Kenja no Deshi wo Nanoru Kenja (NL)

Volumen 7

Capitulo 11: Reunión estratégica

Después de abandonar el Corredor Ilusorio, Mira y la pandilla subieron al carruaje y emprendieron el viaje de vuelta al cuartel general de Isuzu. El grupo de Spider se quedó atrás para investigar el corredor, por si acaso.

Cuando se hizo tarde, los cuatro del carruaje iniciaron una improvisada reunión estratégica. En concreto, discutieron lo que harían después de entregar la información al cuartel general. Todos estaban más que dispuestos a seguir hasta Sentopoli, y mantuvieron una animada conversación mientras planeaban quién buscaría dónde.

En ese momento, un timbre familiar sonó en el carruaje.

“¡¿Qué?! ¿Qué está pasando?” La cola de Scorpion se disparó mientras miraba a su alrededor. Al no encontrar nada, se escondió en la túnica de Snake. ¿Podría ser que le dieran miedo los ruidos fuertes?

“Ese sonido…” Mira se acercó a la fuente del sonido y abrió la puerta del carruaje. El zumbido se hizo más fuerte y la cola de Scorpion empezó a crisparse locamente.

“¿Cuándo llegó esto aquí?”

Mira abrió una caja en el fondo del carruaje y encontró dentro un comunicador negro, igual que el que tenía en su habitación de las Torres Plateadas Vinculadas. Su forma era similar a la de un teléfono, por lo que resultaba bastante intuitivo para los antiguos jugadores. Mira descolgó el auricular.

El tono molesto cesó por fin y una voz familiar resonó en el carruaje. Era alguien que Mira conocía bien: El Rey Solomon.

“¡Hey, por fin has contestado! Holaaaa, ¿puedes oírme?”

Scorpion se asomó por la túnica de Snake y chilló: “¿Eh? ¡¿Qué?!

¡¿Quién era ese?!”

“Un comunicador, ¿eh? Impresionante. Apuesto a que te costó caro.” El receptor en la mano de Mira, la voz que no pertenecía a nadie de los presentes: Aaron relacionó estas dos informaciones al instante. Parecía que no sólo sabía lo que eran, sino también lo caros que eran.

“¿Eh? Oigo muchas voces ahí fuera. ¡Heeey!”

“Sí, sí, te escucho. Y tengo algunos miembros de Isuzu presentes.” Respondió Mira mientras se daba la vuelta y miraba a sus invitados.

“Sí, bien, entendido. Ajá, ahora mismo están trabajando juntos. Uh, hola a todos. Soy… el Agente S, y ayudo a Mira de vez en cuando. Encantado de… conocerlos. Más o menos.” Solomon se presentó falsamente con una hipérbole.

Aaron se rio mientras Snake explicaba el comunicador a su encogida compañera.

Mira abrió el carruaje de un tirón y saltó para sentarse en el segundo nivel. Pateó las piernas hacia delante y hacia atrás mientras se tumbaba y se relajaba.

“Entonces, ¿qué quieres?”

“Bueno, ¿recuerdas lo que pasó? ¿El tipo que se enfadó y te atacó?” “Sí, sí, por supuesto.”

El tipo había sido Caerus de la Academia Alcait, armado de pies a cabeza con equipo de espíritu yin. Difícil de olvidar, sobre todo porque acababa de luchar contra alguien armado de forma similar.

“Vaya, ¿sí? Estoy un poco sorprendido.” Era raro que Mira diera una respuesta tan rápida; normalmente tenía mala memoria. “Bueno… genial. Facilita las cosas. Así que averiguamos de dónde sacó el material.”

“¡Ajá! ¡Qué rápido! ¡Oigámoslo!” Exclamó Mira.

El equipo de espíritus yin estaba casi seguro conectado con Quimera Clausen. Esta información probablemente los acercaría aún más a su objetivo.

“Vaya, tienes más ganas de las que esperaba. Bien, básicamente te lo voy a contar todo en orden cronológico porque quiero que sepas lo mucho que he trabajado en esto.”

Con ese prefacio, Solomon compartió los resultados de su interrogatorio a Caerus y a sus padres.

En primer lugar, todo el equipo espiritual se había comprado a comerciantes distintos. No había conexión entre los vendedores, pero la gente de Solomon había rastreado a sus proveedores unas cuantas capas atrás. Todo apuntaba a tres caravanas de mercaderes. Sorprendentemente, ahí era donde se había encontrado un rasgo común: todos estaban bajo el paraguas de Comercio Melville.

Comercio Melville era una empresa de larga tradición especializada en comerciantes ambulantes. Hasta hace unos diez años, había sido más o menos una empresa de nivel medio dentro del Gremio de Comerciantes. Sin embargo, en los últimos años habían ampliado sus operaciones hasta convertirse en una empresa que rivalizaba con los Tres Grandes del Comercio.

Comercio Melville comerciaba principalmente con armas y armaduras. Cuando los investigadores de Solomon empezaron a indagar, surgieron varios detalles sospechosos. De algún modo, parte del equipo con el que comerciaban se estaba convirtiendo en equipo espiritual en tránsito. Más de la mitad de las mercancías de una transacción en particular se habían visto afectadas. Pero cuando se entregaban a las caravanas de mercaderes, se trataban como equipo normal y se convertían gradualmente en equipo espiritual durante el viaje sin que nadie se diera cuenta.

Según Solomon, este era un secreto muy bien guardado de los mercaderes ambulantes. También habría permanecido oculto si él no hubiera sospechado ya algo e indagado más a fondo.

“Así que, sí, Comercio Melville es bastante sospechoso.” Resumió Solomon. También añadió: “Estaba pensando que podría estar relacionado con Quimera Clausen.”

“Efectivamente, parece probable.” Respondió Mira y le contó toda la información que había obtenido a cambio. Le dio muchos detalles sobre lo que había visto en la Ciudadela de las Escamas y en el Corredor Ilusorio.

Esto podría considerarse una filtración sobre una misión de alto secreto, pero Aaron y Snake no intentaron detenerla. Scorpion decidió seguir su ejemplo y también mantuvo la boca cerrada.

“Sí, yo también diría que es probable.” Solomon sonaba convencido. “Sentopoli tampoco está lejos del cuartel general de Comercio Melville, justo en el país vecino. Me suena como un convincente veredicto de culpabilidad.”

“Oho. ¿Están en países vecinos? Se llevan toda la puntuación por sospechosos.”

“¿Verdad? Están estacionados en el Ducado de Roslein, donde los negocios están en auge. Casi todos los nobles de allí son también comerciantes, y están en medio de una lucha por el poder. El que más cerca está de ganarse el título de duque es Elvis Melville, jefe de Comercio Melville. Toda una coincidencia, ¿verdad?”

Su comentario jocoso resonó en la carreta.

Aaron respondió con una risita: “Muy interesante.” Una compañía que había ascendido repentinamente en el escalafón, Quimera Clausen acechando a su sombra… era ciertamente bastante sospechoso.

“¿Eso es todo lo que querías?” Preguntó Mira. “Sí, eso es.”

“Qué raro. Esperaba que me volvieras a cargar de tareas.”

Después de todo, se había tomado la molestia de instalar un comunicador en su carruaje y llamarla. Mira esperaba que le trajera más problemas. Se sintió casi decepcionada de que no fuera así. Casi.

“Esto es más como una advertencia. Hasta ahora, sólo sabemos que Quimera y Melville podrían estar conectados. No está claro quién está realmente a cargo. Si derribas a Quimera y resultan ser peones de Melville, Melville podría simplemente cortar sus pérdidas y encontrar a alguien más para hacer su trabajo sucio.”

“Hrmm. Un juego del gato y el ratón.”

Melville se debilitaría si perdieran a Quimera Clausen—pero si hubieran creado Quimera, lo más probable es que aún tuvieran la tecnología y los conocimientos. Sólo crearían más organizaciones oscuras una y otra vez hasta que ellos mismos fueran destruidos.

“Ahora bien, si ocurre lo contrario…” Continuó Solomon. “Puede que pierdan parte de sus ingresos, pero Comercio Melville ya es lo bastante grande como para vivir sin una cadena matriz. Además, puede que consideren que deshacerse de Quimera Clausen es una buena medida de relaciones públicas. Mientras tanto, han aprendido todo lo que necesitaban de Quimera, así que puede que acaben retomando el trabajo donde lo dejaron sus oscuros jefes.”

Eso era ciertamente posible. Si estaban trabajando juntos, derrotar a uno solo no tendría sentido. Tanto Quimera Clausen como Comercio Melville tenían que ser cortados si querían destruirlos de raíz.

“Cierto. En resumen, debemos confirmar su conexión y aplastarlos de una vez por todas.” Dijo Mira.

“Exactamente.”

“Aun así… ¿Cómo probamos nada de esto?” Mira se echó hacia atrás y se tumbó en el carruaje, enterrando la cara en una manta. Aunque había hecho la pregunta, no pensaba reflexionar demasiado sobre ello; aquello le sonaba a trabajo de Solomon.

“Creo que infiltrarse en ellos es la mejor manera. Busca registros de transacciones con Quimera, libros de contabilidad, pruebas de fabricación de equipos espirituales… Encuentra algo de eso, y yo diría que tienes tus pruebas.”

“¿Crees que serán tan fáciles de encontrar?” Preguntó Mira con el receptor en la mano mientras se envolvía en la manta como un capullo de gusano de bolsa.

“No sé. Pero creo que vale la pena intentarlo.”

“Hrmm. Quizá tengas razón.” Aceptó Mira, con la cabeza apenas asomando por encima de la manta. Aaron y la pandilla la observaron relajarse con total tranquilidad, sin dejar de mover las piernas.

“Y, si por casualidad encuentras pruebas, me gustaría que las enviaras a Comercio Ebatess. Se lo haré saber con antelación.”

“Dejando los problemas del comercio a los gigantes del comercio,

¿eh?”

“Más o menos. No tendrás problemas para luchar contra Quimera Clausen incluso si están armados, pero el jefe de Comercio Melville es el siguiente en la línea para ser Gran Duque de Roslein. Todo el país sería tu enemigo. Esto tiene enormes ramificaciones para el futuro, así que tenemos que hacer su relación con Quimera muy clara. Entonces, tendremos a Ebatess —segundo en la línea al título— de nuestro lado.”

Solomon tenía razón; por muy justa que fuera la razón, luchar contra todo un país no era lo ideal. Por no mencionar que atacar a otro país estaba prohibido gracias al pacto temporal de no agresión. Utilizar el poder militar de la Alianza Isuzu para someter a Comercio Melville podría considerarse una violación del tratado, y eso les pondría en una situación peligrosa.

Sin embargo, Comercio Ebatess —una facción dentro del mismo país— podría acorralarlos sin poder militar siempre y cuando tuvieran pruebas claras. Y al ayudar a los aliados de Mira a acorralar con éxito a Melville, Ebatess eliminaría a su principal rival, garantizándose prácticamente el puesto de Gran Duque.

“Ya veo… Y también estarán en deuda con nosotros.” Mira sonrió en la oscuridad. Ella estaba empezando a ver el verdadero objetivo de Solomon.

“Ooh, ¿tú crees? Le conozco desde hace tiempo. Pensé que era una buena oportunidad.”

“Eres terriblemente franco. ¿Has olvidado que tengo tres compañeros presentes?”

“No te preocupes. Después de todo, sólo soy el misterioso proveedor de información Agente S, ¿verdad? Seguro que no les importa.” La voz juguetona de Solomon resonó en la carreta. Mira se sentó en el carruaje y miró las caras de sus amigos.

“Me molesta que nos utilice, pero necesitamos sus contactos.” Dijo Aaron. “Y si queremos quitar de en medio a Comercio Melville, no podríamos pedir un aliado mejor que Ebatess.”

La Alianza Isuzu era una organización ajena y ostensiblemente de buena voluntad. Ebatess era una empresa mercantil con gran influencia en su tierra natal. Esta última sería claramente mucho más influyente con las mismas pruebas.

Snake expresó en silencio su acuerdo. Scorpion simplemente parecía confundida.

“Eso parece.” Asintió Mira. “En ese caso, podemos dejarles el resto mientras conseguimos pruebas, ¿no?” Preguntó al receptor y volvió a acurrucarse en su manta.

“Por supuesto. No te preocupes; me aseguraré de que puedas concentrarte en patearle el culo a Quimera Clausen.” Declaró Solomon. Incluso a través del comunicador, su confianza se percibía con claridad. Su voz estaba llena de una dignidad acorde con su gran estatus.

“Bien. Entonces vamos a buscar a este llamado Comercio Melville. Ah, una cosa más.” Mira observó el papel que había sacado de su bolsa y habló en código. “K 2132, 6, 18 es su líder.”

Las letras y los números eran la inicial de un Sabio y la fecha en que habían llegado a este mundo. Ella le había comunicado que el fundador de Isuzu era Kagura.

“… Vaya. Bien. Entendido.” Parecía que lo había captado. Esta vez, su sorpresa fue evidente a través del comunicador. “Veré si puedo hacer algo al respecto por mi parte, pero sigue haciendo un buen trabajo. De todos modos, ha sido un placer charlar. Te llamaré si hay algún cambio.” Con esta despedida unilateral, colgó.

Parecía que esta revelación le había proporcionado una nueva inspiración para su estrategia general. Rápido para pensar, rápido para actuar. Eso era muy Solomon.

Mira devolvió el auricular y cerró la caja antes de asomar la cabeza por el carruaje. “Supongo que todos lo han oído. Pido disculpas por hacer promesas en su nombre.”

“Está bien. El trato es aceptable.” Dijo Snake.

“Sí, creo que está bien.” Añadió Aaron. “Ahora que hemos decidido que son sospechosos, no podemos precisamente dejarlos solos.”

Parecían estar totalmente de acuerdo: obviamente creían que la información era exacta. Parecía que ambos sabían quién estaba al otro lado del comunicador.

El mayor indicio de la identidad del Agente S era el propio comunicador. Mira había dado a entender que lo habían colocado sin su conocimiento. ¿Quién haría algo así, y con un objeto tan caro? Eso reducía considerablemente la lista de sospechosos.

Además, incluso la nobleza tendría problemas para rastrear la historia de un solo producto hasta sus orígenes. ¿Quién tendría conexiones con los mercaderes y a la vez se beneficiaría de que su líder estuviera al mando?

Y Mira era una enviada del Reino de Alcait.

“Aunque me sigue fastidiando que maneje nuestros hilos.” Murmuró Aaron.

Solomon no había utilizado su verdadero nombre, pero tampoco parecía muy dispuesto a ocultar su identidad; de hecho, a veces había parecido tomarles el pelo con ello. Solomon se estaba asegurando de que no sólo Comercio Ebatess, sino también Isuzu le debían algunos favores. Pero eso no era una carga importante para Isuzu. Después de todo, les habían dado una estaca para clavar en el corazón del enemigo. Enfadados o no, tomarían con gusto el arma que se les ofrecía.

“Sentopoli y Roslein. Ahora tenemos dos destinos.” Murmuró Mira mientras bajaba del segundo nivel del carruaje y cerraba la puerta. Francamente, no le importaban cosas como los favores y las deudas. Lo veía simplemente como una línea más en la lista de lugares que tendría que investigar.

Aaron se rio ante la total despreocupación de Mira. “Sí. ¿Qué tal si nos separamos?”

Los cuatro comenzaron de nuevo su reunión estratégica, armados con esta nueva información.