Kenja no Deshi wo Nanoru Kenja (NL)

Volumen 7

Capitulo 30: Tragedias

La familia de Johan fue localizada con éxito. Mira y Scorpion trabajaron con Angelique y Anne para reunir todo lo que la familia necesitaría para sobrevivir en los próximos días.

Para no alertar a los guardias, trabajaron en la oscuridad. Pronto Mira acabó golpeándose algo más que la espinilla. Tras considerar sus opciones, decidió asumir un papel de supervisora antes de echarse a llorar.

Por último, Mira guardó los artículos que habían recogido en su Caja de Objetos.

“¡Mira, en tu brazalete caben tantas cosas! El mío ya está demasiado lleno para contener nada más.” Dijo Scorpion con envidia mientras la pila de equipaje desaparecía en un abrir y cerrar de ojos. Los brazaletes de usuario eran objetos preciosos que sólo se daban a los aventureros veteranos.

“Entonces sube de rango. Estoy segura de que con tus habilidades, podrías alcanzar el B o incluso el A con facilidad.”

Scorpion era mucho más fuerte que el aventurero veterano medio, y cuanto más alto fuera el rango de uno, más capacidad tendría su Brazalete de Usuario. Scorpion debería ser capaz de ascender de rango en poco tiempo.

“Lo haría si tuviera tiempo. El trabajo ha sido una locura.”

Cuando uno se unía a la profesión de aventurero, normalmente se le clasificaba como Rango G. Dependiendo del número y la dificultad de las solicitudes que completara, y de la tasa de éxito de las solicitudes que emprendiera, podía ascender. Aunque los detalles variaban en función de la dificultad, normalmente se tardaba un mínimo de tres años en ascender del Rango C al B, salvo en casos muy especiales.

Scorpion era excepcional, pero no extraordinaria. Y como estaba tan ocupada viajando con la Alianza Isuzu, no tenía tiempo para atender peticiones. Scorpion puntuó sus quejas con un suspiro.

“Eso suena difícil. Tal vez debería hablarlo con Uzume. Dudo que quiera complicarte las cosas.” Mira depositó la última bolsa en su Caja de Objetos y sonrió con picardía.

Scorpion la agarró por los hombros y le suplicó: “Por favor, olvida lo que he dicho.”

***

Con eso, estaban listos.

“Deberíamos irnos. Recuerda, el área de ocultación es pequeña, así que asegúrate de no alejarte demasiado.” Mira volvió a activar la ocultación total y salió por la puerta.

En la penumbra del recinto nocturno, los patrulleros recorrían sus rutas. Angelique soltó un grito de miedo cuando vio sus brillantes linternas. Se calló y escondió la cara hasta que Mira le recordó suavemente: “No te preocupes. Puede que el alcance no sea amplio, pero su efecto es impecable.”

Estaba en lo cierto; los patrulleros pasaron de largo sin dirigirles una sola mirada. Angelique había escuchado atentamente la descripción de Mira sobre la ocultación total, pero ahora que la veía en acción, se le caía la mandíbula de asombro.

Scorpion abrió camino por el recinto. Anne seguía durmiendo sobre la espalda de Wasranvel. Scorpion le había dado a la chica una inhalación de una débil droga somnífera para que no se despertara y se asustara. Probablemente no se despertaría hasta la mañana siguiente.

“Increíble…” Murmuró Angelique, viendo pasar a otro patrullero más.

“Básicamente es como hacer trampas, ¿no?” Scorpion respondió con una risita.

“¿Verdad que sí? Este es el verdadero poder de la invocación.” Declaró Mira, muy orgullosa.

“Nunca he oído hablar del espíritu del sigilo, pero los espíritus no son para subestimarlos…” Angelique sonrió dulcemente a la joven invocadora engreída antes de volverse hacia Wasranvel, que llevaba a Anne con la ternura de un padre.

A Mira le disgustó un poco que se ignoraran sus esfuerzos por promocionar su arte. Wasranvel también se sintió un poco molesto cuando le recordaron que su fama era tan… inexistente.

Scorpion se rio de Angelique, que parecía un poco cabeza hueca. Luego volvió a centrar su atención en guiarlos antes de convertirse ella misma en el blanco de un insulto involuntario.

***

A medida que avanzaban por el tramo final hacia la salida, las luces de delante se hicieron más brillantes de repente: algo estaba pasando.

“¿Qué es esto?” Susurró Scorpion al ver el alboroto cerca de la puerta de entrada. Todavía estaba lo suficientemente lejos como para que ella no pudiera decirlo. Pero una vez que se acercaron, todo estaba demasiado claro.

Había más patrulleros. Cinco de ellos habían abandonado sus puestos y se habían reunido justo en la salida. Mientras observaban, el grupo comenzó a moverse directamente hacia el grupo de Mira.

“No sé qué está pasando aquí, pero quitémonos de en medio.” Sugirió Scorpion. La banda se acercó al borde del camino y esperó a que pasaran los guardias.

¿Hrmm? ¿Quién es ese…? Mira entrecerró los ojos mientras miraba al líder del grupo. Por reflejo le miró a la cara y leyó el estado que le aparecía.

Se llamaba Isaac Meyer y era un joven y apuesto hechicero de largo cabello negro y ojos de halcón. Mira frunció el ceño; aunque no podía precisarlo, había algo repulsivo en aquel hombre.

“¿Crees que están sobre nuestra pista?” Le preguntó Scorpion.

“No lo sé, pero parece que será mejor que nos demos prisa.”

El repentino cambio en los movimientos de los patrulleros era definitivamente sospechoso, sobre todo a estas horas de la noche. Tras verlos pasar, el grupo de Mira aceleró el paso y salió del recinto lo más rápido posible.

Una vez que se hubieron deslizado por los callejones, Mira hizo que Wasranvel pasara de la ocultación total al camuflaje óptico antes de continuar hacia la casa de Johan. Siguieron por los caminos nocturnos durante algún tiempo, manteniendo un ritmo más lento para Angelique, hasta que llegaron a la mansión. Teniendo cuidado de pisar sin hacer ruido —ahora eran invisibles gracias al camuflaje óptico, pero no podían ocultar los sonidos que hacían—, se deslizaron por la verja abierta y entraron en la propiedad.

“Oye, ¿Mira?” Scorpion notó que algo andaba mal.

“Tú también te has dado cuenta, ¿verdad? Los vigilantes se han ido.” Dijo Mira.

Por mucho que buscó con su escáner biométrico, no pudo percibir a los vigilantes que habían estado aquí antes. Incluso cuando caminaron hasta la parte delantera de la mansión, no encontraron rastro de nadie.

Algo andaba mal. Los carceleros de Johan se habían ido. Abrieron la puerta con cautela y entraron en la mansión. Como antes, la entrada estaba envuelta en una oscuridad espeluznante.

“¿Qué está pasando aquí? La presencia de Johan también ha desaparecido.” Mira se centró en su escáner biométrico y confirmó que no había reacciones en todo el edificio. Arrugó la frente y se llevó un dedo a la barbilla, pensativa. “Dijo que reuniría pruebas de sus tratos.”

“Sí, lo hizo. ¿Quizás guarda sus papeles en otro sitio? ¿Crees que llegamos demasiado pronto?”

Tal vez los documentos estuvieran en otro lugar. Johan fue a recogerlos y sus vigilantes habían ido a supervisarlo. Eso era plausible.

Mientras Mira y Scorpion teorizaban, Angelique tomó la palabra. “¿Perdón? ¿Dijo mi marido que prepararía documentos?”

“Sí, pruebas de sus transacciones con Comercio Melville. Dijo que las entregaría si las salvábamos.” Explicó Scorpion.

Angelique se quedó pensativa un momento y luego se volvió hacia la esquina del vestíbulo. “Ya veo. Creo que esos documentos deberían estar guardados en la biblioteca del sótano. Tiene estanterías mágicas especiales, así que deberían estar todos allí.” Parecía que había una escalera que conducía abajo, aunque no la habían visto en la oscuridad.

Si él fue a recuperar sus papeles, entonces tal vez estaría abajo. Y si la puerta allí era muy gruesa, podría reducir la fiabilidad del escáner biométrico. Pero eso aún no explicaba por qué sus cuidadores se habían ido.

“¿Bajamos y lo vemos por nuestra cuenta?”

Podían dejar la elaboración de teorías para después de haber buscado, pensó Mira mientras buscaba a tientas la cola de Scorpion en la oscuridad. Necesitaba que la mujer-gato les guiara, ya que no podía arriesgarse a hacer demasiada luz.

“¡Mira, deja de agarrarme la cola!” Chilló Scorpion y le soltó la mano a Mira mientras se dirigía hacia las escaleras. Angelique tomó la mano de Wasranvel y la siguió.

Afortunadamente, la escalera no estaba completamente a oscuras. Sólo había luz suficiente para ver los pies, pero eso al menos significaba que nadie se caería por las escaleras.

“Quizá Johan bajó aquí, después de todo.” Dijo Mira. En la pared había un interruptor de la luz. ¿Lo había encendido Johan para bajar? “Aun así, esto es extraño…” Murmuró, mirando dubitativa hacia la oscuridad. Aún no había sentido a nadie abajo.

“Fue una buena idea, pero definitivamente no parece que haya nadie aquí abajo.” Scorpion concentró sus sentidos y llegó a la misma conclusión. Quizás sí había venido por aquí, pero ya no había nadie.

Si sólo había ido a recoger documentos, debería estar de vuelta en su despacho, esperando el regreso de Mira. Era posible que aún estuviera reuniéndolos, pero no había señales de vida en ninguna parte de la mansión.

Johan seguramente no escaparía solo sin antes garantizar la seguridad de su familia. A Mira y Scorpion les pareció evidente que había ocurrido algo inesperado. Bajaron la escalera con pasos cuidadosos.

***

Tras la puerta del sótano había una habitación rodeada de muros de piedra. Una débil luz que colgaba del techo era la única iluminación de la estancia, y revelaba que el lugar había sido destrozado. Había estanterías caídas y documentos y libros esparcidos por el suelo, aunque no había señales de que los hubieran pisoteado.

“Algo pasó aquí…” Era imposible que Johan dejara su habitación como si la hubiera atravesado un tornado, aunque fuera una persona desordenada por naturaleza. Mira hizo una mueca mientras por su mente pasaban pensamientos incómodos. La habitación estaba hecha un desastre, pero no había nada demasiado dañado; parecía como si la hubieran destrozado expresamente para dar la impresión de que estaba destrozada.

Nada más entrar, Scorpion empezó a examinar la escena. Se acuclilló en una esquina y señaló una mancha de sangre parcialmente oculta bajo un montón de papeles.

“¡Mira, ve esto!”

Mira se asomó y observó: “Hrmm. Todavía está fresco.”

La sangre del suelo aún no se había secado. Parte de ella incluso había manchado los papeles que Scorpion había recogido.

¿De quién podía ser esta sangre? Aunque la pregunta se les pasaba por la cabeza, sabían que tenía que ser de Johan. Él era el único que vivía aquí.

¿Cómo es posible? Si Johan había sido atacado precisamente ahora, sólo podía ser porque se habían enterado de su rebelión. Lo habrían atacado cuando bajó a recoger los papeles y, presumiblemente, el atacante habría sido uno de sus vigilantes.

Pero si es así, ¿cómo se enteraron? Mira y Scorpion se habían ocultado totalmente cuando entraron y salieron antes. No debería haber habido ninguna posibilidad de ser atrapados.

Sin embargo, aquí estaba la sangre de Johan, y el propio Johan había desaparecido.

Mientras Mira y Scorpion examinaban la espeluznante escena, Angelique se acercó lentamente, con el rostro rígido por el terror. Cuando vio la sangre roja pegada a los documentos en el suelo, escondió la cara detrás de las manos.

“¿Es… de mi marido?”

Mira puso una mano en el hombro de Angelique y le pidió que levantara la cabeza. Miró a los ojos de la mujer y declaró: “No se preocupe. Tiene mal aspecto, pero no parece que haya perdido mucha sangre. Además, su experiencia es vital para las operaciones de Quimera. Quitarle la vida sería impensable.”

“Mira tiene razón. Si lo secuestraron, prometo que lo salvaremos.” Scorpion esbozó una sonrisa genuina. No sólo estaba tratando de consolar a Angelique; realmente confiaba en que podrían hacerlo.

“Ambas, gracias. Por favor, ayúdennos… Haré lo que sea.” Recuperándose un poco, Angelique puso la cara más valiente que pudo y se inclinó profundamente. Sus hombros temblaban mientras rezaba por la seguridad de su marido en aquel sótano en penumbra.

Mira la observó y pensó para sí: Si no fuera por Quimera Clausen, esta familia podría haber vivido una vida feliz junta. Me encargaré de que se arrepientan de habernos convertido en enemigos.

Sintió profundamente el dolor de Angelique. Mira volvió a jurar que derrotaría a Quimera Clausen, tanto para salvar a los espíritus como para evitar más tragedias como la de Johan.