Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Cuando se despertó, Yogiri estaba solo en el vagón. Tomochika y los demás debían haberle dejado dormir. No parecía que se estuvieran moviendo, así que probablemente el grupo se estaba tomando un descanso de su viaje.

“No parece que haya estado fuera tanto tiempo…”

Todavía aturdido, miró su reloj. Había pasado alrededor de medio día. Teniendo en cuenta lo cansado que había estado, no habría sido extraño que hubiera permanecido dormido durante mucho más tiempo. Así que el hecho de que se hubiera despertado debía significar que había sentido la presencia de la muerte.

No era lo suficientemente grave como para tener que actuar de inmediato, pero se sentía como algo que podría volver a morderle más tarde si no se ocupaba de ello ahora. La sensación de peligro era tan tenue que era casi como mirar a través de la niebla.

Yogiri tenía entendido que habían estado buscando un lugar para relajarse. El objetivo de Risley había sido ir a la capital a buscarlo. Ahora que lo había hecho, no había razón para apresurarse a ir a otro lugar, pero las cosas eran comprensiblemente caóticas en torno a la capital en ese momento. Quedarse en esa zona habría sido un inconveniente.

Yogiri salió del carruaje. Se encontraban en el desierto, y había un río cercano, a lo largo del cual se habían estacionado numerosos carruajes. A su alrededor se habían levantado grandes tiendas de campaña, por lo que parecía que había surgido un pequeño asentamiento. Le recordaba a los circos ambulantes que había visto en las películas.

“Me gustaría saber qué está pasando. Supongo que debería preguntar a alguien”.

La presencia de la muerte se hacía cada vez más fuerte. Se cernía sobre toda la zona, así que lo que fuera podría matar a todos los que estuvieran cerca. Podía distinguir cuando alguien se dirigía específicamente a él, pero ese no parecía ser el caso aquí. Se parecía más a la experiencia que había tenido durante su encuentro con el Agresor conocido como “la Oscuridad”. Era difícil decir si le había hecho algún daño personalmente, pero todo lo que la Oscuridad tocaba mientras se movía se transformaba en polvo y decadencia.

En resumen, algo abrumadoramente poderoso estaba cerca, pero las posibilidades de que les alcanzara eran todavía bastante bajas. Sin embargo, la presencia de la muerte era cada vez más fuerte, lo que significaba que la posibilidad aumentaba.

Esto se ve mal, pensó Yogiri. Pero si pasa algo alrededor de Dannoura, Mokomoko me lo dirá.

Sabía que Mokomoko llamaría en un instante si su descendiente estuviera en peligro. Aunque las habilidades del espíritu parecían un poco inconsistentes cuando se trataba de interactuar con el mundo físico, confiaba plenamente en ella en su papel de guardiana de Tomochika. Aun así, probablemente era mejor encontrarlos cuanto antes. Llevaba ya un rato caminando y aún no había visto ninguna señal de ellos.

Parecía que había gente cerca, así que fue en esa dirección. Al rodear las tiendas, encontró a Tomochika atada con cadenas brillantes. La mayoría de los que la rodeaban estaban en la misma situación. Theodisia y Euphemia estaban luchando contra lo que parecía ser el enemigo, aunque parecían soldados del Reino de Manii.

“¿Qué está pasando?”

Su mente aún estaba un poco nublada, y no podía comprender del todo la situación. Pero su prioridad número uno era ayudar a Tomochika.

Cuando se acercó, ella se volvió hacia él. “¡Takatou! ¿Dónde has estado?”

“Supongo que es retórico, pero estaba durmiendo”.

“¡¿Incluso con todo este ruido?!” En efecto, tenía un sueño profundo. No había mucho que pudiera hacer al respecto.

Yogiri se puso delante de ella. Ciertamente no era una visión desagradable. La forma en que las cadenas envolvían su torso acentuaban bien su pecho. Aunque parecían ser mágicas, también parecían tener un elemento físico.

“Creo que podría estar en esto”.

“¡Deja de mirarme y ayúdame!”

“Pero es la primera vez que veo un espectáculo como este”.

“Si eso es todo lo que quieres, puedes tener tu propio espectáculo más tarde, pero por ahora sólo haz algo al respecto!”

Sintiendo que era una oportunidad perdida, Yogiri mató las cadenas que la ataban. Inmediatamente se disiparon. Como era de esperar, no habían sido objetos físicos.

Tomochika era la única que había sido liberada. Liberar a todos los demás sonaba a más trabajo del que valía. La habilidad de Yogiri estaba destinada fundamentalmente a matar seres vivos. Aunque ciertamente podía apuntar a cualquier cosa que le interesara, su precisión disminuía cuando se trataba de objetos inanimados. Así que matar las cadenas que tenía delante era posible, pero matar las cadenas que ataban a los numerosos semidemonios dispersos por una amplia zona en todo tipo de posiciones a la vez era una propuesta más difícil.

“Obviamente, me he despertado en medio de una mala situación. ¿Puedes decirme qué está pasando?”

Los semidemonios estaban siendo sujetados con grilletes hechos de luz, un grupo de soldados a caballo habían llegado, y mientras Theodisia y Euphemia los atacaban con vigor, su asalto no estaba teniendo ningún efecto. Podía ver eso con sus ojos, pero no explicaba por qué estaba ocurriendo nada de eso.

“Esta gente ha venido a recuperar a los semidemonios”, dijo Tomochika, pasando a resumir rápidamente el resto. Tal vez por suerte, los soldados aún no se habían dado cuenta de que Yogiri había aparecido, así que no les prestaban demasiada atención. Parecían contentos de esperar a que las hermanas desistieran de su ataque.

“Esto es un desastre”, murmuró Yogiri, sintiéndose desgarrado. Si querían seguir la ley, estos representantes del Reino de Manii eran los que mejor conocían las reglas, pero ¿era aceptable la ley en primer lugar? Para alguien como Yogiri, que había viajado hasta allí desde un mundo muy diferente y no conocía nada de la historia ni de las necesidades de este lugar, no tenía mucha posición desde la que argumentar.

Pero si tenía que elegir un bando…

Recordó el tratamiento de los semidemonios en la torre. Para extraerles la energía mágica con mayor eficacia, los habían mutado y deformado hasta el punto de que ya no parecían personas. Los que los habían sometido a tan horrible tratamiento tenían sus razones, pero no era algo que estuviera dispuesto a perdonar.

“Supongo que primero deberíamos tratar de hablar de las cosas”.

“¡Ya lo hicimos!”

“Si no están tan ávidos de poder como los Sabios, vale la pena intentarlo”.

“Me molesta que creas que puedes llegar a ellos cuando nosotros no pudimos”.

Yogiri se acercó a Darian. Al notar su llegada, Theodisia y Euphemia interrumpieron su ataque, cayendo a su lado.

“¿Nos ayudarás? No podemos avanzar aquí. Hemos hecho todo lo posible, pero es inútil”.

“Es difícil creer que haya humanos que puedan resistir el poder de un Sangre de Origen”.

“Déjame intentar hablar con ellos”.

Deteniéndose a unos metros del líder de la tropa, Yogiri le miró directamente. Por la descripción de Tomochika, era el Segundo Príncipe. Ciertamente, parecía el personaje.

“Ya que has elegido este momento para aparecer, debes ser su representante, ¿no?”

“¿Representante? No sé si estoy calificado”. Yogiri supuso que así debía parecer con él de pie a la cabeza del grupo ahora.

“¿Ya te has rendido? Me gustaría evitar la violencia, si es posible. Te agradecería mucho que volvieras con nosotros. Por supuesto, sólo pretendemos recuperar a los semidemonios robados. Después de todo, los que no tienen propietarios legales no tienen a quién regresar “.

Su comportamiento era tranquilo y confiado. No parecía tener ningún sentimiento de culpa por lo que estaba haciendo. Estaba claro que no creía que estuviera mal.

“A mí tampoco me gusta pelear. Así que, ¿podrías dejarnos solos?”

“Hm. ¿No entiendes la situación en la que estás? Deberías saber que tus ataques no van a funcionar con nosotros”.

“Si nuestros ataques no funcionan, y tú no nos atacas, no llegaremos a ninguna parte”.

“¿Se supone que eso es una táctica de negociación?” comentó Tomochika mientras se acercaba a su lado.

“Pensé en intentarlo, pero no estoy acostumbrado a hablar con la gente, así que no se me da muy bien”.

“¡¿Entonces por qué te ofreciste como portavoz?!”, replicó ella, exasperada, aunque sabía bien que él simplemente prefería no atacar a alguien que no se dirigiera activamente a él.

“Supongo que no entiendes bien la diferencia de fuerza entre nosotros. No tengo otra opción, entonces”. Darian estiró su mano derecha hacia arriba. La luz salió disparada hacia el cielo, dibujando una complicada formación geométrica en el aire. Parecía un círculo mágico de varias capas. El conjunto de letras y formas se expandió hasta formar una esfera, que luego se extendió hacia abajo, convirtiéndose en una columna de luz que cubrió una gran zona cercana. Y entonces, la escalofriante y brillante columna desapareció sin dejar rastro.

Todos los que miraban estaban desconcertados. Ahora todo estaba demasiado tranquilo. La tierra que había estado allí antes se había desvanecido, pero era difícil confiar en sus ojos incluso con la verdad delante de ellos. En lugar del paisaje había un vasto vacío, un agujero tan profundo que no podían ver el fondo. Era como si el paisaje hubiera sido borrado, como si nunca hubiera existido.

Así es. Así que esa es la sensación de muerte que tenía antes, pensó Yogiri. Si les alcanzaba esa magia directamente, todo el campamento de semidemonios desaparecería en un instante, y el alcance era tan grande que no había forma de que pudieran escapar.

Los semidemonios se hundieron en la desesperación. Ante el abrumador poder del príncipe, perdieron rápidamente la voluntad de resistir.

“¡No esperaba menos de Lord Darian!”

“¡Acabas de cambiar todo el paisaje como si nada!”

“Supongo que ahora tendremos que reescribir nuestros mapas, ¿no?”

“No, el todavía iba fácil con ellos. Después de todo, les dejó ver el círculo mágico tan claramente”.

“¡¿Qué parte de eso fue “ir fácil”?!”

“¿Realmente necesitas ir tan lejos por unos semidemonios? Oh, mira, las pobres cosas están congeladas de miedo ahora”.

Los soldados se dedicaron a alabar a su líder. Hasta entonces habían permanecido en silencio, pero ahora le aplaudían abiertamente y en voz alta.

“Parece que las cosas están empeorando, ¿no?” observó Tomochika.

“Sí, no te parecen soldados profesionales, ¿verdad?”.

Cuando Darian había sido el único en hablar, sus hombres habían mantenido un aire solemne. Pero una vez que sus subordinados empezaron a charlar entre ellos, el ambiente había cambiado por completo.

“Ahora bien, ¿qué dices a eso? ¿Estás dispuesto a venir en silencio?”

“Es decir, eso está bien como demostración y todo eso, pero piensas llevártelos vivos, ¿no? Entonces, ¿qué sentido tiene mostrarnos todo eso?”

“Bueno, esto es un problema. Incluso después de mi demostración, parece que todavía no entiendes el peligro que corres”.

“Ríndete, Darian. Ellos no entienden que usted se apiada de ellos. Son de esa clase de idiotas a los que hay que matar primero a unos cuantos delante de ellos”, dijo uno de los soldados, subiendo su caballo.

“Pero… Ah, ya veo. Si matamos a uno de los semidemonios que no fue reportado como robado, no será un problema. Los que no tienen dueño son básicamente animales salvajes, después de todo”.

“No. Esta vez me toca a mí”. respondió Yogiri antes de que Darian pudiera actuar.

“¿Tu turno?”

“Veo que decirles que se vayan a casa no va a funcionar, así que tendré que matar al que esté más cerca de mí después del príncipe”.

“¡Takatou! Eso es…”

“Sé lo que vas a decir, pero es lo mejor que puedo hacer”.

Tomochika probablemente iba a argumentar que no había necesidad real de matar a nadie. Los soldados aún no les habían hecho daño. Era difícil decir inequívocamente que eran malas personas. Pero ponerse del lado de los semidemonios significaba convertirse en enemigo del reino, y eso significaba luchar contra el ejército del reino. Aunque prefería que el daño fuera mínimo, si intentaba matar sólo a una parte de ellos, como había hecho con Lain, la amenaza que representaba probablemente no sería del todo evidente, y se vería obligado a continuar. Incluso como disparo de advertencia, necesitaría matar al menos a una persona.

“Ve a por ello. Si vas a matar a alguien, ¡mira si puedes acabar conmigo!”

El hombre que se había adelantado un momento antes instó a su caballo a avanzar unos pasos más, deteniéndose directamente frente a Yogiri como si lo desafiara.

“Adelante”, resopló. “¿Qué crees que puedes hacer? ¿Qué podrías hacer contra la armadura invencible que hizo Darian?”

” Muere”. Yogiri señaló al hombre mientras hablaba, dejando claras sus intenciones para todos.

“¿Estás satisfecho? Entonces…” La voz de Darian se cortó bruscamente cuando el soldado cayó del caballo.

El ambiente cambió de inmediato. Este acontecimiento superaba todo lo que los soldados habían afrontado. Yogiri esperó a que la conmoción se abriera paso entre el grupo. Matarlos a todos habría sido bastante fácil, pero no tenía ningún deseo de dañar a la gente de forma proactiva. Aunque fuera una solución temporal, su único objetivo era conseguir que se marcharan.

“Puedo matar a cualquiera sólo con pensarlo. Así que, por favor, vete”.

¿No vas a acabar con ellos? preguntó Mokomoko.

“Si abandonamos el país, estoy seguro de que dejarán de perseguirnos”.

Más adelante podría convertirse en una molestia, pero ahora mismo esa gente no estaba apuntando específicamente a él o a Tomochika. Era reacio a eliminarlos a todos sin más provocación.

“¡Cómo os atrevéis! ¿Qué crees saber de nuestro Batallón Invencible?”

“Que está claro que no sois invencibles”.

Debían entender el peligro, pero la tropa no parecía considerar la retirada como una opción todavía.

“¡Bien! ¡No hay necesidad de que Lord Darian se ensucie las manos! Mi magia se…”, gritó una mujer detrás de Darian, pero no pudo terminar. Al igual que el hombre que la precedía, cayó rápidamente inmóvil de su caballo.

“Debería ser obvio, pero si me atacas, me defenderé. Ah, y no atacaré a nadie que intente escapar, así que siéntanse libres de huir”.

Había planeado llevar a cabo su demostración con una sola muerte, pero nada era fácil.

Una vez más, Yogiri se acordó de su escasa capacidad de negociación.