Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Después de escapar de la capital cubierta de carne, Yogiri estaba hablando con Risley, que acababa de salir de su carruaje.

“Yo solía ser una Sabio, supongo. Te lo daré, ¡así que por favor escucha mi petición!” Mientras hablaba, le tendió una piedra redonda. Había alguien a quien quería matar. Debe haber querido que la piedra sea una especie de recompensa.

“No, gracias. No puedo ir por ahí matando gente porque alguien me lo pida”. Aun así, Yogiri le quitó la piedra. Al fin y al cabo, era una Piedra Filosofal, una de las cosas que más quería en ese momento.

“¡Oye! No sé si te ha pedido que mates a gente, y me parece bien que la rechaces, pero de todos modos no puedes coger la piedra después de eso”. le reprendió Tomochika.

“Ah, vale. Aquí tienes, entonces”. Le devolvió la piedra a Risley.

“Oh, uhh, lo siento. Me emocioné un poco tras conocerte por fin, pero supongo que no tienes ni idea de qué va esto”.

Aquella chica, a la que nunca había conocido, había aparecido de repente y se había puesto a divagar con él, por lo que era comprensible que estuviera totalmente confundido. Se volvió hacia la mujer que había bajado del carruaje con ella. Era hermosa, con el pelo plateado y la piel oscura: Theodisia, alguien con quien él y Tomochika habían trabajado en la torre del cañón.

“¿Es tu hermana?” No se parecían en nada, así que supuso que no lo era, pero pensó que era mejor asegurarse. La única razón de Theodisia para ir a la torre en primer lugar había sido buscar a su hermana desaparecida.

“No, no lo es, pero…” Mientras se esforzaba por explicar la situación, otra persona descendió del carruaje. Al igual que Theodisia, era una mujer de pelo plateado y piel oscura. Yogiri recordó que pertenecían a una raza de personas conocidas como semidemonios.

“Espera, ¿no eras uno de los guardaespaldas de Tachibana?” exclamó Tomochika. Su reconocimiento de la recién llegada le recordó a Yogiri su encuentro con Yuuki. Él había sido uno de sus compañeros que había tenido la clase de Dominador, y había obligado a cinco mujeres a actuar como su guardia personal. Esta mujer era una de ellas.

“Sí. Me disculpo por mi comportamiento de entonces. Mi nombre es Eufemia”.

“Así que tú eres la hermana. Si nos hubiéramos acordado antes, las cosas habrían sido mucho más fáciles para ti, ¿eh?” Dijo Tomochika disculpándose. “Bueno, de todos modos te las arreglaste para encontrarla, así que supongo que al final todo salió bien”.

Recordaba haber oído el nombre de Euphemia antes, pero sólo había sido capaz de dar a Theodisia los detalles más vagos en ese momento. Al menos, al final se habían encontrado.

“En fin, me alegro de que hayáis conectado por fin, pero sigo sin saber por qué estáis aquí”, continuó. Yogiri se preguntaba lo mismo.

“Estaría más que feliz de explicarlo, pero no estoy segura de que este sea el lugar para hacerlo”. Indicó al carruaje. “¿Estarías dispuesto a entrar?”

Tomochika se volvió hacia Yogiri. “¿Qué te parece?”

“Tienen una Piedra Filosofal, ¿verdad? Y no podemos simplemente quitársela, aparentemente”.

“Me sorprende que esa idea se te haya pasado por la cabeza, ¡robarle a una niña así!”

“Entonces supongo que tenemos que escuchar lo que tienen que decir. ¿Y ustedes?”, preguntó, volviéndose hacia sus tres compañeros.

El grupo de Risley sólo parecía estar interesado en Yogiri, así que los demás se limitaron a quedarse atrás y esperar a ver cómo se desarrollaban las cosas.

“Tenía la intención de llevaros a un lugar más relajado, pero si tenéis un carruaje, apenas necesitáis mi guía”, dijo David. Al fin y al cabo, era un guardia de la ciudad. Los supervivientes de la capital confiaban en él para que los guiara. Se le ocurrió a Yogiri que arrastrarlo lejos de la capital podría no haber sido la mejor idea.

“Estaría encantado de ir contigo”, se ofreció Ryouko.

“Lo mismo”, aceptó Carol.

Sus funciones originales habían sido vigilarlo. Tal vez tenían la intención de continuar con esa misión incluso ahora.

Dejando a David atrás, se unieron a los recién llegados, decidiendo escucharlos en el carruaje.

◇ ◇ ◇

Poco después, los siete se sentaron dentro del lujoso vehículo. El interior estaba dispuesto como una sala de reuniones, con una elegante mesa y sofás. A un lado estaba la dueña, Risley, y sus dos asistentes, Euphemia y Theodisia. En el otro lado estaban Tomochika, Yogiri, Carol y Ryouko.

“Permítanme explicarles nuestras circunstancias”, dijo Theodisia.

Continuó relatando los acontecimientos que les habían llevado a su situación actual, empezando por el ataque de Yuuki Tachibana a la aldea semidemonio del bosque de Haqua. Por alguna razón, los monstruos y esclavos de Yuuki habían atacado la aldea de las hermanas, destruyéndola por completo. Aunque algunos de sus habitantes habían tenido la fuerza para defenderla, el número de enemigos era demasiado abrumador. Los supervivientes fueron finalmente esclavizados por Yuuki y llevados.

Y eso fue sólo el comienzo de las innumerables desgracias de Eufemia. Gracias a su belleza, Yuuki la había seleccionado para su guardia personal. Le había servido durante un tiempo antes de que fuera asesinado por Yogiri, quien la había liberado.

Dejando el cuerpo de Yuuki en las ruinas que habían estado explorando, Eufemia se había dirigido inmediatamente a la superficie, donde se encontró con el Sabio Lain. La superficie había sido reducida a escombros por un Agresor conocido como la Oscuridad, y Lain tenía curiosidad por saber cómo Eufemia había sobrevivido ilesa. Ella era una vampira que podía hacer crecer su propio linaje bebiendo la sangre de otros. Así que bebió la sangre de Euphemia, esclavizándola una vez más.

Lain entonces atacó a Yogiri y fue asesinada a su vez. Euphemia, una vez más sola, regresó a su pueblo ahora abandonado. Nadie más que ella había logrado regresar.

Aunque Euphemia había sido liberada por la muerte del Sabio, había algo más. Lain era un tipo de vampiro conocido como Sangre de Origen, y su muerte había provocado una batalla de sucesión para reclamar su título. Euphemia había sido arrastrada a esa batalla en contra de su voluntad y ganó, heredando el título ella misma. Sin ningún otro lugar al que ir, se dirigió a una mansión que había encontrado en los recuerdos de Lain, donde se encontró con Risley.

“Tengo sueño”, dijo Yogiri con un bostezo.

“¡Eh! ¡Se esfuerzan por contarnos su historia ahora mismo!” A Tomochika no le impresionó su actitud. La historia de Theodisia no era precisamente sencilla, pero estaba claro que se esforzaba por explicarla en términos fáciles de entender.

“Bueno, sí, la historia también es larga, pero es más bien porque he usado mucho mi poder. Así que ¿puedes escucharlos por mí, por favor?”.

Con eso, se dejó caer, apoyando la cabeza en el regazo de Tomochika. Había estado usando sus poderes casi sin parar desde la explosión nuclear en el Inframundo, así que su agotamiento era de esperar.

“¡Espera! ¡Nunca dije que pudieras usarme como almohada!”

“Esto es demasiado estrecho. No tengo otra opción. No está en mis manos”.

“No tienes ningún tipo de autocontrol, ¿verdad?”

Pero Yogiri se durmió en unos momentos, así que no tenía mucho sentido quejarse.

Parece ser la única debilidad del chico, observó Mokomoko. No es que sea suficiente para matarlo…

Cuanto más usaba Yogiri su poder, más agotado estaba. Pero no era una debilidad importante. Después de todo, podías despertarlo con sólo sacudirlo un poco, e incluso mientras estaba dormido, podía contraatacar.

“Muy bien, por favor, ignoradle”, dijo Tomochika a sus anfitriones. “Podéis continuar con vuestra historia. Yo se lo contaré todo más tarde”. Durmiendo así sobre su regazo, Yogiri parecía increíblemente tranquilo. Aunque no podía evitar sentirse ligeramente exasperada por su comportamiento, la idea de que pudiera proporcionarle aunque fuera una pequeña cantidad de paz también la hacía sentir un poco orgullosa.

“Ya veo. En ese caso…” Theodisia continuó su relato.

Cuando Euphemia había llegado a la mansión de Lain, había encontrado a Risely allí haciendo los preparativos para un viaje a la capital. Reconociendo instintivamente a Risley como su maestro, había decidido unirse a ella, y habían ido juntas a la ciudad. Por el camino, Eufemia había notado la presencia de algunos de los suyos, y Risley había decidido que debían ayudar a los semidemonios con los que se cruzaron. Al entrar en el cañón para hacer precisamente eso, habían encontrado a Theodisia.

“Y después de conocerse, vinieron aquí. Pero, ¿por qué habéis venido aquí? ¿Dijiste que buscabas a Takatou?”

“Sí. Supongo que tengo que explicar quién soy. Básicamente, soy Lain, el Sabio”.

“¿Eh? ¿En serio?” Tomochika sólo había visto a Lain de lejos, pero sabía que el Sabio no había sido una chica joven como ésta.

“Técnicamente, soy una copia que dejó antes de ir a luchar contra Yogiri. Como salvaguarda contra su poder, me convirtió en una forma de vida completamente independiente, así que no tengo ninguno de sus recuerdos”.

Yogiri había matado a todos los clones de Lain durante su encuentro, por lo que crear a Risley como un ser único que no tenía ninguna de las intenciones o recuerdos del original había sido la elección correcta.

“También me creó para que me gustara Yogiri”.

“¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!

¿Oh? Parece que tienes un nuevo rival.

“Creo que lo hizo para asegurarse de que yo no acabara intentando luchar contra él. Verás, ella tenía algo que quería que él hiciera”.

“Matar a alguien, ¿verdad?”

“Sí. A alguien que Lain no podría matar a sí misma”. Risley no parecía tener ganas de decir más que eso. Debe haber estado guardando el resto para cuando Yogiri se despertara.

“Entonces, ¿qué debo preguntar a continuación? Siento que hay muchas cosas que aún necesito saber”.

“¿Puedo?” Carol levantó una mano, rompiendo su silencio.

“¿De qué se trata?”

“Ya que tenemos tantas chicas aquí, siento que deberíamos tener un episodio de trajes de baño o aguas termales al menos una vez”.

“¡¿Cómo se explica eso?!” Tomochika se quejó.

“¿Unas aguas termales? ¿Hay alguna por aquí?” Preguntó Risley a Euphemia, tomándose la sugerencia de Carol al pie de la letra.

“Es posible. Podría usar mis sentidos para buscar una, pero en cualquier caso requeriría que nos moviéramos”.

“¡No tienes que tomarla en serio! ¿Y podríamos esperar un poco antes de ir a alguna parte?” Había pensado en algo que quería hacer antes de que siguieran adelante.