Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 10

Historia Extra: El Nacimiento de Chihiro Hashima

Parte 2

Si se quedaba aquí y la policía lo detenía acusándolo de intoxicación en la vía pública, podría perjudicar su carrera. No podía llamar a un taxi si no se despertaba. Era diciembre, de modo que, si se quedaba aquí toda la noche, podría resfriarse—o, peor aún, morir congelado. Sabía que tampoco era un mal hombre, aunque no fuera el más hábil socialmente—

“Hmm…”.

Natsume suspiró. No tenía muchas opciones, así que decidió llevar al Señor Hashima a su apartamento. Afortunadamente estaba en el primer piso, además de que el señor Hashima era pequeño y flacucho, así que llevarlo no fue tan difícil.

Keisuke se despertó con el canto de los pájaros.

“¿Um…?”.

Cuando se levantó, la cabeza empezó a darle vueltas y le dolían las articulaciones de la espalda y los brazos.

¿Dónde estoy…?

Desde luego, no era su casa. Se estremeció de dolor y de frío al mirar a su alrededor. Era una diminuta habitación estilo japonés, con tatamis en el suelo y una pequeña ventana en la pared. A un lado había un armario de plástico con algo de ropa y unas cuantas macetas con brotes de guisantes.

Keisuke había estado durmiendo en un futón bastante delgado con dos mantas algo sucias colocadas encima. Su abrigo, su traje y su maletín estaban junto a la almohada. Al comprobar su reloj de pulsera, vio que eran más de las siete de la mañana.

De repente, sus fosas nasales percibieron un aroma apetitoso, se levantó y abrió la puerta corrediza. Allí, cocinando en la estrecha cocina, había una pequeña figura, en realidad una niña. Llevaba el pelo medio largo con una coleta a cada lado y vestía una falda. No tendría más de diez años, pero allí estaba, usando un cucharón para revolver lentamente una olla sobre una hornilla a gas. De la olla salía vapor y olor a sopa de miso.

Keisuke observó durante un instante la espalda de la niña, confundido. Entonces la niña cerró el gas y se dio la vuelta. Era una niña bonita con ojos grandes. Cuando estos se encontraron con los de Keisuke, pareció asustarse un poco. Intentó decir algo, pero no sabía qué.

“Ah… Ummm…”.

Entonces la chica hizo una reverencia. “Buenos días”, dijo, mirándolo.

“Ah, sí… Buenos días. Um… ¿Cómo te llamas…?”. “Chihiro Kanou. Tengo once años”.

“Oh. Entonces… ¿puedes decirme dónde estoy?”.

La niña, Chihiro, le entregó la dirección. Estaba en dirección contraria a la que se encontraba el club respecto a su casa—había ido en dirección completamente opuesta.

“Mamá lo encontró tirado en la calle anoche, así que lo trajo aquí”.

Keisuke repasó sus borrosos recuerdos de la noche anterior. Había bebido lo suficiente como para emborracharse y luego se había desmayado en la vía pública. La vergüenza y el odio hacia sí mismo le calentaron el rostro.

“Entonces… ¿dónde está tu madre?”

“Mamá se está cambiando de ropa ahora mismo”. Chihiro señaló hacia una puerta— probablemente el baño o algo así.

“Oh…”.

No podía abrir la puerta, por lo que Keisuke permaneció allí incómodo durante un momento.

“¿Quiere un poco de sopa de miso?”, Chihiro

preguntó tímidamente.

“…Ah, claro… Gracias”. Tenía cero apetito, pero accedió de todos modos.

“De acuerdo. Siéntese un momento allí, ¿sí?”.

Siguiendo sus instrucciones, Keisuke se sentó en el suelo junto a una mesa baja. Chihiro sacó un plato del escurreplatos que había junto al fregadero y le sirvió un poco de sopa de miso.

“Aquí tiene”, dijo Chihiro mientras colocaba el plato y un par de palillos delante de Keisuke.

“Gr-Gracias”.

La sopa estaba llena de brotes de guisantes y mejillones de agua dulce con caparazón. Tras tomar uno y probarlo, por reflejo, abrió mucho los ojos. El sabroso sabor de los mejillones se fundía en la sopa con un efecto delicioso. A pesar de no tener hambre, lo devoró y sintió un calor emerger desde su interior.

Incluso notó un poco de jengibre finamente picado mezclado con los guisantes.

No se parecía en nada a la sopa de miso instantánea que Keisuke tomaba a veces. Esto impregnó su cuerpo, calentándolo suavemente al mismo tiempo. Se supone que los nutrientes de los mejillones son buenos para el hígado. ¿Quizás esta comida había sido hecha sólo para él? El pensamiento lo conmovió un poco mientras seguía disfrutando de la sopa. Entonces otro plato fue puesto junto al suyo. Era un plato de curry con trozos de carne y más brotes de guisantes y especias, por lo que podía oler.

“Son las sobras de ayer”, dijo Chihiro, “pero tome un poco si quiere”.

Keisuke miró el curry y luego a Chihiro.

“…Te lo agradezco, pero ahora mismo no tengo tanta hambre…”.

Entonces su estómago gruñó audiblemente y Chihiro dejó escapar una simpática risita. “Mamá siempre dice que el curry es lo mejor para la resaca”.

“¿De verdad…? Bueno, ciertamente el curry tiene cúrcuma…”.

Tomó una cucharada mientras murmuraba para sí mismo. Era picante, con un sabor profundo y rico que se extendía por toda su boca. La carne y los crujientes brotes de guisantes combinaban bien con las especias y estimulaban su apetito.

“…Está bueno. Muy… muy bueno”.

“¡Jeje! Gracias”, fue la tímida respuesta. “… ¿Lo hiciste tú?”.

“Oh, um, sí”.

“Debió tomarte mucho trabajo”.

“Si mezclas néctar de durazno en una caja normal de curry, eso le agrega mucho cuerpo fácilmente. También me gusta experimentar con mis mezclas de especias y esas cosas”.

“Ahh… Por cierto, ¿qué carne es esta? No creo que sea ternera o cerdo…”.

“Es tofu. Si congelas el tofu, se seca y se siente como carne”.

“¿Tofu? ¿Esto…?”.

Keisuke tomó un par de bocados más, sorprendido. Cada vez que tragaba, podía sentir cómo la energía volvía a su debilitado cuerpo. Reflexionando, hacía tiempo que no comía algo tan decente. La comida de las tiendas y las cenas congeladas eran lo mejor que había en su dieta; lo más habitual eran las barritas energéticas y cosas por el estilo. En el club siempre se limitaba al alcohol y a los aperitivos básicos.

Mientras se deleitaba con el curry:

“Oh, ¿estás despierto?”.

Una hermosa voz entró en sus oídos. Soltó la cuchara y se paralizó.

“¡…! Tú eres…”.

Él conocía a la mujer que acababa de salir del baño.