Kenja no Deshi wo Nanoru Kenja (NL)

Volumen 7

Capitulo 23: Poder del Rey Espíritu

“Oho, increíble. ¿De verdad puedes hacer eso? Perfecto.”

Asombrada por la versatilidad de Scorpion, Mira aceptó su idea. Si este era el lugar más probable para atraparla, el plan de Scorpion se ocuparía de lo que viniera después. Si Scorpion hacía bien su trabajo, nadie se daría cuenta de la desaparición y Comercio Melville no se enteraría de nada. El espionaje de Scorpion sería muy útil.

Se pusieron manos a la obra. El dúo salió de la habitación y se dirigió cautelosamente a la cuarta planta.

Dentro de la habitación, la mujer seguía rebuscando en el ataúd. Pero una cosa era notablemente diferente: el saco blanco que tenía al lado ahora estaba lleno. Parecía que había estado transfiriendo su botín a la bolsa.

Las dos se asomaron por la puerta, echaron un buen vistazo a la posición actual del enemigo y asintieron la una a la otra. Con esa señal, Scorpion prendió fuego a la bola y la hizo rodar como una canica hacia ella.

Se detuvo perfectamente a sus pies y empezó a emitir humo blanco. Mira y Scorpion retrocedieron, manteniendo la entrada bien a la vista. A fin de cuentas tenían que evitar respirar el humo.

***

Después de observar durante cinco minutos, Mira preguntó impaciente: “Entonces, ¿funcionó?”

Las cosas estaban sorprendentemente tranquilas. En esos cinco largos minutos, no había pasado nada: ninguna mujer que se diera cuenta del humo y saliera corriendo, ninguna patada a la pelota fuera de la habitación, ni la más mínima resistencia.

“Ya debería haberse quemado… creo.”

La droga era poderosa. Incluso si el miembro de élite se hubiera dado cuenta y hubiera intentado escapar, una vez que la hubiera inhalado sería demasiado tarde para salvarla de un día de sueño. Cualquiera notaría que de repente sale humo de debajo de él o un olor totalmente nuevo, así que hasta un aficionado debería reaccionar un poco. Sin embargo, no habían percibido la más mínima respuesta desde el interior de la habitación.

Si esta persona era una élite de Quimera Clausen, era totalmente posible que hubiera aguantado la respiración todo este tiempo.

Las dos se volvieron aún más cautelosas; después de todo, podría ser una oponente difícil. Se prepararon para la batalla mientras se acercaban lentamente. Mira y Scorpion se detuvieron junto a la puerta y, con una sincronización perfecta, cargaron juntas hacia la habitación.

Mira fijó rápidamente un punto de invocación, y Scorpion sacó su daga y adoptó una postura baja y preparada. Pero al instante siguiente…

“Bueno… Esto es anticlimático.” Suspiró Mira.

La mujer estaba justo al lado del ataúd donde la habían visto antes, salvo que ahora se desplomaba dormida contra el lateral. Inspiraba y espiraba a un ritmo confortable y un hilo de baba le colgaba del labio. Estaba profundamente dormida.

Pero, ¿y si su estrategia consistía en fingir sueño y tomarlas por sorpresa? La idea se le pasó por la cabeza a Scorpion, así que se acercó con cuidado y en silencio por detrás. Cuando estuvo lo bastante cerca, saltó y sujetó a la mujer.

No hubo resistencia.

Tumbada en el suelo, la mujer no movió un músculo ni siquiera cuando Scorpion la presionó con fuerza. La pinchó y le hizo cosquillas, pero no obtuvo respuesta. Análisis final de Scorpion: la droga había funcionado.

“¡Esto sí que es un producto bien publicitado!”

La receta de la droga para dormir se había transmitido en el pueblo de Scorpion. No le había dado a la mujer ni siquiera un momento de lucha. Scorpion se quedó un poco atónita por lo bien que funcionaba, pero se conformó con sacar pecho orgullosa con una gran sonrisa. Lo importante era que funcionaba.

Neutralizado el enemigo, Mira y Scorpion se pusieron manos a la obra. Primero le quitaron la máscara a la mujer, dejando al descubierto su rostro. La visión de sus agradables facciones levantó el ánimo de Mira.

Ooh. ¡Es toda una belleza!

“No muy llamativo para un miembro de élite, ¿eh?” Murmuró Scorpion, mirándola a la cara. Parecía que Scorpion tenía gustos diferentes.

Puede que la mujer no fuera lo bastante guapa como para atraer todas las miradas, pero tenía un cierto encanto que atraía a Mira. Su corto cabello morado era brillante y estaba bien cuidado, lo que le daba un aire de pulcritud e intelecto. Sin embargo, su sueño profundo — propio de la Bella Durmiente— le daba el encanto de la inocencia juvenil. Era el tipo de chica que gustaba a cierto tipo de hombres.

Ahora que le habían visto la cara, Mira y Scorpion empezaron a despojarla de sus pertenencias. Scorpion le quitó el abrigo bendecido por el espíritu y Mira le quitó los zapatos con una sonrisa lasciva. Una vez le hubo quitado el abrigo, Mira sonrió aún más y le bajó los pantalones.

Tras dejar a la mujer en ropa interior, Scorpion sacó un manojo de tela de su caja de herramientas. El objeto, cubierto de lo que parecían símbolos y dibujos mágicos, era una herramienta de restricción llamada tela de atar. Los que estaban atados y envueltos en ella tenían el 50% de su poder sellado, lo que dificultaba la resistencia. Era como las esposas de la policía; muchos agentes de seguridad tenían una a mano.

Pero la tela de atar usada por Isuzu había sido potenciada por las propias Artes Celestiales del Sabio Kagura. Sellaba el 90% de las habilidades del objetivo y hacía casi imposible escapar.

“Voy a atarla. Mira, levántale las piernas.” Ordenó Scorpion.

“¡Claro que sí!” Mira aprovechó la oportunidad para saborear el calor de la piel de la mujer mientras le levantaba las piernas. Verdaderamente, estas eran las acciones de un pervertido.

Pero allí no había nadie que se diera cuenta de los motivos ocultos de Mira. Ni siquiera la mirada depravada de su rostro fue suficiente para delatar su verdadera identidad, excepto para aquellos que ya la conocían. Scorpion no se enteró de nada.

“Mantenla así para mí.” Dijo mientras ataba las piernas de la mujer. “¡Bien, ya está! Ahora ayúdame a atarle las manos a la espalda.”

“¡Claro que sí!” Respondió Mira. Dejó con cuidado los pies de la mujer y se acercó a la parte superior de su cuerpo. Mira se sentó a horcajadas sobre ella, rodeó el pecho de la mujer con sus pequeñas manos y la levantó.

“Umm… Bien. Interesante técnica… Empezaré a atar, así que sigue así, supongo.” Scorpion había asumido que simplemente voltearían a la mujer sobre su estómago, pero apreció el entusiasmo de Mira mientras rápidamente ataba la tela alrededor de las manos de la mujer.

Mira, mientras tanto, apreciaba el calor corporal de la mujer. “¡Claro que sí! Puedes contar conmigo.”

Las diestras manos de Scorpion ataron a la mujer en cuestión de minutos. Tras unos cuantos retoques, su objetivo estaba completamente inmovilizado.

Mira dio un paso atrás y observó su trabajo. Ninguna parte de la mujer destacaba especialmente, pero tenía curvas en todos los sitios adecuados. En ropa interior, con la piel tersa a la vista, los brazos y las piernas atados… y el plato fuerte, una mordaza en la boca.

Verdaderamente, esto era menos que saludable.

Esto es lo que pasa cuando te unes a gente como Quimera Clausen. Mira trató de convencerse de su rectitud mientras contemplaba a la pobre mujer.

“Bueno, todo de acuerdo al plan…” Después de comprobar que las ataduras estaban bien sujetas, Scorpion empezó a desnudarse. “Voy a necesitar que te aferres a estos por mí, Mira.” Ella entregó su ropa.

“Cierto. No las perderé de vista.” Dijo Mira con firmeza y aceptó la ropa aún caliente. Observó atentamente cómo Scorpion se ponía la ropa que había llevado su marca.

La ropa interior de Scorpion era un par de pantalones cortos negros ajustados y una camiseta negra corta de tirantes. Ninguno de los dos era especialmente sexy por sí solo, pero cuando se combinaban con su cuerpo tonificado, resaltaban su físico en forma a pesar de su sencillez. El resultado era un sorprendente nivel de atractivo sexual.

Esto es igual de maravilloso, pensó Mira mientras veía boquiabierta a su compañera y colocaba la ropa en su Caja de Objetos. Resultó que la Caja de Objetos de Scorpion estaba al máximo de su capacidad por sus diversas herramientas; por eso había llevado su ropa en una maleta.

Lo mejor de todo es que no se dio cuenta de las miradas indiscretas de Mira mientras se vestía.

***

“Yo… yo, yo. ¿Yo? Ya está. Yo… no… soy… Scooorpion.” Después de cambiarse de ropa, Scorpion practicó su voz. El tono cambiaba con cada palabra hasta que sonó como la voz de otra persona por completo: la voz de la chica que dormía a su lado. La había memorizado y replicado a la perfección con sólo escuchar brevemente las quejas anteriores de la mujer.

“¡Es fantástico!” Mira estaba realmente asombrada. Era como una ladrona fantasma de novela.

“He practicado imitaciones desde que era pequeña.” Feliz de recibir los elogios de Mira, Scorpion se puso con orgullo la máscara como broche final. Su imitación era impecable, mucho más allá del ámbito de la mera imitación… pero parecía que eso era un día cualquiera de trabajo para Scorpion.

La estrategia que habían ideado consistía en que Scorpion se hiciera pasar por la mujer y se marchara. Esto haría pensar a los guardias de la entrada que simplemente se había ido a casa. Sin duda testificarían haberla visto si llegaba el caso. Esto ocultaría el hecho de que había sido secuestrada mientras se encontraba en el recinto de Comercio Melville y les permitiría evitar alertar al enemigo.

Afortunadamente, la mujer llevaba una máscara que ocultaba todo su rostro, por lo que era fácil disimular la diferencia entre sus rasgos. Además, era casi tan alta como Scorpion y la espía podía imitar su voz. Ahora podían aprovechar esta situación ideal para capturar al miembro de élite y ocultar su objetivo. Esta empresa no habría salido tan bien si Mira hubiera intentado hacerlo por su cuenta.

Mientras Scorpion recogía las pertenencias de la mujer y las herramientas que había traído, de repente miró dentro del ataúd y le hizo señas a Mira para que se acercara. “¡Oh, Mira! Ve esto.”

“¿Hrm? ¿Qué pasa?”

Se acercó obedientemente y miró dentro del ataúd. Dentro yacía una figura envuelta en una tela sucia y hecha jirones. Mira no pudo ver qué era exactamente, pero adivinó su identidad con un simple vistazo.

Una momia.

Pero no era una momia corriente. Parte de la tela se había desprendido, probablemente por las manos de la mujer, revelando un brazo envuelto en niebla negra.

“Esta niebla… ¿Significa…?” Sorprendida, Mira extendió la mano y despegó lentamente capas de tela de la cabeza de la momia.

Cuanto más se acercaba a la cabeza, más oscura se volvía la tela. Cuando arrancó la última capa y dejó al descubierto el rostro del cadáver, algo negro brotó.

Salió a chorros con suficiente fuerza como para pillar a ambas chicas totalmente por sorpresa, haciendo que Scorpion saltara de nuevo contra la pared con un ahogado: “¡Eeep!”

Los hombros de Mira se crisparon y, aunque había conseguido no gritar, tiró la tela y se quedó inmóvil. Había estado tan tensa mientras se concentraba en la momia que el repentino dramatismo fue un gran shock. Pero sólo había escupido esa misma niebla negra, que golpeó el techo y se fundió en la nada.

“Eso me asustó…” Se quejó Scorpion. Se rio del susto y volvió a acercarse al ataúd.

“Lo mismo digo. Esto es malo para el corazón.” Mira hizo un mohín y se quedó mirando el cadáver.

A esta momia casi no le quedaba piel en la cara. Podría describirse mejor como un cráneo bajo una tela. Sin embargo, no se parecía en nada a una calavera normal: era tan negra como la oscuridad. Y aunque ya no escupía nada, seguía envuelta en una espeluznante niebla negra. Sin embargo, lo más llamativo de todo eran los dos cuernos que tenía en la frente.

Podía tener forma humana, pero su cráneo dejaba claro que no se trataba de un humano.

Scorpion jadeó. “¿Podría ser…?”

“Eso parece. Pero entonces, eso significa que todos estos son…”

La pregunta que se hacían quedó respondida. Mira se apartó de la momia y miró los huecos de las paredes que la rodeaban, todos llenos de ataúdes. La niebla negra maldita, un cadáver con dos cuernos… No había duda: se trataba de un oni.

Mira pidió ayuda a Scorpion para buscar en los otros ataúdes.

Todos eran iguales.

“Ya veo. Así que así fue como pudieron derrotar a tantos espíritus.” Mira observó el saco que tenía a sus pies, comprobó su contenido y asintió con la cabeza. Dentro estaban los fragmentos llamados “mineral de niebla negra”: en realidad, los huesos de onis muertos hacía mucho tiempo.

Estas catacumbas eran un cementerio oni. Las raíces de la maldición devoradora de espíritus —los cadáveres oni— dormían aquí en gran número. Quimera Clausen había sido capaz de suprimir presas tan poderosas como los espíritus utilizando todos estos objetos malditos. Y si el arma que Mira había arrebatado al miembro de élite con el que había luchado servía de algo, sus investigaciones habían progresado bastante bien.

Mira y Scorpion devolvieron la tela que habían retirado, cerraron los ataúdes y los volvieron a colocar todos en sus posiciones originales. Luego, miraron a su alrededor para asegurarse de que no habían olvidado nada que pudiera servir como prueba en caso de que el enemigo se diera cuenta de que alguien había sido secuestrado en esta sala.

Tras las últimas comprobaciones, Mira observó los ataúdes presentes y pensó: No puedo dejar intacta una maldición tan terrible… pero ahora no es el momento.

Si sacaba el verdadero poder de Sanctia a través de la bendición del Rey Espíritu, podría exorcizar la maldición. Por eso había utilizado su tiempo libre para practicar con la espada. Pero desafortunadamente, aún no había sentido que funcionara.

Sabía que llevaría más tiempo. El Rey Espíritu era un ser inconcebible para los humanos, y Sanctia era su hija. Mira acababa de firmar un contrato con ellos; apenas y podía utilizar sus habilidades básicas, por no hablar de su verdadero poder.

Algún día veré cumplida esa promesa.

Pero hoy no. Mira sonrió con determinación e hizo un juramento al poder del Rey Espíritu que llevaba dentro.