Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 10

Capitulo 10: El Desierto

 

 

Una tarde de finales de julio, Haruto Fuwa se encontraba de visita en la editorial GF Bunko para consultar con Kawabe, su editor.

“Pondremos tu fecha límite a finales de agosto entonces”.

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“De acuerdo”.

La reunión transcurrió sin incidentes y pronto empezaron a hablar de otras cosas—el anime ImoSube que se estaba emitiendo, otras series de la temporada actual, nuevos mangas y novelas ligeras que estaban generando controversia, y luego sobre los seis nuevos autores que debutaron en el 15º Concurso de Nuevos Escritores de GF Bunko.

El primer autor que salió a relucir en la conversación fue, por supuesto, Soma Misaka, cuyo despido se había convertido en tema de conversación en toda la empresa. Haruto también lo sabía, aunque no todos los detalles jugosos.

“…Me pregunto si el despido fue realmente necesario. Hasta nos tomamos la molestia de encontrar ese nuevo talento”.

Sin embargo, una vez que Kawabe lo puso al corriente, Haruto encontró toda la historia casi insoportable. Como escritor, sabía que la culpa era de Soma, pero aun así quería ponerse de su lado. Ya se habían dado casos como este en alguna ocasión, escritores peleándose con editores hasta que una de las partes tenía que cortar por lo sano. Cada vez que ocurría, Haruto no podía evitar pensar para sí mismo, ¿No podría haber funcionado de otra manera?

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“Bueno, al parecer fue Misaka quien pidió romper lazos si no le permitían un nuevo editor, así que…”.

“Aunque me hubiera gustado que lo hubieran hablado más a fondo. Aún está en el instituto. Tal vez perdió la paciencia y tuvo problemas para tomar decisiones racionales”.

“Pero si está trabajando como profesional”, replicó rotundamente Kawabe, “su edad no importa. Sólo puedo suponer que no se le consideraba lo bastante valioso como para pasar por alto los problemas que estaba causando”.

“Ustedes lo ayudaron a hacer su debut, ¿y así es como hablan de él? …Ahh, ya no quiero seguir hablando de esto”.

Haruto se tragó su ira. Kawabe no era el editor de Soma, y de todas formas fue el editor en jefe Godo quien tomó la decisión de romper la relación. No tenía sentido quejarse con Kawabe por ello.

“Bueno, Fuwa, si Misaka tuviera la cabeza fría que tú tienes, quizá nada de eso habría pasado, ¿sabes?”.

Kawabe parecía un poco triste al respecto. Haruto sonrió. ¿Acaso un autor no necesitaba eso? ¿El suficiente descaro para decir lo que quisiera? Ese pensamiento  se  le  había  pasado  por  la  cabeza mientras veía el anime ImoSube de Itsuki.

“¿Cómo les va a los otros autores nuevos?” preguntó, cambiando de tema.

“Bueno, el más vendido hasta ahora es El abogado Karuma por mucho”.

“Ahh, sí, parece que le va bien en los rankings”.

“Así es. De hecho, ya estamos avanzando con una versión manga. Y aún no hay nada oficial, pero parece que hemos recibido una oferta para un anime”.

“Wow, ¿En serio? Pero sólo han salido dos volúmenes… Aunque admito que ha mejorado mucho. Es casi un libro diferente ahora”.

El abogado Karuma, de Tadashi Kamo, se titulaba Illegal Trial cuando ganó el premio. Los personajes, el escenario y el argumento básico eran realmente atractivos, pero la redacción era bastante tosca, por lo que se le concedió el premio de la Selección Especial de los Jueces en lugar de otro más prestigioso. Dicho esto, un texto tosco puede pulirse fácilmente. Haruto leyó el Volumen 1 publicado; todos los defectos del manuscrito presentado habían sido corregidos, y era innegablemente un trabajo excelente, según recordaba.

Incluso en otros sellos, no era raro que un manuscrito que recibiera la Mención Especial del Jurado, o la Medalla de Plata, o la Mención Honorífica, o algún premio no tan prestigioso en un concurso de escritura se vendiera mucho mejor que el Gran Premio o el Premio de Oro o lo que fuera. Haruto pensaba que cuanto menos pulido estuviera el paquete, más margen tendría para mejorar y crecer.

“Sí, el editor de Karuma le dedicó mucho trabajo… Se puso en contacto con abogados y jueces de verdad para que le dieran su opinión, le envió a Kamo casi todas las novelas clásicas de tribunales que existen y se esforzó al máximo en el proceso de revisión. Debo aplaudir a Kamo por responder a todo eso y salir victorioso, pero tengo que decir que el setenta por ciento del éxito de Karuma se debe al editor”.

“Eso es increíble…”.

Haruto admiraba eso, aunque no todos sus sentimientos eran de color de rosa al respecto. Todo tipo de autores surgían de la elección de sus premios. A veces, había tipos desempleados que se convertían en escritores bestseller gracias a todo el apoyo que les ofrecían sus editores. Otras veces, había estudiantes de instituto que eran despedidos de su editorial por discutir demasiado con su editor. La industria parecía a veces tanto aleatoria, como absurda.

Después de Karuma, el siguiente más vendido es Recuerdos del cielo, pero parece que la autora está escribiendo un libro totalmente nuevo para su continuación en lugar de una secuela”.

Eso es lo que Haruto había oído decir a Itsuki. Al parecer, Aoba le había tomado cariño, incluso lo llamaba Onii-chan. No tenía ni idea de por qué. De nuevo, absolutamente absurdo.

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“El primer volumen de ¡La diosa debe ser castigada! se vendió bastante bien gracias a las ilustraciones de Puriketsu, pero las ventas cayeron en picada con el volumen 2. Creo que podremos llegar hasta el volumen 5, pero…”.

“Ah… Difícil mercado para las novelas ligeras de temática de nalgadas, ¿eh?”.

“Difícil mercado para cualquier tipo de azotes.

Me gustó un poco, pero…”.

“A mí también”.


Incluso si no te interesaba ese fetiche, el burbujeante entusiasmo del autor por las nalgadas se percibía con una claridad casi aterradora. Pero los únicos lectores que se adentrarían en un género que realmente no les interesa—por curiosidad, por la novedad o por pura locura—serían personas del lado creativo, como escritores y editores, junto con un público reducido. Para la gran mayoría de los lectores, no tener interés en el contenido es un punto negativo letal—y desafortunadamente para ¡La diosa debe ser castigada!, poco se hizo para compensar ese punto negativo, a excepción del arte de Puriketsu.

“¿Has las reseñas que tiene en Amazon, Fuwa?”.

“No, todavía no”.

“Es un poco… digamos, aterrador. Está lleno de fetichistas de las nalgadas de todo el país escribiendo críticas espectacularmente buenas. Es mucha la pasión”.

“…Satisface una necesidad, supongo”.

“Sí. No solo son las ilustraciones las que probablemente lo lleven al Volumen 5. Es el hecho de que los fans son tan apasionados, que es probable que no perdamos a muchos de ellos en el futuro”.

Haruto recordó Hermanita del apocalipsis, la primera novela de Itsuki. La mayoría de los lectores tampoco entendían ese libro, pero aun así recibió el apoyo casi fanático de un grupo de fans acérrimos. Esto ocurría a menudo con las novelas—cuanto más fuera de lo común eran, menos apoyo recibían, pero más te afectaban como lector si resultaban ser de tu gusto. Por otro lado, si un autor se esforzaba demasiado por atraer al público general, a menudo el resultado era una historia mediocre que no lograba cautivar a nadie.

Lograr un equilibrio entre personalidad y atractivo general es un dolor de cabeza para cualquier autor, e incluso Haruto aún no había encontrado una buena respuesta. Quizá ¡La diosa debe ser castigada! se habría vendido más si hubiera sido un poco más suave en su contenido, pero ¿se habría ganado la rabiosa base de fans nalguea-fílicos que tenía ahora? No estaba seguro. Pero incluso si un autor no podía producir un megahit, tener una base de fans que proporcionara cifras de ventas predecibles con cada

nuevo lanzamiento era una verdadera bendición para un profesional. Si uno pensaba a largo plazo, ajustar tu trabajo para vender más ejemplares no siempre era la estrategia óptima.

¿Continuaría Makoto Yanagase por la senda del hardcore, o cambiaría de marcha y buscaría un mayor atractivo para las masas? Independientemente de cuándo terminara su novela, Haruto deseaba ver qué forma tomaría la carrera de Yanagase.

“Y más allá de eso… Tsurugi: Sword of Sengoku terminará con el volumen 3. La gente que lo leyó realmente lo aprecia… pero las ventas del Volumen 1 no fueron muy buenas al principio, y no hemos sido capaces de lograr un repunte”.

“¿Ah, sí?”.

Por muy buena que fuera una serie de novelas ligeras, si el empaque no atraía a los lectores, se cancelaba incluso antes de tener la oportunidad de entrar en acción. Eso también era común de ver.

“Y además, la gran sorpresa es Desperté como el rey demonio, nuestro mayor ganador. Acabamos de decidir hoy cancelarlo en el Volumen 4”.

“¡…!”.

La revelación de Kawabe dejó estupefacto a Haruto.

Desperté como el rey demonio de otro mundo, así que armé un harem, máximo ganador del 15º concurso de escritores de GF Bunko, acababa de lanzar el Volumen 3 hace unos días. Esos pocos días de datos debieron ser todo lo que necesitaron para decidir no continuar.

Haruto sabía que se había vendido lentamente desde el Volumen 1… pero honestamente hablando (y a pesar de no ser su propia obra), fue un verdadero shock. Después de todo, Ui Aioi, la autora, se inspiró en el reproche de Haruto en su escuela, lo suficiente como para persistir, y eso le permitió ganar el gran premio. Dada esa historia, se interesó especialmente por la obra de Ui. Sabía lo importante que era para ella escribir, porque ella misma se lo había dicho.

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Incluso se encontró con ella intentando pasar desapercibida en una librería para ver cómo se vendía el Volumen 1 el día de su lanzamiento. El recuerdo de ella derramando lágrimas de alegría cuando alguien compró su libro por primera vez aún estaba fresco en la mente de Haruto. Sentía algo parecido a un gran peso en el pecho.

***

 

 

Hermanita

Cuando acabó su conversación con Kawabe y salió de la editorial, Haruto bajó en ascensor hasta el vestíbulo de Gift Publishing. Allí vio a Ui Aioi apoyada

contra la pared de la entrada, completamente sola. Ambos se miraron a los ojos.

“¿Aioi?”, Haruto se acercó a ella, y ella le hizo una reverencia.

“¿Trabajando duro, Haruto-senpai?”.


“S-Sí…”.

No sabía cómo manejar la sonrisa amistosa de Ui. Después de todo, tenía los ojos enrojecidos y notó que estuvo llorando.

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“Tuve una reunión con mi editor”, dijo, “y me enteré de que ibas a estar por aquí también, así que te estaba esperando”.

“Oh…”. Él sabía de qué se había tratado esa reunión.

“¿Te gustaría ir a cenar a algún sitio?”, preguntó, casi forzando la sonrisa en su rostro.

“Claro”, respondió Haruto, controlándose para sonar despreocupado. Pensó pasar primero por el apartamento de Itsuki, pero quizá en otra ocasión. Ambos salieron de Gift Publishing juntos y caminaron hacia el centro de la ciudad.

***

 

 

Hermanita

“Así que decidieron cancelar mi serie con el siguiente libro”.

Habían caminado sin decir palabra durante un tiempo, tras la puesta de sol Ui por fin soltó la noticia.

“…Sí. Mi editor me lo dijo hoy”.

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“¿Ah, sí…?”, Ui sonrió, parecía a punto de llorar de nuevo. “Tenía el Volumen 4 escrito en su mayor parte… pero voy a tener que reescribir gran parte para poder calzar un final”.

“…”.

‘Al menos te dejaron escribir un volumen final’, estuvo a punto de decir antes de detenerse.

Si una serie es cancelada debido a las bajas ventas, no es raro que un libro termine con una trama sin resolver y que no se publique nada más. Si te dejaban escribir un final, por imperfecto que fuera, eras uno de los afortunados.

Pero un ‘Oye, podría haber sido peor’ no serviría de consuelo en estos momentos.

“No tenía ni idea de lo duro que sería ser cancelado…”.

“…Sí”.

Ui le sonrió amargamente al ver que estaba de acuerdo. “…Tu serie debut consiguió un anime, ¿no?”.

“…”.

Ella tenía razón. Haruto nunca había

experimentado la cancelación de una serie. No podía entender lo duro que era.

“Sí, nunca me han cancelado una serie…”. Hizo una pausa.

“…Pero hasta yo sé lo triste que es cuando te esfuerzas en algo y fracasas”.

Las palabras le salieron de forma natural, aquellas palabras que lo habían salvado en cierto momento. Cuando el anime de Caballeros del mundo absoluto resultó ser horrible y su corazón quedó destrozado, una Miyako entre lágrimas le dijo lo mismo. Eso lo salvó. Por eso estaba aquí hoy.

Y esas palabras, que una vez salvaron a Haruto, parecieron tener un efecto similar en Ui. Ella resopló y luego comenzó a derramar grandes lágrimas mientras lloraba, sin importarle la gente a su alrededor.

“Ngh…erhh… ¡Mmgh…! ¡Aah…! ¡¡¡Aaahhh!!!”.

“…”.

Los transeúntes hacían que Haruto se sintiera incómodo, pero él se limitó a esperar a que Ui llorara todo lo que quisiese.

“…Realmente me esforcé. Desde la escuela de escritura no he dejado de mirar hacia delante, escribiendo novelas, leyéndolas, estudiándolas, presentándome a todos esos concursos y siendo rechazada… Mi corazón estuvo a punto de romperse muchas veces… pero hice todo lo que pude para llegar al mismo lugar en el que tú estabas”.

“…Sí. Lo sé. Lo hiciste muy bien”.

“Pero…”. Las lágrimas regresaron a sus ojos. “…Me esforcé mucho. Pero el lugar al que llegué no era el final… Hay tanta gente con más talento que yo, e incluso con todo el trabajo duro que ponen, no tienen ni idea de si pueden sobrevivir… Es como si estuviera en medio del desierto… caminando, buscando un oasis que no tengo ni idea de dónde está… para luego caer…”.

“¿Un desierto…?”.

A Haruto eso le sonaba muy bien. Si no tienes el conocimiento, la habilidad o el talento especial, estarás perdido—e incluso si lo tienes, no se sabe cuánto tiempo podrás sobrevivir. Puede que haya un oasis en alguna parte; puede que no. Y si llegas al oasis de una adaptación a anime, quizá descubras que no es más que otro espejismo. Y quizá tengas la suerte de encontrar un oasis de verdad, junto con suficiente tesoro enterrado como para poner toda tu vida en el camino fácil. Era posible. Pero si dejabas de caminar, pronto caerías en el olvido, y tus huellas se borrarían hasta desaparecer, como si nunca hubieran estado allí.

“…Tienes razón. Esta industria es un desierto”.

Haruto pensó en toda la gente que se había ido y en todos los que seguían luchando con todas sus fuerzas. Asintió, seguro de que sus sentimientos eran ciertos.

Entonces de repente, Ui se inclinó hacia él.

“¡¿Ah, Aioi?!”.

La suave sensación de Ui sobre él hizo que Haruto se pusiera nervioso. Pero Ui se limitó a mirarlo con sus ojos brillantes, y le habló en un débil susurro.

“Haruto-senpai… Ya no puedo seguir esforzándome…”. Ella cerró los ojos.

“¡…!”.

Incluso un virgen como Haruto podía darse cuenta de lo que buscaba. Sus ojos se fijaron en sus suaves labios. Incluso con la ropa puesta, podía ver todos sus atractivos. Su sentido de la razón se estaba derritiendo rápidamente. Además, estaban en el centro de la gran ciudad. Doblando una esquina, en un callejón, encontrarían un montón de hoteles donde él podría ayudar a tranquilizarla un poco.

Pero Haruto resistió ferozmente el impulso de seguir sus deseos y apartó a Ui con ambas manos.

“Ui…”. Haruto le mostró una vaga sonrisa. “…Sé lo difícil que es para ti estos momentos”.

“Sí… Siento como si me estuvieran destrozando la cabeza”.

“Sé que crees que no puedes seguir. Quieres dejarlo y sentirte mejor”.

“…Entonces…”.

Haruto miró sus ojos anhelantes.

“Pero tienes que seguir intentándolo”. Ui mostró una expresión de angustia.

“¡Me gustas, Haruto-senpai!”.

Era la primera vez que se lo decía a Haruto con tanta claridad. A pesar de que Haruto se sintió profundamente conmovido en su interior, se esforzó por mantener bajo control los músculos de su rostro para no mostrar su emoción.

“Gracias. Pero éste no es el momento de decirlo, ¿verdad?”.

“¡…!”.

“Lo que necesitas ahora no es que un hombre te consuele. No, necesitas revisar el Volumen 4 con todo lo que tienes para poder darle el mejor final posible”.

“¡Pero… dices eso, pero…!”.

Ui  estaba  claramente  sufriendo  mucho,  y  a Haruto le dolía el pecho.

“¿Recuerdas cuando alguien compró tu libro la primera vez? ¿Cómo te sentiste?”.

“Ah…”. Los ojos de Ui se abrieron ampliamente.

Haruto sonrió cálidamente. “Esta industria puede parecer un desierto opresivo, pero si sigues caminando, seguro que también encontrarás diversión. Momentos felices. Y algún día, puede que encuentres suficiente felicidad como para que todo lo anterior haya merecido la pena”.

“…¿Has experimentado eso antes, Haruto?

¿Esa… felicidad que hace que todo merezca la pena?”.

Haruto asintió ante la ferviente pregunta. “Sí”. “…¿Cuándo?”.

Se llevó un dedo a la punta de la nariz, un poco avergonzado. “A finales del año pasado… en el Comiket de invierno, en el stand de GF Bunko. Miyako llevaba el atuendo de un miembro del Cuerpo de Caballeros de Avalon mientras ayudaba en la gestión. Cuando la vi… me sentí de esa forma”.

Ui lo miró sin comprender. “¿Por qué eso…?”.

Haruto soltó una risita nerviosa. “…Bueno, ¿qué puedo decir? Es la verdad. Chevalier me ha dado un montón de malos recuerdos también, el anime por encima de todo… pero en ese momento, sentí que todo había merecido la pena. En el fondo, pensé: ‘Me alegro de haber escrito esto; me alegro de haberme

convertido en escritor’”.

Ella se quedó mirándolo, sin saber qué pensar. Luego preguntó: “…¿Crees que alguna vez tendré un momento así?”.

“Estoy seguro de que lo tendrás. Si sigues caminando y nunca te rindes, lo lograrás”.

No tenía ninguna base para eso, pero Haruto aun así lo afirmó.

“Oh…”.

Ui dejó escapar un pequeño suspiro, seguido de una sonrisa que parecía que pronto se reuniría con lágrimas.

“Te creo, Haruto-sensei, más que a nadie en el mundo… Y si estás diciendo eso, tiene que ser verdad. Así que supongo… que lo intentaré un poco más”.

“Bien… Sigue así”.

Ella le hizo una reverencia y luego empezó a caminar hacia la estación. Haruto se quedó ahí, sin moverse, observándola hasta quedar fuera de su vista.

***

 

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Hermanita

Al dejar a Haruto y volver a casa, Ui fue al baño a

quitarse el maquillaje y el lápiz labial. Una Ui sencilla y modesta con pecas se reflejaba en el espejo. Se desató el cabello y se puso una sudadera gris, se quitó los lentes de contacto y se puso unas gafas de montura negra.

“…Bien”.

Su aspecto era distinto al de hace unos minutos, pero ahora Ui parecía satisfecha consigo misma. Así se sentía más tranquila. A partir de ahora, no se obligaría a guardar las apariencias; ya no lo necesitaba. Él dijo que ver a la chica que amaba disfrazada de uno de sus personajes había hecho que todo el esfuerzo mereciera la pena. Si eso era cierto, entonces no tenía más opción que aceptar la realidad.

“…Eres tan tonto, Haruto”.

A pesar de haber enfrentado la cancelación de su amada serie y el desamor, el corazón de Ui estaba en paz. Para ella, estas gafas de montura gruesa y la sudadera gris que había usado desde sus días de estudiante eran su uniforme de batalla.

Al salir del baño, Ui se dirigió a su escritorio, encendió su portátil y abrió el archivo de su manuscrito.

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La novelista Ui Aioi, volvía a adentrarse en el desierto.

 

Imouto Sae Ireba Ii Vol 10 Capítulo 10 Novela Ligera

 

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