Eiyuu Ou (NL)

“Y estas jóvenes, también. Son cadetes, los futuros caballeros de este país. Hay cosas que no pueden decir, cosas que no pueden hacer. La liberación de cada país de la superficie es obra sólo de su pueblo. Está fuera de nuestras manos”.

“Sí, lo entiendo”. Tan orgullosa y altiva como podía ser Sistia, cumplió sus órdenes al máximo.

“¡No entiendo…! ¿Por qué nos dices esto?” Preguntó Leone.

Liselotte se mostró igualmente suspicaz. “En efecto. Esto no tiene sentido. ¿Qué es lo que busca…?”

“No tengo ningún motivo oculto. Simplemente estoy compartiendo información. Esto sirve a sus necesidades, ¿no es así? La amenaza jerárquica a su cargo será entregada dentro de cuatro días. Un barco llegará desde Highland para asistir a la recepción y firma final del acuerdo un día antes. Antes de que se complete la firma, atacaremos la nave de las Tierras Altas y abatiremos al embajador firmante; nuestro único enemigo es el Highlander que se aprovecha de la superficie”, explicó el enmascarado negro.

Leone y Liselotte jadean. Se trataba de un complot del Frente Sangre de Acero para atacar a un Highlander. Además, se lo había confesado abiertamente por adelantado.

“Debes tener tu propia agenda, tus propios planes. Si vas a hacer algún tipo de movimiento, lo harás con nosotros. Haz buen uso de esta información”.

“¿Por qué debemos creer las palabras de un enemigo?” Preguntó Leone.

“¡Claro que sí!” Liselotte estuvo de acuerdo.

“Eres libre de creerme o dudar de mí. Siéntete libre de informar al jefe de la academia, o de no decir nada si así lo deseas. Con suerte, transmitirá esto y evitará que interfieran en nuestros planes”.

Leone y Liselotte guardaron silencio. Ninguna de las dos pudo decir lo que probablemente harían.

“Y ahora que te he informado de la situación, si me disculpas”. El enmascarado negro giró sobre sus talones, y Sistia le siguió inmediatamente.

Sólo Leon volvió a llamar a Leone y Liselotte. “Creo que ya lo sabéis… pero si decidís detenernos aquí, vuestra victoria sólo significará que no quedará nadie para mantener a Ahlemin y Charot fuera de las manos de Highland. Así que dejemos esto por ahora, y retomémoslo la próxima vez”.

“¡Hermano! Aún así, yo… ¡No importa la razón que hayas tenido…!”

“Sí. Leone, tienes tus propios pensamientos, tus propias cosas que debes hacer… Camina hacia adelante. Haz lo que debes. No dejes que nadie te detenga. Pero escúchame en esto… Sé que no estuve ahí para ti, pero has crecido bien. Me alegro. Sigue así”. León sonrió débilmente antes de seguir al enmascarado negro.

“Hermano…” La amable sonrisa de su rostro era igual a las que le regalaba cuando era pequeña. Leone no pudo evitar echar de menos su vida con él cuando lo vio. Sin embargo, esa emoción era algo que no podía permitirse sentir. Cuando llegara el momento, le quitaría la voluntad. Sacudió la cabeza con fuerza, tratando de despejar el sentimentalismo.

“Leone, ¿qué hacemos? ¿Debemos…?” empezó a preguntar Liselotte.

“Creo que deberíamos decírselo a la directora. Vamos a ir directamente a ella cuando volvamos”.

“Sí. ¡Necesitamos mantener a Ahlemin y Charot a salvo!”

Cuando Leone y Liselotte regresaron a la academia, transmitieron los acontecimientos de la noche a la directora Miriela. Inglis también estaba allí y pudo escuchar los planes del Frente Masacre Acerada.

“Hmm… ¿Así que sólo tenemos que capturar a los Masacre Aceradas mientras derrotamos a todas las bestias magicitas demihumanas? Suena más divertido que enfrentarse solo a las bestias magicitas”. Los ojos de Inglis brillaron con alegría.

◆  ◇  ◆

Una noche, unos días después, el grupo se sentó en la cafetería de la academia de caballeros.

Inglis y Rafinha, vestidas con ropas de maid de palacio, colocaron los platos delante de Leone y Liselotte. “¡Y aquí tiene, señora!”

“Una pasta caliente suprema de gran tamaño”.

“Un derretimiento de queso con hueso súper grande”.

“Una suprema alfredo súper grande”.

“¡Y de postre, todo un surtido de pasteles!”

Thud! Thud! Thud! Thud! Los platos cayeron sobre la mesa de forma intimidatoria.

“¡Nosotros no pedimos esto!” protestó Leone.

“Es imposible que podamos comer tanto…” Liselotte gimió consternada.

“Sí, lo sabemos”, dijeron juntos Inglis y Rafinha. Había sido una broma todo el tiempo; la comida era para ellos. “¡Comamos!” Comieron vorazmente.

“La cafetería realmente logra un gran equilibrio entre el sabor y el tamaño de las porciones. Y tienen un menú sólo para nosotros”. exclamó Rafinha.

“Y hasta es gratis”, añadió Inglis.

“Pero el director va a dejar de pagar nuestras comidas pronto. Nuestro acuerdo está a punto de terminar”.

“Sí. Pero ha prometido que si la operación de mañana va bien, la prolongará”.

“¡¿De verdad?! ¡Bien, Chris! Entonces, ¡no podemos estropearlo en absoluto!”

“Tenemos que prepararnos para lo que viene”.

“¡Por supuesto! Muy bien, ¡comamos!”

“Eso es exactamente lo que estaba pensando, Rani”.

¡Nom, nom, nom, nom!

Mientras el grupo hablaba, las montañas de comida desaparecían a un ritmo alarmante.

Leone y Liselotte estaban tan acostumbradas a la velocidad a la que comían las dos que ni siquiera lo comentaron, pero una cosa en particular les llamó la atención.

“Entonces, ¿por qué llevas esos trajes de criada?” Preguntó Leone.

“¿Estás practicando para mañana?” Liselotte siguió.

Mañana, Karelia y Highland celebrarían la ceremonia oficial de firma entre la facción del rey y la facción del Altar. Los trajes de las doncellas eran necesarios para los planes de Inglis y Rafinha para mañana.

“Sí, así es”, confirmó Inglis.

“Pensamos que podríamos practicar para pasar desapercibidas como doncellas. Y además, estos son súper bonitos, ¿no es genial que podamos disfrazar a Chris? Mañana tendremos cosas más importantes de las que preocuparnos, así que vamos a disfrutar esta noche”, explicó Rafinha.

“Te queda bien, Inglis. Eres realmente hermosa”, dijo Leone.

“Pongas lo que te pongas, Inglis, siempre estás impresionante”, comentó Liselotte.

“Gracias a los dos”, dijo Inglis riendo.  Pienso lo mismo cada vez que me miro al espejo, así que me tomaré los cumplidos con calma  , pensó.

“¡Vamos, Chris, gira para nosotros! ¡Gira, di algo como lo haría una criada y sonríe!”

“Claro, de acuerdo”. Inglis se levantó rápida pero silenciosamente. Y al girar, el dobladillo de su vestido y su larga melena rubia platino se balancearon suavemente. “Bienvenida a casa, señora”, saludó con una sonrisa.

Rafinha y los demás se esforzaron por contener la risa. “Pfft-“

“… Je je”.

“Aha ha…”

“¿Eh?” Inglis ladeó la cabeza, confundida.

Rafinha le tocó suavemente la mejilla. “Tienes una miga en la cara. Vas por el look lindo-pero-torpe, ¿eh?”

Leone se rió. “Ja, ja, ja, estaba tan preocupada por lo de mañana, pero…”

“Aha ha ha. Vosotros dos estáis actuando con tanta normalidad. Realmente me tranquiliza”, dijo Liselotte.

Se ríen de mí, pero no es tan malo si eso corta la tensión    .

En ese momento, Silva pasaba por allí. Los miró sorprendido. “¿Por qué demonios estáis jugando como si esto fuera un disfraz?”

“Ah, ¿Silva?” Inglis dijo

“Buenas noches. ¿Cómo se ve Chris como una criada? Es linda, ¿no?” Preguntó Rafinha.

“No los he adquirido para que juegues con ellos. ¿Te estás tomando esto en serio?”

Silva había utilizado sus contactos para conseguirles trabajo temporal como criadas; la pareja se infiltraría en el palacio mañana. La Guardia Real estaba inseparablemente unida al palacio. Silva, hermano del capitán Reddas y portador de una runa de clase especial, era una cara conocida allí.

“Silva, pareces un poco nervioso”. Inglis pudo ver el agarre tenso de su mano sobre el plato de la cena.

“Por supuesto que sí. Muchas cosas se determinarán mañana, incluso con nuestras propias manos. El futuro del país. El destino de Lady Ripple. Si las cosas no van bien, Lady Ripple se culpará a sí misma y asumirá que es su culpa. No quiero dejar que eso ocurra. Su trabajo será crucial para nuestro éxito. No podré ayudar en ese aspecto”.

Inglis y Rafinha actuarían mañana por separado de la fuerza principal de la academia, y Silva no podría ayudarles.

“Así que, por favor. Por el bien de Lady Ripple”, añadió.

Silva estaba muy preocupada por la situación de Ripple. En realidad, Ripple había mencionado que no tenía problemas con Silva y pensaba que serían buenos compañeros. Tal vez la trató de manera respetuosa y caballerosa. Incluso cuando había sido herido gravemente, su primer pensamiento fue para Ripple. Además, el arma de Ripple como amenaza jerárquica era una pistola, mientras que Silva también solía usar una pistola. ¿Había un vínculo ahí?

“Silva, ¿te gusta Ripple?” preguntó Rafinha sin rodeos.

En momentos como éste, es bueno tener a Rafinha cerca, — pensó Inglis. El tipo de pregunta personal intrusiva que ella querría hacer, pero que evitaba, Rafinha la hizo directamente.

“¡Eso es absurdo! No es en absoluto ese tipo de cosas sórdidas!” Silva estaba nervioso, con las orejas rojas, así que probablemente  era ese tipo de cosas  .

Rafinha sonrió mientras Leone y Liselotte lo observaban con sonrisas. “Mm-hmm… No hay nada malo en ello, ¿verdad, Chris?”

“Estoy de acuerdo. No hay nada malo en ello”.

“¡Eso sería inapropiado! ¡Nunca se me ocurriría algo tan grosero como perseguir a una amenaza Hieral! Le tengo mucho respeto, pero…”

“¿Pasó algo?” Preguntó Inglis.

La voz de Silva se acalló mientras miraba al suelo. “Hace mucho tiempo… Cuando era un niño, ella me salvó de una bestia mágica. Pero antes de que ella llegara, los amigos con los que estaba fueron asesinados… Ellos no tenían Runas, y aún así me protegieron. Mi propia debilidad condujo a la muerte de mis amigos”.

Pensando en el pasado, Inglis recordó que Silva se había opuesto a que Inglis y Yua se unieran a la guardia de Ripple porque los dos eran Runeless. Inglis había pensado que los despreciaba, pero luego había recibido golpes destinados a otro escudero, Lahti. Tampoco se había quejado de eso. Con todo esto como contexto, Inglis ahora pensaba que Silva realmente quería mantener a los Runeless lejos del peligro; quería protegerlos a toda costa. Inglis y Yua eran excepciones a esa regla, donde tal cuidado era innecesario -lo que causaba algunas fricciones-, pero para el común de los Runeless, él era un confiable pilar de apoyo.

“Ah, perdón por sacar algo así…” dijo Rafinha, con una expresión de remordimiento.

“No, está bien. Simplemente quiero que todos sepan lo importante que es esto para mí”. Lady Ripple me sostuvo en sus brazos y me consoló mientras sollozaba. Me dijo que fuera fuerte por mis amigos que se habían ido, que fuera capaz de proteger a decenas o cientos en el lugar de cada uno de ellos… Soy quien soy ahora gracias a ella. Desde entonces, me entreno con la intención de luchar junto a ella”.

“Por casualidad, ¿has optado por usar un artefacto de arma para emparejarla?” Preguntó Inglis.

Complacido, Silva asintió. “Sí, lo hice. Este artefacto hace que sea más fácil luchar junto a Lady Ripple”.

“Las amenazas Hieral son realmente una presencia divina, que protege al país y a su gente”, observó Leone.

“En efecto, Lady Ripple es muy noble. Lady Ripple es bastante noble”, coincidió Liselotte, asintiendo con el corazón.

“Pero, por favor, no le digas a Lady Ripple que he dicho eso. Se lo agradecí de nuevo hace poco, y ella lo recordó, pero por alguna razón tenía una expresión de dolor. No quiero causarle ninguna preocupación o angustia”.

“De acuerdo, no lo haremos. Pero, ¿por qué iba actuar así?” preguntó Rafinha, inclinando la cabeza.

“No lo sé”, dijo Inglis. “Pero no creo que debamos preocuparnos por ello en profundidad. Si se queda en este país en lugar de volver a las Tierras Altas, quizá algún día nos lo cuente por su cuenta”.

“Bien. ¡Hagamos lo mejor que podamos mañana! ¿Verdad, Chris?”

“Sí. Déjalo en nuestras manos, Silva. Por tu parte… Sólo danos todo el tiempo que puedas. Quiero ir allá y pelear cuando terminemos”.

“¿Cuánto te gusta pelear?” preguntó Silva.

“Bueno… Si mi apetito no se interpusiera, me gustaría no parar nunca, supongo”, respondió Inglis con una sonrisa.

Silva la miró sin comprender. Le había dejado sin palabras.

Una vez que saliera el sol, comenzaría el día de la ceremonia oficial de la firma de Karelia y Highland. Las cosas se iban a poner movidas.