Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 10

Historia Extra: El Nacimiento de Chihiro Hashima

Parte 3

 

 

Era del cabaret al que iba siempre. La primera vez que fue allí con sus compañeros de trabajo, ella estaba sentada en su mesa, una de las otras dos chicas que estaban allí con Natsu.

Era la guapa de la sonrisa incómoda. Había compartido mesa con él varias veces cuando Natsu no estaba disponible, pero nunca congeniaron, y él solía desaparecer enseguida. Ahora, ni siquiera intentaba sonreír. De hecho, su expresión sugería que estaba algo enfadada con él.

Publicidad M-AR-1

“…Um, ¿Megu?”.

‘Megu’ hizo una pequeña mueca. “Por favor, no uses mi nombre artístico delante de mi hija. Mi verdadero nombre es Natsume Kanou”.

Natsume se sentó al otro lado de la mesa, frente a Keisuke.

“Te calentaré el curry, mamá”.

“Espera, Chihiro. ¿Te importaría dejarnos solos

Publicidad M-M4

por un momento?”. “¡De acuerdo!”.

Chihiro abrió la puerta y salió de la cocina. Keisuke y Natsume procedieron entonces a mirarse en silencio unos instantes.

“…Lo siento mucho”, dijo él con una reverencia.

Natsume suspiró. “Tienes que tener más cuidado, ¿de acuerdo? Porque en el peor de los casos, podrías haber muerto ahí fuera”.

“…Te pido disculpas. Prometo compensarte por esto más tarde”.

“No, no, no tienes que hacerlo”. Natsume volvió a suspirar un poco. “…Lo siento si esto te ofende, pero creo que deberías dejar de ir al cabaret. No creo que estés hecho para esos lugares”.

Keisuke pareció amedrentado por esta valoración tan contundente. “…Nunca pensé que una empleada de esos lugares me diría eso”, dijo con una mueca.

“Bueno, no estoy trabajando”, respondió ella rotundamente.

“…Bueno… Sé que no es exactamente natural en mí. Lo admito. Pero no sé de qué otra forma relajarme”.

“¿Por qué no practicas un deporte? Sería más sano”.

“Eso… Es cierto, pero…”. Keisuke balbuceó una respuesta.

“Tampoco creo que tengas que preocuparte por Natsu. ¿De acuerdo, Señor Hashima? Tiene muchos más clientes habituales que tú y dudo que esté necesitada de dinero”.

Esto hizo que Keisuke se estremeciera

mentalmente. Ella le había leído la mente. “P-Pero ella tiene una hija enferma…”. “Eso se lo inventó”.

“¿Eh?”.

Natsume parecía un poco avergonzada por el dolor en el alarido de Keisuke. “No es exactamente de buena educación divulgar esto… pero supongo que ambas tuvimos algo que ver”.

“¿Um…?”.

“La historia de vida que te contó Natsu, Señor Hashima, fue prácticamente copiada directamente de la mía. Se enteró de antemano de que eras viudo, así que la tomó prestada para establecer una relación contigo… Ah, pero mi hija nunca ha estado hospitalizada durante meses ni nada por el estilo. Eso es cosa de Natsu”.

Publicidad G-M2



Después de soltar esa bomba, Natsume bajó la voz, luciendo un poco molesta.

“…Escucha. Nuestro trabajo es dar a nuestros clientes algo con lo que soñar. Si eso ayuda, no me parece mal que falsifiques tu pasado… pero creo que robar mi vida privada para una historia así es ir demasiado lejos”.

Keisuke siguió escuchando en silencio, aunque apenas podía distinguir su voz hacia el final.

“Oh…”. Hizo una pausa antes de volver en sí. “¿En serio?”.

En su rostro había una sonrisa de alivio.

Eso desconcertó a Natsume. “¿Señor Hashima?”. “…Vaya… ¿Entonces no hay ninguna hija en el hospital? …Eso es genial”.

Keisuke sabía perfectamente lo doloroso, angustiante y aterrador que podía ser tener a un ser querido sufriendo en el hospital. Sabía lo difícil que era seguir apoyándolos. Por eso, cuando supo que Natsu no tenía una hija enferma, lo primero que sintió fue un alivio honesto y sincero. Curiosamente, no sintió nada más—ni resentimiento por haberle mentido. Estuvo a punto de quebrarse y Natsu lo había salvado. Eso seguía siendo tan cierto como siempre.

Natsume se quedó mirándolo un tiempo, con la boca abierta. Luego:

“…¡Jeje!”.

Sonrió suavemente. Era la primera vez que sonreía de forma natural delante de Keisuke. A él le pareció encantador.

“¡Jaja! No puedo creer que de verdad exista gente que dice cosas como esa. ¿Te engañó y así reaccionas? En serio, ¿cómo puedes ser tan amable?”.

“¿Qué quieres que haga? Fue en serio…”.

Keisuke se sonrojó mientras Natsume seguía riéndose de él.

Publicidad M-M3

Al día siguiente, Keisuke fue al club como de costumbre, pero esta vez preguntó por Megu, no por Natsu.

Una vez en la mesa, Natsume le dirigió el tipo de mirada fea que ninguna anfitriona dirigiría a un cliente.

“… ¿No te aconsejé que dejaras de venir?”.

“Sí”, respondió Keisuke con su habitual tono carente de emoción, “pero no recuerdo haberte prometido que lo haría”.

“… ¿Te da pena mi situación o algo así?”.

“No. Sólo quería hablar un poco más contigo”. “…La gente dice mucho que soy la chica menos

Publicidad G-M3



sociable de este club. Que no es divertido beber

conmigo”.

“Vaya, qué casualidad. La gente de mi oficina dice que es difícil socializar conmigo”.

“…”.

Natsume miró a Keisuke unos segundos, luego se rindió y suspiró. Empezaron a beber tranquilamente. No intentaban entablar conversación, simplemente intercambiaban algunas palabras de vez en cuando. Mientras las otras mesas a su alrededor estallaban en risas y gritos, entre ellos las cosas eran notablemente diferentes. Pero a Keisuke no le pareció incómodo en absoluto. De hecho, el tiempo que pasó aquella noche le resultó sumamente cómodo.

Había pasado alrededor de un mes desde que Keisuke empezó a invitar a Megu. Iba al club y se pasaba una o dos horas bebiendo—nunca demasiado—y volvía a casa. Nunca conversaban mucho, y Natsume, a su lado, nunca le fingió una sonrisa.

Si alguien estaba desconcertada y molesta por esto, era Natsu. Un cliente habitual suyo había cambiado repentinamente hacia otra chica sin previo aviso, así que esa reacción era de esperar. Ella se enfrentó a Natsume después de cerrar una noche, y Natsume admitió francamente la verdad—le había dicho a Keisuke que la historia que Natsu se había inventado era en realidad la suya.

“¡¿Estás bromeando?! ¡¿Por qué hiciste eso?!”.

“Simplemente lo dije”, respondió Natsume rotundamente a su enfurecida compañera de trabajo. “Surgió  con  la  conversación.  No  pasa  nada,

¿verdaaad?”

Era exactamente la misma excusa que Natsu le había dado a Natsume después de descubrir que su compañera le había mentido a Keisuke sobre su pasado.

“¡…!”.

Natsu maldijo a Natsume. “…No esperes que me quede de brazos cruzados, ¿me escuchaste?”.

El acoso empezó al día siguiente. Natsu intentaba ponerle trabas; hablaba mal de ella a otros clientes; escondía sus zapatos o manchaba sus vestidos. Las otras mujeres hacían lo que Natsu les pedía o fingían no darse cuenta, para no convertirse en su próximo objetivo. Natsume se lo comentó al gerente, pero éste se puso de parte de Natsu, la que más ganaba en el club, y le advirtió que no quería problemas.

Aguantó ese trato durante un mes hasta que decidió dejarlo. Odiaba hacerlo porque era como admitir la derrota, pero luchar no le proporcionaría ni un solo yen de beneficio. Tampoco es como si fuera muy popular allí y siempre había sospechado que esa profesión no era para ella.

Las únicas personas por las que sentía lástima eran su hija, por tener que volver a vivir modestamente… y ese cliente habitual con cara de póquer que tenía.

Keisuke se enteró de que Natsume se había a la semana después. Cuando preguntó por Megu, el encargado le dio la noticia.

Publicidad M-M5

“Lo siento, señor, pero renunció hace unos días”.

En cuanto lo oyó, Keisuke salió por la puerta y empezó a correr. Tras algo más de diez minutos a toda velocidad, jadeando y lleno de sudor, llamó al timbre del apartamento de Natsume. Con el cabello

despeinado, no podría culpar a nadie si pensaran que se trataba de un delincuente.

La puerta se abrió, revelando a Natsume.

“…Buenas noches”.

“Haah, haah, haah… Buenas… Buenas noches…

¡Hrrk! ¡Kafffgghh!”.

“¡O-oye! ¡¿Estás bien?!”.


Ayudando a Keisuke a entrar, Natsume llenó rápidamente un vaso con agua del grifo. Le dio unos instantes para que bebiera y se calmara.

“… ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás aquí a estas horas de la noche?”.

Keisuke pensó por un momento y luego desvió la mirada. “Bueno… Me enteré de que habías dejado tu trabajo en el club, y lo siguiente que supe fue que había empezado a correr”.

Natsume se rio entre dientes. “Eres increíble…

Siempre encuentras la forma de hacerme reír”.

“No vine aquí para hacerte reír”, gimió, un poco molesto. “¿Puedo preguntar por qué lo dejaste sin avisar?”.

“Porque me di cuenta de que no sirvo para ese tipo de trabajo”.

“¡¿Tanto tardaste en darte cuenta?!”.

La inesperada respuesta hizo que Natsume se

sintiera avergonzada. “Bueno… está bien, mentí. Es que tuve problemas con el resto del personal”.

“¿Problemas?”.

“Sí. Los problemas entre empleadas de esos lugares son bastante comunes en el negocio”.

“…Um, ¿fue porque me contaste la mentira de Natsu?”.


“Eres bastante agudo”, exclamó sorprendida Natsume.

“…Lo siento”.

“No tienes por qué preocuparte, Señor Hashima. Sólo estaba enfadada porque me habían robado mis datos”.

“… ¿Y qué vas a hacer ahora?”.

“Tengo algo de dinero ahorrado, así que creo que podré arreglármelas bastante bien con un simple trabajo de día durante un tiempo”.

“¿Pero tendrás que volver a trabajar de noche alguna vez?”.

“Sí, pero no creo que vuelva a trabajar ahí. Cualquier otra cosa probablemente implicará mucho más trabajo físico, pero…”.


“…Eso suena duro”.

“…No tengo muchas opciones. La vida es dura”.

Natsume le dedicó una fugaz sonrisa.

“Sí”,  dijo  Keisuke,  devolviéndole  la  sonrisa.

“¿Quieres casarte conmigo?”.

Publicidad M-AB

Salió con tanta naturalidad, como si estuviera charlando con normalidad. Fue ridículamente repentino, pero Natsume tampoco se sorprendió, ya que le dio una respuesta que salió con la misma naturalidad.

“Claro, de acuerdo”.

Así que ahora estaban comprometidos, pero como cada uno tenía un hijo, no podían organizar inmediatamente las cosas con sus familias y vivir juntos. Decidieron salir como pareja, suponiendo que pronto se casarían, y ver cómo avanzaban las cosas.

Dado que Keisuke ya había conocido a Chihiro, la hija de Natsume, no tardó en empezar a ser un visitante habitual de su apartamento. Chihiro era una niña muy bien adaptada, sorprendentemente para ser de sexto grado. Cocinaba muy bien, tenía buen corazón y nunca se asustó del a veces intimidante, Keisuke. No necesitó mucho tiempo para llegar a la conclusión de que se llevarían bien como familia.

El problema era el hijo de Keisuke, Itsuki. Ya no se aislaba del mundo como cuando falleció su madre. Keisuke pensaba que ahora su actitud era más ambiciosa. Pero incluso en preparatoria seguía estando aislado, sin asistir a ninguna actividad extraescolar. En  lugar de eso, los días libres se encerraba en su habitación, jugando en su portátil y sin apenas comunicarse con nadie—ni siquiera con su padre.

Mantente Enterado
Notificarme
guest
This site uses User Verification plugin to reduce spam. See how your comment data is processed.

INSTRUCCIONES PARA LA ZONA DE COMENTARIOS

1- No Puedo Comentar: Toca los botones que estan debajo del recuadro de comentarios, aquellos que le cambian el estilo a Negrita, Cursiva, etc. (B, I, U, S)

2- No Aparece Mi Comentario: Es por nuestro sistema de moderación, luego de revisar y aprobar tu comentario, este aparecera. NOTA: Usa un correo real o no se aprobara tu comentario.

3- ¿Como Escribo un Spoiler?: Toca [ + ] (es el botón spoiler) y aparecera una ventana, ahí debes poner el TITULO de tu spoiler (recomendamos poner simplemente SPOILER), luego en el codigo que aparecera en el recuadro del comentario debes escribir dentro de los simbolos ] [

[spoiler title="Titulo de tu spoiler"]Aqui va tu spoiler[/spoiler]

Nota: Todo el texto que coloques antes o despues del codigo del spoiler sera visible para todos.

0 Comentarios
Respuestas en el Interior del Texto
Ver todos los comentarios