Kajiya De Hajimeru (NL)

Los cabellos grises resplandecían sobre el verde intenso del bosque. Una joven mujer caminaba por el bosque tan despreocupadamente como si estuviera dando un paseo, su cuerpo se balanceaba con sus zancadas.

No obstante, este bosque no era como los demás. Aquel enorme mar de árboles se llamaba Bosque Oscuro, un lugar considerado—y de hecho lo era—mortal.

Jolanda, una bestial de tipo lobo, estaba muy animada tras volver de una cacería. La forma en que balanceaba inconscientemente su cuerpo al caminar era una de las maneras en que expresaba sus emociones.

Era consciente de que mostraba su estado de ánimo con sutileza. Quizá nunca se hubiera dado cuenta si no fuera por su amiga de la infancia, quien, a diferencia de Jolanda, era vibrante y expresiva. Si esa energía se debía a que era de tipo tigre o a su personalidad innata…no estaba claro. Al haber crecido prácticamente juntas, Jolanda se había enfrentado en repetidas ocasiones a su propia falta de expresividad, lo hubiera querido o no.

Había intentado mostrar más sus sentimientos con la expresión de su rostro, pero no le había ido muy bien. Entonces, su amiga le dijo: “Eres perfecta tal y como eres”, y dejó de forzarse. Desde entonces, vivía con cara de póquer.

Ahora volvía a su guarida con la presa que había cazado.

Ahora que lo pensaba, no había visto a su amiga de la infancia por el bosque últimamente. No podía imaginarse que algo le hubiera pasado a su valiente amiga, pero…

Se sabía que los Bestiales cambiaban de guarida periódicamente.

Quizás simplemente nos hemos olvidado la una de la otra —pensó Jolanda mientras se apresuraba a volver a casa.

— Haaa…haaa…

Jolanda jadeaba mientras atravesaba el bosque a toda velocidad—incluso entre los bestiales, era muy rápida. La mayoría de sus perseguidores no tendrían ninguna esperanza de alcanzarla. Pero si se ralentizaba un poco…

Desesperada, siguió corriendo.

Había vuelto a su guarida con el botín de su caza, y tras prepararlo, se había concentrado en el almuerzo. De repente, sintió algo desagradable en el exterior. Jolanda salió corriendo de su guarida.

Sus ojos se posaron en un oso negro gigante.

Enfrentada a la amenaza número uno entre todos los peligros del bosque, había perdido la calma. ¿No era de extrañar?

Cuando el oso aún estaba lejos, volvió corriendo a su guarida. Dejó la comida donde estaba, recogió lo esencial y salió corriendo.

Cuando Jolanda miró hacia atrás, se dio cuenta de algo—había pateado el soporte al salir y la comida se había derramado. No obstante, el oso había ignorado por completo la comida al invadir su guarida.

Jolanda corrió con todas sus fuerzas para escapar del oso.

Al cabo de un rato, Jolanda se detuvo.

—Ya debería estar lo suficientemente lejos… —su instinto le decía que había corrido bastante.

Recuperó el aliento y ordenó sus pensamientos.

—¿Qué hago?

Si esperaba, el oso podría abandonar su guarida en favor de otro lugar. El problema era que necesitaría un lugar para esperar. No tenía por qué ser lujoso—un simple refugio para protegerse del viento y la lluvia bastaría. No obstante, no se le ocurrían muchos lugares. Jolanda se dirigió al más cercano.

Fue entonces cuando sus oídos captaron algo—por lo que pudo ver, se trataba de varias personas que viajaban juntas en grupo.

Sin pensarlo, Jolanda chasqueo su lengua de asombro. Tal vez se dirigían al mismo lugar que Jolanda. De ser así, no tendría más alternativa que alejarse.

Sus hombros se desplomaron. Estaba a punto de decidirse a marcharse cuando oyó un nuevo sonido…el sonido de un silbido agudo y resonante.

Lo conocía bien.

Era el silbido de su amiga de la infancia. Su amiga debía estar cerca. Básicamente, los bestiales evitaban viajar en manada, pero Jolanda se deshizo rápidamente de sus escrúpulos. Se dirigió hacia donde la esperaba su amiga. Después de todo, ella también tenía que advertirles sobre el oso que les esperaba cerca.

-FIN DEL VOLUMEN 5-