Kenja no Deshi wo Nanoru Kenja (NL)

Volumen 7

Capitulo 7: Una Pelea Uno Contra Uno

El Corredor Ilusorio existía dentro de las ruinas de la montaña más allá de la puerta. Estaba formado por más de cien pasillos superpuestos como los pisos de un rascacielos, lo que lo hacía ancho, alto y profundo. Era una construcción abierta que parecía haber sido excavada directamente desde la cima de una montaña.

En ese momento, Mira cabalgaba en Pegaso directamente por el centro del corredor. Se elevaban casi tan alto como el pico de la montaña visto desde fuera.

¿No hay nadie aquí? Ni siquiera he visto monstruos…

Mientras buscaba un punto de referencia en los alrededores, Mira se dio cuenta de que no había visto ni humanos ni monstruos. La falta de monstruos podía explicarse porque las élites de Quimera Clausen los habían exterminado. Pero Mira ni siquiera había visto un cadáver.

¿Se han deshecho de ellos? O si no… Hrmm. De cualquier manera, tengo que asumir que esto es obra del enemigo.

Por su impresión de Quimera Clausen, Mira supuso que no se desharían de cadáveres de monstruos. Le vino a la mente otra razón: el ensañamiento. Quimera había utilizado una fuerza extrema y los había destruido sin dejar rastro. Se concentró de nuevo: si era así, no podía bajar la guardia.

Fue entonces cuando encontró el hito que buscaba: un pilar rectangular rodeado de innumerables pilares circulares.

“Ahí, Pegaso. Llévame al pasadizo que hay más allá de ese pilar.” Mira se apretó contra el cuello de Pegaso mientras señalaba el pilar rectangular. El caballo relinchó en señal de asentimiento y galopó ágilmente por el aire hacia el pasadizo.

Los pasillos eran tan rocosos como la propia montaña, pero todos los cientos de metros de paredes estaban cubiertos de bellos relieves. Los pasadizos en sí no eran especialmente anchos, apenas permitían la envergadura de Pegaso. Pero su montura hizo gala de su excelente movilidad aérea, volando a través de ellos sin aminorar el paso ni un ápice.

***

No tardaron en atravesar el pasadizo y llegar al mismo corredor de antes. O, mejor dicho, parecía ser el mismo corredor de antes. Mira sabía cómo funcionaba el Corredor Ilusorio y no mostró ninguna sorpresa cuando ordenó a Pegaso que descendiera.

Al igual que la Ciudadela de las Escamas, había que atravesar el Corredor Ilusorio por una ruta concreta para llegar a sus profundidades. Pero esta mazmorra era más fácil que la Ciudadela, ya que ofrecía puntos de referencia visibles en forma de pilares.

Pegaso voló más bajo mientras Mira mantenía los ojos fijos en los pilares circundantes. Seguía sin ver señales de vida. El segundo corredor era casi exactamente igual que el primero; era un bucle que continuaba sin fin hasta que uno cumplía una determinada condición.

“¿Hrm?” Mira vio una mancha negra en la piedra y ordenó a Pegaso que se acercara. “… Una marca de quemadura.”

La quemadura había quedado en el centro del pasillo. Tras una inspección más minuciosa, parecía ser el resultado de temperaturas extremadamente altas. Mira también intuyó quién podía ser la víctima.

En esta mazmorra acechaba un enorme monstruo parecido a una araña, una especie de jefe intermedio. Mira tenía la sensación de que esta quemadura provenía de una batalla contra ese monstruo.

“Hrmm… Quimera Clausen debe tener una inmensa potencia de fuego para causar este tipo de daño.”

Tenemos grandes enemigos entre manos. Mira observó hacia arriba, al círculo negro más allá del corredor, y pensó en los enemigos que la acechaban.

Bajó la mirada y continuó bajando. Sus ojos recorrieron la piedra, buscando el pilar correcto, hasta que divisó el siguiente punto de referencia.

“Pegaso, ahora ve por ahí.” Mira señaló un pilar triangular. Pegaso voló rápidamente hacia el oscuro pasadizo que había tras el pilar. La pareja recorrió cientos de metros antes de llegar a otro pasillo como el anterior.

Esta vez, Mira hizo subir a Pegaso. Vieron el mismo paisaje una y otra vez, pero Pegaso siguió adelante sin vacilar. Al poco tiempo, Mira divisó un lugar donde los pilares se detenían abruptamente. Su fiel montura voló directamente hacia allí.

El tercer corredor era bastante largo. Al cabo de un rato, se ensanchó de repente y las paredes, elegantemente decoradas, se volvieron ásperas y escarpadas. Era como si de repente hubieran entrado en una caverna natural. Siguieron avanzando. Al final, vieron una luz brillante: la luz del sol que entraba por la salida.

Por fin…

Mira probablemente se encontraría con enemigos fuertes más adelante. Ante la luz de la salida, desmontó de Pegaso y utilizó su escáner biométrico para averiguar la ubicación de los enemigos.

¿Sólo uno?

Mira había imaginado a las élites de Quimera Clausen trabajando en tándem, así que esto sólo la puso aún más en guardia. Esa persona tenía la fuerza suficiente para atravesar el Corredor Ilusorio ella sola.

Se armó de valor cuando Pegaso salió a la luz del sol.

Lo más profundo del Corredor Ilusorio, llamado la Antigua Puerta del Anillo, era como el fondo de un cráter rodeado de rocas y pilares de piedra. Al otro lado de la entrada había una escalera de piedra derruida, y frente a ella dos figuras: un caballero con casco vikingo y armadura chillona, y un guerrero ceniciento vestido con niebla negra.

Espera, ¿qué? ¿Dos de ellos? No, esto es… Las cosas no eran como ella había esperado del escáner. Y lo que es más importante… Miró lo que había a sus pies: un ataúd y, a su alrededor, los guardianes del Palacio de los Espíritus a los que debían haber derrotado.

“¿Qué demonios…?”

Mira había venido sabiendo que tal vez no encontraría aquí a Quimera Clausen… pero al ver la situación, estaba claro que esa gente eran sus enemigos. Ella tuvo que tomar la iniciativa.

“¡Vamos a pelear!” Ordenó Mira a Pegaso.

Al sentir su presencia, el caballero frente a la escalera se dio la vuelta. “¡¿Quién está ahí?!” Su velocidad de reacción era anormalmente rápida.

Pero llegó demasiado tarde; Mira ya se había deslizado a quemarropa. Al activar [Artes Inmortales Celestiales: Empuje Refinado] para atacar al caballero, el rayo de Pegaso golpeó al guerrero ceniciento con un crack. El impacto y el posterior boom sacudieron el aire y reverberaron por toda la caverna.

“Oho. Eres un tipo duro.” En medio del eco, la voz de Mira era tan clara como una campana mientras miraba al hombre de arriba abajo.

El caballero había resistido el golpe característico de Mira sin resultar herido; sólo había retrocedido unos metros. Su armadura era más poderosa que la de los demonios con los que había luchado antes. Intentar comprobar su estado no dio resultado.

Hrmm… ¿Es el casco la clave?

Sólo los antiguos jugadores tenían la capacidad de comprobar las estadísticas básicas de un objetivo. Pero Mira había aprendido de Solomon que esta capacidad estaba sujeta a varias condiciones. No se podía investigar a otros ex jugadores y, según él, no se podía investigar a alguien cuyo rostro estuviera oculto. Parecía que sólo con la boca no era suficiente.

“Isuzu, ¿eh? Supongo que tienen algunas linduras con ellos. Además, has llegado antes de lo esperado. Me sorprende.” Dijo el caballero con una sonrisa arrogante. Lanzó una mirada al guerrero quemado y sonrió, obviamente imperturbable. El hombre observó a Mira a través de las aberturas de su casco, con los ojos afilados como dagas.

Bajo el profundo cielo azul, Mira observó fijamente al hombre y curvó sus delicados labios en una sonrisa. “Dadas tus palabras, supongo que eres un perro de Quimera Clausen.”

“Ya quisieras que lo fuera. Te haré saber que soy una de las tres cabezas.” Se encogió de hombros y volvió a sonreír mientras sacaba su espada.

“Oh, ya veo. Quimera, tres animales en uno. En ese caso, ¿eres la cabra?”

Quimera Clausen debe su nombre a la mítica criatura con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de serpiente. Mira observó los cuernos de su casco y sonrió.

“Más bien la serpiente.” El hombre preparó su espada. “Hmph. Ya conozco a Snake, gracias.”

Mientras Mira hablaba, otro rayo de Pegaso atravesó el aire y retumbó al golpear al hombre. A pesar del rayo incandescente, estaba bien, sin un rasguño en la armadura. Miró hacia arriba y no vio nubes en el cielo, sino a Pegaso volando en círculos.

“Tengo que decir, que me sorprendió.”

Ni siquiera el rayo de Pegaso pudo hacer que se moviera. ¿Es naturalmente tan poderoso, o está siendo potenciado por su armadura? Esto es más problemático de lo que esperaba…

“Tienes unas defensas bastante fuertes. ¿Es el poder del Rey Espíritu lo que robaste?” Mira sondeó.

“Ojalá.” Se rio. “Por desgracia, es testarudo. Aunque sólo es cuestión de tiempo.” Volvió los ojos hacia la escalera destruida. Cerca había un frasco con símbolos misteriosos grabados.

Así que aún hay tiempo. No puedo creer que ya haya empezado…

Sobre el frasco, muy arriba en el cielo, colgaba una puerta. Partículas de luz caían de ella como nieve, creando manchas brillantes en el cielo.

“Me pregunto cuánto más necesitaremos.” El hombre señaló hacia arriba, y las bolas de luz llovieron de repente y fueron absorbidas por el frasco.

“Hrmm. ¿Es así como funciona…?”

Parecía que ya habían empezado a drenar el poder del Rey Espíritu. Eso significaba que los bocetos de los pilares en la sala de control en la Ciudadela de las Escamas no eran necesarios para este propósito. Pero el poder del Rey Espíritu era enorme; esto solo no bastaría para drenar completamente su poder, y como era tan fuerte, el poder que drenaran no podría controlarse fácilmente.

El método de recogida era ineficaz, por eso necesitaban los bocetos de la Ciudadela de las Escamas. Al comprenderlo, Mira tuvo la certeza de que aún podía llegar a tiempo.

“¡Me temo que tendré que frustrar tus planes!” Tras una leve mueca, Mira fulminó al hombre con la mirada. Como respuesta, Pegaso desató su espíritu de lucha con un poderoso relincho.

“¡Te quiero ver intentarlo!” El hombre rio y levantó su espada. El arco de su balanceo brilló en rojo antes de vomitar un maremoto de fuego.

Era una espada espiritual sintonizada con el fuego, y su ataque salió disparado hacia Mira como el aliento de un dragón.

Esto se está volviendo ridículo.

Golpeó el escudo de torre del Caballero Sagrado que Mira había invocado en un abrir y cerrar de ojos, enviando sus restos volando salvajemente en todas direcciones. El aire caliente de la explosión pasó rozando las mejillas de Mira con dedos abrasadores.

El crepitar del fuego que bañaba a Mira estaba lleno de gritos de angustia. Al oír eso, Mira se llevó un dedo a la barbilla y salió de detrás del escudo deformado y derretido del Caballero Sagrado.

“Este fuego… Es una hoja de espíritu yin. ¿Por qué siento que he visto otra de estas recientemente? Es una pregunta más para el interrogatorio.”

Mira volvió a invocar a su Caballero Sagrado y observó fijamente la espada del hombre.

El equipo espiritual yin era raro, incluso en el mercado de equipos espirituales ya de por sí raros. Caerus, el hombre que había atacado a Mira antes de que todo esto empezara, también poseía equipo yin. Ella había tenido un presentimiento entonces… y viendo dos ejemplos en tan poco tiempo, estaba claro que no era una coincidencia.

“No sé de qué estás hablando, pero no voy a responder una mierda de lo que me quieras preguntar.”

“Vaya lenguaje.”

El Caballero Sagrado saltó ante la llamada de Mira. En un abrir y cerrar de ojos, blandió su espada contra el miembro de Quimera Clausen.

Puede que se especializara en defensa, pero los ataques del Caballero Sagrado no eran en absoluto débiles. Su ataque era casi igual al del Caballero Oscuro, y sus tajos eran endiabladamente afilados, dibujando perfectos arcos de media luna.

“Tenía el presentimiento de que esto pasaría.” El hombre rio mientras desviaba el ataque sin esfuerzo. Cuando el Caballero Sagrado intentó otro golpe, lo paró con su espada. El caballero de Mira trató de golpearle una vez más, pero el enemigo lo atrapó con su propia espada, simplemente manteniendo su espada en alto ante él.

El poderoso golpe del Caballero Sagrado produjo un fuerte clank

metálico cuando el peso se estrelló contra los brazos del hombre.

“Golpes fuertes para una invocación menor. Eres una cosita difícil. Pero…” Habiendo comprendido el poder de la invocación menor de Mira —la que utilizaba el menor poder de su arsenal—, hizo una mueca. Pero sus labios se curvaron hacia arriba una vez más mientras retiraba una mano de su espada y la mantenía a un lado.

La mano del hombre brilló débilmente, y el guerrero ceniciento derribado por el rayo de Pegaso se levantó e inmediatamente cargó hacia delante. El guerrero levantó su espada y partió en dos el escudo de torre del Caballero Sagrado.

O más bien… parecía como si el centro del escudo simplemente hubiera desaparecido.

¿Es este fenómeno similar a lo que ocurrió con Sanctia?

El guerrero estaba envuelto en una niebla negra, muy parecida a la que Mira había visto en la capilla del lago el día anterior. Podía suponer que la niebla de este guerrero era la misma.

Esto será un dolor de cabeza.

Al igual que el Caballero Sagrado defensivo había sido destruido fácilmente por la niebla del lago, los espíritus de las armas no podían hacer nada aquí. El guerrero ceniciento se adelantó para proteger al caballero. Pero Mira no dio muestras de sorpresa, sino que esbozó una sonrisa de complicidad. Los hechos iban encajando: el guerrero ceniciento no era una persona, sino un gólem creado mediante nigromancia. Por eso no había aparecido en su escáner biométrico.

“Así que eres un nigromante. Hace poco conocí a otro mago con armadura de caballero.”

No perdía de vista los extraños remolinos de la niebla mientras acariciaba la melena de Pegaso.

“Te dejaré esa cosa a ti.” Dijo, provocando un valiente relincho de Pegaso, que se levantó del suelo y saltó hacia delante.

Pegaso aceleró al máximo mientras se acercaba al guerrero ceniciento. Pateó sus poderosas pezuñas y lanzó al gólem por los aires, para luego galopar por el aire en veloz persecución.

En la batalla, Pegaso era feroz y corría tan rápido como cualquier caballo en el aire. Estaba muy lejos del caballo de carrusel que imitaba cuando Mira lo montaba. El hombre echó un vistazo para ver al guerrero de pie a cierta distancia y se rio ante la incongruencia del bello aspecto de Pegaso y sus violentas acciones.

“Esa cosa es una verdadera bestia.”

“¿Cómo te atreves? Pegaso es un animal dulce que se siente solo con facilidad.” Replicó Mira.

El hombre se rio. “Como tú digas.”

Mira observó a su alrededor, se preparó y clavó su mirada en el hombre. “Ahora por fin es una pelea uno contra uno.”

“Vaya comentario para un invocador.” Con los labios aún apretados en aquella sonrisa despiadada, levantó la espada con un brazo y apuntó con ella, junto con una mirada, a Mira.

“No seas imbécil.” Mira sacó el labio, enfurruñada. Pero bajo esa expresión obstinada, observaba al hombre con atención, con la mirada aguda, como si estuviera afinando la puntería.