesitar durante su estancia, por favor, háganoslo saber”.

“Estoy agradecido, pero ya hemos recibido mucho, así que estamos bien”.

Mucha gente nos había dado algo hecho en su propia casa como agradecimiento. Comida, especias, alcohol, aceite, velas, jabón, todo tipo de accesorios, ropa, cuerda de cáñamo, un ungüento para los hombros rígidos, un rascador de espalda, notas de los niños…

El pequeño espacio de almacenamiento de la casita podía reventar pronto. Finalmente, conseguimos alejarnos de la multitud.

“¡Hemos vuelto!” Rit dijo al entrar por la puerta principal de la cabaña. “Hemos vuelto”, se hizo eco Ruti mientras hacía lo mismo.

Lo que había empezado como un pequeño paseo se había convertido en una gran excursión.

“Mmmh. Ha sido divertido”, comenta Rit mientras se estira.

Al menos me alegro de que lo pensara.

“¡Creo que es hora de darse un baño! Salimos a pasear, entrenamos con los niños, exploramos el bosque, luchamos contra un montón de ogrekin y montamos guardia hasta la mañana sin dormir… ¡Estoy todo pegajoso de sudor!”.