Shin no nakama janai to Yuusha (NL)

Volumen 8

Capítulo 1: Transmitir El Sentido De Una Vida Pausada

Parte 5

“Sí. Si tuviera que adivinar, diría que Danan es la persona más fuerte del mundo, aparte de Ruti”.

“Es la encarnación de las artes marciales”. “Pero aun así vas a luchar contra él, ¿verdad?” “Por supuesto. Es un viejo camarada”.

Danan no entendía el concepto de vivir despacio y con calma.

Sin duda, se esforzaba por comprender por qué Ruti y yo decidimos quedarnos en Zoltan. Tendría que transmitir la vida que elegí a través de la batalla.

Darle a un aliado y amigo una despedida apropiada que ambos pudiéramos aceptar, era lo menos que podía hacer.

Dos días después, justo cuando el sol empezaba a alejarse de su punto álgido en el cielo, Danan y yo estábamos uno frente al otro.

Tanto mi espada como el puño de Danan habían sido rociados con poción Misericordiosa.

Los golpes no dejarían heridas, pero seguiríamos sintiendo el dolor. Un golpe directo de Danan con toda su fuerza era capaz de noquearme.

“Hahhhhh…”

Dejo escapar una larga exhalación, afinando mis sentidos. “…”

En el rostro de Danan no había ninguna sonrisa, sólo la expresión de un guerrero a punto de enfrentarse a una batalla seria.

“Okay”. Ruti se interpuso entre nosotros con la mano derecha levantada. Si algo peligroso estaba a punto de ocurrir, ella era la única que podía detener nuestra pelea. “Sin rencores.”

Nos miró a los dos. Danan y yo asentimos. “Muy bien… Empieza.”

En cuanto bajó la mano, Danan se levantó del suelo. Recortó una distancia superior a cinco metros en una sola zancada.

“¡Red…!” Oí jadear a Rit. Sin embargo…

“¡¿Tch?!”

…Danan me pasó por la derecha. Mi espada se levantó, cortando el espacio donde mi oponente había estado un instante antes.

“Arte Marcial: ¡Patada de Pisoteo!”

Una patada giratoria hacia atrás de una esquiva.

Las artes marciales tenían movimientos fijos, y normalmente no podían emplearse sin volver primero a una postura neutral. Sin embargo, Danan había estudiado y entrenado sus movimientos para soltarlos desde cualquier posición.

El hombre era sin duda un musculitos, pero cuando se trataba de luchar, aprendía y experimentaba constantemente.

La primera vez que le oí hablar de complejas teorías sobre técnicas, me quedé atónito por la discrepancia entre su comportamiento típico y su naturaleza estudiosa en lo que respecta al combate.

Si hubiera ignorado sus habilidades, nunca habría podido esquivar esa patada.

“¡Gh!”

Mi espada golpeó la pierna de Danan.

La extremidad estaba protegida por la energía del arte marcial de Danan, así que mi golpe no hizo mucho daño, pero había conseguido asestar el primer golpe.

“¡¡¡Hrahhhhhh!!!”

Danan me lanzó una serie de ataques.

Cada uno tenía la fuerza de un nocaut. Recibir un golpe significaría mi derrota.

“¡Increíble! ¿Cómo está esquivando?” exclamó Yarandrala mientras observaba desde la barrera.

Paraba, esquivaba, saltaba hacia atrás y me escabullía, utilizando todas las maniobras defensivas de mi arsenal para sobrevivir a la embestida de Danan.

“… ¡Allí!”

Enhebrando la aguja a través de su aluvión, clavé mi espada en el pecho de Danan.

“?!”

Para mi sorpresa, la hoja fue desviada, lanzada al aire.

¡No está bien!

“¡Hiyahhhh!”

Ahora que había perdido mi arma, Danan fue directo a por mí. “Arte Marcial: ¡Rompe Rocas!”

Su ataque se acercó.

En lugar de esquivar, agarré el brazo de Danan y redirigí la fuerza de su Arte Marcial para lanzar al fornido hombre detrás de mí.

El cuerpo de Danan salió despedido hacia arriba, pero ajustó la postura y aterrizó limpiamente en el suelo.

Mi espada terminó su arco y se clavó en el suelo junto a él. “…”

Miró la hoja, se acercó y la cogió. “Realmente es sólo una espada de bronce.”

Danan me lanzó el arma. La cogí con la mano derecha y volví a mi posición inmediatamente.

“Debería ser mucho más fuerte que tú, pero te las arreglas para superar mis ataques y contraatacar”.

La expresión seria de Danan dio paso a una sonrisa.

“Realmente eres divertido, Gideon”.

“…Conociéndote, estoy seguro de que ya has descubierto cómo ganar”. “Bueno, sí. Puedes manejar mis ataques porque predices lo que haré”. “Así es.”

El puño de Danan llegó más rápido de lo que pude defenderme. Reaccionar no me dio tiempo suficiente. Sin embargo, por muy rápido que fuera un movimiento, era fácil pararlo si actuabas primero.

Había luchado codo con codo con Danan muchas veces durante nuestro viaje. Para sobrevivir, había aprendido todo lo que mis compañeros podían y no podían hacer.

Entendí su proceso de pensamiento y pude deducir lo que intentaría a continuación.

“En otras palabras, si intento cosas que nunca he hecho, si me contengo sólo un poco, entonces ganaré”.

“Así es. Si no vas a por todas, no podré anticiparme a tus acciones… ¿Es eso lo que vas a hacer?”.

“Por supuesto que no. Esto no es un combate a muerte. Es sparring. Estoy luchando contigo con lo mejor que puedo reunir, mi yo supremo. No tendría sentido si me contuviera”.

“Me imaginaba que dirías eso”. “Heh-heh.”

Así era él. Ese era el hombre en el que había llegado a confiar y al que respetaba en mi viaje, el púgil más fuerte del mundo.

“¡Hagámoslo, Gideon! Si puedes ver a través de mí a plena potencia,

¡entonces tendré que mostrarte una versión aún más fuerte de mí mismo!”. “Hah. ¡Tan intenso!”

“¿Luchar contra un tipo al que respeto y que posee un profundo conocimiento de mi arte? ¿Cómo no me voy a animar?”.

“¡Tráelo, Danan! ¡Igualaré tu fuerza con la experiencia de mi propia vida!” Danan se lanzó hacia delante.

Preparé mi defensa, concentrándome en sus movimientos.

Con la mente despejada, vi innumerables técnicas que Danan podría utilizar. A medida que se acercaba, las infinitas posibilidades se reducían a una sola: una estocada por encima de la cabeza en Arte Marcial: Patada de Hacha. Un pisotón como seguimiento en un ataque medio a corta distancia.

Me evadí inclinándome hacia delante, lancé una patada por mi cuenta y luego salté hacia atrás mientras apuntaba a la pierna de Danan con mi espada para detener el pisotón, siguiendo con un corte hacia arriba mientras su impulso se detenía.

“… ¡Gh!”

Danan lo evitó por los pelos.

Me hubiera gustado seguir, pero intervenir era peligroso. Podría haber vuelto fácilmente las cosas en mi contra.

Ambos dejamos de movernos un instante y retrocedimos de un salto.

Cuando desperté, estaba enterrado entre piedras rotas a la orilla del río. “Hahhh…”

Habían transcurrido tres horas y veintisiete minutos desde el comienzo del combate. Habíamos luchado todo el tiempo sin descanso. Al final, recibí un puñetazo de Danan, salí volando y perdí.

“Owwww… Supongo que tenía razón acerca de no ser capaz de soportar un golpe directo.”

Habría muerto seguro sin la poción Misericordiosa.

Danan es realmente fuerte.

“Gideon”. Danan me ofreció su mano grande y áspera. “Gracias. Ha sido divertido”.

“Sí, hacía tiempo que no disfrutaba de una pelea así”.

Le agarré de la mano y tiró de mí hacia arriba, mostrando una gran sonrisa. “Realmente eres fuerte, Gideon”.

“Hay una sólida diferencia de nivel entre nosotros, pero parece que no te he decepcionado”.

“Por supuesto que no. Desde el día que nos conocimos, siempre te he respetado”.

Mis piernas seguían inestables. Sólo podía caminar apoyándome en el hombro de Danan.

“Sabes, yo…” Danan miraba al frente. “No entendí nada de esto de la vida pausada”.

“Me lo imaginaba”.

“Por eso quería pelear contigo. Es todo lo que sé”. “¿Has aprendido algo sobre la vida pausada?”

“No. Sigue sin tener sentido para mí”, dijo Danan, radiante. “Pero ahora sé que no dejaste de luchar porque creías que eras débil”.

“…”

“Y eso es suficiente para mí. Sigues siendo el mismo hombre fuerte que respeto. Sólo elegiste un camino diferente, eso es todo”.

“Las cosas eran diferentes durante mis primeros días en Zoltan. Toda mi vida la había pasado intentando mantener a Ruti. Cuando llegué aquí, era una persona débil”.

“Ha-ha, bueno, es bueno que hayas mejorado. Podría haberte matado sin pensarlo si te hubiera visto así”.

“¡Realmente eres un tipo aterrador a veces!”

No sé si bromeas o hablas en serio cuando lo dices tan en serio.

“A pesar de lo abatido que estabas, te las arreglaste para volver a ser el hombre que respeto. Esto de la vida lenta debe ser una forma de fortaleza”.

Danan intentaba comprenderme a su manera. “Ahora puedo dejar a Zoltan sin remordimientos”. “Eso está bien.”

“Gideon…”

“¿Qué?”

“Vive tu vida como te plazca. Si tomártelo con calma aquí es lo que te da poder, hazlo como si tu vida dependiera de ello”.

“¿Qué se supone que significa eso?”

“Déjame el ejército del señor demonio a mí. Los aplastaré a todos con el mismo brazo izquierdo que te martilló a ti”.

“…Gracias, Danan.”

“No necesito gratitud. Lucho porque quiero. Así soy yo. Soy de los que no saben hacer otra cosa… Ése es mi orgullo”.

“Sí, siempre respeté esa fuerza inquebrantable tuya”. “Heh-heh…”

“Ha-ha-ha…”

Nuestras   carcajadas   resonaron   en   el   silencioso bosque mientras permanecíamos apoyados el uno en el otro.

El tiempo vuela cuando uno se divierte.

Mi encuentro con Danan había concluido, y nuestro grupo se dirigía de vuelta a Zoltan.

“¿Estás bien, Danan?” “Sí, hoy ha sido lo mejor”.

Estaba temblando porque Ruti le había pedido un combate después de la pelea conmigo.

Ruti tenía muchas ganas de vengarse de su hermano mayor, y Danan estaba ansioso por enfrentarse a la persona más fuerte del mundo. Al final, salió literalmente volando.

“Me ha recordado lo increíble que fue que dirigieras prácticas emparejadas con Ruti durante su entrenamiento”, dijo Danan.

“Se trataba más de comprobar las técnicas de cada uno que de derrotar al otro”, respondí.

“Aun así… Maldición. ¿Cómo gano?” Danan tenía una mirada seria mientras consideraba una manera de derrotar a Ruti. Probablemente era la única persona en el mundo que se atrevería a intentar algo así.

“Quiero retarte después de asesinar al señor demonio”. Ruti asintió. “Claro”.

Durante nuestros viajes de antaño, nunca había mostrado interés por Danan, pero ahora las cosas eran distintas. Había un leve rastro de sonrisa en sus labios.

Y ver eso me alegró mucho.

“¿Hmm?” Ruti miró hacia el norte, como si percibiera algo. “Hermano, una aldea está siendo atacada.”

“¿Qué?”

Mirando en la dirección que señalaba, vi humo que se elevaba a lo lejos. Rit lanzó una magia de viento de cola sobre nosotros dos.

“¡Tú y Ruti vayan primero, nosotros los seguiremos después!” “¡Entendido! ¡Vamos, Ruti!”

“Mhm.”

Aceleré en un abrir y cerrar de ojos usando Velocidad Relámpago. Ruti añadió otro hechizo para aumentar su velocidad y corrió detrás de mí. Los dos tardamos un par de minutos en llegar a la lejana aldea.

“Goblins, Hermano Mayor.”

Una banda de monstruos estaba atacando el pequeño asentamiento. “Hay un montón de ellos. ¿Este grupo emigró de algún otro lugar?”

Había más de treinta goblins armados con armas artesanales. Incluso lanzaban bombas incendiarias hechas con aceite en frascos.

“¿Algún noble los entrenó como fuerza mercenaria? Tal vez fueron abandonados después de que el noble se dio cuenta de que no podían ser empleados como se esperaba al principio”.

“Una molestia”.

“Sí, seguro que sí”.

Atacamos a los goblins por detrás. “¡¿Qué?!”, gritó uno con fuerte acento goblin.

Intentó contraatacar con una lanza, pero eso no era nada comparado con el combate contra Danan. Corrimos a través de las criaturas, derrotándolas a todas sin dar a ninguna la oportunidad de contraatacar.

“Debería haber más dentro del pueblo… Pero parece que ya han caído”.

Este asentamiento parecía albergar a un luchador bastante competente. La pelea más adentro ya había concluido.

“¡¿Qué?!” Al ver a los dos que habían estado peleando, no pude evitar que la palabra saliera.

Uno de ellos era el obispo Shien, el jefe de la iglesia de Zoltan que había ido a la fortaleza del Último Muro para ocuparse del incidente con Veronia. El otro era un joven galante que blandía una espada con la mano izquierda.

“Albert”.

“Ha pasado un tiempo, señor.”

El porte orgulloso y tenso de Albert había desaparecido, sustituido por una modesta seriedad.

El Campeón Albert Leland. El antiguo héroe de Zoltan.

“Gracias por su ayuda”.

“Con tantos goblins, no habríamos podido evitar algunos daños en la aldea”.

“Es una suerte que estuviéramos cerca”.

Ruti y yo estuvimos hablando con Shien y Albert en el centro de la ciudad.

Los goblins habían sido abatidos. Dos edificios habían sido arrasados, pero nadie había muerto. Un par estaban heridos, pero Shien los estaba atendiendo.

Fue una suerte para un lugar sin soldados sobrevivir a una incursión goblin de esa escala con tan pocos daños.

“Regresábamos a Zoltan desde la fortaleza del Último Muro cuando vimos a los goblins marchando hacia aquí. Sin duda, esta es la misericordia de Dios”.

Shien firmó un símbolo sagrado y dio las gracias a Demis, mientras Albert retomaba la conversación donde el anciano la había dejado.

“Corrimos a la aldea y protegimos a la gente antes de que llegaran los goblins. Por suerte, ustedes dos llegaron poco después”.

El tono de Albert era más suave. Como si su antiguo tono punzante hubiera sido una mentira.

“Nuestros amigos deberían llegar pronto. Danan quiere darte las gracias, Albert”.

“¿A mí?” Albert parecía sorprendido, y su cara se puso roja. “Es un honor”.

Cualquiera que conociera al viejo Albert y lo viera ahora seguramente se sorprendería.

“Obispo Shien, ¿cómo fueron las negociaciones con la iglesia?” Preguntó Ruti.

“Oh, es un momento excelente”, respondió Shien. “Vayamos allí a hablar un poco”.

“¿Hermano Mayor?”

“Claro, adelante. Hablaré un poco con Albert”.

Ruti y Shien se dirigieron a la casa del anciano del pueblo.

El obispo había ido a negociar una solución no violenta al incidente de Leonor para evitar que la Iglesia entrara en guerra con Veronia. A juzgar por su comportamiento, había tenido éxito.

“Señor”, dijo Albert.

“No puedo acostumbrarme a todo este discurso educado de tu parte”. La primera vez que me dirigí a él, me exigió que le mostrara respeto. El recuerdo era casi nostálgico.

“Ha-ha. Por aquel entonces, nunca habría soñado que uno de los héroes que idolatraba vivía en Zoltan”.

“Pensé que te habías ido con Theodora a luchar contra el ejército del señor demonio. ¿Qué haces volviendo a Zoltan con el obispo Shien?”

“En parte, actúo como su guardia, aunque mi mayor propósito era deciros algo a ti y a Ruti… Theodora viene a Zoltan”.

“¡¿Lo es?!”

“Sí… he venido a explicarle la situación antes de su llegada”. Albert parecía serio.

¿Viene a Zoltan?

Descubrir que venía a Zoltan el mismo día que me enfrenté a Danan como despedida…

La vida y sus encuentros eran realmente misteriosos.

De vuelta en Zoltan, tras separarnos del obispo Shien, nos dirigimos a la mansión de Ruti.

Ruti, Rit, Yarandrala, Tisse, Danan, Albert y yo estábamos reunidos alrededor de la mesa.

“No esperaba volver a verte tan pronto, Albert.”

Danan esbozaba una sonrisa de felicidad. Albert, en cambio, no entendía por qué el corpulento hombre parecía tan contento.

“No he tenido ocasión de agradecerte adecuadamente tu ayuda”. Danan se levantó e inclinó profundamente la cabeza. “Te debo la vida”.

“¡Señor! ¡Alguien como yo…!”

“Si no hubieras estado allí, habría muerto. Nunca lo olvidaré”.

Albert estaba confuso por el comportamiento de Danan. Entre los varios héroes del mundo, Danan estaba cerca de la cima. Que llamara salvador a Albert y bajara la cabeza en señal de gratitud le llevaría tiempo procesarlo al hombre reformado.

El mejor Artista Marcial era el tipo de persona que decía exactamente lo que pensaba, estuviera agradecido o enfadado. No importaba si la persona con la que hablaba era poderosa o débil. Elogiaba a Albert con total sinceridad.

“Bien. Por fin he dicho lo que tenía que decir”.

Tras dar las gracias por fin, Danan volvió a sentarse, evidentemente satisfecho.

Albert parecía estupefacto, y yo no pude evitar reírme un poco.

“Ahem”, tosió Albert, tratando de recomponerse. “De todos modos, he venido a pasar un mensaje a Red y Ruti”.

“¿De Theodora?”

Albert asintió a mi pregunta.

“Sí, aunque actualmente se hace llamar Escarlata”.

Así que esa mercenaria enmascarada era realmente Theodora. “No pareces muy sorprendido”, comentó Albert.

“Después de leer sobre Escarlata en el periódico, era difícil imaginar a otra persona que no fuera Teodora logrando lo que hizo”.

“Supongo que no debería sorprenderme que dedujera tanto”. “¿Qué quería Theodora, perdón, Escarlata?” le pregunté. “…”

“¿Qué pasa?”

Albert frunció el ceño. “Lo siento, no sé cómo explicarlo”. “¿Es tan complejo?”

“…Efectivamente. La verdad, no estoy seguro de entenderlo bien”.

“Por ahora, sólo empieza con los hechos. Podemos hablar sobre cualquier parte que no tenga sentido”. Este era un viejo método que había enseñado a los subordinados que se esforzaban por entregar informes cuando estaba en los Caballeros de Bahamut.

“Entendido…” Albert respiró hondo. “Ha aparecido un nuevo Héroe. Su nombre es Van de Flamberge. Y se dirige a Zoltan para reclamar el barco del señor demonio, el Vendidad”.

Había muchas cosas que deberíamos haber preguntado después de oír esta espeluznante afirmación, pero todos nos quedamos callados. Era difícil aceptar la historia de Albert, y nos quedamos mirándole en silencio.