Monogatari (NL)

Volumen 15

Capítulo 2: Acertijo Sodachi

Parte 9

“Ja-jaja.” Se rio Ougi-chan, después de haber escuchado esto. “Cómico, en cierto modo. Qué recuerdo más tonto, declararía que no es más que el producto de tus delirios si no fueras el amo y señor de Kanbaru-san, de la que soy una gran admiradora.”

“Escucha, llama tontos a mis recuerdos si quieres. Pero a cambio, retracta el producto de los delirios de Kanbaru que acabas de repetir sobre que soy su amo y señor.” Interrumpí mi relato para responder a Ougi-chan. “Ella y yo tenemos una relación sana y saludable entre kouhai y senpai.”

“Eh, es que me gustaría que mi relación contigo también fuera así.

¿De qué estábamos hablando? Para resumir, ¿una chica fantasma que salió arrastrándose de esta casa abandonada te envió las cartas?”

“No, no, no es eso en absoluto.” Dije, nervioso. “No tuve nada que ver con las excentricidades hasta las vacaciones de primavera entre mi segundo y tercer año de secundaria, cuando me atacó un vampiro. Se trataba de un ser humano vivo y que respiraba, no de un fantasma; no se había materializado en el lugar, simplemente se presentó ante mí y decidió esperar dentro.” Un fracaso como narrador, había hablado de forma engañosa. “Me habría dado cuenta con una mirada más cercana. Espera, no, creo que lo supe a primera vista. Llevaba el uniforme de la EM 701, la escuela a la que asistíamos.”

“¿Un uniforme escolar? Oh, pero ahora que lo mencionas, dijiste que una estudiante de primer año de escuela media envió las cartas. Lo que significaría… ¿que tú y esta chica eran compañeros de clase?”

“Sí, eso significa.” Sí.

Eso es lo que debería significar, probablemente.

“¿Dices que hiciste que una chica te esperara aquí en esta casa abandonada? Eras un chico malo, incluso entonces. Qué Don Juan.” Me dijo Ougi-chan en tono de broma. Me hubiera gustado que se esforzara un poco más si iba a hacerlo. “Entonces, ¿esos sobres eran cartas de amor? ¿Fue una estrategia astuta de esa chica para atraerte a un lugar remoto y entregarte una gloriosa confesión?”

“Gloriosa…”

Qué manera tan extraña de decirlo. Ni siquiera pude saber si estaba siendo bromista.

“No era una carta de amor. Y por supuesto, tampoco era una estrategia astuta. Compañera de clase o no, fue en ese momento que la conocí. No es que tuviéramos ningún tipo de interacción antes de eso.”

“No hay ninguna ley que prohíba enviar una carta de amor a alguien con quien no has interactuado; en todo caso, tienden a enviarse a personas que no conoces muy bien. Pero supongo que sería una carta de amor extraña—usar algún tipo de problema matemático para atraer el interés de alguien.”

“Sí. Y eso no fue todo. Según ella, envió cartas a muchas otras personas. Yo fui el único que se presentó en el lugar de la reunión.”

“El único lo suficientemente descarado.”

“¿Descarado? Bueno, supongo que sí.” Distante podría haber sido la mejor palabra.

Se podría decir que carecía totalmente de la capacidad de percibir el peligro.

No sólo había llegado a una casa abandonada porque una carta me había enviado allí, sino que entré en ella porque una chica desconocida me invitó a entrar. Era un acto demasiado arriesgado para un niño. Inseguro e imprudente, y eso es ser generoso. Pero es debido a estos actos peligrosos que soy quien soy hoy.

“Como mínimo, me habrían empezado a disgustar las matemáticas si no fuera por ese verano—habría llegado a odiarlas. Dudo que hubiera sido capaz de entrar en la Secundaria Naoetsu.”

Lo que significó no conocer nunca a Hanekawa ni a Senjougahara. No hay forma de saberlo con seguridad, pero probablemente hoy sería una persona muy diferente.

Eso no es algo que quisiera.

“Ya veo, creo que empiezo a tener una vaga idea De lo que quería decir exactamente Oikura-san… pero aún no capto la conexión

completa. No quiero sacar conclusiones precipitadas. Déjame escuchar la historia de mi tonto senpai hasta el final.”

“Sí… deberías. El verdadero corazón de la historia viene a continuación.”

“Bueno, ¿por qué no simplemente lo dices? Prometo no pensar menos de ti por ello. Incluso si fue pura curiosidad intelectual lo que te llevó a bailar un vals hasta esta casa abandonada, entraste fielmente porque esta chica fantasma era linda, ¿no es así?”

“¡¿Podrías dejar de vulgarizar mis preciosos recuerdos?!”

“Bueno…” Aunque levanté la voz, Ougi-chan permaneció impávida. Estaba tan por encima de todo. “Así son los chicos de primer año de escuela media. Lo único que te importaba era que esa chica era guapa. No te voy a conceder este punto. El joven Araragi habría mostrado un poco más de precaución si no fuera así. Si hubiera salido un bandido musculoso, ¿le habrías seguido?”

“¿Un bandido musculoso? Huiría como un loco sea cual sea el contexto.”

“Entonces, ¿esa chica fantasma era linda?” Presionó Ougi-chan, como si su investigación dependiera de este punto. “La mayoría de los chicos no tendrían ninguna posibilidad de enfrentarse a una chica linda que les dijera ‘estudiemos y seamos más inteligentes juntos’, y eso es lo que ocurrió, ¿verdad? Me doy cuenta de que estás tratando de hacer

que suene como una historia reconfortante o de miedo, pero en cualquier caso, esta chica era dulce. Fin de la historia, ¿sí?”

“Está bien, admito que no estaba completamente fuera de lugar, así que por favor déjalo así.” Me rendí. Sentí que mis recuerdos habían sido mancillados, pero tampoco es que ella pudiera mancillar o hacer mucho más a un recuerdo que había olvidado hasta hace unos momentos. “Pero permíteme insistir en aras del honor de mi antiguo yo—también me atrajo lo que dijo sobre el análisis del problema. La carta se ajustaba perfectamente a mis gustos en ese sentido. Hasta el punto de que me costaba creer que alguien pudiera ignorarla.”

“Te costaba creerlo, ¿eh? Probablemente yo lo habría ignorado.” Dijo Ougi-chan con desprecio. “Sea como sea, escuchemos el resto de tu historia. Sobre tu fatídica escapada de verano. Sobre el resto de tu cita secreta con esta misteriosa chica.”

“…”

Su elección de palabras, escapada, me hizo reflexionar, y cita secreta me molestó aún más. Sí, puede que describieran lo sucedido, pero nunca pensé en ello en términos tan furtivos, ni me sentí avergonzado o culpable por nada de ello.

Y es por eso.

El término adecuado para mis encuentros con la chica, que comenzaron ese día, sería sesión de estudio.