Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Después de que el bar se transformara en una criatura viva, Shigehito y los demás huyeron inmediatamente. No había forma de que el monstruo recién hecho reconociera lo que tenía en la boca, así que era imposible que atacara sólo a sus enemigos. Tampoco tenían intención de salvar a Hanakawa. No porque les hubiera traicionado, sino porque nunca se habían preocupado por él en primer lugar.

Tengan cuidado, ¿eh? pensó Shigehito. Eso es lo que decía el Libro de la Profecía. Les había advertido, pero ¿cómo debían interpretar una advertencia tan vaga?

“Oye, ¿por qué estamos huyendo? No tenemos forma de encontrar al Sabio después, ¿verdad? ¿Por qué no luchar contra él ahora?” Akinobu no confiaba mucho en la profecía. A diferencia de Shigehito y Rei, él tenía una habilidad que podía ser utilizada en el combate. Con un firme conocimiento de lo que era capaz, confiaba en su capacidad para luchar contra un Sabio.

Pero Shigehito, por su parte, no confiaba en los poderes de Akinobu. Al fin y al cabo, no eran más que habilidades que les habían concedido los Sabios.

“¡Pueden neutralizar el Don en cualquiera con una posición inferior a la suya! ¡Por eso hemos estado buscando un arma que no tenga relación con los Sabios!”

Necesitaban ganar suficiente fuerza para luchar contra sus superiores sin depender del Don, y la profecía de Shigehito era lo único que podía hacerlo. Durante un enfrentamiento real, los Sabios podrían anular su capacidad de invocar el Libro de la Profecía, pero mientras lo leyera mientras ellos no estuvieran cerca, debería servirle lo suficiente. Las profecías eran simplemente información. Nadie podía anular lo que él ya sabía.

Shigehito creía que era el único candidato capaz de matar a los Sabios. Por eso habían reclutado a Ragna, que no tenía ninguna conexión con los Sabios, y por eso habían intentado conseguir un arma especial para él.

“Pero mi poder funcionó bien, ¿no?” Akinobu le desafió. “Si puede anularlo, ¿por qué no lo hizo?”.

Shigehito hizo una pausa. ¿Era porque Yoshifumi era demasiado fuerte para molestarse con ellos? ¿O tal vez sólo había subestimado sus habilidades? No lo sabía, pero no era lo suficientemente engreído como para pensar que podían ganar.

“¡De cualquier manera, no podemos luchar contra él sin hacer preparativos! Incluso tú necesitas tiempo para reunir aliados, ¿verdad?”

La habilidad de Akinobu era poderosa, pero no podía atacar a sus enemigos directamente con ella. Tenía que usar su poder de Creación para producir aliados que pudieran atacar en su nombre.

“Ya estoy trabajando en ello”.

“¿Qué?” Mientras corrían, Shigehito miró hacia atrás. El paisaje urbano se estaba transformando. No sólo el bar: todos los edificios que les rodeaban se estaban transformando en enormes bestias. “¿Es tan fácil para ti?”

“Mientras pueda imaginarlo, sólo necesito tocarlo un segundo. Pero crear algo grande lleva un poco de tiempo”.

Akinobu debe haber estado usando su poder en todo lo que tocaba mientras corrían. Incluso si sus creaciones no eran capaces de derrotar a Yoshifumi, su presencia debería haber sido suficiente para ganar algo de tiempo. Pero esa esperanza se desvaneció de inmediato cuando Akinobu cayó repentinamente hacia adelante como si hubiera tropezado.

“¡Oye!”

“¡¿Qué eres, estúpido?!” gritó Rei.

Shigehito siguió corriendo. No estaba en condiciones de detenerse a ayudar a su compañero de clase. Tenía que priorizar su propia huida. Pero al final, él y Rei acabaron deteniéndose de todos modos.

Una mujer había aparecido frente a ellos. Su revelador atuendo mostraba un cuerpo de aspecto enfermizo, acentuado por las ojeras. No podía ignorarla; no cuando sostenía la cabeza de Akinobu en su mano.

Una serie de pensamientos surgieron en su mente a la vez. Akinobu estaba muerto. ¿Quién era ella? ¿Cómo se adelantó a ellos? ¿Por qué apuntó primero al Creador? ¿Por qué sólo lo atacó a él? ¿No debería haber sido capaz de matar a los tres a la vez fácilmente? ¿O tenía una razón para mantenerlo a él y a Rei con vida? O había un límite a su capacidad…

“Umm, parece que lo estás pensando demasiado, así que me adelantaré y diré que no había ninguna razón en particular para matarlo primero”.

Shigehito se quedó tieso. ¿Le había leído la mente?

“No, no. Simplemente parecía que eso era lo que estabas pensando. Supongo que se podría decir que, como era fuerte, pensé que sería una molestia si le dejaba continuar, así que lo maté primero”.

Debe haber querido decir que él creando criaturas adicionales habría sido una molestia. Pero la zona ya había caído en el caos. Incluso con la muerte de Akinobu, las criaturas gigantes que había creado no habían vuelto a la normalidad. Ahora estaban libres, arrasando la ciudad.

“¿tu eres?”

“El liderazgo del imperio del mal tiene todo tipo de gente. Hay algunos trabajadores leales que hacen exactamente lo que se les ordena y regresan inmediatamente, pero a mí me gusta jugar un poco”.

Aunque indirecta, era una especie de respuesta. Yoshifumi era el emperador, así que eso la convertía en su subordinada.

“No creas que soy como Akinobu”, advirtió Shigehito, armándose. Una sólida armadura envolvió de repente su cuerpo, y numerosos amuletos y anillos aparecieron sobre él. Un par de espadas aparecieron igualmente en sus manos, junto con una variedad de otras armas que flotaban en el aire a su alrededor. Todos estos objetos los había obtenido con su Libro de la Profecía sin que ninguno de sus amigos lo supiera.

Akinobu poseía una poderosa habilidad, por lo que no había hecho ningún esfuerzo para fortalecerse personalmente. Pero Shigehito era diferente. Para crecer de la manera más eficiente posible, había reunido numerosos y poderosos artefactos. En su estado actual, sentía que estaba al mismo nivel que cualquier héroe.

Entonces, la mujer le plantó el pie profundamente en el estómago. La patada penetró sus numerosas defensas mágicas, atravesó su rara armadura metálica y destrozó por completo los órganos que tenía debajo.

Al salir volando por el impacto, Shigehito se estrelló contra un edificio detrás de él, perdiendo la noción de dónde estaba. Apenas estaba vivo. Una de las piezas de su equipo le otorgaba una capacidad de regeneración, aunque no estaba seguro de cuál era.

“Tienes algo muy bueno, pero eso no significa mucho cuando el usuario es un novato”, comentó la mujer. “No importa cuál sea tu nivel cuando tus estadísticas base son malas. Primero tienes que mejorar esos fundamentos”.

Shigehito no había visto venir su ataque. Poseía artefactos que le ayudaban a percibir los movimientos de su enemigo y mejoraban su velocidad de reacción ante un peligro potencial, pero todos habían sido inútiles contra ella.

“¿Oh? Estoy sorprendida”, continuó la mujer. “No esperaba que el poder de Mujer Fatal funcionara conmigo. Ni siquiera me gustan las chicas”.

Mientras Shigehito aceptaba su inminente muerte, la mujer se volvió hacia Rei. Desde su perspectiva, su enemigo parecía totalmente vulnerable en ese momento, pero sabía que no debía confiar en sus instintos de novato. No tenía ningún deseo de moverse.

“Pero no puedo dejar que me controles de esa manera. De acuerdo, entonces te convertiré en una mascota”.

A medida que el nivel de Rei aumentaba, sus habilidades físicas mejoraban, pero no tenía ninguna habilidad que fuera útil para luchar. Contra un aficionado, podría haber tenido una oportunidad, pero era totalmente impotente frente a este monstruo. Sin embargo, su habilidad para encantar al sexo opuesto también funcionaba en menor medida con las mujeres, y había conseguido suprimir el deseo de su oponente de matarla.

La mujer se marchó con Rei, que se vio impotente para desobedecerla. Abrumado por un dolor paralizante mientras su cuerpo se regeneraba lentamente, Shigehito no pudo hacer otra cosa que verlas partir.