Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

El hombre que más tarde sería conocido como Darian había llegado al final después de vivir una vida plena. Nacido en el seno de una familia adinerada, se había criado sin que le faltara nada. Pero en lugar de dejar que su buena fortuna se le subiera a la cabeza, había estudiado mucho y acabó convirtiéndose en uno de los hombres más ricos del planeta. No había ningún lado oscuro en sus negocios, e incluso emprendió grandes proyectos filantrópicos que tuvieron importantes repercusiones mundiales. Se casó con la mujer a la que amaba apasionadamente, fue bendecido con una familia que lo amaba igualmente, y cuando finalmente llegó su hora, innumerables personas lloraron su muerte.

Su vida había estado realmente llena de felicidad. No podía decir que no se arrepintiera de nada, pero había puesto todo su empeño en conseguir las cosas que quería hacer. Con su riqueza, su buena apariencia, su fama y su poder, era fácil aceptar que cualquier objetivo que no lograra no podría haberlo conseguido nadie. Su vida casi había parecido demasiado buena para ser verdad.

“¡Sí! ¡Soy Malna, de Malnarilna!”

Por eso, cuando se encontró consciente después de la muerte, y una joven saltó enérgicamente a su encuentro, no le fue difícil aceptar su situación. Era un hombre fenomenalmente afortunado. Que sucedieran cosas tan extrañas e inesperadas a su favor era algo normal.

“¿Y quién eres tú?”

“¡Soy Dios!”

“¿Ah, sí? Conozco varias religiones, pero nunca he oído hablar de una que tenga como dios a una chica tan guapa”.

“No soy ninguno de los dioses que conoces. ¿Te das cuenta de que estás muerto?”

“Sí, me doy cuenta. Aunque estoy un poco sorprendido. No creí que hubiera vida después de la muerte”.

“Técnicamente, no la hay. La conciencia y los recuerdos -en realidad, normalmente la llamamos alma- rara vez sobreviven después de la muerte”.

No le sorprendió en absoluto escuchar que él era una de las pocas excepciones. Era consciente de lo especial que era.

“¿A qué se debe su interés por mí?”

“¡Voy a reencarnarte en mi peón! Te daré un nuevo cuerpo, nuevos y elegantes poderes, ¡todo ese tipo de cosas!”

Se rió. “Supongo que no tengo derecho a negarme”.

“¡Claro que no! Soy un dios, ¿sabes?”

“¿Qué es lo que te gustaría que hiciera?”

“¡Vive como quieras! Estamos aburridos. Sólo queremos mirar”.

“‘Nosotros’?”

“Tengo una compañera que busca reencarnar al peor tipo que pueda encontrar, pensando que aunque tal tipo tenga otra oportunidad, seguirá siendo horrible”.

“Ya veo. Entonces, ¿cuál era la idea de elegirme a mí?”

“¿Un tipo súper talentoso y súper sexy tendría una segunda vida feliz?”

“Ah, ¿como el príncipe y el mendigo?”

“¿Quién sabe? Puede que acabes naciendo muy pobre. Tendrás que esperar a ver qué pasa”.

La chica desapareció abruptamente, y el hombre se reencarnó.

Darian nació como Segundo Príncipe del Reino de Manii. Si eso era fruto del azar, parecía que su racha de suerte se había trasladado a este nuevo mundo. Todo iba sobre ruedas para él. Incluso sin poderes adicionales, su vida era tan fácil como cualquiera podría imaginar.

Con los conocimientos y la experiencia de su vida anterior, el hecho de haber nacido en una familia real le proporcionaba todos los recursos necesarios para desenvolverse sin esfuerzo. Incluso el hecho de estar en un entorno tan diferente cambiaba poco para él. Si se esforzaba al máximo, sin prisa pero sin pausa, siempre obtendría los mejores resultados. En todo caso, estaba un poco decepcionado. Incluso después de morir y renacer, la vida no era tan difícil para él. Entonces, ¿qué podía hacer para que las cosas fueran más interesantes?

Decidió salvar a la humanidad.

Algún día, podría convertirse en el gobernante de Manii. Probablemente podría lograrlo con un esfuerzo mínimo por su parte, pero eso sería aburrido, nada más que un futuro de tedio. Quería hacer algo desafiante, algo que nadie hubiera hecho. Algo que nadie pensara que pudiera hacerse.

La humanidad en este mundo era algo verdaderamente frágil. Desde los antiguos ejércitos de los Señores de los Demonios hasta las intrusiones de los dioses extranjeros, los ataques de los Agresores y el reinado de los conocidos como Sabios, las amenazas aterradoras les asaltaban por todos lados. Así que los eliminaría a todos y crearía un mundo donde la humanidad estuviera unida. Pensó que eso sonaba interesante.

Para ello, tendría que llevar los poderes que poseía al límite absoluto. El dios le había dado dos habilidades. Una era la posibilidad de volver a intentarlo cada vez que muriera. Una vez muerto, podía retroceder hasta diez días en el pasado. Podía elegir la hora y la fecha exacta a la que volver. Aunque era una habilidad enormemente poderosa, seguía significando sentir el aguijón de la muerte. Sólo era realmente útil como escape de emergencia.

El otro poder era la capacidad de manipular el Don. Este nuevo mundo suyo poseía un sistema llamado Canción de Batalla, a través del cual la magia y las habilidades especiales podían hacerse realidad. Se le había otorgado la clase de Ingeniero de Sistemas, una clase irregular que nunca aparecería de forma natural.

Sin embargo, aunque un Ingeniero de Sistemas tenía el mayor potencial que el Don podía ofrecer, seguía siendo sólo un potencial. Manipular el sistema directamente requería procedimientos muy complicados e instrucciones complejas. Estaría más allá de la comprensión de la mayoría de la gente y sería un talento desperdiciado.

Pero Darian era un genio. A base de esfuerzo y estudio persistentes, fue aprendiendo a manejar el poder hasta sus máximos límites.

◇ ◇ ◇

Cuando Darian tenía doce años, ingresó en una escuela para hijos de nobles y de la realeza.

“¡Hey, soy Rilna de Malnarilna!”

El tiempo se congeló de repente, y una joven apareció de la nada.

“¿Eres amigo del dios que conocí antes?”

“¡Así es! Ella es Malna y yo soy Rilna!”

“¿En qué puedo ayudarte?”

“Tengo una petición. Hay un chico en esta escuela llamado Jolt. Es muy creído, así que probablemente tratará de pelearse contigo, pero ¿podrías dejarlo vivir?”

Esa debía ser la “peor persona” de la que le había hablado Malna.

“¿Pensé que sólo ibas a ver lo que pasara?”

“Quiero decir, sí, pero que muriera aquí sería súper aburrido, ¿sabes?”

“De acuerdo. Sólo tengo que ir con cuidado con él, ¿verdad?”

“¡Genial! Como agradecimiento, te daré este poder de control del tiempo que estoy usando ahora”.

Con eso, Rilna desapareció y el tiempo comenzó a moverse de nuevo.

Unos días después de la ceremonia de entrada, tal y como el dios había predicho, un estudiante mayor llamado Jolt le llamó. El chico mayor dio a entender que quería una competición amistosa, por lo que otros estudiantes se habían agolpado en la sala de entrenamiento para observar.

La fuerza de Jolt era más bien escasa. Es imposible que Darian perdiera, pero si no le hubieran advertido de antemano, podría haberlo matado por accidente. En cambio, fue capaz de aplastar a Jolt y tomarlo como uno de sus subordinados.

El incidente le inculcó el interés por otras personas reencarnadas. Muchos de ellos tenían formas especiales del Don. Analizarlos ayudaría a fortalecer las propias habilidades de Darian y podría darle pistas sobre cómo manipular el sistema.

Una vez que empezó a buscar, los que se habían reencarnado o habían sido invocados a este mundo eran bastante fáciles de encontrar. Aunque a menudo intentaban ocultarlo, la mayoría de ellos eran tan orgullosos que no podían disimular sus habilidades y quedaban al descubierto con bastante rapidez.

Darian decidió reclutarlos. Si se les dejaba solos, era probable que iniciaran algún tipo de desastre tarde o temprano. Tenerlos a todos en un mismo lugar para poder dirigirlos facilitaría mantenerlos a raya y también sería conveniente para estudiarlos.

En algún momento, el grupo que había reunido se conoció como el Batallón Invencible. Naturalmente, llamaron la atención de los Sabios, pero gracias a ser miembro de la familia real, Darian se libró de tener que unirse a sus filas. Si hubiera existido la opción, convertirse en un Sabio habría sido bastante ventajoso para él. Pero un Sabio tenía la limitación de no poder matar a otros Sabios. Para Darian, que planeaba acabar con ellos algún día, eso era un problema. Y aunque se hubiera convertido en un Sabio, eso no le habría permitido superar las limitaciones del sistema.

Darian había descubierto que había quienes consideraban que el Don no era nada. Los Sabios, que se suponía que tenían la forma definitiva del Don, eran superados por los conocidos como los Agresores. ¿Cómo podría derrotarlos?

No pasó mucho tiempo antes de que comenzara a buscar un camino hacia la divinidad.

◇ ◇ ◇

Tras su graduación, Darian amplió su área de actuación. Comenzó a viajar por el Reino de Manii. La fuerza de la familia real provenía del uso de su poder para proteger al pueblo, que a su vez hacía todo lo posible para apoyarlo, así que el Segundo Príncipe recorriendo el campo no era nada especial. Viajaba de un lado a otro, reuniendo a los que se habían reencarnado, inspeccionando los sellos y derrotando a los demonios que invadían sus tierras.

Todo esto era, por supuesto, para aumentar su propia fuerza. Para salvar a la humanidad, primero necesitaría un poder absoluto en el combate. Las acciones de Darian hacia ese objetivo eran vistas por el mundo como un intento de ayudar a la gente, una idea que no sentía la necesidad de desengañarles. Y aunque su objetivo final era adquirir poder para sí mismo, se negaba a pasar por alto el sufrimiento de su pueblo. Si iba a hacer algo tan grande como salvar a toda la humanidad, tenía que empezar por salvar a los que luchaban en su propio reino. Esa era una conclusión obvia.

Además, tener una buena reputación le facilitaba la obtención de información. Incluso los incidentes y rumores aparentemente triviales acababan llegando a él.

En una ciudad, empezó a escuchar repetidos informes sobre el robo de seres semidemonios.

” ¿Semi-demonios? ¿Qué sentido tiene robar algo que es tan difícil de usar?”

“Al parecer, se venden muy bien en el mercado mágico”, explicó Jolt.

Los semidemonios eran raros y bastante útiles. Para aquellos que sabían cómo utilizarlos, eran un bien valioso.

“Pero si fueran ladrones comunes, seguramente no tendrían como objetivo a los semidemonios. Después de todo, no han robado ningún otro objeto de valor”.

Curioso, Darian investigó el incidente, momento en el que hizo un descubrimiento inesperado: los culpables eran los propios semidemonios. El número de su clase en la naturaleza era extremadamente pequeño. Aunque fueran individualmente fuertes, no deberían haber tenido la fuerza necesaria para asaltar una ciudad humana y liberar a sus compañeros con tanta facilidad. Se aceptaba que, una vez capturados, nadie vendría a salvarlos.

Pero tampoco había habido violencia hasta ahora. Los semidemonios desempeñaban una gran variedad de funciones, desde sirvientes hasta prisioneros, que iban desde ser retenidos físicamente hasta ser encerrados mágicamente. En todos los casos, las criaturas en cuestión simplemente habían desaparecido sin que nadie se diera cuenta hasta más tarde.

Al investigar más a fondo el caso, Darian descubrió que había un vampiro entre los semidemonios renegados. Un vampiro podía encantar a los propietarios, manipulándolos para que liberaran su propiedad.

Darian salió a recuperar los bienes robados. Recuperaría lo que había sido injustamente confiscado. Eso era un hecho, pero también se había interesado mucho por el supuesto vampiro. Aunque el “vampiro” era una clase dentro del sistema de Canción de Batalla, se decía que tales seres habían existido en este mundo mucho antes de la llegada de los Sabios, por lo que consideraba que tenía cierto valor estudiar uno.

◇ ◇ ◇

“Esto es obra tuya, ¿verdad?”. preguntó Darian con calma, echando una mirada a sus soldados en pánico.

El chico que estaba ante ellos disimulaba sus habilidades, pero tras ese disfraz no tenía ningún Don. En resumen, si era responsable de las muertes de la gente de Darian, estaba usando un poder totalmente ajeno a la Canción de batalla.

“Así es. Si lo entiendes, por favor, vete”.

“No puedo hacerlo”.

“¿Por qué no? No puedes recuperar a los semidemonios, así que es mejor que te rindas”.

“No habría pensado que fuera necesario explicarlo, pero ¿sabes para qué se usan los semidemonios?”

El chico pensó por un momento. “¿Barreras?”

No parecía saber con precisión para qué servían, pero estaba claro que había estado expuesto a la idea.

“Sí. Eso hace que esto sea mucho más fácil de explicar. Hay numerosas amenazas para la gente de este mundo. Mantenerlas a raya requiere una barrera, y los semidemonios son necesarios para ello”.

“¿Por qué?”

“No me gusta la idea de tratar a la gente como números, pero si puedes sacrificar a cien para salvar a un millón, ¿no crees que vale la pena? En eso consiste formar parte de un todo mayor, ¿no?”

“Entiendo lo que intentas decir, pero ¿por qué debería importarme?”

“¡Takatou!”, intervino la chica que estaba a su lado. “¡¿Puedes intentar tener un poco más de tacto?!”

Su compañera parecía tener una sensibilidad mucho más razonable.

“¿De verdad lo entiendes?” preguntó Darian. “Al salvar a este pequeño número de semidemonios, estás causando la muerte de innumerables inocentes”.

“Eres fuerte, ¿no? ¿Por qué no matáis a lo que sea que hayáis estado encerrando?”

“No sabemos qué surgirá una vez que se rompan esos sellos. La opción más segura es mantener el statu quo”.

A Darian le parecía poco probable que no pudiera matar a lo que pudiera ser liberado, pero no tenía ni idea de cómo sería una batalla de ese tipo ni de cuáles serían las ramificaciones más amplias. Era posible que una batalla causara bajas innecesarias. Si su objetivo era salvar a la humanidad, eso seguramente frustraría el propósito.

“La verdad es que ya no me importan mucho los semidemonios”, dijo el príncipe mientras desmontaba su caballo. “Los pocos que nos quedan pueden ser reorganizados para asegurar el mantenimiento de los sellos más peligrosos. Tú eres la razón por la que no puedo retroceder”.

“¿Porque he matado a tus amigos?”

“Eso también. Tus acciones aquí constituyen un asesinato dentro de nuestro reino. No estoy seguro de cómo lo hiciste exactamente, pero tú mismo lo admitiste, y yo, como miembro de la realeza, fui testigo, así que no podrás escapar de la responsabilidad.”

“Sé que probablemente no te importe, pero sólo me estaba defendiendo”.

Cuando el chico había matado a los subordinados de Darian, no había ni siquiera enarcado una ceja. Este mundo distaba mucho de ser pacífico, e incluso Darian tenía momentos en los que necesitaba acabar con la vida de otros, pero eso no significaba que no sintiera nada al matarlos. No importaba lo malvados que fueran, siempre dudaba cuando se trataba de quitar una vida humana. Este chico, sin embargo, no parecía haber sentido nada en absoluto. Esa era una de las razones por las que Darian no podía dejarlo vivir.

“Mataste a mis compañeros, que aún no te habían hecho nada. ¿No te sientes mínimamente culpable?”

“Si no hubiera actuado, habría muerto. No tuve elección”.

“¿Es así? Me sigue pareciendo que fuiste demasiado lejos. Nada de lo sucedido justifica tus acciones. Objetivamente, no tienes pruebas. Sólo pensaste que iban a atacarte, así que los mataste. Ese no es un razonamiento suficiente”.

“No trato de poner excusas y no me importa que las aceptes. Lo único que quiero es que te vayas”.

El chico estaba claramente irritado, pero no estaba haciendo ningún movimiento para dañar a nadie más. Sin embargo, si Darian intentaba apresarlo, era seguro que el propio Darian, casi mecánicamente, se despacharía sin dudarlo.

“Puedes matar a la gente con un solo pensamiento. No hace falta ninguna acción por tu parte”.

“Así es.”

“Y siempre que sientas que alguien va a hacerte daño, lo matas antes de que tenga la oportunidad de hacerlo. En resumen, depende totalmente de tu estado de ánimo. Puedes matar a alguien simplemente porque te molesta. ¿Te das cuenta de lo peligroso que eres?”

“Claro que me doy cuenta”, respondió el chico con el ceño fruncido.

“Ya veo. En ese caso, hay que ocuparse de ti. A alguien como tú no se le debería permitir vivir”.

“Me lo dicen mucho, de verdad”.

“¡Oye! ¡No creo que tengas derecho a decir eso!”, exclamó la chica. Aunque el propio chico no parecía estar especialmente molesto por sus palabras, el enfado en su expresión mostraba que ella se sentía mucho más fuerte al respecto.

“Por supuesto que sí”, respondió Darian. “Todos los seres vivos se ven amenazados por su habilidad, y todos tienen derecho a criticarlo”.

La chica no dijo nada más, pero su expresión no cambió. No parecía tener un argumento propio, pero era evidente que no estaba dispuesta a aceptar el suyo.

“Sé que es un poco tarde para esto, pero podría preguntar”, continuó Darian. “¿Tienes alguna intención de suicidarte?”

“Tienes razón. Es un poco tarde para eso. Si me fuera a suicidar, lo habría hecho hace mucho tiempo”.

“Por supuesto.”

“Y lo diré de nuevo: si nos dejas en paz, no tengo intención de hacerte daño. Pero supongo que ya lo hice”.

La cara del chico era conflictiva. Parecía exasperado y aburrido, pero no estaba nervioso. Sea lo que sea que Darian hiciera, su oponente parecía estar totalmente seguro de que podría manejarlo.

“He llegado a la conclusión de que no puedo permitir que sigas viviendo”.

“Entiendo de dónde vienes. Si conociera a alguien como yo, probablemente tampoco le dejaría vivir”.

“Pareces muy sereno. ¿Estás tan seguro de que no te pueden matar?”

“No me considero invencible. Si eres más fuerte que yo, moriré, ¿verdad?”

“Ya veo. Entonces, tal vez no fue una coincidencia que los dos nos encontráramos. Parece ser la voluntad del cielo que te ponga fin”.

El chico no estaba preparado. Decía no creerse invencible, pero no le preocupaba perder. Le dio a Darian una idea de lo que debía hacer. Estaba seguro de que podía ganar.

◇ ◇ ◇

El príncipe detuvo el tiempo. Técnicamente, eso no era exactamente lo que estaba ocurriendo, pero así lo parecía desde su perspectiva. Por supuesto, el propio Darian podía seguir moviéndose. El aire a su alrededor se movía lo suficiente como para permitirle respirar, y podía tocar cualquier cosa que quisiera para permitirle moverse también.

Una capacidad de matar con un solo pensamiento era una amenaza considerable, pero si el poder dependía de la elección consciente del chico para activarlo, la solución era clara: no ofrecer ninguna posibilidad de que se activara. Matarlo antes de que se diera cuenta de que estaba a punto de ser asesinado.

Los compañeros de Darian habían sido asesinados justo cuando habían tomado la decisión de atacar, así que el chico probablemente tenía algún tipo de habilidad para predecir esas cosas. Pero si el tiempo se detenía, tal poder se volvía irrelevante. La capacidad de Darian para hacer eso era suficiente para resolver casi cualquier situación en la que se encontrara. Pero por muy conveniente que fuera, tenía sus debilidades. Mientras el tiempo estaba congelado, no podía utilizar ninguna de sus otras habilidades o magia. Cualquier cosa que lanzara se congelaría momentos después de salir de su mano. Así que si quería derrotar a alguien en ese estado, tenía que acercarse y atacarlo directamente.

Darian caminó por detrás del chico. Con el tiempo detenido, su adversario no podría verle de todos modos, pero pensó que era mejor extremar la precaución. Se acercó lo suficiente como para que su espada lo alcanzara, y se detuvo. Desde su perspectiva, el chico estaba atrapado en el tiempo. No debería haber tenido ninguna función cerebral. No debería haber sido capaz de percibir ninguna intención de matar y, por tanto, no debería haber sido capaz de reaccionar a un ataque. Si surgía algún problema, sería porque su enemigo era lo suficientemente resistente como para sobrevivir a un golpe de espada.

La inspección anterior de Darian no había encontrado rastros de objetos mágicos, habilidades u otros efectos similares en el muchacho. Parecía ser un humano común y corriente, lo que significaba que un solo tajo bastaría para abatirlo. Eso era una certeza.

Aun así, siguió pensando si había pasado algo por alto. Detener el tiempo consumía una enorme cantidad de energía mágica, pero podía mantener ese estado durante una hora aproximadamente. No había necesidad de apresurarse. Consideró todo cuidadosamente, asegurándose de que no había absolutamente ningún agujero en su plan.

Y entonces se le ocurrió un pensamiento. ¿Era realmente aceptable matarlo? Usar ese poder, o incluso tener la oportunidad de estudiarlo, podría ser de gran ayuda para su plan de salvar a la humanidad.

Inmediatamente descartó ese pensamiento. Ese chico era un enemigo de la humanidad, cuya existencia los amenazaba a todos. Dejarle vivir un segundo más era demasiado peligroso. Le daría un golpe en la cabeza, acabando rápidamente con su vida. No habría la más mínima oportunidad para un contraataque. Eso pondría fin a su poder de Muerte Instantánea.

Sin embargo, no estaba acostumbrado a la idea de golpear a un oponente indefenso. Dudó brevemente, pero pronto imaginó el resultado en su mente: cortaría la cabeza desde la parte superior derecha en diagonal hacia abajo, y luego otra vez desde la parte superior izquierda. A continuación, daría un tajo horizontal en el cráneo y, finalmente, un único tajo recto desde la parte superior de la cabeza hacia abajo, a través del cuerpo, hasta la ingle. Aunque el primer ataque probablemente lo mataría, no se arriesgaría.

Darien desenfundó su espada.

Entonces sus ojos se encontraron.

“¿Eh?”

Sin previo aviso, los ojos habían aparecido. En el espacio entre Darian y el chico, empezaron a abrirse frente a él. No eran sólo globos oculares, sino ojos completos, provistos de párpados y colocados como si se tratara de un rostro.

Un escalofrío le recorrió mientras los ojos seguían apareciendo uno tras otro. Era difícil saber cuánto tiempo había pasado mientras todo estaba congelado, pero en lo que parecía el más breve de los instantes, el espacio que le rodeaba se llenó del número incontable de ojos.

Ojos.

Ojos.

Ojos.

Todos y cada uno de ellos le miraban fijamente, observando. Cuando Darian empezó a temblar de miedo, las pupilas se movieron, trazando sus débiles movimientos, observando cada mínimo detalle.

Aun así, Darian levantó su espada. Los ojos siguieron la punta de la hoja mientras cortaba el aire hacia arriba. Le observaban con atención. ¿Qué pasaría si intentara bajar la espada? No había forma de que lo permitieran. Estaba seguro de que le devolverían el golpe de alguna manera.

Esta era la línea. Si giraba su espada aunque fuera un poco hacia el chico, lo matarían. Estaba absolutamente seguro de ello. Y se dio cuenta de que si lo mataban, no sería algo tan simple como la muerte que le esperaba. Sería algo mucho peor.

Por fin comprendió la extraña situación en la que se encontraba. Los ojos fueron más que suficientes para aclarar el peligro, obligándole a comprender. Sus miradas se clavaron en él, obligándole a comprender lo que estaba sucediendo.

Y entonces se dio cuenta de algo más. La naturaleza del chico no tenía nada que ver con la carne y la sangre que tenía delante. Aunque hiciera polvo el cráneo del desconocido, su verdadero ser no sufriría ni un rasguño. Se trataba de un ser más allá de la comprensión humana, contra el que la resistencia apenas pasaba de ser una broma, cuya enormidad sólo podía reconocerse como absurda. Un monstruo.

¡¿Por qué… por qué esa cosa pretende ser humana?! ¡¿Y por qué aquí?!

Se trataba de un ser con el que nunca debería haber entrado en contacto, pero eso era un hecho que no se podía entender hasta que se producía el contacto. Era como una mala broma pensada por una persona realmente malvada.

No había nada que pudiera hacer.

Darian liberó su poder, dejando que el tiempo fluyera de nuevo.

◇ ◇ ◇

Al oír un sonido detrás de él, Yogiri se dio la vuelta.

“¿Eh? ¿Qué ha pasado?” murmuró Tomochika, sorprendido por el misterioso suceso.

No parece ser la técnica de desaparición. Como miembro de la familia Dannoura, lo habría visto.

Darian había estado de pie ante ellos un momento antes, pero ahora estaba detrás de Yogiri. Había caído de rodillas, con la cabeza inclinada como si no tuviera fuerzas para mantenerse en pie.

“¡Lord Darian!”

El Batallón Invencible estaba sorprendido. Nadie parecía procesar lo que estaba presenciando.

“Lo diré una vez más. Por favor, váyase. Es todo lo que quiero”.

Darian levantó lentamente la cabeza, el agotamiento en su rostro le hacía parecer una persona completamente diferente. “¿Qué… eres tú?”

“Realmente no tengo una respuesta a eso, excepto que soy un estudiante de secundaria normal”.

Darian comenzó a reírse histéricamente mientras levantaba un dedo a un lado de su cabeza.

“Oye, ¿qué estás…?”

Teniendo un mal presentimiento, Yogiri intentó detenerlo. Pero, ¿qué podía hacer para evitarlo? Con un fuerte golpe, la cabeza del príncipe explotó. Su cuerpo cayó al suelo, haciendo que el Batallón Invencible se diera la vuelta y huyera.

“¡¿Qué?! ¿Por qué ha hecho eso?”, gritó Tomochika.

¿No va a hacer un comentario como: “¡Oh, por favor, como si fuera un simple estudiante de secundaria!” o algo así?

“¡Claro que no!”

“Realmente quería evitar eso”, murmuró Yogiri.

No era el resultado deseado, pero técnicamente habían conseguido lo que habían pedido, así que al final las cosas habían funcionado más o menos.

◇ ◇ ◇

El impacto de la muerte había dejado a Darian en estado de shock. Era normal. Después, sus sentidos estaban siempre en un estado de caos, como si el interior de su cabeza hubiera sido revuelto. Su visión se llenaba de colores salvajes y su oído se veía abrumado por el ruido blanco. Un olor nauseabundo le asaltaba la nariz, y sentía como si algo se filtrara en su cuerpo por todos y cada uno de los poros. La sensación de ahogarse en este caos era un efecto secundario del viaje en el tiempo.

¿Qué era eso?

No tenía ni idea de lo que acababa de ver. Pero ahora que sabía que ese ser existía, no importaba. Todo lo que tenía que hacer era evitarlo la próxima vez. No era algo que ningún humano pudiera esperar desafiar. Sabía que no importaba cuántas veces lo intentara, siempre perdería.

Sus agitados sentidos finalmente se calmaron, y se encontró de nuevo en la cama. Era de noche. Si tenía que volver a hacer las cosas, éste era el mejor momento para reaparecer. Tenía hasta la mañana para considerar la situación que había causado su muerte, minimizando así su propio desorden y reduciendo la posibilidad de que los demás se dieran cuenta.

Darian abrió los ojos. Primero necesitaba saber cuánto había retrocedido.

Y entonces sus ojos se encontraron.

Darian gritó, sin reparar en las apariencias. Debería haber escapado, pero aun así estaba siendo observado por innumerables ojos.

“¡No, eso está mal! Esta vez debería haber sido antes de conocerlo!”

De repente se dio cuenta de algo. Mejor dicho, se vio obligado a darse cuenta. Efectivamente, había vuelto al pasado, pero los ojos seguían allí. Eso sólo podía significar una cosa: esos ojos habían existido en todas partes, desde el principio.

Ya fuera una maldición o algún tipo de corrupción, siempre mantenía sus recuerdos cuando viajaba al pasado, y ahora que había notado esos ojos, nunca podría dejar de verlos. No importaba lo lejos que viajara hacia atrás, seguiría sabiendo que estaban allí.

No había ningún lugar al que pudiera huir.

La cordura de Darian no duró mucho más.