Monogatari (NL)

Volumen 14

Capítulo 7: Té Koyomi

Parte 3

No es tan diferente.

Todo el mundo tiene esa faceta, por supuesto—al igual que, en la vida real, las preguntas no siempre pueden resolverse con un simple sí o no, la realidad de las sensibilidades y emociones humanas no siempre es tan sencilla como el bien o el mal.

Se puede mostrar a la gente lo que es correcto y lo que no lo es y aun así optar por lo segundo sabiendo perfectamente lo que están haciendo.

Y en el transcurso de la vida cotidiana, a veces no puedes evitar “preocuparte por cosas que no tienen sentido”, como Tsukihi estaba descubriendo en ese momento.

El consejo que le di consistía básicamente en abrazar la idea de que “no tiene sentido preocuparse por ello, así que no lo hagas”—aunque puede haber alguien en algún lugar del mundo que pueda hacerlo, es básicamente imposible para el resto de nosotros.

Nos arrepentimos de cosas que no tienen sentido lamentar. Y seguimos diciendo cosas que no tienen sentido decir.

La vida humana se reduce a ese tipo de monotonía desesperante.

Recordé el asunto sobre el que Karen había acudido a mí el mes anterior—el viejo y discreto árbol que crecía detrás de su dojo.

Pensando ahora en ello, ¿cuántos de los alumnos pensaron realmente que el viejo árbol era raro, cuántos de ellos se asustaron de verdad?

Ellos también.

Debieron darse cuenta de que su propia reacción, al diablo con este viejo árbol, hay que cortarlo, era excesiva y sabían que se habían pasado de la raya.

Pero ese sentimiento había sido imparable. Nunca se detuvo hasta que se estancó gracias a la propuesta de Hanekawa.

Cambiar lo que se siente.

Cambiar de marcha mental no es fácil, incluso puede ser totalmente imposible.

“Esto puede parecer exagerado.” Dije. “Pero en realidad es más común de lo que crees. Por ejemplo, las hienas. Tenemos una imagen negativa de ellas, ¿verdad? Parece que no pueden deshacerse de su reputación de criaturas astutas que hurgan en la matanza de un león, arrebatando cualquier carroña que puedan conseguir. Pero las hienas se encargan de cazar por sí mismas, y si acaso son los leones machos, con sus grandes melenas, los que suelen ser demasiado perezosos para cazar… Escucha, no estoy tratando de presumir de mis conocimientos de trivialidades aquí. Quiero decir, esto no es una trivialidad, es el tipo de cosas que la gente que sabe cosas sabe sin tener que tomarse la molestia de buscarlas, simplemente conocimiento común, y sin embargo no hace ninguna incursión, no se extiende a la conciencia general. Una vez que se ha arraigado una percepción de algo, una vez que se le ha puesto una etiqueta, eso nunca desaparece, incluso después de que se descubra la verdad—la gente sigue con su vida fingiendo que no sabe la verdad, fingiendo que no sabe que está equivocada. Me pregunto por qué.”

“La gente aparta los ojos de las verdades inconvenientes, Araragi- senpai.” Respondió Kanbaru-kohai.

Al día siguiente, en la residencia de Kanbaru.

Para dar una descripción un poco más detallada de la situación, al día siguiente fui a casa de Kanbaru para limpiar su habitación, un reino que volvía a caer en el caos y que yo intentaba restaurar, y como siempre sin mostrar ninguna inclinación a ayudar, esa fue la respuesta que dio desde el pasillo.

“¿Cómo se llamaba? Senjougahara-senpai me habló de ello… Sesgo-algo. Incluso en situaciones de emergencia, la gente se niega a aceptar la información inconveniente y sigue diciéndose a sí misma: ‘Estaré bien’…”

“¿Tal vez esto no es lo mismo? Ya que en este caso, mantener la creencia en los monstruos, en la ‘octava persona’, no tranquiliza ni beneficia a los miembros del club de té.”

“¿Pero no es más divertido creer en monstruos aunque sea ilógico que negar lógicamente su existencia? Claro, es un poco diferente de la opinión de la gente sobre las hienas… pero ¿no crees que puede ser eso lo que pasa aquí?”

Kanbaru y yo compartíamos una comprensión de las llamadas excentricidades—de los demonios, y los monos, y las serpientes—de la que carecía Tsukihi, así que pudimos tener una discusión algo más profunda.

“De lo que Senjougahara hablaba era probablemente el sesgo de la normalidad.”

“Ahí vas de nuevo, llamándola por su apellido. No hay necesidad de mantener las apariencias conmigo. ¿Por qué no la llamas Hitagin como siempre?”

“No es cosa de las apariencias… ¡Espera, nunca la llamo así!” “Uy. ¿No era Hitagin? ¿Entonces, Leggings?”

“¿Por qué iba a llamarla así si no los usa? De todos modos, en cuanto al factor de diversión, por lo que tengo entendido los miembros del club de té no están disfrutando mucho de este rumor sobre el ‘octavo miembro’.”

“¿Cuál es exactamente el rumor? Si Tsukihi-chan ya se ha ocupado del cuento en sí, de esta posible excentricidad, quizá no tenga sentido escucharlo, pero dependiendo de los detalles, podríamos encontrar una explicación satisfactoria.” Sugirió Kanbaru.

Desde el pasillo.

En serio, ¿cómo se sentía… de pie en el pasillo con los brazos cruzados viendo a su senpai limpiar su habitación?

O tal vez ese tipo de cosas no molestan a la gente rica. Parece un comportamiento apropiado para un monarca, eso seguro.

“Araragi-senpai, ¿y si es como el caso del dojo de Karen-chan del que me hablabas—los estudiantes fueron capaces de aceptar el árbol una vez que pensaron en él como una ‘deidad guardiana’, verdad? ¿No era esta ‘octava persona’ algo parecido? El octavo miembro del club de la ceremonia del té… resulta ser el dios de la ceremonia del té.”

“El dios de la ceremonia del té…”

¿Quién sería?

Aunque he oído hablar del dios del té, y tal vez de algunas apariciones relacionadas con el té.

“No, no es así. Bueno, sólo conozco algunos detalles, y soy un extraño en lo que respecta a su escuela, así que no puedo decirlo con certeza, pero como historia de fantasmas creo que ésta cae bajo el título de espeluznante.”

“Hmm. En ese caso dame el resumen completo. Estoy escuchando.”

“…”

Nos ponemos un poco imperiosos, ¿no?

Actuando como si fuera el as del equipo de baloncesto, vamos, ya no eres un as ni una estrella. ¡No eres más que una chica popular!

Bien, supongo que es razón suficiente para ser imperioso.

“Como ya he dicho, sólo conozco unos pocos detalles, así que no puedo darte el resumen completo… Pero quizá una ‘historia de fantasmas escolar’ se adaptó de su forma original. Fue adaptada, o aplicada a un club de la ceremonia del té—”

“¿Y cuál es la historia de fantasmas ‘original’?”

“Creo que es del tipo que hay un compañero de clase extra. Por ejemplo, una clase de treinta de repente tiene treinta y un alumnos… Pero no quieres ser el que se dé cuenta, porque entonces cambias de sitio con esa persona… y tienes que seguir como el ‘trigésimo primer alumno’ desapercibido, viendo con impotencia cómo el ‘trigésimo primer alumno original’ se arrima a todos tus antiguos amigos…”

“Hmm. Una historia de reemplazo. ¿O es de la de espíritus? De cualquier manera da miedo.” Comentó Kanbaru, apenas sonando asustada—es decir, es una ‘historia de miedo’, pero no del tipo que podría asustar a un estudiante de secundaria. “Entonces, aplicándolo a su propia situación, ¿empezaron a percibir la presencia de un ‘octavo miembro’? En cuyo caso, tal vez estaban equivocados.”

“¿Qué tipo de historia creías que era?”

“Bueno, aunque no se trate de una ‘deidad guardiana’, ¿no sería bastante apropiado una especie de excentricidad? Un salón de té tradicional es una zona de estar zashiki, parece perfecto para un Zashiki-warashi. Y si el ‘octavo miembro’ fuera una excentricidad que trae buena fortuna, entonces por más que Tsukihi-chan refutara lógicamente su existencia, los demás querrían seguir creyendo.”

“Cierto.”

Si se tratara de un Zashiki-warashi… En ese caso, no se trataría sólo del factor diversión, ya que expulsar a uno de ellos supone la ruina de tu hogar, pero no es eso lo que estamos tratando.

De hecho, la esencia, o lo más destacado, o el “quid” de esta historia de fantasmas era que el octavo miembro podría reemplazarte, y que tú mismo podrías desaparecer. Querrías desmentirlo.

Eso les beneficiaría más.

“En cuyo caso, esto es algo más de lo que me habló Senjougahara- senpai, pero quizás estemos tratando con la amplificación de la desviación en lugar del sesgo de la normalidad. Si nueve de cada diez personas están de acuerdo en algo, aunque sea incorrecto o irracional, parece correcto y racional, y la décima persona parece estar equivocada, quizá deberíamos llamarlo regla de la mayoría. Es difícil cambiar de opinión ante ese tipo de presión.”

“La regla de la mayoría, eh…”

La propia Senjougahara no está del lado de las mayorías, pero quizá por eso es tan conocedora de las teorías que las sustentan. Se desmarca de la ilusión del consenso.

“Aun así.” Dije. “Es un poco extremo—uno pensaría que al menos otro miembro estaría de acuerdo con Tsukihi-chan.”

Eso facilitaría mucho las cosas. Con siete miembros del club de la ceremonia del té, la regla de la mayoría era de seis contra uno.

Seis contra uno, definitivamente no son grandes probabilidades, pero si la proporción fuera de cinco contra dos, podría tener una oportunidad de luchar. Si pudiera formar una facción, sería más difícil para el grupo ignorarla.

Si eso no fuera suficiente, uno más lo haría sin duda: cuatro contra tres, eso sería una verdadera pelea justa.

“Ahora mismo mi hermana pequeña está en una posición bastante desventajosa porque eso no ocurre. La está estresando.”

“¿Cuál es su mentalidad actual? No estamos hablando de la ilusión del consenso… pero debe ser una gran carga. ¿Está empezando a pensar que tal vez debería seguir a las demás?”

“El hecho de que no sea el caso es lo que es tan sorprendente de ella.” O donde adopta el estilo de Senjougahara—a diferencia de mi novia, sin embargo, a Tsukihi generalmente le gustan las actividades en grupo. “Ella es como la versión destilada de Senjougahara.”

“No llames a tu propia hermana pequeña versión destilada…”

“De todos modos, la situación no es tan urgente como lo fue con Karen-chan. Las cosas no son tan graves como para que aceptar o negar la existencia de este ‘octavo miembro’ vaya a ser el fin del club, no va a destruir ninguna amistad, es sólo que se ha topado con un muro.”

“¿Un muro?”

“Tsukihi-chan reclama el manto de defensora de la justicia, por lo que un entorno en el que la gente ignora lo que es correcto y verdadero es incómodo para ella…”

Aunque.

No sería cómodo para nadie…

“… Pero en realidad es muy común que la irracionalidad y la ilógica gobiernen sin ninguna razón. ¿Es Tsukihi-chan todavía demasiado joven para esa lección?”

“Demasiado joven… Hemos estado hablando de Tsukihi-chan y Karen-chan todo este tiempo, pero ¿qué hay de ti?”

“¿Hnh?”

“¿Esta vez de qué lado estás?”

“Esta vez no es una cuestión de aliados y enemigos… Me puse del lado de Karen-chan, pero fue, cómo decirlo, porque las cosas iban en mala dirección. Hice lo poco que pude, aunque quizá fue demasiado.”

“Hm. Excepto que ese pequeño empujón vino en realidad de Hanekawa-senpai.” Me recordó Kanbaru. “Sus afanes nunca terminan,

¿verdad? Incluso en el segundo trimestre. Hubo esa cosa con el tigre…”

“…”

“Bueno, es un poco difícil de decir por los datos que me has contado, pero no parece que afecte a nada el hecho de creer en el ‘octavo miembro’ o afirmar su existencia, sino que se trata de cómo se siente la gente.”

“Sí. Sobre cómo se siente la gente, pero, digan lo que digan, tienen una fuerza de voluntad impresionante, mis hermanitas. Las dos. No es que esté tomando partido, pero si fuera yo, si fuera un miembro del club del té, cedería totalmente y me pondría de acuerdo con todos los demás.”

“Jeje. Todo se aclara. El ‘octavo miembro’ eras tú todo el tiempo,

¿no es así, Araragi-senpai?”

“¿Qué demonios? Como sea. No vayas a confundir el tema.” Empecé a dar por concluido el asunto.

Pido disculpas a Tsukihi, pero esto era básicamente materia de cháchara—no era algo de lo que quisiera hablar eternamente, y estaba ansioso por pasar al siguiente tema.

Le dije: “Experimentar ese tipo de tonterías forja el carácter, le será útil más adelante.”

“Una tontería, ¿eh? Aunque Tsukihi-chan no podría haber sido más sensata, lo que me hace querer ponerme de su lado.”

“¿Cuándo no quieres ponerte del lado de una chica guapa, Kanbaru?”

“No tiene nada que ver con la belleza. Es decir, las otras seis compañeras del club también pueden ser guapas.”

“…”

Qué cosas se plantean.

Todo este tiempo, ¿estaba teniendo en cuenta el aspecto de las otras chicas?

“La cuestión de quién es más guapo, Tsukihi-chan o las otras, el llamado Gato de Schrödinger.” Reflexionó Kanbaru.

“¿Llamado? Nunca he oído hablar de ello. Tómate tus llamadas más en serio.”

“¿Pero no sientes lo mismo? Tú y yo…” Miró primero su brazo izquierdo vendado y luego mi sombra, mientras limpiaba su habitación. “Conocemos las excentricidades. Conocemos el sinsentido, la irracionalidad, el absurdo. Por eso precisamente quiero ponerme del lado de Tsukihi-chan en esto. Tu hermana pequeña, que intentaría negar la existencia de las excentricidades y martirizarse a sí misma por la realidad.”

“…”

“Oh, um, espero que esté claro que no estoy tratando de negar el orgullo de Shinobu-chan. Su ternura es indescriptible. Verdaderamente, ella es el diablillo de Schrödinger.”

“No la llames diablillo. ¿Qué clase de ‘verdaderamente’ es eso?

Tomate esto más en serio.”

“¿En serio? Deja de inventar palabras.”

Decidí, por el bien del flujo de la conversación, ignorarla.

“Pero claro, cuando lo pones así, supongo que estoy de acuerdo, pero aun así, no hay nada que podamos hacer, ¿verdad? No hay nada que podamos hacer por ella, ¿verdad?”

“Si dices que hay que hacerlo, estoy lista y dispuesta a asaltar el club de la ceremonia del té de la Segunda Escuela Media Tsuganoki.”

“No voy a decir eso.”

Kanbaru no tendría ningún problema en discutir con un grupo de chicas de escuela media para que se sometieran… pero eso sería claramente ir demasiado lejos.

¿No había forma de calmar los sentimientos de Tsukihi?

¿Sin ir demasiado lejos, es decir, pacíficamente? “Bueno, hay una manera.”

“¿Eh?”

“Si sólo quieres seguirle la corriente a Tsukihi-chan por ahora, Araragi-senpai, hay una manera.”

“Eso no es lo que busco hacer… pero si es lo que hace falta…”

“Eh, sí. Estoy contigo, estoy de acuerdo en que Tsukihi-chan es demasiado joven para enfrentarse a esta realidad de frente, aunque hay un pequeño problema con mi solución.”

“¿Un problema? Eso no suena bien… ¿Qué es este problema?”

“En última instancia, va a implicar engañarla. Así que, Araragi- senpai, ¿tienes alguna objeción a mentir a tu hermana pequeña?”

“Ja, ja, ja.”

De ninguna manera me opondría.

***

El epílogo, o quizás, el remate de esta historia.

Bueno, como Tsukihi ya se encargó de la historia de la excentricidad, toda esta historia ha sido una especie de epílogo, así que tal vez debería llamarlo material extra.

Acepté la sugerencia de Kanbaru y convencí a Tsukihi, la convencí, o la apacigüé, o algo así.

¿Por qué los otros miembros del club de la ceremonia del té, esas otras seis chicas, persistieron en creer en el ‘octavo miembro’? Incluso después de que la verdad estuviera clara, después de que se les mostrara la razón, ¿por qué se dejaron gobernar por la emoción y mantuvieron su creencia? Básicamente, si pudiera explicar eso, si pudiera racionalizar su irracionalidad, Tsukihi estaría satisfecha.

Así que Kanbaru lo racionalizó: todas creían en el ‘octavo miembro’ por el bien de Tsukihi-chan.

Al igual que el otro día, cuando vino a pedirme consejo, Tsukihi solía hacer de las suyas con los suministros del club—el té, las tartas. No es gran cosa, pero estrictamente hablando, no es algo que esté por encima de la ley—si se hiciera público, las actividades del club podrían incluso volver a suspenderse.

Así que todos afirmaron la existencia de la “octava persona”, como una especie de camuflaje para las libertades que se tomaba Tsukihi.

Así es como lo racionalizamos. Al inventar esta “octava persona”, podían explicar la velocidad con la que los suministros estaban disminuyendo.

No es que se las ingeniaran para hacer coincidir sus historias de antemano, pero para cubrir a Tsukihi, todas permitieron que este “octavo miembro” se uniera al club—

“¡Así que eso es! ¡Lo hicieron por mí!”

La tonta se lo creyó en una fracción de segundo.

“Y ahí estaba yo, parloteando groseramente sobre que los fantasmas no existen, ¡cuando era yo quien las acechaba!”

Buen intento.

Bueno, la verdad era probablemente completamente diferente, pero incluso si esta mentira fuera la verdad, Tsukihi era lo suficientemente complaciente como para admitirla.

“¡Está bien, acepto esa explicación!”

Me voy a beber el Kool-Aid. O en este caso, el té.

Y así, pareció olvidarse de todo el asunto.

“Hm.” Se preguntó Kanbaru cuando le informé de este resultado. “Los otros miembros del club, o tú… ¿por quién se dejó engañar Tsukihi-chan?”