Eiyuu Ou (NL)

“¡¿I-Inglis?! “dijo Ripple, sorprendido.

“Parece que he llegado a tiempo”, dijo Inglis con una sonrisa.

Rafinha, que se había quedado en el Flygear flotando por encima, se quedó boquiabierto ante la visión. “Espera, ¡¿cómo…?! ¿Qué? Parece más bien que has atacado a alguien de tu propio bando para poder robarle el turno”. Ni siquiera ella había esperado que Inglis dejara inconsciente a Silva.

“Aha ha ha. Pobre Silva”, dijo Leone con una risa silenciosa, pero sorprendida.

“Efectivamente”, coincidió Liselotte.

“¡No te preocupes! ¡Bien hecho! “, exclamó Ripple.

Su director no estaba tan contento. “  ¡¿Bien hecho?!  Por favor, no me rompas las pilas”.

“¡Maldita sea, los disparos pasarán!” Ladró León. “¡Miriela, lanza otra protección!”

“¡No puedo! Necesito más tiempo. “

El Prismer causaría estragos en la ciudad si sus rayos se dispersaran, y estaba a punto de disparar.

“¡Entonces yo asumo la responsabilidad!” dijo Inglis. En un abrir y cerrar de ojos, se vio envuelta en el resplandor azul pálido del caparazón de éter, ya cerca del Prismer. “¡Haaaah!”

¡Thuddd!

Su patada, que contenía toda su fuerza, emitió un eco inusualmente fuerte. El cuerpo montañoso del Prismer voló hacia arriba y sobrepasó la altura del Flygear de Rafinha. Pero, a diferencia de Ivel, a quien había perdido de vista durante su escaramuza, el Prismer no recorrió una gran distancia. De hecho, incluso mientras se elevaba en el aire, mantenía su postura, mirando fijamente a Inglis. Estaba claro que no había sufrido ningún daño grave. Incompleto o no, este era un Prismer, el tipo más fuerte de bestia magicita. Estaba a la altura de las expectativas de Inglis.

“¡Guau! ¿Ha mandado al Prismer a volar con una patada? “, comentó Leon sorprendido.

“¡No puedo creerlo! Su fuerza es inmensa!” Miriela jadeó.

“¡Pero no ha terminado! ¡Va a disparar!” gritó Ripple.

Las luces que revoloteaban sobre el cuerpo del Prismer no se habían disipado; su ataque seguía en marcha.

“¡Interesante! Muy bien, ¡muéstrame lo que tienes!” Inglis hizo una seña al Prismer. No pudo saber si lo entendió, pero de todos modos dejó escapar luces de colores del arco iris por todo su cuerpo.

“¡Disparó!”

“¡La ciudad!”

“¡Esto es malo!”

Mientras sus compañeros levantaban la voz en señal de pánico, miraban al Prismer en el cielo. No se habían dado cuenta de que Inglis había desaparecido. Sólo se dieron cuenta de que algo era diferente cuando un rayo disparado por el Prismer cambió repentinamente su trayectoria. Debería haber golpeado el suelo y haber destrozado las calles, pero había salido disparado hacia arriba.

“¡Oh! ¡La luz cambió de dirección!” Dijo León.

No era sólo una viga, sino dos, tres, y luego más y más.

“¡Algo los está moviendo!” exclamó la directora Miriela.

“¡Es Inglis! ¡Inglis está lanzando sus rayos de luz!” Ripple anunció.

Precisamente Inglis se movía a toda velocidad y se adelantaba a cada rayo, utilizando sus puños para golpear sus ataques, desviándolos hacia el cielo.

Por eso había lanzado el Prismer al aire. Si estaba por encima de la ciudad y lanzaba un ataque que disparaba en todas las direcciones, la mitad de esos disparos volarían hacia el cielo y se desperdiciarían. Si se concentraba sólo en la mitad restante, sería posible hacer frente a todos ellos. Esa era la intuición de Inglis, al menos.

“¡Desaparece en el cielo!”, gritó.

¡Rrrumble! ¡Rrrrrrumble!

Los rayos del Prismer se convirtieron en un espectáculo de fuegos artificiales sobre la ciudad antes de desaparecer en el cielo.

“¡Buen trabajo, Chris! Eso es lo mejor!” animó Rafinha.

“Es tan rápida… ¡Ni siquiera la vi moverse!” Leone comentó.

Liselotte se rió con asombro. “Aha ha ha… Es tan increíble. No puedo contener la risa… Ahh, el cielo es tan hermoso”.

Pero las acciones de Inglis no eran tan fáciles como parecían. Todos y cada uno de los rayos de luz eran  pesados de  una manera que incluso Inglis podía sentir. Había tenido que emplearse a fondo para repelerlos, y le resultaba difícil cambiar su trayectoria. Después de repeler varios de ellos, tenía las manos y los pies entumecidos.

Pero ese entumecimiento, esa resistencia… Se sentía bien. Era una prueba de la fuerza de su enemigo. Eso significaba que había valor en esta lucha.

Respiró con calma. “¡Maravilloso! Esto significa…”

¡He encontrado un enemigo adecuado para probar mi nueva técnica!

Ahora que el Prismer había terminado su ataque, siguió cayendo hacia abajo en una trayectoria fácil de predecir. Ni siquiera un Prismer podía evitar la gravedad.

Y probablemente tampoco pueda evitar un ataque dirigido a él en el aire. ¡Esta es mi oportunidad!    pensó Inglis.

Liberó el caparazón de éter, concentrando el éter que se arremolinaba a su alrededor en un solo punto. Estaba preparando un Golpe de Éter. La masa de éter azul pálido empezó a hincharse hasta convertirse en una bala gigantesca.

Y entonces la directora Miriela la llamó. “¡Inglis! ¿Ves la luz verde en su abdomen? ¡Yua está atrapada ahí! Por favor, ¡sácala de alguna manera!”

“¿Ese es Yua? ¡Entendido!”  ¡No puedo perder a un valioso oponente como sparring aquí!  “¡Adelante!”

¡Blammmmmm!

Una ráfaga de éter atravesó el cielo y alcanzó al Prismer. Éste cruzó los brazos en una postura defensiva, tratando de resistir el Golpe de Éter. No se vaporizó en un instante como una bestia magicita menor ni desvió su ataque con una técnica inaudita como había hecho el enmascarado negro. Estaba recibiendo el poder de Inglis de frente, ¡que era exactamente lo que ella estaba esperando!

“¡Je, je, je!” Los ojos de Inglis brillaron con fuerza. Ya estaba agachada, preparándose para atacar de nuevo, pero aún necesitaba reunir éter. Aunque no necesitaba hacerlo para los ataques pequeños, como el Perforación de Éter, era difícil lanzar ataques mayores, como el Golpe de Éter, repetidamente. Era necesario hacer una breve pausa antes de utilizar la siguiente técnica de éter. Inglis se concentró al máximo para acelerar el proceso.

A su alrededor se alzaron voces de apoyo.

“W-Wow… Está funcionando!” León jadeó.

“¡Si! ¡Inglis hirió hasta las partes iridiscentes de su piel!” Dijo la directora Miriela.

“¡Esto es muy raro! Es increíble, ¡pero no entiendo de dónde saca Inglis su fuerza!” Dijo Ripple.

“¡Vamos! Vuela esa cosa”. animó Rafinha.

“¡Puedes hacerlo! Puedes tomar esa cosa!” gritó Leone.

“¡Claro que puedes triunfar, Inglis!” Dijo Liselotte.

Pero Inglis respondió a sus ánimos de forma diferente. “¡No! ¡Vamos, Prismer! ¡Aguanta! ¡Aguanta!”

“¡¿Qué?!” Los demás gritaron al unísono. Todos miraron a Inglis con confusión.

Cuando el caparazón de éter envolvió su cuerpo en azul pálido, fue capaz de utilizar su siguiente técnica de éter. “¡Muy bien! Con esto…”

Rápidamente saltó en el aire hacia el Prismer y trazó el mismo camino que había seguido su Golpe Etéreo, siguiéndolo con inmensa velocidad. Se empleó a fondo para dar un puñetazo con toda su fuerza, golpeando a su oponente mientras éste seguía bloqueando el Golpe de Éter. Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo.