Kenja no Deshi wo Nanoru Kenja (NL)

Volumen 7

Capitulo 12: Viento en popa

Inmediatamente después de su regreso al cuartel general de la Alianza Isuzu, Mira y la pandilla se reunieron con Uzume para informarle de su misión.

Uzume estaba sentada al otro lado de una gran mesa en una sala de estilo japonés mientras escuchaba su relato. Observó a Mira fijamente a los ojos.

“Así que, si nos fijamos sólo en los resultados tangibles, fracasaste. Tal vez fuera inevitable dada la situación, pero siempre ha sido una mala costumbre tuya —quiero decir, de Danblf— dejarte llevar contra enemigos fuertes. Tal vez… lo heredaste de él.”

“Urk…”

“Apuesto a que incluso bromeaste con él como cuando luchaste contra Leviard el PKer, ¿verdad?”

“Ummm… Sólo un poco…”

La bomba espiritual había sido abrumadora, así que era comprensible que se le escapase. Pero si hubiera sido más cautelosa desde el principio, quizá nunca hubiera llegado a eso. Kagura la conocía lo suficiente como para señalar los malos hábitos de Mira, aunque fuera indirectamente. Mira bajó la mirada como un gatito triste.

“Aun así, habría sido demasiado para cualquiera que no fueras tú, así que… da igual. ¿Has traído esto en su lugar?” Uzume dirigió su mirada hacia el ataúd y la espada negra que habían estado en posesión de la élite Quimera Clausen.

“Cierto. La maldición de este oni devorador de espíritus puede ser la fuente del poder de Quimera Clausen. Creo que vale la pena investigarlo.”

Los espíritus eran seres extremadamente poderosos, demasiado fuertes para ser cazados tan fácilmente. Pero Quimera Clausen ya los había cazado con éxito muchas veces. Tal vez su secreto, lo que les daba ventaja sobre los espíritus, era esa niebla negra. Si Isuzu pudiera averiguar cómo funcionaba, tal vez podrían idear contramedidas.

“Oni, ¿eh? Esto se está volviendo una locura.” Uzume se inclinó hacia atrás y miró al techo.

Mira le contó lo que había oído del Rey Espíritu. Era una parte de la historia que no estaba presente en los libros de historia ni en las tradiciones orales.

“A mí también me sorprendió.” Dijo Mira con sentimiento al recordar la historia.

Pero Aaron, Scorpion y Snake estaban menos sorprendidos por el oni que por el hecho de que Mira hubiera conseguido una audiencia directa con el Rey Espíritu. Era un ser grandioso que podía estar a la altura de los dioses. Sólo dos personas en la historia habían hablado con él, y fue sólo por un breve espacio de tiempo durante una antigua guerra.

Uno de ellos era el líder de los humanos de la época, que dirigió la batalla junto al Rey Espíritu, el legendario Rey Aníbal Ex Earthkra. El otro era el antiguo héroe Forsetia, que había canalizado el poder del Rey Espíritu y actuado como su recipiente para derrotar al rey de los monstruos.

Nadie se había reunido con el Rey Espíritu ni antes ni después. Si lo que Mira decía era cierto, ¡se trataba de un acontecimiento histórico!

Pero la propia Mira sólo había comentado que estaba “sorprendida”. La propia Uzume tampoco se detuvo mucho en ello, centrándose en cambio en el oni. Los demás esperaron en un silencio atónito mientras terminaban su desconcertante conversación.

***

Ahora sólo esperaban un informe de los miembros de Isuzu que habían ido a la Bóveda de la Guarnición. Lo ideal sería que hubieran capturado a un élite, pero nadie estaba seguro.

El equipo de Mira compartió la información que había recibido del misterioso Agente S. Como habían regresado mucho antes que los demás equipos y no tenían nada más que hacer, utilizarían la nueva información para iniciar una segunda misión al día siguiente.

El grupo tomó su decisión: Mira y Aaron investigarían la base de Quimera Clausen y al dueño de la antigua espada espiritual en Sentopoli, mientras que Scorpion y Snake se infiltrarían en Roslein.

Después de eso, actuaron con rapidez. Los cuatro se dispersaron temporalmente. Tres fueron al distrito comercial para hacer sus propios preparativos. Mira apenas necesitó provisiones; en su lugar, pasó una larga tarde aprendiendo a usar Sanctia en el patio.

***

Al día siguiente, Mira, Aaron, Scorpion y Snake aceptaron sus nuevas misiones y alzaron el vuelo, dirigiéndose hacia el oeste desde la sede de la Alianza Isuzu.

La mayor parte de la sección occidental del continente era un páramo, carente de vegetación. A cambio, estaba bendecida con abundantes recursos minerales, que atraían a tanta gente y tanta industria como cualquier otro lugar.

Tras un día entero sobrevolando el territorio de Ozstein, uno de los Tres Grandes Reinos situados en la base de la cordillera, el carruaje tirado por Garuda aterrizó discretamente entre las estribaciones de Roslein.

Volar encerrados en una carruaje tan cargado y con tanta gente ya era cansado de por sí, así que necesitaban un descanso. Pero este era también el lugar donde Mira se separaría de Scorpion y Snake.

“¡Bueno, será mejor que nos vayamos!” Dijo Scorpion.

“Bien. Hazlo lo mejor que puedas.” Respondió Mira. “Buena suerte ahí fuera.” Añadió Aaron.

“Déjalo en nuestras manos.” Dijo Snake brevemente.

Tras despedirse ante el carruaje, se estiraron, se pusieron sus trajes de aventureros y se adentraron en la noche. Si todo iba según lo previsto, Scorpion y Snake se infiltrarían en Roslein antes del amanecer.

Después de despedirlas, Mira y Aaron empezaron a preparar la cena. Por supuesto, Aaron cocinó todo. Mira simplemente invocó a un Caballero Sagrado para que hiciera de vigía y le entregó a Aaron la comida que le apetecía. Se retiró sabiendo que había cumplido con su deber.

Después de comer, Mira se tumbó en el futón del carruaje mientras Aaron se dormía rápidamente en el asiento del conductor, demasiado cansado para disfrutar de sus excelentes vistas.

***

Cuando amaneció, Mira y Aaron continuaron hacia Sentopoli. Tras medio día de vuelo, la noche invadió el cielo carmesí y una gran ciudad apareció en el horizonte del páramo. Más allá, el vasto océano reflejaba el cielo en sus suaves ondas.

Estaban a menos de diez kilómetros, así que aterrizaron el carruaje en un lugar discreto. Después de pensarlo un momento, Mira decidió invocar al Guardián Ash.

Un círculo mágico rojo se elevó en el aire y se expandió, y apareció una bestia sagrada gris con forma de oso. El oso era tan grande como el carruaje, con garras y colmillos extremadamente grandes. Observó a Mira con ojos apacibles.

“¡Ash! Estás tan impresionante como siempre.” Le dijo Mira a su amiga, que hacía treinta años que no la veía. Puso una mano sobre la bestia que la doblaba en tamaño.

La osa se dio la vuelta con sorprendente rapidez y empezó a lamer la mejilla de Mira. Pronto aceptó la petición de Mira de tirar del carruaje el resto del camino. Los osos son mucho más rápidos de lo que parecen; llegaron a la ciudad en menos de una hora.

El país mercantil de Sentopoli seguía siendo una provincia en crecimiento. Su única ciudad era la capital del mismo nombre, pero su vitalidad rivalizaba con la de los Tres Grandes Reinos. La ciudad no amurallada seguía desarrollándose; se podían ver muchas estructuras a medio construir en los terrenos baldíos de los alrededores.

Amplias carreteras de cuatro carriles atravesaban la ciudad, todas llenas de tráfico de mercaderes y aventureros por igual. El carruaje de Mira se unió a la corriente y siguió a la multitud hasta la ciudad. Sentopoli no tenía ni puerta ni murallas; simplemente contaba con grandes puestos de guardia a los lados de la carretera.

La gente que pasaba por allí miraba fascinada al Guardián Ash, pero a pesar de toda la atención que atraía el oso, el carruaje de Mira pasó el control de seguridad sin problemas.

Pronto, Mira y Aaron observaron asombrados su entorno desde el asiento del conductor. Sentopoli parecía… moderna. En pocas palabras, era alta. Ante sus ojos había un mar de edificios de más de cinco pisos.

La ciudad estaba perfectamente dividida en distritos organizados, todos conectados por una red de calles principales y secundarias. En el centro se apiñaban numerosos escaparates. Las posadas rodeaban el centro, y más allá había tiendas de menor tamaño.

Mira observó su entorno y miró el mapa que Aaron tenía en las manos. Estaba asombrada por la escala, la velocidad de crecimiento y la incomprensible mezcla de realidad moderna y fantasía que la rodeaba.

Al notar su asombro, Aaron tomó las riendas y preguntó: “¿Pasa algo, señorita Mira? ¿Confundida por lo que ves?”

“Ah… Bueno, erm, supongo. Me sorprende que existan ciudades así.” Dijo Mira, mirando boquiabierta a su alrededor. Ante ella había un paisaje urbano muy distinto de la fantasía ortodoxa que conocía, pero arriba estaba el mismo cielo nocturno.

“A mí también me sorprendió la primera vez que vine. Esto es sólo lo que he oído, pero al parecer, modelaron este lugar a partir del país de la Atlántida.”

“¡Vaya! ¡¿La Atlántida?!” Mira se sorprendió, pero tenía sentido.

Al otro lado del mar del Continente Terrestre, donde Mira residía en ese momento, se encontraba el Continente Ark, otra gran masa de tierra. Contenía muchas mazmorras para aventureros veteranos, junto con las naciones más grandes que los jugadores habían formado: el Reino de Atlantis, al norte, y el Imperio Nirvana, más pequeño, al sur.

Atlantis había atraído a muchos jugadores como Mira: no era de extrañar que la tecnología moderna estuviera de moda allí. Ahora que miraba a Sentopoli a través de esa lente, podía ver indicios de cómo sería una Atlántida moderna.

Deben de estar pasándoselo muy bien allí.

Mira había conocido a muchos de los mejores jugadores de Atlantis. Abrió su lista de amigos mientras recordaba aquella época. Al ver que los nombres eran blancos, sonrió y volvió a mirar hacia arriba.

Veía con la mirada perdida hasta que divisó unas débiles estrellas en el cielo, cuya luz estaba casi ahogada por las farolas que la rodeaban. Sonrió con ironía; incluso en este mundo era difícil ver estrellas desde la ciudad.

Sentopoli era enorme. Cada uno de los distritos tenía calles principales de sentido único, que alternaban su dirección entre sí. El suelo, pavimentado con piedra plana, tenía grabadas flechas a intervalos regulares que indicaban el sentido de la circulación. Según Aaron, al principio resultaba confuso, pero una vez te acostumbrabas, era fácil, ya que no había tráfico en sentido contrario.

La carreta avanzó un rato bajo la guía de Aaron hasta que llegaron a su alojamiento preferido. Era una estructura de ocho pisos que parecía un hotel de la era Showa. Inmediatamente al lado había otra posada construida como un palacio de estilo rococó. La incongruente visión parecía una reliquia cultural del centro de la ciudad, aunque siguieran siendo lugares de negocios funcionales. Si se miraba más de cerca, toda la zona parecía una mezcla al cincuenta por ciento de los dos estilos.

Mientras contemplaba las vistas como si estuviera en un parque temático, Mira ordenó a Ash que entrara en el aparcamiento subterráneo. Pronto se registraron en una posada con un nombre extraño: Exceso Epicúreo.

Los dos decidieron compartir una gran habitación para facilitar la planificación. En cuanto se instalaron, empezaron a hablar del día siguiente. Acordaron visitar el estudio de Gregor a la mañana siguiente; no podían presentarse tan tarde por la noche.

Decidido, Aaron se dirigió al comedor del segundo piso en busca de comida y bebida. Mira se dirigió a la bañera gigante y disfrutó limpiándose por primera vez en días… además de saborear la vista de sus compañeras de baño.

Con el corazón y el alma renovados, salió del baño y llegó al comedor del segundo piso. Observó la sala con un profundo suspiro.

“Qué posada tan peculiar es esta.”

«Comedor» no le hacía justicia; era un patio de comidas completo como el que uno podría encontrar en una estación de tren. Era realmente extraño ver tantos restaurantes dentro de un hotel.

Mira sabía que la mayoría de los lugares se limitaban a proporcionar una cama y un único tipo de comida. Pero este lugar había delegado por completo la cocina. Como resultado, el precio de una pernoctación había sido especialmente bajo, y los clientes podían comer lo que les apeteciera, así como pedir bebidas en bares especializados.

¿Qué me apetece comer esta noche? Omurice suena bien… O quizás filete de Hamburgo. El pollo frito y el katsudon también suenan bien… Incluso tienen pinchos fritos y licor. ¡Oh, y una tienda de comida para llevar! ¡Qué selección tan apetitosa!

Mira se adentró en la hilera de restaurantes repletos de gente y se deleitó la vista con los escaparates de cada establecimiento, mientras consultaba su estómago. Después de echar un vistazo a las docenas de restaurantes, Mira eligió uno y atravesó la cortina.

“¡Bienvenida!” Gritó jovialmente un empleado.

Mira se paró frente al mostrador y señaló el plato del menú al que había echado el ojo. “Quiero la hamburguesa doble con queso y teriyaki grande, por favor. Y un refresco de melón para beber. Ah, y ketchup para las patatas fritas, por favor.”

“¡Entendido, señorita! ¿Comerá dentro?”

Mira había elegido el rey de la comida basura: una hamburguesería.

Los ex jugadores tenían que estar detrás de esto.

Echando un vistazo al nostálgico interior, Mira respondió: “Creo que lo haré.” Y pagó su comida.

Recibió un número de pedido y se sentó en un asiento de la ventanilla. Los ojos de los demás clientes la seguían. Quizá les interesaba ver a una joven tan encantadora pidiendo comida basura. La mayoría de los clientes eran aventureros, y sus curiosos ojos se fijaron en sus finos labios —seguramente incapaces de albergar una hamburguesa entre ellos—, luego en la piel clara de la parte superior de su pecho, que haría aún más llamativa cualquier salsa que goteara sobre ella… y, por último, en su brillante cabello plateado.

Pero Mira permaneció ignorante de sus miradas, demasiado ocupada alegrándose de esta rara oportunidad de disfrutar de comida basura en condiciones.

Al poco rato, un empleado le trajo en una bandeja la comida que había pedido. En lugar de estar envuelta en papel, la hamburguesa y las patatas fritas estaban en platos de verdad. La bebida también estaba servida en un vaso grande. Al parecer, la hamburguesería era más elegante de lo que ella esperaba.

Mira no perdió el tiempo, tomó la hamburguesa del plato y la devoró. Era más grande que su boca, pero el sabor la llevó a casa durante unos nostálgicos instantes.

¡Eso es! ¡Es el sabor exacto! Mira sonrió de felicidad momentánea, moviendo las piernas inconscientemente mientras gemía de placer. Sin inmutarse por la salsa que tenía en los labios, Mira se llenó las mejillas de hamburguesa, devorando no sólo aquel sabor familiar, sino los recuerdos que revivía.

Aunque a simple vista pudiera parecer una joven refinada, Mira rebosaba encanto inocente mientras engullía alegremente.

Tal vez fuera porque muchos ojos estaban fijos en ella. Mientras ella comía en esta hamburguesería, el negocio iba viento en popa.