Monogatari (NL)

Volumen 15

Capitulo 1 : Fórmula Ougi

Parte 4

 

 

Fui a visitar a Ougi-chan después de las clases, como había dicho, y desde allí nos dirigimos a paso ligero hacia el edificio donde se encontraba la sala de audiovisuales. Ougi-chan tomó la delantera. Esto hizo que me sintiera como si yo fuera el estudiante transferido y ella me mostrara la escuela. Me habló de todo tipo de cosas mientras íbamos de camino, para que no me aburriera, supuse. Cosas como “la ley del manga por entregas, por la que los editores escriben textos muy largos para títulos en los que no confían (en cambio, los textos de los mangas más populares son cortos)” o “la ley por la que cuanto más caro es algo, más lento va (la velocidad a la que se sirve la comida en un restaurante, el pago de la factura, la entrega de mercancías, el envoltorio de un regalo)”, cosas que se inventó ella misma. Parecía que era una fanática de las leyes. Verla hablar sin parar me hizo pensar que efectivamente había algo en ella que se parecía a Oshino Meme. También había algo en ella que la hacía sentir como una chica de secundaria normal. Saboreé tanto la nostalgia como la frescura mientras llegábamos a nuestro destino. Y a nuestro destino, el tercer piso del edificio de la escuela en cuestión, junto a la sala de audiovisuales, claro.

Ahí estaba. Un aula.

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“¿Ves, Ougi-chan? Echa un vistazo a eso. Hay un aula normal justo aquí. Lo has pasado por alto, eso es todo. En otras palabras, has

añadido el espacio que ocupa esta aula a tu dibujo de la sala de audiovisuales. Ahora está claro que cometiste un error. Así que creo que es hora de que te desnudes y uses tus brazos abiertos en lugar de una regla para volver a medir toda la escuela. Tal vez te pida que midas mi cuerpo mientras lo haces. Últimamente siento que he crecido.” Es no fue lo que dije.

Después de todo, era mucho más extraño que hubiera un aula aquí que no—en un edificio lleno de aulas especiales, ¿por qué había una normal, como si hubiera surgido de la nada? Estaba tan fuera de lugar que dejaba una impresión, y lo habría recordado absolutamente. Aunque no lo recordara al ver el plano, sí lo haría después de verla en persona.

“¿Hmm? ¿Qué podría ser esta aula? No estaba aquí cuando visité la zona para dibujar mi plano. Qué gran y viejo misterio.” Dijo Ougi- chan, de plano, por alguna razón, sonriendo como siempre. Casi parecía que lo estaba disfrutando.

“De todos modos… vamos a entrar.”

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Fue una decisión equivocada. Parece obvio que debería haber dado un paso atrás, idear un plan y regresar. Debería haber recurrido a la sabiduría de Hanekawa y haber consultado a Shinobu, que estaba durmiendo a mi sombra, pero quería demostrar a mi compañera que era de fiar, así que abrí la puerta imprudentemente y entré.

Como un tonto.

Desde fuera, parecía que no había nadie, pero la puerta no estaba cerrada, lo que facilitaba la entrada—efectivamente, no había nadie.

Sólo filas de pupitres y sillas, así como un escritorio para el profesor y una taquilla para el material de limpieza.

Un aula vacía, nada extraño. El hecho es que el reloj que no sonaba y el gimnasio que se veía desde las ventanas ya llamaban la atención, pero aún no me había dado cuenta. Desde luego, no estaba llena de tesoros y, por lo que pude ver, era un aula sencilla. Suponiendo que simplemente había recordado mal y que siempre había estado aquí, me sentí aliviado, sin notar nada de lo que debería haber notado.

Ougi-chan también entró en el aula. Luego cerró la puerta.

“Y eso nos lleva a ahora…”

Miré el reloj que había sobre la pizarra y lo comparé con mi reloj de pulsera, observando la disparidad entre la hora que mostraba mi reloj y la hora (detenida) del reloj de pared.

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Mi reloj funcionaba como si no hubiera pasado nada, así que era posible que el reloj de la pared se hubiera quedado sin pilas, pero Ougi- chan no había descartado de plano esa posibilidad. Si el tiempo se había detenido dentro del aula, eso explicaba en cierta medida por qué las puertas no se movían y las ventanas no se rompían. Una clase en la que el tiempo se había detenido—o no, quizás debería llamarla una clase en la que el tiempo no pasaba.

“Supongo que la cuestión es cuán fija está en el tiempo.” Dijo Ougi- chan, encarando de nuevo la pizarra. Ahora no tenía un bolígrafo en sus manos, sino un utensilio normal para escribir en una pizarra, es decir, tiza. “Así es, tiza de pizarra. Pero yo soy anticuada, así que prefiero llamarlo yeso.”

A continuación, trazó una línea en la pizarra.

Mientras que el bolígrafo no había dejado ninguna marca, esta vez consiguió dibujar una clara línea blanca en la pizarra.

“… V-Vaya.” Exclamé, no tanto por el resultado del experimento que demostraba que se podía dibujar en la pizarra con tiza, sino por el nivel de actividad con el que Ougi-chan realizaba una prueba tras otra.

¿No era la gente normalmente más cautelosa en un entorno cerrado como el nuestro?

“Jajaja. Parece que el yeso funciona. Me pregunto cuál es la lógica que impera. ¿Qué tal esto?” Entonces Ougi-chan sostuvo la tiza de lado para dibujar una línea gruesa. Era una forma prohibida de usar la tiza que consumía un trozo en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, ella podía dibujar de esa manera. Su trazo grueso se dobló hacia adelante y hacia atrás mientras dibujaba un paraguas de amor.

A partir de ahí, volvió a sostener la tiza en vertical y escribió “Koyomi” y “Ougi” bajo cada lado del paraguas.

“¡Jajaja! Sólo estoy bromeando.”

“Realmente no es el momento para eso, Ougi-chan…”

Uy. En todo caso, no era el momento de enfadarme por una broma tonta de una kouhai; debería haber ideado mis propios experimentos, mis propios ensayos y errores para averiguar cómo escapar de la habitación cerrada.

“¿Se encenderán las luces?” Todavía no habíamos probado los interruptores, ya que había luz más que suficiente que entraba por la ventana, pero intenté encenderlos todos. Todos al mismo tiempo, en nuestra situación, demostró lo desaliñado que soy, pero igualmente los tubos fluorescentes del techo se iluminaron. “Así que hay electricidad… Supongo que al menos este lugar funciona como un aula.”

No estaba seguro… Aun así, si estaba recibiendo electricidad, como último método de escape podríamos utilizar un enchufe para encender una chispa y provocar un incendio. Tsukihi había hecho algo similar en el pasado para ayudar a Karen (literalmente, las Fire Sisters), pero aunque probablemente era más seguro que una explosión, corríamos el riesgo de asfixiarnos si iniciábamos un fuego en un espacio cerrado, lo que lo convertía en un método de última instancia.

“¿Existe el peligro…?” Murmuré. “¿De qué nos asfixiemos aunque no lo hagamos? Me pregunto a qué velocidad consume el oxígeno un ser humano. Como esto se prolongue demasiado se nos acabará…”

“No sé nada de eso. Esto es un aula, después de todo, puede ser una habitación cerrada, pero dudo que estemos sellados incluso de la atmósfera. Tal vez si alguien usara cinta adhesiva para atraparnos aquí,

pero debería filtrarse suficiente aire a través de los marcos de las ventanas y todo eso para mantener vivos a dos humanos.”

“Oh… Eso es un alivio.”

Aunque dije que me sentía aliviado, me di cuenta de que Ougi-chan había utilizado las palabras habitación cerrada. Probablemente las eligió por casualidad, por supuesto, pero tal vez tenía razón.

Habitación cerrada podría ser un término más adecuado para nuestra situación que espacio cerrado si no estuviéramos en un entorno hermético.

Vaya.

Guiados por un plano a una habitación oculta, como algo sacado de una novela de misterio, nos encontramos en una habitación cerrada. No es un mal montaje, pero tiene una lamentable falta de detective.

“¿Qué piensas, Araragi-senpai?”

“¿Qué es lo que pienso? Bueno… ¿qué se supone que debo hacer?”

Tuve que admitir que un plano que no parecía del todo correcto y mi incapacidad para recordar el aula podían atribuirse a algún malentendido, pero no había ninguna explicación lógica para acabar en una habitación cerrada. Mi única opción era explicarlo de forma ilógica, como un absurdo.

“Pero Ougi-chan. Si una excentricidad está haciendo esto, ¿qué clase de excentricidad es? ¿Hay alguna excentricidad que encierra a la gente en un aula?”

“Es difícil de decir. A diferencia de mi tío, yo no estoy versada en esa tradición antigua. Sólo conozco las excentricidades importantes, las que aparecen en el manga y en las películas.” Se hizo la tonta o actuó con modestia, con unas risitas tan insondables que me hicieron pensar que realmente sí conocía. Lo mismo ocurría cuando hablaba con Oshino—no podía evitar desconfiar de él. Al ver mis ojos suspicaces sobre ella, Ougi-chan continuó.

“Pero seguro que tiene que haber algún tipo de excentricidad que te impida salir de una habitación cerrada. Del tipo que más se oye no te deja salir hasta que aparece el siguiente visitante y le engañas para que entre y puedas salir. Ese tipo de cosas.”

Sí, había oído ese tipo de historias de fantasmas, ¿así que estábamos atrapados en esta aula hasta que apareciera alguien más? No, eso no podía ser cierto, no era como si alguien atrapado dentro se hubiera ido cuando entramos. Incluso si esto era una excentricidad, era un tipo de fenómeno diferente.

“Ah, tenía tanto miedo de que un tonto como tú se sumara a esa hipótesis.” Ougi-chan sonrió suavemente; era muy linda cada vez que me llamaba tonto, pero ¿qué era? Seguía perdiendo la oportunidad de regañarla. “Sin embargo, puedo decir esto. Para cada excentricidad, hay una razón, ya ves.”

“…”

¿No era esa otra de las frases de Oshino? En cuyo caso, la inferencia era que averiguar esta razón nos ayudaría a escapar…

“Aun así, ¿por qué no podemos salir de un aula? Y por qué un reloj debería marcar que el tiempo no pasa…”

“¿Tal vez la hora en que se detuvieron sus manecillas es la clave? Quiero decir, ¿no se siente extraña la ridícula hora en la que se han detenido?”

El reloj que colgaba de la pared marcaba un poco antes de las seis— 5:58, para ser exactos—. En cuanto a mi reloj de pulsera, marcaba las 4:45. Ougi-chan y yo debíamos de haber empezado nuestra investigación hacia las tres y media, así que ya había pasado una hora y quince minutos desde el inicio de nuestra anómala situación.

“Incluso si ese reloj que se detuvo un poco antes de las seis es la clave, ¿se supone que eso es a.m. o p.m.? No se puede saber con un reloj analógico.”

“Creo que p.m., a juzgar por la vista de afuera.


¿Hm? Espera, ¿en serio? Si acaso…”

No se me había ocurrido referirme a la escena más allá de las ventanas. Aunque Ougi-chan me impresionaba en silencio, no quería traicionar mi falta de perspicacia ante una kouhai, obligándome a encontrar fallos en su argumento. Odiaba profundamente lo minúsculo que era.

“¿No estaría más oscuro si fueran las seis de la tarde? En esta época del año—puede que no lo sepas porque eres una estudiante trasferida Ougi-chan, pero el sol por aquí se pone bastante pronto una vez que es octubre.”

“¿Sí? Huh, aprendo mucho hablando contigo. Aunque sigo pensando que son las 6 p.m.; mira la dirección de la sombra que proyecta el gimnasio. El sol tendría que estar en el oeste para que se vea así.”

“Mmm… bien. Pero estamos mirando… espera, no. No deberíamos basar nuestra dirección en la posición de este edificio ya que estamos viendo algo equivocado desde la ventana. En su lugar deberíamos usar la posición del gimnasio. Y está orientado al este-oeste.” Murmuré, recordando la página con el plano del gimnasio de Ougi-chan. En ese caso, sí, el reloj marcaba las 5:58 p.m.

“Las seis p.m. es cuando la escuela cierra por el día, ¿verdad? Je, así que podremos salir a tiempo—oh, ¿o tal vez todavía son las 3:30

p.m. afuera si el reloj está parado?”

“Eso significaría que mi reloj de pulsera está funcionando mal. Esto se está volviendo molesto…”

“¿De qué estás hablando, los viajes en el tiempo son un paseo por el parque para ti?” Dijo Ougi-chan.

Espera, ella no debería saber nada de lo del viaje en el tiempo, ocurrió después de que Oshino dejara la ciudad…

“Dejando de lado los detalles, estamos en un aprieto, ¿no? Si el tiempo no avanza, eso significa que la noche nunca llegará. En otras palabras, no podrás contar con esa caminante nocturno… er, Shinobu- san.”

“Mm. Oh, supongo que no.”

Oshino Shinobu, la vampira que vive a mi sombra, antes conocida como la Cazadora de Excentricidades, es como un depredador natural de todos los fenómenos excéntricos—una excentricidad que se come a otras excentricidades. Si pudiera hacer acto de presencia, seguramente consumiría lo que fuera que estuviéramos enfrentando, tal vez incluso toda el aula. Pero era mucho trabajo atraer a alguien nocturno como ella a la incómoda hora de “justo antes de las seis p.m.”. No era imposible… pero no se sabía cuántos donuts exigiría a cambio.

“No lo sé.” Dije. “Aunque el tiempo no fluya en esta aula, se mueve para mí, así que quizá también lo haga dentro de mi sombra para Shinobu.”

“No sabemos con seguridad si el tiempo fluye para ti. Podría ser que sólo tu voluntad esté activa, mientras que el tiempo se ha detenido para tu cuerpo. Quiero decir, espero que nuestras fisiologías no se muevan en el tiempo.”

“¿Por qué no?”

“¿Qué vamos a hacer si queremos orinar?

…”

Un problema grave, sin duda. Hacía todo lo posible por no pensar en ello, pero más que el hambre o la sed, ése era el problema más acuciante; sin embargo, Ougi-chan mantenía la calma mientras decía esto.

“He oído hablar de tus heroicidades, pero aunque seas conocido como el Tanizaki Junichiro de nuestra era, no es posible que te guste ver a una chica orinar y viceversa.”

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“¿A quién llamas el Tanizaki de nuestra era?”

“Si realmente el tiempo se ha detenido en esta aula justo antes de las seis, ¿por qué será?” Preguntó Ougi-chan, poniéndonos de nuevo en situación.

“¿Qué quieres decir con eso…?”

“Permíteme decirlo de otra manera. Seis p.m., hora de salir de la escuela. ¿Qué significado tiene este fenómeno, en el que dos estudiantes están atrapados en un aula a la hora exacta en que deberían salir?”

“No ir a casa, incluso cuando es el momento de hacerlo…”

Tenía razón. Parecía extraño; de hecho, en lo que respecta a las excentricidades relacionadas con la escuela, el tipo que pretendía enseñar algún tipo de lección era el más común, como atacar a los estudiantes que merodeaban por las instalaciones.

“¿Esto es lo que llamarías detención?” Dijo Ougi-chan.

“Detención…”

Hm. ¿Por qué me quedé con esa palabra? La razón no me venía, pero tenía la vaga sensación de que significaba algo.

Sentí que removía mis recuerdos—¿detención?

“¿Alguna vez has tenido que quedarte después de la escuela para alguna sesión de recuperación, Araragi-senpai? Jajaja. No puedo decir que lo haya hecho. Puede que te sorprenda saberlo, pero estoy en el lado más inteligente.”

“Tampoco puedo decir que lo haya hecho…


Oh, wow.”

Aunque Ougi-chan se mostraba impresionada, no era la inteligencia lo que me impedía haber estado detenido o hacer trabajos de recuperación; simplemente me saltaba cualquiera. No es que pudiera hacerlo ahora, ya que esperaba hacer los exámenes de ingreso a la universidad… pero sí, el año pasado o el anterior… especialmente cuando era de primer año… ¿de primer año?

“¿Qué pasa? Tu tapa no se ve bien, quiero decir, tu cara.

¿Hm? ¿De verdad? Lo siento, sólo estaba… mareado.”

“No hay necesidad de disculparse. No es necesario en absoluto. Estar tratando con una kouhai desvalida debe ser agotador. ¿Te gustaría sentarte en una de esas sillas? Estoy seguro de que no eres un germófobo como yo, pero si insistes, puedo prestarte mi regazo.”

“¿Y exactamente como se supone que haría eso? Si lo tomo prestado cuando no estás sentada, sería una formación gimnástica. Hay que ver…”

Estaba empezando a acostumbrarme a las burlas de Ougi-chan. Como su senpai, debería haberla puesto en su sitio (justo, antes de que fuera demasiado tarde como con Kanbaru), pero sinceramente me sentía mareado con un ligero dolor de cabeza. Seguí la sugerencia de Ougi-chan y decidí sentarme un momento, no en su regazo, por supuesto, sino en una de las muchas sillas del aula. Me parecía que esto iba a durar mucho tiempo, así que ahora mismo no tenía sentido esforzarme demasiado. Me moví, saqué una silla y me senté en ella.

“¿Por qué te has sentado ahí?” Me preguntó tan pronto como lo hice, o quizá incluso un poco antes.

¿Qué? ¿Por qué? Ella fue la que lo sugirió.

“No, no me refiero a eso—esta aula está llena de sillas, así que quería saber por qué has elegido esa.”

“…”

¿Por qué habría una razón? Pensé en decirlo, pero ahora que me lo había preguntado, no encontraba la respuesta. Si me sentaba porque estaba cansado, lo más lógico era elegir la silla más cercana, así que

¿por qué moverme, recorrer los pupitres, pasar por encima de otras sillas y finalmente sentarme en el cuarto asiento desde el frente, el tercero desde la derecha?

Simplemente lo sentí idóneo era, por supuesto, la única respuesta que podía dar…

“Se sintió idóneo.” Dijo Ougi-chan. “¿Te pareció que esa era la silla más fácil para sentarse? ¿Parecía la más cómoda?”

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“No creo que haya mucha diferencia en cuanto a la comodidad de cualquiera de estas sillas… Es que…”

“¿Es qué?”

“Es como si me hubiera acostumbrado a sentarme aquí.

Yo mismo pensé que era algo extraño. ¿En verdad dije que estaba acostumbrado a sentarme aquí, en un aula que visitaba por primera vez? Claro, si necesito descansar en nuestra aula, aunque todas las sillas sean básicamente iguales, podría elegir inconscientemente el asiento más familiar, el mío, para sentarme… pero ésta no era ni de lejos nuestra aula.

“¿Eso es realmente cierto?”

“¿Eh? ¿Qué? ¿Qué acabas de decir, Ougi-chan?”

“Estoy lanzando todas las posibilidades a la pared, y me acabo de dar cuenta de que quizás no es la primera vez que vienes aquí. Cuando necesitabas tomar asiento, ¿podrías haber ido directamente a una silla específica porque te has sentado en ella antes?”

“… Lo siento, ese nivel de exageración es demasiado para mí.” Respondí con una media sonrisa; sí, no parecía una hipótesis que

mereciera ser considerada con seriedad. Ougi-chan estaba jugando y burlándose de mí otra vez. “Ni siquiera sabía que había un aula aquí hasta ahora—”

“Tampoco estaba aquí cuando hice mi primer estudio. Pero apareció cuando vine contigo, así que me parece completamente natural que tenga algo que ver contigo.”

“Hm… Así que eso es lo que tratas de decir.”

Para ser honesto, me pregunté si Ougi-chan no sería la causante, ya que ella había descubierto el fenómeno excéntrico, pero desde su perspectiva, yo era el sospechoso.

“Tú mismo lo has dicho, Araragi-senpai. La vista por la ventana te resultaba familiar.”

“¿Eh? ¿En serio?”

“Claro que sí. Justo cuando entramos, antes de que nos diéramos cuenta de que estábamos atrapados.”

Yo no recordaba eso, pero debo ser el caso si ella estaba tan segura. Debo haberlo olvidado una vez que me di cuenta de que estaba en una habitación cerrada.

Todavía sentado, eché otro vistazo por la ventana, desde donde podía ver el gimnasio. En nuestro ángulo, desde este piso del edificio, no deberíamos haber podido hacerlo, y la vista desde mi asiento era un poco diferente de la que tenía junto a la ventana. Ya no podía ver el

tejado, y en su lugar las montañas se asomaban en la distancia, y parecía…

Mis recuerdos.

Se estaban agitando.

“Hm… Recuerdo haber visto esto. Pero…”

“Pero…” Repitió Ougi-chan, más repreguntando que siguiendo mis palabras; se había acercado a mi asiento sin que me diera cuenta. No había hecho ningún ruido, y estaba tan cerca que me encontré un poco nervioso. Empecé a hablar, como si quisiera disimular la situación.

“Bueno… no diría que me siento especialmente nostálgico. En realidad, es algo desagradable…”

“¿Desagradable? ¿De verdad? Creo que es una vista agradable, esta ubicación, esta situación. Decíamos que a pesar de estar en el tercer piso, se sentía más como el cuarto o el quinto, pero definitivamente es el quinto a esta altura.”

“Quinto piso…”

A esta altura, el quinto piso.

Correcto… Necesitaba repensar esto. La vista era un imposible desde este piso de este edificio. ¿Y si este fuera el quinto piso, y yo estuviera en un aula en un edificio que diera al gimnasio, y si estuviera donde pudiera ver esto?

Yo estaba familiarizado con esa clase.

Fukado. “¡…!”

“Uh oh. ¿Qué pasa? No es que se te haya ocurrido algo. Lo siento si fui insensible.” Dijo Ougi-chan como si se estuviera disculpando. No, no se estaba disculpando, estaba saboreando esto. Había cambiado de posición en algún momento y ahora estaba directamente detrás de mí. “¿Acabas de recordar algo que no querías recordar?”





“No, no es… eso. No he recordado nada.”

De hecho, no lo había hecho. Porque, para empezar, nunca lo había olvidado—¿cómo iba a olvidar lo ocurrido? Me mordí los labios, guardé silencio y metí la mano dentro del pupitre, para buscar dentro del asiento que había elegido, alegando que era cómodo. El dueño tenía que ser bastante reacio a estudiar en casa; estaba abarrotado de libros de texto. Saqué uno y examiné su contraportada. Allí ponía: Año 1, Clase 3—Araragi.

“Guh…”

Me tapé la boca y al instante me moví para ocultar el nombre, pero fue demasiado tarde. Ougi-chan lo vio por encima de mi hombro.

“Espera un segundo. ¿Ese libro de texto tenía escrito ‘Araragi’ en él? Es curioso, es extraño, ¿por qué podría ser—por qué estaría tu libro de texto aquí en esta clase? ¿Lo metiste mientras no miraba? Por favor,

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¿no sabes que los objetos de fuera no están permitidos en esta clase?”

Es una broma, no se trata de un examen, no existe tal regla, añadió Ougi-chan de forma babosa, sin abandonar su tono fácil. Una prueba. Así es, una prueba. Cada palabra que pronunciaba removía mis recuerdos y los aguijoneaba, no como las espinas de una rosa, sino como las púas de un puercoespín.

Ahora desesperado, le pregunté: “Ougi-chan… ¿Qué sabes?

Nada. Tú eres el único que lo sabe. Por ejemplo…”

Ougi-chan se acercó al asiento contiguo al mío. Del escritorio, extrajo un libro de texto al azar; luego lo volteó y leyó el apellido en él. Año 1, Clase 3. Toishima.

“¿Por casualidad sabes quién es Toishima?

Sí… Lo…”

Lo sé.

Toishima Suisen. Todo el mundo la llamaba Sui para abreviar—

¿estaba en el club de arreglos florales? Siempre estaba riendo y sonriendo, sin importar lo que le preguntaras o le dijeras. ¿No le advertían sus amigas que reírse con la boca abierta no era propio de una dama? En todo caso, los chicos la apreciaban por su risa franca. Los profesores también. ¿No había sido como una salvadora, de hecho, para los profesores a los que les gustaba bromear durante la clase? Cierto, y ella era tan seria en cuanto a la reasignación de asientos… y parecía bastante infeliz de este, cuarto por delante, segundo por la derecha, una posición mediocre. Sentarse justo al lado de alguien que

parecía tan descontento fue desconcertante al principio, pero luego me di cuenta de que era un asiento de primera fila especial para escuchar su risa.

“Llevaba el cabello con trenzas francesas… Sabía cuánto tiempo le llevaba hacerlo porque mi hermana pequeña es como un catálogo de cabello andante, y siempre pensaba en la cantidad de trabajo que debía llevarle cada mañana. Pero nunca lo mencioné…”

“Seguro que sabes mucho sobre esta Toishima-san.

No… Cualquier compañero de clase lo sabría. Yo—” Después de todo—no había sabido nada.

Esto fue cuando había—había muchas cosas que no sabía.

“Entonces, ¿qué pasa con Fukado? ¿Qué clase de persona se sentó en el escritorio que volteé?”

Parecía que Ougi-chan también había visto el apellido en ese libro de texto. Así que lo había hecho, pero no lo había mencionado hasta ahora… bueno, eso no era extraño. No es que el apellido tuviera nada que ver con ella.

“Fukado Shimono. A ella sí que le tenía miedo… No porque hiciera nada en particular. Creo que era inofensiva. Supongo que sólo era ridículamente buena en la presentación de una personalidad. Para ser franco, se comportaba como una lindura. Venía a la escuela con el tipo de accesorios para el cabello que sólo se ven en el anime, todo el tiempo le decían que no lo hiciera, y ponía una mirada como de ‘no

entiendo por qué están tan enojados conmigo’. Era obvio que lo sabía… Quizá porque pensaba que ser inteligente o buena estudiante no era bonito, lo hacía mal en los exámenes a propósito; no diré que se hacía la tonta, pero era algo así. Creo que su objetivo para el futuro era ‘ser madre’; incluso un estúpido como yo podía darse cuenta fácilmente de que ‘ser novia’ era la respuesta más femenina, así que tal vez lo decía en serio. Pero cuando sonreía, sus ojos nunca lo hacían, que yo sepa.”

Maldita sea. Estaba hablando demasiado. Sin embargo, no podía parar una vez que había empezado. Era como si las compuertas se hubieran abierto y las palabras se derramaran—¿no había decidido no pensar más en ello, aunque no pudiera olvidarlo?

Creía que estaba decidido.

¿Por qué? ¿Por qué la clase 3 de primer año, mi aula de dos años antes, estaba aquí ahora? Justo antes de las seis. 5:58 p.m. Justo antes de que fuera hora de ir a casa. Necesitábamos ir a casa, pero no podíamos.

Esta aula, de la que nadie podía salir.

“¿Ougi-chan? ¿Hay algo alrededor que pueda decirnos la fecha?

¿La fecha?”

“Sí. Como el día de hoy—o no, que mes y día es en esta clase.

Necesito saberlo.”

“Bueno, está ahí en la pizarra. Sólo tienes que echar un vistazo.”

Por tercera vez, Ougi-chan estaba justo detrás de mí. Acercando su cara a la mía, me pasó el brazo por el hombro y señaló la pizarra. En la esquina derecha. ¿Por qué no me había dado cuenta hasta ahora? La fecha de “hoy” en esta clase estaba justo ahí, junto con los apellidos de los que estaban de guardia.

15 de julio. Jueves. Koma / Marizumi. “¡…!”

“Oh, así que hoy es quince de julio, ahora tiene sentido que haya tanta luz fuera. Hmm, entonces, ¿pasó algo en este salón de clases— Año 1, Clase 3, supongo—alrededor de las seis del jueves quince de julio? Algo lamentable, estoy segura. Y ese arrepentimiento debe haber dado sus frutos en forma de esta excentricidad.” Comentó Ougi- chan, ampliamente, como si nada de eso importara realmente. Casi me encontré protestando y diciendo que era más grave que eso, pero no pude. La razón más importante era que no quería gritar a una chica que era mi kouhai, pero también, cuando lo pensaba, daba en el clavo.

Lo que ocurriera en esta aula ese día—no importaba, y por eso mismo era tan insoportable. Quién sabía para qué se utilizaba ahora ese espacio. Una reunión del consejo de clase después de las clases, celebrada el 15 de julio en el aula de 1er año, clase 3, situada en el centro del quinto piso de ese edificio, frente al gimnasio. Una reunión del consejo de clase que podría calificarse de juicio. Allí nos condenamos unos a otros por un determinado incidente, afirmando nuestra propia inocencia e imputando la culpa a los demás. Había

objeciones, y había el derecho a guardar silencio. Hubo testimonios, y hubo perjurio. Y yo, Araragi Koyomi, de la clase 3 del primer año, me senté en el centro de este tumultuoso juicio.

Sí.

¿No fue entonces cuando empezó?

Cuando empecé a decirlo…

“Yo no hago amigos, hacer amigos bajaría mi intensidad como humano.” Se adelantó Ougi-chan. Se adelantó, como si quisiera bloquear mi ruta de escape. Para perseguirme hasta un callejón sin salida.

Su rostro, todavía al lado del mío, se acercó aún más. Ahora nuestras mejillas casi se tocaban. No sólo estaba cerca, sino que su delicada barbilla estaba apoyada sobre mi hombro.

“Esa era tu frase favorita, aunque parece que has dejado de decirla desde que Hanekawa Tsubasa entró en tu vida. Ah, realmente cambiamos al conocer a la gente, ¿no? Así que déjame preguntarte esto, por curiosidad. ¿Cómo cambiaste cuando estabas en esta clase?

¿Cómo te cambiaron Fukado, Toishima, Koma y Marizumi?

… Cambiarme—”

“He oído que tu personalidad cambió bastante entre la escuela media y la secundaria. ¿Podría la razón de eso encontrarse en esta clase?”

¿Quién se lo dijo? Bueno, algunas personas lo sabían, por supuesto, pero esto era el pasado, y las únicas que se molestarían en desenterrarlo ahora eran las Fire Sisters.

“¿Qué pasó, Araragi-senpai? Aquí, en esta clase. Aquel día. Aquella vez.” Ougi-chan susurró las palabras como si me estuviera acorralando.

Uno de sus brazos me rodeó el cuello y me sentí como si me estrangularan, y comprendí lo que la gente quería decir cuando hablaba de ser colgado con una soga de seda.

“Hablemos de ello—Araragi Koyomi.” Murmuró ella, casi en un susurro. “Te sentirás mejor una vez que lo hagas. No importa lo horrible que sea un recuerdo, habla de él y se convertirá en nada más que un cuento.”

“Un cuento…”

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“No te preocupes, te escucharé. Puede que no lo parezca, pero soy alguien con quien puedes hablar con sinceridad.”

“…”

Hice todo lo posible por mantener la compostura, incluso en estas circunstancias, no quería avergonzarme delante de mí kouhai. ¿Qué tan vanidoso soy?

“No podemos irnos.” Dije. “¿Perdón?”

“No podemos irnos—no se nos permite irnos de esta clase hasta que descubramos al culpable. Eso es lo que hicimos—eso es lo que nos obligamos a hacer en ese consejo de clase. Y por increíble que parezca… yo era el presidente.”

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