Risou No Himo Seikatsu (NL)

Volumen 13

Capítulo 5: Un Segundo Matrimonio

Parte 1

Hoy en Uppsala, Zenjirou Bilbo Capua, príncipe consorte de Capua, se casaría con la primera princesa del país.

Había pasado aproximadamente un mes desde que completó el Rito de la Edad, un tiempo increíblemente corto. Sin embargo, Zenjirou no tenía preocupaciones en ese frente. Por otra parte, no había duda de que había sido la persona más ocupada durante el último mes.

Zenjirou era una de las dos únicas personas en este mundo que podía moverse por sus propios medios entre los continentes norte y sur mediante teletransportación. Por lo tanto, había viajado entre los dos países una y otra vez.

Repatriar a Eric de Capua fue lo primero. Luego envió un diplomático a Uppsala y trajo a otro desde Uppsala a Capua. Por supuesto, eso estaba lejos de ser lo último. Había estado yendo y viniendo varias veces más para permitir que cada diplomático entendiera las posiciones de sus propios países.

Las rápidas transiciones entre las dos naciones tan diferentes en clima habían interferido con la regulación de la temperatura de su cuerpo e incluso lo habían enfermado un poco. Su fiebre no bajaba ni siquiera por la noche y se encontró incapaz de dormir a pesar de su cansancio. Por el contrario, tenía que concentrar toda su energía en resistir grandes bostezos durante su trabajo diurno. Probablemente se trataba de algún fallo en la conmutación de sus sistemas nerviosos simpático y parasimpático. A pesar de eso (y de sus quejas ocasionales), había cumplido su papel, afortunadamente. Era un papel que literalmente sólo él podría haber desempeñado. No había ningún sustituto que pudiera hacerse cargo.

En lo que respecta al acuerdo comercial, se había establecido que sería únicamente entre las familias Capua y Uppsala, pero los diplomáticos decidirían los detalles en una fecha posterior. No ocurrió lo mismo con el matrimonio con Freya. La aceleración del acuerdo había trasladado la carga a la única persona capaz de viajar entre los dos países.

Todo eso significaba que, si bien Zenjirou iba a participar plenamente en la ceremonia, no había podido comprender realmente cómo progresaría la ceremonia hasta que llegó el día. Lo único que ya sabía era su vestimenta. Era necesario que se la adaptaran, por lo que se le pidió que asistiera en persona. La vestimenta y el ajuste de Freya se habían realizado en una habitación separada, por lo que hoy sería la primera vez que la vería con su traje de novia. Los novios se vieron hoy por primera vez en la antecámara.

“Su Majestad Zenjirou”.

“¿Princesa Freya?”.

La respuesta de Zenjirou a la chica que lo llamó fue una pregunta insegura. No había nadie más que pudiera ser que ella, y había sonado exactamente como él recordaba cuando lo llamó por su nombre, y sus rasgos mismos eran la visión ahora familiar a la que estaba acostumbrado. Pero llevaba un vestido de novia principalmente blanco, junto con un velo de encaje con dibujos de plumas de halcón. El cinturón alrededor de su cintura tenía adornos hechos de oro, y los varios collares alrededor de su cuello estaban hechos del mismo material.

Los halcones y el oro eran considerados amuletos para el matrimonio en los países del norte del continente. Todo eso combinado significaba que esta era definitivamente su novia y Freya. Sin embargo, su falta de confianza se debía a su peinado.

Ella pareció notar su mirada en su cabello porque le ofreció una risa traviesa. “¿Oh esto? Es una peluca. Está hecha del cabello que me corté cuando me convertí en capitán de la Hoja de Glasir”.

Mientras hablaba, se dio la vuelta, mostrando todo el conjunto.

De hecho, ella no tenía el cabello corto al que Zenjirou estaba acostumbrado. Si estuviera suelto, el largo cabello plateado probablemente habría llegado hasta la mitad de su espalda. Aunque lo habían trenzado cuidadosamente formando un moño. Era un peinado perfecto para el gran momento del matrimonio y claramente fue producto de mucho esfuerzo.

“Le sienta bien, Su Alteza. Yo diría que tan bien como su peinado habitual”.

El elogio fue honesto, pero recordó que su peinado normal era el que había elegido junto con su forma de vida, por lo que rápidamente añadió la frase extra.

Freya se rio ante su torpe elogio y alzó su voz de manera un tanto burlona. “Gracias; también pareces más fuerte de lo habitual con ese atuendo”.

“Eso no es un elogio”, replicó con el ceño fruncido exageradamente.

Freya sacó un poco la lengua antes de reírse. Su atuendo como novio era, en pocas palabras, una armadura altamente decorada. Era de metal en su base, adornado con piel y oro. Este era el traje de boda tradicional de la realeza y la alta nobleza de Uppsala. Había dos espadas de diferentes tamaños colgando de su cintura. Ambas eran preciosas espadas ceremoniales, pero como ocurría con la mayoría de las espadas en Uppsala, también resistirían el uso real.

El atuendo en su conjunto era casi normal para un novio de Uppsala. Sin embargo, la segunda espada era algo en lo que se había esforzado mucho.

Como implicaban las burlas de Freya, no se podía decir que el atuendo le quedara bien en lo más mínimo. Tanto era así que cualquier cumplido era más mentira que otra cosa. La armadura y las espadas que colgaban de su armazón eran demasiado pesadas, por lo que un pato probablemente lo habría vencido en una carrera a pie. Habría sido mucho más probable que escapara de algo usando sólo su camiseta y jeans que con un atuendo tan pesado. Usar todo esto simplemente fortaleció el respeto que tenía por los guerreros que podrían usarlo mientras corrían por el campo de batalla.

A medida que avanzaba la conversación, alguien llamó a la puerta.

“Su Majestad, Su Alteza. Los preparativos están en orden. Por favor ingresen”.

Los dos intercambiaron miradas sin siquiera proponérselo.

“¿Su mano, Su Majestad?”.

“Por supuesto”.

Freya tomó suavemente su mano entre las suyas.

Acompañó silenciosamente a su nueva esposa fuera de la antecámara. La boda se estaba celebrando en un patio.

Si bien no era el caso en Capua, era bastante común en los países animistas que las bodas se celebraran al aire libre. Los espíritus gobernaban la naturaleza, por lo que el aire libre donde esa naturaleza estaba presente se consideraba perfecto para las santas uniones de las familias.

Por supuesto, “afuera” o no, este era el palacio real y la boda era entre dos miembros de la realeza. Las mesas colocadas sobre el césped estaban cubiertas con manteles de un blanco puro, y las sillas para los invitados estaban todas pulidas hasta dejarlas brillantes, sin un solo signo de suciedad.

Era principios de verano, a primera hora de la tarde. La brisa fresca hizo que Zenjirou sintiera un ligero escalofrío en su piel debido a que estaba acostumbrado al intenso calor de Capua. Acompañó a Freya más allá de los invitados que aplaudían. Sintió que casi seguía el mismo ritmo que había usado cuando se casó con Aura, pero conscientemente aceleró para estar a la cabeza.

Durante esa primera boda, había estado tan nervioso que apenas recordaba cómo poner un pie delante del otro. En comparación, esta vez lo estaba haciendo mucho mejor y pudo no sólo actuar como escolta de Freya, sino también mirar a la congregación de personas.

Si bien parte de esto se debía a que era la segunda vez, lo que significaba que estaba más acostumbrado, sus nervios se habían aliviado al lograr superar el arriesgado viaje a este país y pasar el Rito de la Edad.

Considerando eso, se concentró nuevamente. Olvidar su cobardía a pesar de su falta de fuerza y actuar con más audacia causaría más daño que bien.

Finalmente, los dos llegaron a los asientos para los novios en el escenario del frente. Mientras estaban uno al lado del otro, el área quedó en silencio. Los arreglos hechos significaron que Zenjirou sería el próximo en actuar.

Miró a Freya a su lado y ella le hizo un leve gesto de asentimiento.

Ahora, sabiendo que su memoria no era incorrecta, usó su mano izquierda para sostener la vaina de la espada con fuerza y su derecha para desenvainar la hoja con cuidado. Lo levantó hacia el cielo, donde brillaba a la luz del sol.

Luego respiró hondo y proclamó lo más fuerte posible: “Mi nombre es Zenjirou. Yo, Zenjirou Bilbo Capua, me casaré con Freya Uppsala y me comprometo a brindarle alegría, fortuna y amor a lo largo de nuestra asociación. En nombre de los espíritus del viento, la tierra, el agua y el fuego”.

Después de eso, la mano izquierda de Freya descansó sobre la derecha de Zenjirou mientras sostenía la espada en alto. “Mi nombre es Freya. Yo, Freya Uppsala, me casaré con Zenjirou Bilbo Capua como Freya Alcott Capua y me comprometo a admirarlo, respetarlo y amarlo a lo largo de nuestra asociación. En nombre de los espíritus del viento, la tierra, el agua y el fuego”.

Freya Alcott Capua sería su nuevo nombre. Alcott era el nombre de una región costera deshabitada más al sur que Valentia. El último mes de negociaciones había dado como resultado un acuerdo por el que se le otorgaría el territorio y el título de duquesa para gobernarlo.

Eventualmente habría un puerto y un astillero allí, pero el cronograma y el presupuesto aún no se habían fijado. Por el momento, la construcción inicial de barcos para viajes intercontinentales se realizaría en Valentia. Cuándo y qué escala tendrían el puerto y el astillero de Alcott dependería de futuras negociaciones.

Con los votos intercambiados, los invitados comenzaron a aplaudir y vitorear para celebrar la unión. No había ningún sacerdote que quisiera presidir la ceremonia en su conjunto. Uppsala tenía chamanes que dirigían las ceremonias, pero el método normal para una boda en Uppsala era que los recién casados hicieran sus votos directamente a los espíritus. Por tanto, si se llevaba al extremo, se podría decir que su boda estaba completa. Sin embargo, la larga tradición le añadía más a cualquier ceremonia.

Los dos se sentaron en sus sillas en el escenario y un hombre de la familia de la novia se puso de pie. Era un hombre joven, de constitución impresionante, vestido con una armadura reluciente. Así era el primer príncipe del país, Eric Estridsen Uppsala.

Zenjirou miró a su nueva esposa sorprendido por el cambio de planes para ver la misma sorpresa reflejada en sus propios orbes azules. Al parecer, esto fue un shock para ambos. Normalmente, habría sido Gustav quien estaría aquí, no Eric. El pequeño martillo dorado que el rey normalmente habría sostenido estaba en la mano de Eric, por lo que parecía que debía desempeñar el papel que su padre normalmente habría desempeñado.

Freya ofreció una sonrisa resignada. Si bien Zenjirou sabía que no había nada que hacer ahora, todavía se sentía incómodo porque Eric desempeñase el papel. No había pensado que el conflicto entre ellos se hubiera resuelto por completo.

Sin embargo, ahora no habría manera de resistirse. Zenjirou se centró y observó a Eric subir al escenario con el martillo de metal en la mano. El príncipe se detuvo primero frente a Freya y suavemente bajó el martillo hacia sus delicados hombros.

“Que la desgracia desaparezca de su camino”, dijo mientras el metal golpeaba su hombro.

El martillo de oro era un arma mítica en la tradición de Uppsalan. Era diminuto, sobresalía de la mano de su portador, aproximadamente del mismo tamaño que su puño. Las leyendas decían que, a pesar de su tamaño, era terriblemente poderoso. También se suponía que tenía la capacidad de destruir el mal y la desgracia. Por lo tanto, existía la costumbre de que un hombre de la familia de la novia golpeara tanto a la novia como al novio para evitar calamidades en su vida matrimonial.

No hace falta decir que esta pieza en particular era una réplica, aunque réplica o no, estaba hecha de oro y era muy real en ese sentido. Por supuesto, también era extremadamente pesado.

Luego, Eric se paró frente a Zenjirou y volvió a bajarlo. El giro de una sonrisa que Zenjirou vio en su rostro ciertamente no fue un truco de la luz. De hecho, el martillo hizo un ruido completamente diferente cuando lo golpeó y sintió un dolor sordo en la clavícula.

“Que la desgracia desaparezca de su camino”.

A pesar del dolor, no fue suficiente para causar una herida, por lo que fue una pequeña venganza por parte del príncipe.

“Cuida de Freya, cuñado”, dijo con una sonrisa feroz.

Inmediatamente después, su expresión adquirió un toque de disgusto. “Parece que finalmente te llamé cuñado como dijiste inicialmente. Tu percepción es un espectáculo digno de contemplar”, añadió antes de alzar sus enormes hombros y encogerse de hombros.

“Es un honor contar con la comprensión de la familia real de Uppsala. Por supuesto, estoy bastante orgulloso del esfuerzo que hice para recibirlo”. Zenjirou se enderezó y echó los hombros hacia atrás mientras hablaba, hablando de sus propios logros. Se había acostumbrado un poco más a esta forma de hacer las cosas y su mirada se deslizó hacia donde Eric acababa de estar sentado.

La mesa en la que estaba sentado era el hogar de varios miembros de la familia real. Entre ellos estaban Gustav, Eric e Yngvi, a quienes le habían presentado a Zenjirou. También había una mujer que parecía tener unos cuarenta años y otra alrededor de una década menor, así como dos niñas que aún no eran mayores de edad y otro niño. También estaba una señora mayor.

En orden, fueron la Segunda Reina Felicia, la Tercera Reina Matilda, la Segunda Princesa Gerda, la Tercera Princesa Hilda, el Tercer Príncipe Carl y la Reina Madre Gunnel. Que las princesas y príncipes menores de edad, junto con la reina madre ya retirada, no formasen parte de las funciones oficiales era natural. Sin embargo, la falta de participación de Felicia y Matilda se debió a la fallecida primera reina.

Felicia y Matilda eran nobles influyentes en Uppsala, pero la difunta reina fue una exprincesa de Ofus. Su único hijo, Eric, dadas las circunstancias como eran, había ocupado un lugar en la sucesión de Ofus y no sólo en la de Uppsala.

Para evitar cualquier implicación para Ofus de que Eric estaba siendo menospreciado ahora que había perdido el escudo de su madre biológica, Gustav no había consentido ni a Felicia ni a Matilda para ser la primera reina. Por lo tanto, hubo importantes restricciones para ambas cuando estaban en público.

Por supuesto, no hubo problemas con las reuniones no oficiales, por lo que Zenjirou se había reunido repetidamente con la madre de Freya. Lo suficiente como para que ella le hiciera prometer que se dirigiría a ella como su suegra durante el matrimonio. Sin embargo, esta era la primera vez que veía a Matilda.

Mientras Zenjirou miraba la mesa de la realeza, Eric había terminado su ceremonia y regresaba a la mesa. La siguiente parte de la ceremonia sería la comida.

Los camareros llevaban, uno tras otro, jabalí y cabra asados a las mesas. El viento llevó el jugoso aroma de la carne hasta Zenjirou, y sintió que se le comenzaba a hacer la boca agua mientras se levantaba.

“Su Alteza”.

“Por supuesto, Su Majestad”.

Freya hizo lo mismo, levantándose y permitiéndole tomar su brazo para guiarla hacia abajo del escenario.

Cortar el plato principal, la carne, era deber del novio. Por eso el novio debía tener una espada utilizable para la ceremonia nupcial.

Naturalmente, las bodas de plebeyos con pocos asistentes eran una cosa, pero para una boda real, el novio nunca lograría cortar porciones para todos. Por lo tanto, era costumbre que el novio la cortara sólo a los invitados reales. El resto simplemente sería cortado con la espada antes de ser llevado con los demás.

Los primeros en recibir una porción solían ser los familiares del novio. Desafortunadamente, él no tenía parientes aquí. Quizás se podría argumentar que los invitados de Capua contarían, pero eran simples diplomáticos y guardias, junto con las sirvientas que estaban sentadas para descansar. Estaban allí porque sería un problema no tener personas para desempeñar el papel de familia en una boda real, pero priorizarlos era otra cuestión.

Por lo tanto, fueron los padres de Freya a quienes se dirigieron primero. En otras palabras, a los asientos reales.

“Entonces comenzaremos a servir”, dijo una vez que llegaron. Sacó la espada más pequeña de su cintura y luego se la pasó a Freya.

El rey dejó escapar una risita, ya consciente del plan, mientras Eric permanecía en silencio y horrorizado. Yngvi prácticamente se rio, pero lo suficientemente bajo como para que no se oyera.

“Él realmente lo hizo”.

Los demás invitados, que no lo sabían, no pudieron ocultar su sorpresa al verlo moverse. El más observador particularmente había notado que Zenjirou llevaba dos espadas, pero nadie había siquiera soñado que una era para su esposa.

Ignoró los murmullos mientras desenvainaba la otra espada.

Esta era la razón real para llevar dos espadas. Si bien era fundamentalmente un papel del novio, ahora era algo que hacían como pareja. Servirles carne a los invitados era un derecho de los hombres en general. La excepción fue para las guerreras que cazaban la carne ellas mismas. Al hacer todo lo posible para dividir el papel con Freya, estaba anunciando al país que su matrimonio no sería normal como lo conocía Uppsala. Parte de esto también fue el razonamiento bastante patético de pensar que no sería capaz de cortar la carne para todos con una espada. Durante el último mes se le había considerado más o menos mínimamente competente.

Su sonrisa permaneció en su lugar, pero sus movimientos torpes fueron suficientes para hacer reír a los demás invitados mientras cortaba la carne antes de pasar al resto.

Mientras Zenjirou se ocupaba de la carne en los platos de los invitados, Freya se acercó al jabalí asado y cortó un poco. Era, incluso siendo lo más educado posible, la diferencia entre el día y la noche.