Shin no nakama janai to Yuusha (NL)

Volumen 8

Capítulo 1: Transmitir El Sentido De Una Vida Pausada

Parte 2

“He decidido seguir siendo boticario aquí con Rit”. “Es una pena.”

Danan no comprendía el camino que habíamos elegido, pero era de los que reconocían los valores diferentes, aunque no pudiera entenderlos.

“Entonces, después de matar al señor demonio, me pasaré de nuevo. Las bebidas van por tu cuenta cuando lo haga”.

“Sí, te conseguiré la mejor bebida de Zoltan”. “Ga-ha-ha… Hmm…”

La expresión del fornido hombre se tornó inusualmente severa. “¿Qué pasa?” pregunté.

“Bueno, si hay algún licor increíble en Zoltan, quiero probarlo antes de irme. De lo contrario, me lo estaré preguntando para siempre”.

“Ahh. En ese caso, ¿por qué no tomamos algo para celebrarlo cuando te den el alta del hospital?”.

“¡Eso sí que es una idea! No he tomado ni una gota desde que me ingresaron, ¡así que me vendría muy bien un poco de alcohol!”.

“…no soy tan rico como solía ser, así que mantén el alcohol normal para la segunda mitad de la noche.”

“¡Ga-ha-ha! Vamos, hombre, ¡vive un poco!”

Danan me dio una palmada en la espalda mientras se reía.

Eso duele. ¿No sabes cómo contenerte?

“Además…”, empezó Danan. “¿Hay algo más?”

“Sí, hay una cosa que tengo que hacer antes de que vayamos por caminos separados.”

“¿Qué?”

Danan me miró directamente a los ojos.

“Gideon, quiero que entrenes conmigo por última vez”.

“¡¿Y tú aceptaste?!” “Sí.”

Los ojos de Rit se abrieron de golpe.

No pude evitar pensar en lo mona que estaba cuando se sorprendió. Para agradecerle que vigilara la tienda mientras yo estaba fuera, le serví un poco de té y lo puse en la mesa.

“Aquí tienes.” “Gracias”.

Aunque no tan potente como una medicina elaborada con una habilidad, el brebaje estaba hecho con hierbas que ayudaban a relajar la mente.

Rit exhaló y sus hombros se relajaron. “Tu té siempre es sabroso”.

“Porque está lleno de amor”. A

pesar de decir las palabras yo mismo, me sentí avergonzado.

Quizá debería haberlo expresado de otra manera.

“Sin embargo, tú y Danan peleando…”

“Insistió en que nos enfrentáramos una última vez antes de irse. Es lo menos que puedo hacer… Es un amigo”.

“Mientras no te fuerces, supongo que está bien… Pero, ¿tienes alguna posibilidad?”.

Danan el Artista Marcial.

Era la elección obvia para el segundo más fuerte en el grupo del Héroe.

El hombre arrolló a Shisandan solo, y de no ser por la interferencia de Ares, habría ganado.

Theodora, Ares, Tisse o yo no podríamos haber hecho lo mismo.

El demonio Asura contra el que luchamos en las ruinas era así de fuerte. “Si hablamos de ganar y perder, no hay forma de que salga ganando”. “Ugh, sí…”

“Sin embargo, sparring con Danan no es una lucha a muerte o un partido de competición. Él no busca una victoria”.

“¿Qué quiere, entonces?”

En este mundo controlado por las Bendiciones Divinas, los combates a muerte eran cosa de todos los días.

Excluyendo a los niños pequeños cuyas bendiciones aún no se habían despertado, había pocas personas que nunca hubieran matado.

El carpintero Gonz, el artesano de muebles Stormthunder, el Dr. Newman, Oparara en el puesto de oden… Toda la gente que llevaba una vida tranquila había matado monstruos para subir sus niveles. Y esa era una razón más para creer que había algo importante que ganar en el combate. Si no matabas, tu nivel no aumentaba. Una pelea así no tenía ningún efecto en tu bendición. Había muchos guerreros que creían que si tenías tiempo para un combate sin sentido, era mejor que subieras de nivel cazando monstruos.

“Las técnicas de lucha no existen sólo para las Bendiciones Divinas”, dije.

“Lo entiendo perfectamente. El Maestro solía decir que había una filosofía en la espada”.

Gaius, el capitán de la guardia real de Loggervia, había sido el maestro de Rit. Se le había confiado tanto el liderazgo de los guerreros de élite de Loggervia como la educación y el entrenamiento de Rit. Sin duda, había sido un espadachín preeminente.

“Me hubiera gustado entrenar con él una vez”.

“Hmph… ¿Entonces por qué no haces una ronda conmigo?”

Rit se inclinó y acercó su cara a la mía. Me dio un vuelco el corazón al tener sus preciosos ojos azul cielo frente a mí.

“¿Contigo?”

“No creo que nos hayamos batido en duelo antes.” “Es verdad”.

“Te has enfrentado a todos los demás en el grupo, ¿verdad?”

“Ares sólo usaba magia, y Tisse se unió después de que yo me fuera, así que nunca tuve combates con ellos… pero sí con todos los demás”.

“¡Entonces entrena conmigo también!” “Pero…”

Gemí un poco.

Normalmente, los simulacros de lucha se realizaban con el hechizo Misericordioso, directamente o en forma de poción. La magia servía para atrapar a otra criatura viva sin herirla. Aplicándola a las armas y a uno mismo, era posible evitar herir a otra persona. Esto permitía luchar contra un amigo con todas las fuerzas y con armas de verdad.

Aunque Misericordioso evitaba que los ataques hirieran a tu oponente, los golpes seguían infligiendo dolor. Un golpe letal no te mataría, pero te desmayarías por la agonía.

Podía llegar a ser tan intenso que las personas de constitución débil morían de asombro.

Misericordioso detuvo las heridas físicas, pero ¿estaba realmente preparado para herir a Rit?

“No, no hay manera.”

“¿Queeeeee?”

Rit hizo un puchero e intentó discutir, pero yo me negué a ceder. “No puedo levantar mi espada si eso significa herirte.”

“Hmm… Cuando lo pones así, supongo que me costaría bastante hacer lo mismo contigo. Probablemente acabaría dudando”.

“Cuando tú eras Rit la heroína y yo aún era un caballero, probablemente podríamos habernos enfrentado con todas nuestras fuerzas”.

“Pero ya no hay esperanza para nosotros”. Nos sonreímos torpemente.

Rit y yo vivíamos en Zoltan no como guerreros, sino como amantes pacíficos. Del tipo que podrías encontrar en cualquier parte del mundo.

Si de verdad quería batirme con esa manifestación de las artes marciales, no podía dormirme en los laureles.

Me paré en el patio, sosteniendo mi espada de bronce.

Imaginando la figura de Danan ante mí, agudicé mis sentidos, perdiendo varias técnicas.

“¡Hahhhhh!”

Aceleré mientras gritaba.

Apreté los dientes al llegar al límite de mi velocidad, empujándome para ir más rápido y golpear antes de que mi mente pudiera procesar el movimiento.

“… ¡Kh!”

Mi cuchilla bajó limpia y rápidamente.

El sudor brillaba en mi cuerpo, una respuesta al calor que se había acumulado en mi interior.

“Me he oxidado…”

Vivir tan lejos de la batalla me había llevado a descuidar el entrenamiento diario.

Naturalmente, mis habilidades se habían resentido por ello. “A este paso, acabaré decepcionando a Danan”.

No me gustaba la idea.

Tomé un trago de agua de una botella y tragué despacio. “No quedan muchos días… tengo que practicar”.

Volví a levantar la espada y comencé otra técnica.

Al día siguiente, por la mañana. “¡Buenos días, Red!”

La puerta de la tienda se abrió y sonó una voz brillante y hermosa. “Buenos días, Yarandrala.”

El alto elfo entró e inmediatamente se acercó a mí. “¿Qué pasa?”

“¡Lo escuché de los árboles del bosque! ¡¿Vas a luchar contra Danan?!” “No hay nada que ocultarte”.

Yarandrala tenía el poder de controlar las plantas.

Para ocultarle algo, había que asegurarse de que no hubiera flora cerca. Sin embargo, el combate con Danan no fue clasificado ni nada por el estilo. “En ese caso, vas a necesitar mi ayuda”.

“¿Eh?”

Yarandrala me agarró del hombro, con los ojos brillantes.

“¡Si quieres recuperar tus instintos de combate para tu pelea, entonces un entrenamiento especial conmigo es la mejor manera!”.

“Oh… ¿Lo es?” “¡Por supuesto!”

Rit apartó suavemente a Yarandrala de mí.

“Sin embargo, tu bendición es Cantor de los Árboles. Sabes más de magia espiritual que de combate cuerpo a cuerpo. ¿Cómo te ayudará eso?”

Yarandrala sonrió ampliamente ante la pregunta de Rit.

“Heh-heh, a pesar de las apariencias, resulta que soy la fundadora de cierto estilo de artes marciales”.

“¿Un estilo de artes marciales? No puede ser. Claro, has vivido mucho, pero…”

La confusión de Rit era comprensible. El comportamiento habitual de Yarandrala hacía difícil creer que había creado uno de los principales estilos de lucha del continente.

“Es verdad. Yarandrala es la creadora de la Escuela del Loto de técnicas de personal”.

“¡¿Qué?! ¡He oído hablar de ese!”

Rit se quedó boquiabierta mirando a Yarandrala. Nunca se habría imaginado que tras la sonrisa de aquella amable elfa se escondía una artista marcial. Rit parecía esperar que uno de nosotros le dijera que era una broma.

Pero era verdad.

El estilo de la Escuela del Loto se había hecho público. Era ampliamente practicado en todo el continente por aventureros y milicias aldeanas. Si se incluían las ramas derivadas, era una de las escuelas de artes marciales más populares de Avalon.

Como sólo se necesitaba un bastón de madera, la práctica era relativamente fácil de aprender, y los conocimientos adquiridos se transferían bien a las lanzas y espadas de dos manos, lo que convertía a esta disciplina en la base del entrenamiento militar.

Era un arte marcial equitativo que permitía a cualquiera hacerse más fuerte, algo que contrastaba fuertemente con el estilo de Danan, que reflejaba su propio deseo de superar a todos los demás y convertirse en el más fuerte del mundo.

Tal era la forma que había creado Yarandrala.

“Huh, eso es sorprendente”. Sentada en su silla, Rit parecía realmente asombrada. “No sabía que eras tan famosa, Yarandrala”.

“Liderar una armada, establecer una banda de mercenarios, escribir un libro sobre hierbas medicinales… Yarandrala realmente ha hecho mucho”.

La elfa hinchó el pecho con orgullo.

“Simplemente hice todo lo que quise, y resulta que tengo una vena un poco perfeccionista”.

“Llamarlo vena perfeccionista después de haber conseguido media docena de cosas que pasarán a la historia es el tipo de humildad que hace sentir mal a los demás”.

“Hah-hah… Así que, volviendo al tema que nos ocupa, ¡vamos a hacer un poco de práctica intensiva para ponerte en forma para el sparring con Danan!”.

Como era de esperar de alguien que había creado toda una escuela de artes marciales como hobby, a Yarandrala le encantaban las sesiones especiales de entrenamiento.

“Entrenamiento especial, ¿eh? Supongo que recibir entrenamiento de un oponente poderoso es la mejor manera de recuperar mis instintos de lucha. Probablemente no haya nadie más adecuado que tú”, dije.

El duelo con Danan probablemente no sería más que espada y puño, sin magia ni combate a distancia.

“Mrgh. Yo también entreno contigo”. declaró Rit, haciendo pucheros. “¡No puedo luchar contigo, pero puedo darte consejos y limpiarte el sudor y todo tipo de cosas!”.

“Será tranquilizador tenerte conmigo. Incluso el entrenamiento duro será divertido contigo a mi lado”.

“¡Así es! Okay, ¡está decidido! Eh-heh-heh.”

La alegre sonrisa de Rit también me hizo sentir feliz.

“Mhm, tenía el presentimiento de que dirías eso”. Yarandrala asintió como satisfecha. “Creo que lo mejor es que hagamos de esto una excursión al campo de entrenamiento en los bosques a las afueras de Zoltan”.

“Un viaje, ¿eh? Eso me trae recuerdos de los ejercicios de campo cuando estaba con los caballeros”.

“Lo que necesitas ahora es afinar tu mente. Reforzar las técnicas que se han embotado por una vida pacífica no sucederá en un día, pero tu espíritu lleva un tipo de fuerza diferente ahora que cuando eras Gideon.”

“Cierto. Hay muchas cosas que he ganado desde que me convertí en Red. Oh, Gajasura también dijo algo así”.

El demonio asura contra el que había luchado durante el ataque de la reina Leonor había vivido tranquilo como un príncipe humano, pero aun así se había hecho más fuerte.

“Volver a ser como era como Gideon seguiría sin ser suficiente para superar a Danan. Entonces, ¿por qué no entrenar con el objetivo de mostrarle mi fuerza como Red?”. Sugerí.

“¡Esa es la idea! Tienes que apuntar más alto que antes”.

En este mundo, la fuerza estaba determinada por bendiciones que sólo crecían cuando matabas a tus oponentes. De todos los enemigos que había encontrado durante mi viaje, Danan era el más querido por su bendición, y él la amaba a cambio.

Abrumar a los enemigos con bendiciones superiores a pesar de llevar la poco destacable Bendición Divina del Artista Marcial era una prueba de lo adecuado que era Danan para la ruta que Demis le había marcado.

El hombre era la personificación de su especie.

En cuanto a mí, mi Bendición Divina fue Guía. La bendición no tenía ningún rasgo que la redimiera, salvo el de ser fuerte a una edad temprana. Sin ninguna habilidad inherente, no importaba si encajaba en el papel de la bendición o no.

Sin embargo, mi tiempo como guía seguía teniendo valor. Rit me lo había asegurado. Las palabras de Gajasura y las de Rit: un enemigo y la mujer que amaba más que a nada. Ambos habían reconocido mi fuerza como persona, no el poder de mi bendición. “Pensándolo bien, he pasado por muchas cosas desde que llegué a Zoltan”.

Todavía no podía imaginarme triunfando sobre Danan. Sin embargo, quería que el Artista Marcial más fuerte del mundo conociera el poder de Red de Zoltan.

Dos días después, por la mañana.

Me levanté temprano y colgué un cartel en la puerta.

“‘Nos tomaremos un descanso de tres días’. Con eso basta”. “Estoy listo por aquí, también.”

Rit había terminado de empaquetar la tienda y el resto de las cosas en su caja de objetos.

“Es agradable poder tomarse unos días libres en la tienda sin molestias”.

“Sí, todo el mundo utiliza ya la excusa de que hace demasiado buen tiempo para trabajar en primavera”.

“En cualquier otra ciudad, probablemente recibiríamos quejas, pero en Zoltan, la gente se lo toma a risa como algo natural. No hay nada que hacer si no tienen ganas de trabajar’. Al principio me chocaba, pero ahora me gusta”.

Después de que Rit y yo compartiéramos unas risas, nos dirigimos al punto de encuentro para enlazar con Yarandrala.

“¡Red!”

La elfa ya nos esperaba en la plaza.

“Creía que habíamos llegado pronto, pero supongo que nos has ganado”, saludé.

“Sí, he estado esperando desde anoche.” “¿Eh?”