Risou No Himo Seikatsu (NL)

Volumen 13

Capítulo 4: El Martillo de Viento

Parte 3

Mientras Zenjirou obtenía pruebas de su éxito, el maestro del palacio luchaba con dolores de estómago y corazón debido a una serie de problemas.

El primer y más importante problema también fue el que menos influyó en Uppsala, pero la guerra entre los Caballeros y la Mancomunidad había comenzado y concluyó mucho más rápido de lo esperado.

Gustav clavó en el mensajero una mirada dura. “Así que el enfrentamiento entre ambos terminó con la victoria de la Mancomunidad. ¿Y estás seguro de que ocurrió en Tannenwald?”, el interrogó.

“Sí, Señor. No hay duda. Los Caballeros sumaban aproximadamente veinticinco mil y la Mancomunidad dieciocho mil. Se enfrentaron en Tannenwald”.

No se enviarían palomas mensajeras a través de las olas, por lo que la información se transmitió por escrito a través de mensajeros en barcos. Naturalmente, esto provocó un retraso bastante significativo en el flujo de información. Gustav volvió a leer el informe antes de resumirlo él mismo.

“Aunque no podemos avanzar debido a la falta de información sobre la magnitud tanto de la victoria como de la derrota, parece que hemos evitado el peor resultado”.

El “peor” era evidente: una victoria total para los Caballeros. Si bien las montañas permanentemente nevadas podían haber bloqueado la frontera, las regiones del norte que habitaba Uppsala sí limitaban con su territorio. Las minorías animistas como Uppsala de ninguna manera querrían que los fanáticos inflexibles que representaban los Caballeros fueran aún más fuertes.

Inspeccionó de nuevo el informe bastante escaso antes de inclinar la cabeza. “Aun así, para apostar todo por el éxito, hay menos hombres de los que hubiera esperado de ambos lados. La Mancomunidad fue atacada y puedo entender que el tamaño de su país dificulte la reunión de tropas. Sin embargo, los caballeros fueron los agresores aquí”.

¿Quizás fue la influencia de que Anna consiguiera que Freya estuviera de su lado? Quizás sería una buena idea explorar su costa. Si tuvieran campamentos allí que dividieran sus fuerzas, Uppsala podría ganarse un gran favor con la Mancomunidad.

Después de considerar todo eso en silencio, el rey habló. “¿Tenemos margen de maniobra con nuestros emisarios? Si es así, envía al menos uno a la costa del territorio de los Caballeros”.

Se habían enfrentado dos grandes potencias en la zona occidental del continente. No se trataba de victoria o derrota, sino de cómo se obtuvo la victoria y qué se podía ganar con el resultado. Dependiendo de eso, podría tener una gran influencia en la región. Si bien no podían eludir la responsabilidad de recopilar información para predecir cómo progresarían las cosas, el hecho era que no podían hacer nada más que recopilar información en este momento.

“Puedes irte”.

“Disculpe”, dijo el mensajero antes de salir de la habitación.

Una vez que se fue, el rey sacudió la cabeza con firmeza para disipar sus pensamientos. Su posición no era tan simple como para permitirse el lujo de centrarse únicamente en un solo tema. Había otras cosas que también debía considerar.

Gustav dejó caer su mirada sobre los dos instrumentos que había sobre la mesa frente a él. Uno estaba formado por dos piedras conectadas por una larga cadena, mientras que el otro era una copa de metal unida a un tornillo de banco. Estas eran las herramientas mágicas para la purificación del agua y las llamas estáticas.

Además, hubo testimonios de Freya, Skathi e incluso Magnus sobre el Arrullo del Mar instalado en la Hoja de Glasir.

“Herramientas mágicas creadas mediante encantamiento… Otro tema más impensable”.

Gustav apoyó la cabeza entre sus manos. Este problema no era uno sobre el que pudiera consultar con nadie. La leyenda del Imperio Blanco se había transmitido en Uppsala de rey a rey. Como Eric tenía derecho a la sucesión en un país vecino, no se lo podía decir, y Gustav tampoco podía decírselo a Yngvi, quien aún no iba a ser oficialmente el próximo rey.

“¿El Reino Gemelo de Sharou y Gillbelle? Los apellidos son diferentes, pero siento que la cuarta y la décima familia real, los Shulepov y los Demichev, tenían la misma magia lineal”.

Las dos familias reales no procedían del Continente del Sur, sino que habían emigrado allí desde el norte. Demasiadas cosas encajaban y Gustav no pudo contener un suspiro.

Sus preocupaciones se debían a que sabía que el Imperio alguna vez existió debido a la información transmitida a través del linaje de los reyes. Sin embargo, esa información no fue especialmente detallada. Si bien existía la teoría de que algunos miembros del Imperio habían escapado al Continente del Sur, la verdad no se había transmitido. Eso hizo que fuera bastante difícil determinar si el Reino Gemelo realmente estaba habitado por descendientes del Imperio Blanco. Investigar con más detalle significaría contactar a Utgard. Sin embargo, quería que fuera el último recurso.

Una vez que hubo resuelto todos sus pensamientos, finalmente habló consigo mismo. “Eso hace que las preocupaciones y juicios de Freya sean bastante típicos”.

Ella había dicho que, si bien el Imperio era un cuento de hadas, le preocupaba que la Iglesia lo utilizara como motivo para interferir.

Incluso con esa preocupación, había descubierto que tratar con el Reino Gemelo era demasiado atractivo como para dejarlo pasar. Era algo que sólo podía decir porque la mayoría del mundo consideraba que el Imperio Blanco no era más que un mito.

“Sin embargo, es realmente atractivo”, dijo, pasando un dedo por la herramienta de flama estática. Mientras que la mayor parte del lago, lamentablemente, se helaba durante el invierno, Logfort y otros puertos permanecían libres. Eso significaba que, si bien el número de barcos disminuía, podían tener algunas idas y venidas.

Incluso cuando los mares no se congelaban, en Uppsala todavía hacía frío en invierno. Tanto es así que no tomar precauciones podría provocar rápidamente la muerte por exposición 19. Una flama, por pequeña que fuera, que pudiera usarse en barcos para esa pequeña cantidad de seguridad adicional no era de ninguna manera un asunto menor. Tampoco hace falta mencionar el importante papel que desempeñaría la purificación del agua también en viajes más largos.

“Me pregunto cómo reaccionaría la Iglesia ante esto. Preferiría sacar conclusiones basadas en sus reacciones a las de Su Majestad, pero probablemente sería un ejercicio inútil”.

Había dos razones principales detrás de la casi resignación en su voz. Una de ellas era que ocultar una herramienta mágica con las habilidades del Arrullo del Mar sería casi imposible. Ocultarla en otros países sería difícil. Sin embargo, deshacerse de ella sería aún más difícil. Hacerlo probablemente provocaría la rebelión de los marineros. Si bien no sería imposible retirar un dispositivo de seguridad para el peligroso oficio de los viajes por mar, causaría un grado de fricción decente.

¹⁹ La hipotermia es el problema más grave que aparece tras la exposición al frío ambiental y puede llegar a ser potencialmente mortal. Cuando la temperatura corporal desciende por debajo de los 35 °C comienzan a producirse trastornos cardiovasculares, respiratorios, del sistema nervioso central y de la coagulación: desde taquicardia, hipoventilación, temblores y confusión hasta bradicardia, arritmias, rigidez, acidosis respiratoria, coma y muerte por debajo de 28 °C (Imagen).

La segunda razón era más simple. El comercio entre Uppsala y Capua era prácticamente un trato cerrado en ese momento. Capua actualmente tenía un príncipe y una princesa del Reino Gemelo alojados en su palacio, y había un enviado no oficial del propio país en el viaje.

Estaban inextricablemente relacionados con el asunto.

Por lo tanto, sería bastante difícil negociar una posición como naciones aliadas con familias casadas entre Uppsala y Capua y al mismo tiempo estar distanciadas del Reino Gemelo, por no hablar del hecho de que, desde el influyente punto de vista de la Iglesia, ambos eran simplemente países animistas. Existía una gran posibilidad de que todos fueran agrupados en la categoría de “enemigos”. Revocar eso requeriría muchas concesiones.

“Es posible que Yngvi asuma el trono antes”.

El segundo príncipe no tuvo ningún escrúpulo en oponerse a la influencia de la Iglesia. Por supuesto, eso no quiere decir que estuviera dispuesto a librar una guerra total, sólo que no debilitaría la política exterior evitando fricciones con ellos.

Si era imposible evitar enemistarse con ellos, podría ser completamente apropiado tener a Yngvi en el trono, considerando su naturaleza inquebrantable. Afortunadamente, estaban en buenos términos, por lo que aún podría ofrecerle “consejos” incluso después de renunciar al trono.

“El comercio con Capua, el cambio de alianzas diplomáticas, la transición de la herrería a los hornos impulsados por ruedas hidráulicas.

¿Quizás finalizarlos todos con un cambio de rey minimizaría el caos?”.

Lo consideró todo. Con los valores de Yngvi, había pocas posibilidades de que estuviera en contra de la transición a una tecnología más nueva. Nuevos acuerdos comerciales, nueva diplomacia y nueva tecnología. Yngvi podría liderar todo eso, y Gustav, habiendo abdicado del trono, podría al menos mantener en cierta medida las antiguas rutas diplomáticas y la herrería. Dejar el trono significaría que la influencia y el dinero que podría aportar serían menores, por lo que sólo podría salvar una parte. Aun así, era mejor que perderlo todo de golpe.

Era común dentro de un país que hubiera personas tanto a favor como en contra de cualquier cambio en las relaciones diplomáticas o la adopción de tecnología. En el caso de la diplomacia en particular, era común que quienes estaban en contra de las políticas públicas fueran utilizados en secreto cuando las predicciones fracasaban. Luego, cuando había agitación, se podía cambiar rápidamente la dirección de la política llevando a los que habían sido visibles detrás del escenario y sacando a la luz pública a los que habían trabajado en secreto.

“Debo decir que Su Majestad ciertamente logra cambios a un ritmo sorprendente a pesar de estar tan relajado”, suspiró el rey, con una mezcla de humor y exasperación en su voz.

***

Zenjirou había regresado. En sí mismo, esto no era algo inusual. Aparte del día que había pasado en Capua para literalmente recargar sus baterías, había ido y venido entre el bosque y el palacio. Era prácticamente una rutina en este momento.

Sin embargo, aunque normalmente regresaba por la noche, esta vez todavía era por la mañana. También tenía un gran par de colmillos y una pata de jabalí en la espalda, por lo que las cosas eran un asunto completamente diferente.

Zenjirou finalmente había pasado el Rito de la Edad. La noticia se difundió por el palacio en un abrir y cerrar de ojos.

Después de haber hecho arreglos para que se trataran sus pruebas, Zenjirou se calentó en el sauna y se lavó. Contrariamente al júbilo y la sensación de logro, había una sensación omnipresente de agotamiento en sus huesos ahora que finalmente se había liberado de la tensión de su objetivo.

Una vez que salió del sauna y regresó a su habitación, se puso ropa de estar por casa y se arrojó en el sofá.

“Quiero dormir una semana”.

La suave voz de Inés respondió a su instintivo comentario. “Ahora que ha terminado el rito, tendrá que dirigirse a Capua para repatriar al Príncipe Eric. ¿Quizás podría descansar allí por uno o dos días ya que estará allí de todos modos?”.

La sugerencia le resultó intensamente atractiva al darse cuenta de lo cansado que estaba.

“Bien. Al menos debería poder hacer eso”.

Francamente, en ese momento estaba completamente agotado. Si bien pudo haber usado el Martillo de viento, aun así, derribó a un jabalí, descendió en rápel por un acantilado y pseudo-despedazó a la bestia. El jabalí había cargado contra él claramente dispuesto a matar. Si la cuerda se hubiera roto, habría sido su fin. El peligro hizo que las cosas se sintieran aún más agotadoras. Afortunadamente, la tensión le había distraído de ello. Ahora que esos nervios habían sido cambiados por logros, era imposible ignorar la fatiga que impregnaba su cuerpo.

Permanecer en ese estado fácilmente le llevaría a cometer un error crítico en las próximas negociaciones.

Definitivamente debería relajarse. Tomar esa decisión le dio un poco más de energía. También había un lado positivo, ya que ya se había decidido la forma en que usaría esa energía.

“Maestra Zenjirou, la princesa Freya ha solicitado una audiencia”.

“Permítele el paso”, respondió después de una pausa, usando la energía que acababa de recuperar para responder a la esperada declaración.

“Felicitaciones por su éxito, Su Majestad. Ofrezco mi agradecimiento también. Tiene mi más profundo agradecimiento por pasar por tantas dificultades y durante un período tan largo, por mi bien”, dijo Freya una vez que comenzó la reunión.

“Ofrezco mi propio agradecimiento”, añadió Skathi. “De verdad, gracias”.

Skathi usualmente se ponía en su posición como guardaespaldas de Freya, pero incluso ella había expresado su gratitud aquí.

“Fue algo que hice por mi propio matrimonio, por mi propia voluntad, así que no creo que normalmente merezca agradecimiento. Sin embargo, me complace que ambas lo ofrezcan de todos modos y aceptaré felizmente su agradecimiento”, respondió Zenjirou, señalando a Freya hacia el sofá mientras lo hacía.

Se sentó y Skathi se paró detrás de ella. Una vez que ambos estuvieron en posición, Zenjirou se sentó frente a ellas. Se enfrentaron y cuando Freya se calmó, habló.

“He recibido noticias de mi padre. Su decreto es que, de ahora en adelante, al Príncipe Consorte Zenjirou Bilbo Capua de Capua se le permitirá pedir la mano de la Primera Princesa Freya Uppsala de Uppsala”.

Originalmente, someterse al Rito de la Edad había sido únicamente para que su solicitud fuera digna de consideración, pero ahora había un acuerdo no oficial para el matrimonio en sí. Eso se debió a múltiples cosas: el acuerdo secreto entre Zenjirou y Gustav para atacar los puntos de vista de su escolta como guerreros, y quedó claro que todo había comenzado con una solicitud pública de Freya. Además, el progreso en el Continente del Norte fue más rápido de lo esperado, por lo que Gustav quería acelerar el acuerdo comercial intercontinental.

Dicho esto, pronto se celebraría una ceremonia oficial dentro del palacio para su matrimonio.

“Ya veo”, respondió Zenjirou. “Honestamente, todavía no parece real. Espero que podamos hacer que las cosas funcionen, Su Alteza”. De hecho, su tono era como si estuviera hablando de otra persona y no de sí mismo.

Freya ofreció una risa divertida. “Igualmente, Su Majestad. Como usted sabe, soy una persona bastante activa y apuesto a que tomará bastante tiempo hasta que eso cambie, incluso después del matrimonio. Le agradecería que pudiera adoptar una visión a largo plazo de las cosas”.

La guerrera detrás de ella tenía los ojos muy abiertos y estaba a punto de regañar a Freya por declarar tan abiertamente que no sería una novia tranquila. Pero Zenjirou ofreció una sonrisa genuina.

“Ese es uno de tus encantos. Yo diría que no hay necesidad de reprimirse. Siempre que tus palabras y acciones no vayan en detrimento de Capua, la familia real de Capua o Su Majestad la Reina Aura, las respaldaré a todas”.

Si bien Zenjirou había mencionado país, familia y monarca, el último de ellos era todo lo que realmente quería cubrir. Mientras no perjudicara a su amada esposa, realmente quería acomodar a Freya tanto como fuera posible mientras se casaba en un continente diferente. Así de bien dispuesto y respetuoso era con ella.

Él respetaría sus acciones y hechos, garantizándole libertad en su matrimonio. Eso era lo que Freya había deseado más que nada, y a lo que casi había renunciado antes.

“Gracias, Su Majestad”, dijo ella, sonriendo con ojos azules ligeramente llorosos.