Potion Danomi De Ikinobimasu (NL)

Volumen 8

Capitulo 64: El Nuevo Cazador

Parte 3

“¡Eso no es verdad! Bien, ¡te enseñaré por qué no debes trabajar en solitario ni en primera línea de ningún grupo! ¡Sal al campo de entrenamiento en el patio trasero!”

Los espectadores se lamentaban mentalmente. Iba a ser el mismo chiste de comedia de situación otra vez. Cualquier cosa podía convertirse en un gag si se repetía cien veces.

“Si puedo vencerte o no, no tiene nada que ver con cómo me iría como cazador… Además, parece que ya llevas unos cuantos años como cazador, así que vencer a una novata de Rango F que acaba de convertirse en una no probará nada. E incluso si pierdo, no tengo ninguna razón para escucharte o unirme a tu grupo. Buscar pelea con una novata y golpearla hasta la sumisión suena como algo que haría un criminal.” Dijo Reiko.

Los espectadores, entre los que se encontraban el personal del gremio y los miembros del grupo de Leaf, asintieron. Entonces…

“De acuerdo, vamos al campo de entrenamiento…” Dijo Reiko. “¡¿Y después de todo aceptas?!” Gritaron todos.

Los cazadores empezaron a hacer apuestas enseguida, pero todos votaban por un bando, así que no había nadie contra quien apostar.

Reiko, Leaf y el público se dirigieron al campo de entrenamiento del patio trasero.

“Elige una de esas armas de entrenamiento. Las hay de madera y de metal sin filo, pero no quiero hacerte daño, así que usemos las de madera.” Dijo Leaf.

“No, usaremos las armas de metal. No quiero que digan que perdiste porque usamos armas de madera.” Respondió Reiko.

“Bueno… Bien. Voy a tener que ser suave contigo.”

No podía exigir que usaran armas de madera después de que la chica hubiera pedido las de metal, así que acabó accediendo a usar las armas de entrenamiento de metal sin filo.

“Esta debería servir…”

Reiko tomó una espada corta que era más o menos del mismo tamaño que su propia arma. Se quitó su espada y la colocó en el estante, luego se ató su nueva arma de entrenamiento a la cintura.

Leaf también escogió un arma similar a la suya habitual y la sustituyó. Parecía que estaba usando una espada de infantería, de unos ochenta centímetros de longitud. Una espada bastarda o una claymore tendrían más alcance y potencia, pero un arma de ochenta centímetros era más o menos el límite que un humano podía controlar libremente como una extensión de su propia mano. Una cosa habría sido que la empuñara con las dos manos, pero un arma larga y pesada requería una gran habilidad para manejarla. En un duelo, o cuando se luchaba contra varios enemigos rápidos como los monstruos, era natural que un joven como él eligiera un arma que pudiera blandir con libertad y rapidez.

Tal vez un soldado hubiera sostenido un arma más larga con ambas manos, pero una espada de una mano era más adecuada para los cazadores. Si el cazador pensaba dónde, contra quién y cómo iba a luchar, y si no quería morir, claro.

Los dos se colocaron frente a frente en el centro del campo de entrenamiento.

“¿No vas a preparar tu arma?” Preguntó Leaf, al ver que la chica ni siquiera había sacado la espada sin filo que llevaba en la cintura.

“No es necesario.”

Leaf no pudo evitar molestarse por su respuesta. “¡No digas que no te lo advertí!”

Aun así, no podía aporrear la cara o la cabeza de una joven con su arma, contundente o no. Podría dejarle una cicatriz o causarle una herida grave… o peor aún, matarla. Así que sólo podía apuntarle al abdomen o al hombro, ambos protegidos por su armadura de cuero. Seguramente, ella no diría que no cuenta porque la golpeó a través de su armadura.

La chica extendió los brazos hacia delante como una completa aficionada, por lo que estaba totalmente abierta. Leaf se adelantó rápidamente, haciendo sólo los movimientos mínimos necesarios para golpear su hombro izquierdo mientras intentaba no herirla demasiado.

¡Thunk!

“¿Eh…?”

La sincronización, la retroalimentación e incluso el sonido estaban mal.

¡Clap!

“¿Qué?”

Tras un momento de espera, la muchacha sujetó entre sus palmas la parte de la “hoja” de la espada inmóvil de Leaf. Parecía que no había sentido dolor alguno por el golpe.

Entonces…

“Técnica Secreta: ¡Intercepción de Espada!”

“¡Espera un momento!” Gritó la multitud a la vez. El momento era demasiado inoportuno para afirmar que había sujetado el arma a mitad de movimiento…

El silencio se prolongó. Unos segundos más tarde, la chica parecía un poco preocupada, luego soltó la espada de su oponente y retrocedió unos metros.

“¡En garde!”

Parecía que iba a actuar como si no hubiera pasado nada. Leaf sacudió la cabeza y volvió a preparar su arma. Parecía que había aceptado seguirle el juego… sobre todo por su propio bienestar mental.

Los pensamientos de Leaf fueron los siguientes: aunque volviera a intentar el mismo enfoque, probablemente los resultados serían los mismos. Quería evitarlo a toda costa. Y así, cambió su método de ataque.

“¡Aaaaaargh!”

Había empujado su arma hacia delante. Sus brazos y su espada tenían un alcance superior al de su oponente, que ni siquiera había desenvainado aún. No había forma de que fallara contra una aficionada si apuntaba al centro de su cuerpo, y ella llevaba una armadura allí, así que no tenía que preocuparse por ninguna herida grave. En el peor de los casos acabaría con un moratón. Pero incluso si acababa herida, se lo había ganado, y nadie lo culparía.

Y así, Leaf empujó su arma contra su oponente, al tiempo que se contenía un poco.

¡Thud!

La espada se clavó directamente en el estómago de la chica, como estaba previsto. Por supuesto, el extremo de la espada era redondeado, así que no podía atravesar nada, pero la fuerza del impacto concentrada en un solo punto tenía bastante poder detrás. Una chica tan frágil como ella no podría soportar semejante golpe. El ataque envió a la chica volando hacia atrás… o lo habría hecho, si hubiera sido una chica normal.

Reiko se quedó allí, despreocupada. El fuerte impacto no la había perturbado en lo más mínimo. Entonces, sin mediar palabra, colocó los dedos de su mano derecha sobre la punta de la espada…

“Técnica Secreta: ¡Atrapar Punta de Espada!” Exclamó.

Sujetaba la punta de la espada entre los dedos índice y pulgar derechos. Había llegado un momento, no, varios momentos tarde…

“¡¿Qué demonios ha sido eso?!” Volvió a gritar el público.

Los dos combatientes volvieron a alejarse el uno del otro. Leaf mostraba una expresión contorsionada, pero su espíritu aún no se había quebrado.

“Ja… Ja, ja, ja… Supongo que eres más dura de lo que pareces… Y parece que llevas placas de metal bajo tu armadura de cuero…. Puedes tomar desprevenido a un oponente más fuerte pareciendo y actuando como una aficionada. Qué astuta eres…”

Parecía que se había convencido a sí mismo de lo que ocurría. Lo que no había considerado era que poner placas de metal en su armadura no explicaba cómo ella ni siquiera se había inmutado ante los ataques de balanceo y estocada con la espada roma, que era básicamente un garrote de metal.

“Entonces lo único que tengo que hacer es golpearte donde no estés protegida por la armadura. Pero no puedo golpear a una mujer con una espada de metal donde es vulnerable, con o sin filo. Además, todo este tiempo has estado luchando desarmada. Así que…”

Con eso, Leaf envainó su arma y se acercó a Reiko con los brazos extendidos en posición de combate. Parecía que también estaba entrenado en combate sin armas… O tal vez simplemente pensó que podría dominar fácilmente a una chica sin entrenamiento con un tamaño, una velocidad y una fuerza superiores. Tenía la idea correcta… o la tendría, si su oponente no hubiera sido Reiko.

¡Smack!

“¡Gah!”

“¿Eh?” Gritó el público.

Leaf se había acercado a una Reiko desarmada, y ésta le había clavado su espada corta directamente en el costado. De hecho, ni una sola vez había afirmado que no usaría su arma.

“¡Eso es cruel!”

Los gritos del público resonaron en el campo de entrenamiento… “¡Ganador: la recién llegada!” Anunció alguien.

“¡Soy Cándida! Ah, ¡y me llaman Can para abreviar!”

Alguien le había puesto un apodo extraño, así que rápidamente lo corrigió con su nombre real. Al fin y al cabo, no quería que se le quedara ese nombre. Tenía que evitar que le ocurriera lo mismo que a la gente que llama Diminuto a su perro porque era pequeño de pequeño y luego crece hasta hacerse enorme.

“De acuerdo. La ganadora es Can, ¡la nueva cazadora!”

Reiko no podía saber si el autoproclamado locutor era un simple cazador o un miembro del gremio, pero se sintió aliviada de que hubieran corregido su nombre. Como sabía que era nueva y no alguien que había llegado de otra región, debía de haber estado observándola desde el momento en que se había registrado.

“Bueno, entonces, tengo algunas cosas que me gustaría preguntarte.

Ven conmigo.” Le dijo otro hombre mayor.

Reiko no pudo evitar sentirse molesta por este hombre que de repente le daba órdenes.

“¿Eh? ¿Y quién demonios eres tú?” Preguntó.

No estaba dispuesta a escuchar a un completo desconocido, y menos a uno que le daba órdenes arbitrarias de la nada. Su enfado se reflejó un poco en sus palabras, pero se abstuvo de utilizar un lenguaje soez delante de la multitud. Entonces…

“Soy el jefe del gremio.” Respondió el hombre. “Oh… Bueno, en ese caso…”

Estaba claro que Reiko aún no estaba totalmente de acuerdo, pero no tenía más remedio que obedecer. No tenía motivos para pelearse con el jefe del gremio y, puesto que a partir de ahora visitaría el gremio a menudo, intercambiar información le beneficiaría a largo plazo. Así pues, Reiko entró en silencio en el edificio y siguió al hombre hasta el despacho del jefe del gremio, en el segundo piso.

“Bienvenida a nuestra ciudad. ¿Cuánto tiempo piensas quedarte? Me encantaría ver algunas de las solicitudes de alto rango completadas por cazadores expertos como tú… ¿Estás trabajando por separado del resto de tu grupo en este momento?” Preguntó el jefe del gremio.

“¿Qué…?” Respondió Reiko.

Parecía que el jefe del gremio no había estado observando desde el principio. Supuso que se había dado cuenta y había seguido a la multitud que se formaba en el campo de entrenamiento durante su primera discusión y había visto su Cortador de monedas de cobre. Debió de volver a su habitación, se dio cuenta de que todo el mundo se dirigía de nuevo al campo de entrenamiento y volvió a salir.

Eso significaba que no había visto a Reiko registrándose como nueva cazadora y había asumido que era una cazadora que había venido de otra ciudad. Probablemente supuso que había permitido que la golpearan en el hombro y en el estómago a propósito porque confiaba en poder resistir los ataques con las placas de metal que presumiblemente llevaba escondidas debajo, y también para dejar claro que los ataques de Leaf no podían afectarla.

Incluso con una armadura especializada contra armas contundentes, debía de tener el cuerpo y la mente bien entrenados para soportar los golpes de un palo de metal. Cualquiera que hubiera presenciado este espectáculo asumiría de inmediato que era una cazadora de alto rango, a menos que fuera estúpido o hubiera estado cerca para verla registrarse como nueva cazadora.

“No, soy una cazadora de Rango F. Acabo de registrarme hoy. No creo que pudiera aceptar solicitudes de alto nivel aunque quisiera… Además, como cazadora nueva, no conozco a nadie, así que trabajo sola. Lo siento, pero no creo que pueda cumplir tus expectativas. Planeo usar esta zona como base de operaciones, así que estaré al cuidado de este gremio hasta que me apetezca mudarme a otra región.”

“¿Qué…?” Dijo el jefe del gremio, incapaz de ocultar su sorpresa. Él había asumido claramente que ella estaba por lo menos en los Rangos C o B.

“Bien, parece que no tienes nada que hacer con una cazadora de bajo rango, así que si me disculpas…”

Reiko se levantó rápidamente de su asiento y se marchó, y el jefe del gremio no la detuvo.

Menos mal que salí de allí antes de que me hiciera hacer un examen de ascenso… Pero me pregunto por qué supuso que yo era de alto rango con este aspecto. Supongo que es posible que naciera en una familia de militares y me entrenara desde joven, o que fuera una espadachina nata cuya familia tuviera un dojo. Tiene que haber un buen número de chicas así en este mundo… Aunque supongo que no debería cuestionarme estas cosas cuando se supone que voy a ascender como cazadora supertalentosa.

Estos pensamientos ocupaban la mente de Reiko mientras bajaba las escaleras.

Normalmente, tendría que subir de rango rápidamente si quería abrirse camino en el mundo. Sin embargo, tenía sus razones para no presentarse al examen de ascenso. En primer lugar, no quería subir de rango cuando no tenía ni idea de lo que era ser cazadora. Además, no había nada raro en que un cazador de Rango C o B venciera a un monstruo poderoso. Un cazador de Rango F completamente nuevo derrotando a un monstruo de alto rango causaría una gran impresión, por lo que quería abstenerse de aumentar su rango para lograr el máximo impacto.

Reiko no se dio cuenta de que ya se había hecho bastante famosa sin hacer todo eso. Si hubiera querido, podría haber utilizado sutilmente su magia de apoyo y la función de vibración sónica de su espada especial para atravesar la espada de su oponente, lo que le habría permitido pasar directamente al Rango C o al menos al D, si lo hubiera solicitado durante la inscripción. Eso suponiendo que el gremio le hubiera permitido usar sus propias armas para hacer demostraciones durante el examen. Pero incluso si no le hubieran permitido usar su arma personal, habría bastado con usar magia para reforzar su fuerza o lanzar una barrera.

Después de volver al primer piso y mirar el tablón de peticiones normales, consultó el tablón de peticiones permanentes. A diferencia de las peticiones normales, las permanentes podían notificarse a posteriori sin necesidad de papeleo previo y consistían principalmente en la entrega de materiales recolectados y la eliminación de goblins y kobolds. Habría sido problemático que la gente sacrificara monstruos de una región diferente y los entregara aquí, pero supuestamente podían saber si habían sido cazados en algún lugar lejano por lo mucho que se había degradado la parte específica del cuerpo.

En el tablón de peticiones permanentes se mostraban todos esos trabajos y las recompensas que ofrecían. Las peticiones regulares tenían limitaciones de rango, pero técnicamente no se podía “fallar” una petición permanente, y cualquiera podía aceptarlas. Sin embargo, la persona que las intentaba era responsable de las heridas o muertes que pudieran producirse. Las peticiones para recolectar recursos eran muy prácticas, ya que los objetos que se recolectaban podían venderse o usarse como comida para los niños de Pequeña Plata, o incluso dárselos a Kyoko para su negocio como comerciante. A diferencia de las peticiones permanentes, las regulares venían acompañadas de clientes, y no tener que lidiar con posibles locos suponía una cosa menos de la que preocuparse para Reiko.

Después de todo lo que había pasado, ya nadie se acercó a Reiko ni la molestó mientras miraba los tablones de anuncios.

Muy bien, parece que me he ganado mi lugar aquí. Ahora, todo lo que tengo que hacer es cazar un gran monstruo y decirle a la gente que me lo encontré por casualidad y conseguí abatirlo…

Reiko sonrió. Todo estaba saliendo según lo previsto.

Durante la fase de planificación, Kyoko había sugerido que quizá sería mejor que ella hiciera de santa y Kaoru de comerciante. De hecho, Kyoko podría haber encajado bien en el papel de santa con su fuerte sentido de la justicia, su actitud normalmente despreocupada y su simpatía por los niños, y Kaoru podría haber sido una buena comerciante con su fastidiosa manera de cumplir la palabra dada. Sin embargo, la idea había sido rechazada por mayoría. Había una razón por la que Kyoko no podía interpretar el papel de la santa.

Kaoru era la que tenía la habilidad de crear pociones, pero se solucionaría haciéndole crear una variedad de pociones de antemano y almacenándolas en la Caja de Objetos de Kyoko. El principal problema que impedía el cambio de papeles era que el sentido de la justicia de Kyoko era demasiado fuerte. A primera vista, eso podía parecer una ventaja para una santa, pero su filosofía era un poco extrema. No era sólo que no le importara lo que les ocurriera a los malhechores, sino que consideraba que debían ser castigados. De hecho, creía que, en aras de la justicia, podía hacer cualquier cosa para destruir el mal; no, era su deber destruirlo. Un santo así era demasiado peligroso para liberarlo en el mundo.

Por supuesto, eso también significaba que tampoco podía ser cazadora. En el mundo de los negocios, era bastante infrecuente que alguien violara un contrato, y cualquiera que lo hiciera sería castigado en consecuencia, por lo que ser comerciante tenía la menor probabilidad de desencadenar la furia desenfrenada de Kyoko. Eso era todo. Entre el cazador, el mercader y el santo, el mercader era el único papel que Kyoko podía desempeñar con seguridad, de hecho era lo más probable… y si ocurría algo, sufriría el menor daño posible. Se decidió por un proceso de eliminación.

A Kaoru y Reiko les preocupaba un poco que la personalidad bondadosa y sincera de Kyoko no fuera la más adecuada, pero no tenían elección. Y, por supuesto, les preocupaba lo que le iba a pasar a cualquiera que intentara engañarla…