Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Yoshifumi y sus dos compañeras salieron del bar. Hanakawa se quedó cerca de ellos. Fueron los últimos en salir. Después de que el edificio empezara a retorcerse y luego se convirtiera en piedra, los demás clientes se habían marchado inmediatamente.

Naturalmente, en el exterior se produjo el mismo caos. Una enorme estatua de una bestia sobresalía del suelo: el monstruo en el que se había convertido el bar. Pero el pánico no se limitaba a eso. Tigres, lobos, osos, jabalíes, gallinas y todo tipo de animales enormes se paseaban ahora por la ciudad. No había ninguna intención clara detrás de sus acciones. Simplemente parecían estar destruyendo los edificios que había a su alrededor y comiéndose a todo el que pudieran atrapar. No parecía que estuvieran siendo controlados por algo en particular.

“Oye, las cosas parecen una mierda aquí”, comentó Yoshifumi en tono divertido mientras observaba el espectáculo. Se suponía que esta era la capital de su propio imperio, pero no parecía importarle mucho la locura.

Y ahora que no está prestando atención, ¡es el momento de desvanecerse! ¡Ya está! ¡Por fin alcanzaré mi libertad y comenzaré la construcción de mi harén del otro mundo!

Pero para ello, Hanakawa necesitaría no sólo escapar de la zona inmediata, sino alejarse por completo del imperio. Tendría que encontrar un lugar lejos del alcance de los Sabios donde tuviera la libertad de actuar como quisiera.

Empezó a retroceder lentamente. En lugar de correr presa del pánico, se separó casualmente de los demás.

“¿Qué está haciendo Rena?” Se quejó Yoshifumi. “Es como si los hubiera dejado escapar”.

“Rena tiene su poder de Intercepción, así que debería haberlos atrapado”, respondió una de sus seguidoras, una chica pequeña.

“¿Qué hacemos ahora?”, preguntó su otra compañera, una mujer más alta.

“Sabes, odio ver las cosas así de desordenadas. No puedo soportarlo”.

“Hmm, parece que el daño se limita al bloque suroeste de la tercera capa. Todavía no ha llegado más allá”.

La capital era enorme, dividida en varios distritos. Actualmente se encontraban en un bloque en el borde exterior del suroeste de la ciudad, que estaba rodeada de muros como cualquier otro bloque.

“Limpia esta zona, entonces”.

“De acuerdo”, respondió la mujer más pequeña con ligereza.

Hanakawa tuvo un mal presentimiento. Esta mujer estaba a punto de entrar en acción. En lugar de limitarse a ocuparse de las criaturas que había creado Akinobu, parecía que estaba a punto de hacer algo mucho más indiscriminado. Había abierto cierta distancia entre él y el grupo, pero ahora dio un paso atrás hacia Yoshifumi. Si algún lugar de la zona iba a ser seguro, sería junto al Sabio.

Por ahora, el “¿Eh? Por supuesto que estoy contigo. ¿Es eso un problema?” parece ser la mejor opción.

Hanakawa se acercó a Yoshifumi y a los demás. Si se acercaba demasiado, podrían encontrarlo molesto, así que se mantuvo en el límite exterior absoluto de lo que aún podía considerarse estar con ellos. Si interpretaba las palabras anteriores de Yoshifumi (sobre cómo le gustaban los cobardes de poca monta) de la forma más generosa posible, el Sabio debería estar de acuerdo con tener a Hanakawa cerca.

Había tomado la decisión correcta. Durante unos metros alrededor de Yoshifumi, no pasó nada. Pero en un solo instante, todo lo demás desapareció. Aparte de los muros que encerraban el bloque suroeste, absolutamente todo había desaparecido. Las bestias que se desbocaban, la gente que caminaba por la ciudad y los edificios que bordeaban las calles… Todo desapareció sin hacer ruido, creando un enorme campo abierto a su alrededor.

¡Oh no, oh no, oh no! ¡¿Qué está pasando aquí?! ¡Esto es demasiado extraño!

Todo había desaparecido. Todo había desaparecido sin dejar rastro. El distrito debía tener unos cuantos miles de personas. ¿Cómo podían haber desaparecido todos?

Hanakawa se obligó a dejar de pensar. No obtendría ninguna conclusión agradable siguiendo esa línea de pensamiento.

“¡Oye! ¿No podías reiniciar las cosas sin avisar de esa manera?”

Hanakawa se giró al oír la furiosa voz que venía de su espalda. Allí estaba Rena, la mujer que había ido en persecución de Shigehito y los demás, con Rei Kushima a su lado. No habían estado a la vista unos momentos antes, pero ahora estaban allí de pie como si fuera perfectamente natural.

“Me imaginé que alguien con poderes de jefe de nivel medio podría cortarnos el paso fácilmente o aparecer detrás de nosotros, ¡así que estaría bien!”

Suena como Mary de esa leyenda urbana, ¿no? “Estoy justo detrás de ti”, o algo así.

“¿Quién es Mary?”

A Hanakawa le sorprendió la pregunta de Rena. No había esperado que nadie le llamara la atención ahora. De repente se había convertido en el centro de su atención.

“Hablando de eso, ¿qué pasa con este tipo?”

“Apareció de repente, ¿eh? ¿Tal vez debería haberle borrado a él también?”

“¡Por favor, perdóname la vida!” Hanakawa se dejó caer inmediatamente sobre sus manos y rodillas de nuevo. No había ninguna razón para que se esforzaran en matarlo. Trataría de ser lo más discreto posible, esperando el momento en que finalmente perdieran el interés en él. No podía imaginárselos de pie en este espacio vacío durante mucho tiempo, así que apostaba por la esperanza de que se fueran pronto.

“Me da la impresión de que este tipo está pensando que si caga aquí, quizá nos dé asco y nos vayamos”, comentó Rena, como si pudiera leerle la mente.

“¡¿Cómo?!” De hecho, se había aferrado a la idea de utilizar las técnicas que habían tenido éxito en el pasado.

“Es que tengo esa sensación”.

“¡No, no, no, es imposible que tengas una ‘sensación’ tan precisa! Estás leyendo mi mente, ¿verdad?”

“Maldita sea, supongo que me has pillado. ‘Si me leen la mente, tengo que tener cuidado con lo que pienso. Tetas’. Siento que eso es lo que está en tu mente ahora mismo”.

“¡Maldita sea! Estaba pensando en todo tipo de cosas que quería que dijera una hermosa joven, ¡pero ella las ignoró todas! ¡¿Qué hago ahora?!”

“¿Por qué no pruebas a cagar?”, sugirió inocentemente la mujer más pequeña.

“¿Me ayudaría eso? Si es así, lo haría con mucho gusto, ¡tanto como tú quieras!”

“No, simplemente te borraría junto con él”.

“¡Por supuesto!”

Ah, si mi mente está siendo leída, ¡¿qué debo hacer?! ¿Por qué no empiezo a pensar en algo totalmente insoportable de leer? No, entonces sería tan molesto, ¡simplemente me matarían! ¡Aunque pensar incluso esto podría ser suficiente para que decidieran matarme!

Nada. Debo convertirme en uno con la nada. Convertirme en una piedra, insensible a todo, para que pierdan el interés y se vayan.

Mientras pensaba eso, Hanakawa apretó la cara contra el suelo. Habían visto a través de los poderes de Shigehito y los demás, así que debían tener la habilidad de Discernimiento. Debían saber que Hanakawa no tenía ninguna habilidad especialmente útil. Debían saber que no representaba ninguna amenaza, así que podían dejarle en paz sin problemas.

“Eres gracioso”, comentó Yoshifumi.

“¿Qué es esto, un manga Shojo?” chilló Hanakawa antes de darse cuenta de lo que acababa de decir. “¡Mis disculpas!” No pudo evitar su reacción instintiva ante las palabras de Yoshifumi.

“Nunca había visto a un tipo como tú. Te mantendré cerca como mi payaso. Ven conmigo”.

“En realidad, alguien como yo no sirve más que para producir materia fecal. No puedo ofrecerle nada de valor, Señor Sabio; más bien, imagino que sería un gran inconveniente para usted tenerme cerca. Si es posible, en lugar de llevarme con usted, creo que liberarme sería lo mejor para todos… Quiero decir, ¡está bien! ¡Me iré con usted! Por favor, déjame ir contigo”.

Yoshifumi observó su parloteo con una sonrisa, pero las reacciones de los demás fueron muy diferentes. Sus compañeras dirigieron a Hanakawa unas miradas que le produjeron escalofríos, una advertencia silenciosa pero evidente de que no permitirían que desobedeciera las órdenes de su líder.

Hanakawa no pudo resistir esa presión. Para él, la única opción disponible era hacer lo que decía Yoshifumi.